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Infiltración por LadyHenry

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Notas del fanfic:

Este fan fic fue hecho para el SESA de Runya.

 

Habían pasado dos largos días desde que Takaba comenzó a hacerse pasar por otro, no tenía mucho tiempo, sabía que en cualquier momento podrían descubrirle y entonces se vería metido en un buen lío. Así que intentaba buscar la información a toda prisa. Quería terminar con esa agobiante persecución de una vez.  Desde que estaba junto a Asami lo habían secuestrado varias veces y no estaba dispuesto a pasar por eso de nuevo.

Por ello cuando escuchó a un tipo que parecía culturista preguntarle a la recepcionista del periódico por Takaba Akihito, después de haberse tropezado con él en la entrada, decidió prevenir e ir a su encuentro haciéndose pasar por otro. Se presentó como un compañero del fotógrafo, diciéndole que estaba enfermo y que no aparecería en unos días, pero que él podría hacer el trabajo, sustituyendo al enfermo hasta que se recuperara. Tenía de plazo cuatro días, para saber qué querían y quiénes eran. Y como de costumbre no se lo pensó demasiado antes de hacer algo tan arriesgado e impulsivo.

Ante la insistencia de Takaba el tipo no tuvo otra opción que aceptar su oferta, ya que no podía permitirse el lujo de llamar la atención. Las indicaciones habían sido claras, no debía levantar sospechas o el fotógrafo se les escaparía de las manos, estaban sobradamente advertidos de su fama de escurridizo, así que tenían que estar alerta. Si para asegurarse el éxito  debía esperar un par de días más no importaba. Mientras todo fuera llevado a cabo con la mayor eficacia estaría bien, el tiempo era un pequeño precio  a pagar.

Una vez convenció a su particular perseguidor Takaba arregló los permisos de trabajo utilizando los datos de un compañero. Ahora sólo quedaba acompañar a aquel tipo a la empresa publicitaria a la que afirmaba pertenecer y averiguar lo que querían. Estaba completamente seguro de que tenía algo que ver con Asami, muchos creían que trabajaba para él, motivo por el que se había convertido en un blanco fácil.

Subió al deportivo del supuesto publicista, cargando su equipo. El recorrido duró unos veinte minutos, y resultó algo tenso, ya que no hablaban de nada, uno con la vista fija en la carretera y el otro observando de reojo y memorizando las calles por las que pasaban.

Al llegar al lujoso edificio pasaron por recepción anunciando su llegada al que se supone iba a ser su jefe. Subieron en el ascensor hasta el piso vigésimo segundo, Takaba empezaba ponerse algo nervioso, no le gustaba estar a solas en un espacio tan reducido con alguien que prácticamente le duplicaba el tamaño, por su parte el otro tenía la vista fija en el panel donde se iban marcando los pisos por los que pasaban.

Al llegar a la oficina un hombre aparentemente afable le dio las indicaciones pertinentes, debería seguir a Asami Ryuichi y obtener pruebas gráficas de que era el amante de una de las hijas de un renombrado yakuza. Cuando estas palabras fueron asimiladas por un nervioso Takaba, notó una aguda opresión en su pecho, de todas las cosas a las que esperaba enfrentarse, ésta era la más inconcebible. Sabía bien que Asami era un conquistador nato, y aún no conocía a la persona que fuera capaz de resistirse a su hermético magnetismo, de la misma manera que tenía muy claro que su estilo no era el de "encadenarse" a nadie, era un hombre desconfiado, que mantenía una distancia abismal con los demás, a veces se le asemejaba a un lobo, siempre alerta, solitario, inquebrantablemente impío. Alguien así no tenía amantes duraderos, y mucho menos ninguno que pusiera en peligro su situación, no quería tener nada que fuera un vulnerable obstáculo a su lado.

Al pensar en su situación respecto a Asami, Takaba no se veía como su amante y posible punto débil, se consideraba un mero juguete con el que se había encaprichado. Aunque hubiera algunos hechos que contradijeran esta hipótesis. Pero Takaba sólo se fijaba en los que la confirmaban, como esa eterna pose de carismática suficiencia que le gritaba a la cara que era un maldito mocoso inútil que sólo sabía meterse en problemas, y que su función en esa extraña y tormentosa relación era la de una especie de divertimento bufonesco. A Asami le resultaba entretenida su rebeldía, su espíritu inquieto y salvaje, que lo llevaba a arriesgarse sin dudar, eso era lo que le hacía sentirse vivo, y aunque no lo viera, al yakuza le producía la misma excitante sensación tenerlo a su lado. Porque él era el único que se mostraba sincero y natural ante Asami, éste podía leer en sus expresiones espontáneas, qué era lo que pensaba o sentía, no había máscaras donde hurgar y galimatías que resolver, la simpleza de Takaba era la maravilla más compleja que Asami hubiera conocido. Para alguien que siempre estaba analizando el doble rasero que podía tener la gente, que vivía rodeado de hipócritas y tenía una posición tan codiciada, tener al lado a un chico tan vivaz e indomable era un soplo de aire fresco, los momentos que pasaban juntos eran para él renovadores, llevaba las riendas sin preocuparse de nada más, disfrutando de las reacciones del confundido muchacho, que a pesar de intentar huir y comportarse de esa forma tan desgarbada se acababa entregando a sus brazos.

Pero Takaba era irreflexivo, y no se paraba a pensar en las motivaciones de Asami, se quedaba con los hechos, los veía de forma superficial y sacaba conclusiones precipitadas. No le gustaba ahondar en las emociones, ni en las suyas ni en las ajenas. Y al igual que calificaba su papel como el de fulana divertida del yakuza, tampoco se paraba a pensar por qué siempre acababa perdido, accediendo a los caprichos de éste, por mucho que intentara resistirse, todas sus defensas eran echadas abajo con un leve soplo, apenas unas sonrisas o miradas y ya estaba noqueado, se repetía a sí mismo que un adulto no debería caer con tanta facilidad, pero para variar sus actos y pensamientos no solían ser coherentes.

Intentaba pensar con rapidez qué motivos tenían aquellos hombres para pensar  que Asami tenía una amante importante. También le inquietaba que hubieran ido a por él con la intención de descubrirlo ¿a caso pensaban que se conocían entre ellos? Vale que se le pudiera considerar como una de las furcias del mafioso, pero de ahí a pensar que ésa era su única ocupación... ¿Y para qué demonios querían contactar con él?

Todo resultaba sumamente sospechoso, tal vez pensaran que al enterarse de que Asami tenía más amantes se pondría furioso y les ayudaría a obtener lo que quisieran. De momento tenía que preparar su equipo, no había traído lo necesario para perseguir a alguien tan importante, así que debía ir a por otras cámaras. Así se lo hizo saber al publicista encubierto, que le dio carta blanca para disponer del material de su almacén particular. Tomó la dirección y se plantó allí. Después de seleccionar algunos objetivos más potentes y comprobar que todo funcionaba, se dirigió a la ruta habitual de Asami, colocándose en sitios estratégicos sonde ni sería visto ni obtendría material interesante, tampoco quería levantar sospechas.

Al día siguiente se metió en el laboratorio para revelar el material, dándole el informe correspondiente al jefe. Éste al ver las fotos, le sugirió que las tratara en el ordenador para ver si conseguía mejorar las imágenes, aparecían algunas mujeres pero sus caras no estaban nítidas y por lo tanto no podían distinguir si estaba la que ellos buscaban.

Y en estos momentos Takaba se encontraba en  uno de los ordenadores de la empresa, tratando de buscar rastros de archivos confidenciales que le revelaran la verdadera identidad de esos sujetos, y qué era lo que realmente buscaban.

Había apagado su celular, no quería ser interrumpido en ningún momento, ni llamar la atención, llevaba más de dos horas en el ordenador y no le gustaba la idea de que lo pillaran fisgoneando. Cuando iba a darse por vencido encontró unas fichas, con datos privados, una de ellas era la de la supuesta amante de Asami, otra la del propio mafioso, también estaban las de Fei Long y algunos más del gremio. Al empezar a leerlas se dio cuenta de que estaban en pleno proceso de investigación sobre la vida privada de Asami. Por un momento se debatió entre avisarlo o seguir la investigación, después de todo él no sabía nada de ese misterioso hombre que lo traía de cabeza. Conocía en qué clase de negocios andaba metido, cuáles eran sus enemigos, pero nada de él o su pasado ¿cómo había llegado a convertirse en ese hombre implacable?

Lo más que sabía de Asami es que obtenía lo que quería, que siempre estaba preparado para todo y que si le mirada con esa mezcla de arrogancia, decisión y provocación mientras esbozaba una media sonrisa socarrona muy suya, estaba literalmente perdido.

Después de esos segundos de duda, y considerando que estaba en clara desventaja, decidió ir a visitar al objeto de su investigación para aclarar las cosas. Entregó en un CD las copias con los arreglos, y se despidió diciendo que al día siguiente se incorporaría "su compañero Takaba Akihito". La recepcionista se limitó a tomar nota y guardar la entrega.

Al llegar al apartamento de Asami tuvo que esperar unas horas antes de que éste apareciese. Nada más divisar al fotógrafo su mirada se endureció, no le había gustado nada esa pequeña desaparición, normalmente sabía qué era lo que estaba haciendo, pero en esos dos días las cosas no habían sido rutinarias, y estaba deseando escuchar una explicación, también estaba aliviado de comprobar que se encontraba bien, teniendo en cuenta los antecedentes de su Takaba, lo más lógico era pensar que anduviera involucrándose en algún asunto poco recomendable, y eso le preocupaba, ya que sabía que parte de la culpa era suya por haberlo convertido en alguien íntimo en su círculo, además, ya de por sí ése chico era un auténtico inconsciente que no solía medir las consecuencias de sus actos. Y aunque ese sentido de la aventura fuera uno de sus mayores atractivos, prefería tenerlo controlado.

Sin decir una sola palabra abrió la puerta  y entró al apartamento mientras se despojaba de su gabardina y aflojaba su corbata. A pesar de estar ansioso por averiguar el motivo que había llevado a Takaba a presentarse de improviso allí, se demoró poniéndose cómodo, mientras el fotógrafo intentaba explicarse sin demasiado éxito. Al ver que Asami seguía desvistiéndose para dirigirse al baño optó por encender el ordenador y pasar la información que había tomado "prestada", disponiéndose a descargarla. Esperó un rato, pero el yakuza parecía demorarse más de lo normal, o tal vez era él,  que estaba impaciente, sin poder aguantar más tocó en la puerta del baño, obteniendo como respuesta un adelante.

El panorama que se encontró al entrar le resultó bastante turbador, Asami estaba saliendo del jacuzzi, por su perfecto cuerpo se deslizaban incontables gotas de agua que trazaban sugerentes caminos a recorrer, y que la mirada de Takaba seguía sin tregua, hasta que la voz de su objeto de deseo lo sacó de su momentáneo ensimismamiento. Por fin Asami le estaba prestando atención, así que haciendo uso de su autocontrol se dedicó a hacerle un resumen de lo que había sucedido en esos dos días.

Asami escuchó pacientemente aunque su mirada denotase todo el enfado que le producía saber que sus sospechas de que Takaba se había vuelto a meter en líos estaban confirmadas. Le disgustaba saber que la capacidad de ese mocoso para estar en el momento inadecuado en el lugar equivocado era infinita. Por otra parte se alegraba de que en lugar de seguir las pistas hubiese acudido a él directamente, eso les ahorraría muchos problemas.

Después de saber cómo se habían dado las cosas Asami vio la información recopilada, por ahora no tenían nada serio, y eso de su supuesta amante le resultaba bastante divertido. Cuando terminó de leer se dirigió a Takaba riñéndole por su actitud temeraria, excusándose en los problemas que podría haberle causado si lo llegaban a pillar. El fotógrafo consideró esa respuesta inapropiadamente ingrata, le molestó que no valorara su trabajo y ni siquiera se dignara a confirmar o desmentir lo que allí se afirmaba, así que sin esperar más tomó su mochila y se dirigió a la salida, movimiento que fue interceptado por Asami.

-¿A dónde crees que vas?-preguntó el mafioso en tono cortante.

-A mi apartamento, no me gustaría seguir molestándote con mi infantil comportamiento-respondió Takaba indignado.

-Eso me parece una idea magnífica, pero no es necesario que te marches, basta con que te comportes como un buen chico-afirmó mientras le sostenía la cabeza por el mentón acercándose hasta notar su aliento.

-Llevo dos días intentando saber qué quiere esa gente y lo único que se te ocurre decirme es que no debería meterme en problemas, pues resulta que me buscaban a mí, y no pienso quedarme en casita esperando que me protejas para no interferir en tus asuntos ¿lo entiendes?, y ahora será mejor que me dejes ir...

-¿Y si no te dejo que harás?-preguntó Asami con sorna mientras enarcaba las cejas.

-No sé para qué te tomas tantas molestias para que me quede ¿por qué no llamas a tu nueva fulana y le enseñas unos cuantos trucos para que te divierta?-añadió Takaba en tono de reproche.

-Así que se trata de eso-murmuró Asami sonriente-el pequeño se siente desplazado.

-Pero qué...-intentó replicar el menor siendo acallado rápidamente por Asami.

-Shh... ya has hablado bastante pequeño insolente. Esa mujer no es mi amante, simplemente hicimos un pequeño intercambio de información, y por muchos trucos que pudiese enseñarle a alguien estoy seguro de que no hay nadie que pueda divertirme como tú,  aunque seas tan molesto y causes tantos problemas, no puedo negar que me procuras una diversión endemoniadamente buena. Y ahora será mejor que te redimas por alejarte de mí sin permiso-sentenció antes de sellar sus labios en un beso salvaje que dejó sin aliento a un confundido Takaba.

Lo había vuelto a hacer, desechando todo su esfuerzo, daba igual cuantas veces lo intentara, el resultado siempre era el mismo, volvía a los brazos de ese distinguido demonio para caer sin posibilidad de resistirse. Ahora ya no podía ni siquiera pensar o maldecirle, sentía cómo sus ágiles manos empezaban a desvestirlo acariciando cada centímetro de su piel, y él sólo podía deshacerse bajo tan estremecedor contacto... tal vez fuera mejor así, dejarse llevar si se trataba de Asami era lo más inteligente.

 


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