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Distorcionada Fidelidad por AkiraHilar

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Notas del fanfic:

Temas: Yaoi, Romance, Drama, Lemon
Personajes: Saga, Shaka
Resumen: Después del enfrentamiento contra Aioria, Shaka recibe una compensación por su fidelidad por parte del patriarca.
Serie: Sólo Santos
Dedicatoria: A Karin, Athena Ariana, Alechan, Sahasrara, Kime y todas las que le guste el Sagashakismo *nueva rama de la religión Defmitiana*
Razon: Quería hacer lemon en alberca patriarcal y conseguí la excusa perfecta. ¡¡Alabado sea Kuru que dejó un montón de huecos para rellenarlos con hard yaoi!!

Notas del capitulo: Después del enfrentamiento contra Aioria, Shaka recibe una compensación por su fidelidad por parte del patriarca.
Aioria de Leo se había marchado luego de tan terrible enfrentamiento, después que al intentar confrontar al sumo pontífice, Shaka de Virgo se interpusiera y terminaran combatiendo, el de Virgo defendiendo al patriarca y el de Leo imponiendo su fuerza, intentando así detenerlo. Pero en medio del combate, Saga hizo uso del puño demoniaco y Aioria fue dominado por la técnica, saliendo temblando del salón. Shaka había sido testigo de todo, jadeando aún por el esfuerzo cósmico que había representado el duelo, pero en silencio, acomodando su capa.

Lamentaba tener que disputarse contra uno de sus compañeros, sobre todo contra Aioria, quien años atrás había protegido su vida en la lucha contra los titanes. Le había hecho una promesa, promesa que le hizo vacilar al momento de obedecer la orden del patriarca. Porque él, Shaka de Virgo, cumplía sus promesas. Sin embargo, al sopesar el seguir con aquel juramento y su fidelidad al patriarca, al final, prefirió mil veces servirle a aquel a quien ha seguido por años.

-Shaka… ¿Qué piensas de lo que acabo de hacer?-pregunto el patriarca, volteando hacía el dorado.

Decidió intervenir, había decidido intervenir al ver que la pelea de Aioria y Shaka se estaba alargando y que el de Virgo podría salir herido por la ferocidad del león. Conocía perfectamente el poder que Shaka resguardaba y que él podría defenderse muy bien, pero también conocía la voluntad de Aioria como para temer que las cosas tomaran rumbos peligrosos. Prefirió arriesgarse a tener que verlo a él herido, lanzando su puño demoniaco contra el de Leo, frente a los ojos del sexto guardián. Ahora, esperaba cual sería la reacción del más cercano a los dioses ante esa acción.

-Fue lo correcto, su santidad-sentenció el dorado, con su rostro neutral, inconmovible-. Nuestro deber es protegerle y obedecerle. Levantar un puño en contra de usted es algo imperdonable. Ha sido misericordioso.

El sumo pontífice se sonrío a sus adentros. La primera duda en su pecho había sido despejada. Shaka apoyaba su acción. No necesitaba más.

Se acercó rodeando la cintura del dorado insinuantemente, mientras con su otra mano delineaba el rostro del dorado, desde el punto de su frente hasta llegar a sus labios. Virgo no opuso resistencia, recibiendo gustoso el trato por parte del hombre en quien creía ciegamente.

-Sólo el santo más poderoso…-murmuró buscando entrada a esa boca. El de Virgo abrió sus labios permitiendo la entrada de dos dedos, los cuales tentaban su lengua. Pronto Shaka enredó su lengua entre esos dedos, degustándolo con gusto, enviándole corriente lascivas al soberano-. Hmmm… sólo el más cercano a los dioses…-bajó su mano de la cintura hasta la parte descubierta de la armadura, capturando uno de los glúteos del hindú, quien ahogó un murmullo entre sus labios-. Sólo tú Shaka, podrías comprenderlo.

-Usted es la justicia, su excelencia-balbuceó, sintiendo que los dedos fueron finalmente retirado de su boca y el abrazo cedió.

-¿Por qué viniste? No te había hecho llamar.

-Sentí que Aioria de Leo venía con intenciones contrarias y una actitud desafiante. Vine a cerciorarme.

Saga volteó y se sonrió. Tan fiel, tan cuidadoso.

Suyo…

-Tu fidelidad sabes que es recompensada, Shaka. Acompáñame.

Con esa simple frase, Shaka dibujó una sonrisa de satisfacción en sus delgados labios, siguiendo el caminar pausado y decidido de su soberano, cruzando unas puertas hasta llegar a la enorme alberca donde él solía ducharse.

-Desnúdate-ordenó el patriarca y una sola orden del rubio hizo que su armadura se replegara en su forma tótem.

Deslizó la tela del pantalón entre sus pies, quedándose totalmente desnudo, con su elegancia, con su inmutabilidad, dejando que fuera su larga cabellera dorada lo único que cubriera parte de su piel. El sonido sordo de la espesa capa patriarcal al caer al suelo y el casco de oro fue colocado a un lado, para luego escucharse el eco del agua moverse tras los pasos del mayor al ingresar en ella.

-Ven-otra orden y Shaka ingresó a las aguas con su andar pausado, dejando que ellas enjugaran su blanca piel, cubrieran su cuerpo, hasta llegar a su cintura-. Ven aquí-insistió el patriarca.

El joven no se negó, acercándose hacía él, recibiendo su mano para luego sentarse, sobre sus piernas, con las propias abiertas, mordiendo sus labios cuando sus miembros se rozaron, ahogando así un gemido. El patriarca se sonrió, rodeando la espalda del rubio hasta hacerlo pegar su pecho contra el de él, cobijando su rostro en el espacio de su hombro. Cuerpo glorioso… eso pensaba Shaka mientras sentía aquella potente hombría, anhelante de él, rozar la propia que iba despertando. Sus manos estaba sobre los hombros gruesos de aquel hombre, aquel cuyo los siglos siquiera había sido capaz de borrar su belleza y fortaleza. No había rastro de vejez en él, era como un dios, incorruptible en el tiempo y el espacio, lleno de sabiduría, un héroe de guerra, un sobreviviente… su líder.

-Pronto daré aviso para que todos estén en sus templos-anunció el patriarca, echando un poco hacía atrás al cuerpo de virgo, para remojar con la otra mano su hermoso rostro, echando su flequillo hacía atrás. El agua cayó y Shaka bebió un poco de ella, para relamer sus labios, excitándose sólo de la espera. Tenerlo así para Saga era el mayor de los premios. Después de tenerlo a él, no había tocado un sólo cuerpo más.

-¿Vendrán enemigos?-preguntó Shaka, acariciando el fuerte pecho del mayor, pasando sus dedos con fuerza y presión por cada línea, hasta llegar a las tetillas que con roces cadenciosos y certeros logró endurecer.

-Siii… hmmm… -gimió a lo bajo ante las atenciones del signo de la virgen. Sus manos entonces obligaron que el rubio se hundiera, para luego sacarlo totalmente empapado y aún con el rostro en manos, lo besó con deseos, beso que el dorado respondió ávidamente.

Primero labios, luego lenguas. Pronto una batalla de mil días entre aquellos dos órganos calentándose entre sí había empezado, decidiendo profanar el templo ajeno, defendiendo el propio con frenesí. No tardó mucho para que Saga tuviera que cantar su derrota cuando la mano de Shaka apresó su potente hombría, momento en el cual el dorado aprovechó para ingresar con su lengua hasta el último rincón de esa boca, lamiendo su paladar, cincelando sus dientes, bebiendo de él. Viendo que el rubio cada vez tomaba más control del encuentro, el soberano se vio en la necesidad de aplicar términos, tomándolo por sus cabellos por detrás y jalándolo hasta tensar su cuello, donde aprovechó para clavar sus dientes en el mentón, como escarmiento.

-Vas muy rápido Shaka…-murmuró riéndose roncamente, antes de lamer toda la extensión de su cuello.

-¡Ha…!-jadeó sonoramente-. Lo lamento…

-No, no te disculpes…-mordió su lóbulo de la oreja, sintiéndolo ya temblar sobre él-. Me gusta que cada vez estés más presto para complacerme.

-Complacerlo… hmmm…-gimió ante la lamida indecorosa en su nuca, mientras la otra mano echaba su cabello a un lado-. Es mi… ¡ha!… mayor… honor…

-Por supuesto…-volvió a besarlo, con más hambre, ahora dejando que su lengua penetrara por todos los recónditos y ardientes lugares de la boca de Virgo, encendiéndose al rozar las paredes ardientes de su cavidad húmeda, para terminar succionando lascivamente su labio inferior, hasta hacerlo enrojecer-. Yo te honro-se levantó de las aguas, dejando al rubio aún sentado en el mármol, con el agua que lo cubría hasta el cuello. El increíble miembro se levantó orgulloso de las aguas, mientras Saga colocaba sus manos en el filo de mármol, tocando con su pie una de las piernas de virgo, sugerentemente, hasta llegar a la hombría hindú y tentarla juguetonamente, ya erecta debajo de las aguas-. Ven a honrarme, Shaka.

No necesitó más. El dorado se acercó con una sonrisa lujuriosa, anhelante de tan íntimo momento. Con sus manos delineó toda la extensión, lamiendo por el vello enroscado desde el ombligo hasta la base de su virilidad, mientras que sus manos masajeaba tiernamente todo el tronco. Un ligero temblor en el sumo pontífice le dio señal al más cercano de los dioses que lo estaba logrando, decidiendo así lamer la punta de ese miembro con su lengua, dedicarle besos por toda su extensión, mientras sus dos manos apretaban las piernas gruesas.

-¿Tenemos información de los enemigos que enfrentaremos?-pregunto de nuevo el de virgo, antes de ingresar la punta en sus labios, para seguir con los movimientos circulares dentro de su boca. Un espasmo hizo temblar el adorado cuerpo del pontífice.

-Si… ¡Ha!…-gimió, ante el trato que le era prodigado con suma adoración. Virgo besaba aquella carne como si fuese la de un dios-. Son… hmmm… los… ¡SANTOS!… ha… de… bronce… ¡Oh Shakaaa!

-¿Bronce?-preguntó con desdén, antes de meter de nuevo aquella hombría por completo en su boca. Lamió, besó y succionó un poco, antes de sacarla de nuevo de su boca-. ¿No había enviado a santos de plata para encargarse de ellos?-indagó, mordiendo juguetonamente el glande.

-¡OHHH!-gimió el sacerdote antes de jalar los cabellos dorados y empujarlo por completo hacía él, obligando que toda su carne fuera envuelta por su boca. Shaka recibió el encargo con gusto, apresándolo contra su lengua y paladar, succionando, ayudado por esas manos que le estaban imponiendo un ritmo que pensaba obedecer-. Pero… ha… ¡ha!… no… FUE… oh…. ¡Shaka! Más… hmmm.

-hmmm… ¡nghhh!-murmuraba el hindú mientras seguía con su faena, sintiendo que la punta ya trastocaba su garganta y ese sabor ácido de la semilla celestial le excitaba su propio hombría. Sus manos viajaba de las piernas a los pectorales, presionando y rasguñando con sus uñas, con todo su ser, desviviéndose en el momento.

-¡Eso Shaka!… llévame… al… ¡HA!… ¡Nirvana!… oh… que… TU… ¡Haaa! ¡Conoces!

La faena seguía. Saga sentía que todo su cuerpo colapsaba y seguía empujando su miembro dentro de la boca del hindú, fuertemente, con sus caderas y con sus manos enredadas en la cabellera dorada. No había nada más excitante que recibir esas lamidas por parte del más cercano a los dioses, el más fiel, al que veneraba y él adoraba. Por él era capaz de hacer cualquier cosa, incluso enfrentar al mismo Hades para defenderlo. Sus manos seguían incitando el ritmo, la boca del guerrero del sexto templo estaba caliente, como paredes volcánicas esperando por la lava que cubriría por completo sus cuevas, con esa lengua que iba y venía a lo largo de la extensión, con sus pliegues que se palpaban cadenciosamente con el paladar y los dientes, que juguetonamente se rozaban en la delicada piel.

-¡¡Dioses!! Shaka… Eres… ¡un dios!… hmmmm.

Las manos de dorado bajaron hasta rozar la rugosa piel de las bolsas gemelas, tentando con sus dedos, acariciando dulcemente al ritmo de aquellas succiones que tenían todo ese escultural cuerpo temblando. Saga echó su cabeza hacia atrás, con el cabello negro que se desperdigaba por el mármol húmedo, debido a los movimientos que ya provocaban un oleaje en las aguas. El aliento de Shaka, caliente, pegaba a su vientre y en su vello, erizándolo aún más. Podía sentir que el rubio estaba tan extasiado como él y al tenerlo así por tan sólo prodigarle placer, lo enorgullecía en sobremanera. Pronto no pudo más, su autocontrol se perdió en el momento que un sonido gutural y un espasmo menor del hindú lo hizo desvariar, para que luego con dos succiones más dejara correr su esencia por toda la garganta del dorado, siendo esta recibida como elixir de vida, bebida y lamida por completo. Saga se dejó caer sentado en las aguas, exhausto, totalmente embebido en el placer entregado por el santo virgen. Tomó con sus manos el cuerpo de Shaka, para hacerlo sentar de nuevo sobre él, abrazándolo mientras recuperaba la respiración. Se sonrió al sentir la altanera divinidad rozarle en el vientre.

-Shaka… Shaka…-murmuró, lamiendo una gota de semen en la comisura de sus labios, estremeciéndolo-. Los de plata no pudieron, así que… tendrán que enfrentarlos ustedes. Estarán por venir…

-Entiendo…-susurró pasando de nuevo sus manos por aquellas piernas. Shaka las adoraba, esas potentes columnas de piel y huesos eran para él la mayor obra terrenal, lo llenaba de lujuria, emociones que jamás pensó sentir en su vida-. Entonces, cuidaré de mi templo. Si llegasen hasta mí, los destruiré en su nombre-garantizó besando la piel del cuello. Saga se sonrió complacido, tomando el mentón del rubio y subiéndolo para destinarle otro beso obsceno, obteniendo otra vez el sabor de sí mismo dentro de esa boca. Sólo eso fue capaz de despertarlo poco a poco, de nuevo.

-¿Tendrás piedad?-preguntó el patriarca, para luego morder ambos labios hasta hacerlos sangrar un poco. El sabor metálico de su sangre lo embrutecía a niveles demoniacos.

-La piedad que se le tiene a los débiles traidores-contestó, bebiendo de esos labios mientras rodeaba el cuello con sus manos, moviéndose en un lento vaivén, rozando con su hombría el vientre de su líder, enviando y sintiendo al mismo tiempo corrientes de placer por todo su cuerpo-. Hmmm… la misericordia…-se restregaba más a ese cuerpo que empezaba de nuevo a arder-, hacía los infortunados… ¡¡¡HA!!!-su propia hombría ahora acariciaba por él le enviaba indecibles sensaciones al dorado-. ¡¡La muerte!!

Esas palabras levantaron con fuerza la virilidad del impostor, alebrestado por los límites enfermos de fidelidad que el santo más justo de la orden le entregaba, que en un acto de bestial excitación lo tomó entre sus piernas y lo hizo caer debajo del agua, levantando su cadera y lamiendo con deseos la hombría hindú que se levantaba orgullosa al cielo, cuan torre de babel. Shaka sintió aquella corriente que emanaban de una forma tan sorpresiva que soltó todo el aire que tenía en los pulmones dentro del agua, dejando que sus gemidos se convirtieran en una decena de burbujas sonoras que explotaban en las superficies. Casi al mismo tiempo, el pontífice soltó las piernas y tomó los brazos del dorado para hacerlo levantar, ahogado y sin aire, terminando por besarlo con lujuria, restregándose él mismo sobre ese cuerpo blanco. A duras penas tuvo tiempo de llenar sus pulmones cuando ya la lengua del sacerdote entraba hasta la garganta, para luego salir y rodar por todo su cuello, vorazmente, como si quisiera arrancarle la piel con ella.

-¡Haaaa!-gimió el dorado, con sus parpados palpitando por la excitación, temblando ante esa lengua que volvía a subir por su cuello. Amaba todo ese trato tan necesitado y lleno de deseo hacía él.

De un momento a otro, Saga empujó a Shaka hasta la orilla de mármol, dejándolo de espalda, para de inmediato bajar sus dedos entre la abertura de sus glúteos, mientras que su otra mano iba subiendo su torso. El cabello dorado del rubio caía húmedo por su espalda hasta el mármol, creando revoltijos de oro humedecidos que contrastaba con el sonrojar hermoso de ese rostro, con el cuerpo encendido, con su pecho que subía y bajaba en busca de aire y aquel pedazo de carne grueso y largo, ya de tono rosado por la cantidad de sangre agolpada, pidiendo lo mismo: adoración. Y Saga lo sabía, Shaka era un ser digno de adoración y se la daría… lo veneraría.

-No sólo él más poderoso… no sólo él más fiel… mi guardián, mi más cercano-decía al oído, con voz ronca, mientras un dedo ingresó en la cálida cavidad, en la entrada de ese templo sagrado al que sólo él tiene permiso de entrar-. Eres el más hermoso Shaka… le robas la belleza a Afrodita-bombeaba de a poco ese miembro ansioso, y lamía su mejilla, retirando así hebras doradas a su paso-. Nadie se compara a ti… En mis dos siglos de vida no había visto a un ser tan cercano a la perfección como tú…-Virgo se sonreía, orgulloso de sí mismo y de recibir esas palabras de la máxima autoridad en la orden de Athena.

-Es un… honor… ¡ha!… servirle… hmmm… su… ¡santidad!-gemía entre palabras el dorado, poco a poco enceguecido por las corrientes placenteras que gobernaba a su cuerpo. Sus piernas temblaban dentro del agua y sus antebrazos a duras penas podían sostenerlo debido a la excitación.

-Debemos estar prestos… Aioria fue engañado por esos niños de bronces-ingresaba más dentro con su dedo, de forma circular, con ese movimiento certero que tenía a Shaka envuelto en un caldo de sensaciones. De repente, el mismo virgo empezó a mover sus caderas, para que ingresara más dentro-. Me gusta tu hambre, Shaka.

-Hmmmm…-tembló por completo al sentir el otro dedo penetrar-. Dudar de usted… haaa… es una… ha… ¡necedad!-movía sus caderas con ritmo vertiginoso, jadeando sonoramente, mientras el agua y el sudor en su frente se agolpaban cayendo como gotas al mármol-. Ha… ha… yo… le… ¡Haaaaaa!-el punto fue encontrado y Shaka se contrajo completamente, subiendo su cabeza y arqueando su espalda. Saga observó semejante espectáculo complacido, rodeando sus caderas con su brazo libre y embistiendo sin piedad sobre ese punto.

-Pide más, Shaka. Pide y te daré. Pide, tú, el más cercano a los dioses. ¡Pide que quieres!-exclamaba totalmente excitado el impostor, oyéndolo gritar y jadear con tanta demencia, moviendo sus caderas para mayor intensidad. Shaka en un momento golpeó con fuerza el mármol, ensimismado en las corrientes de placer que le eran enviada, ahogado, sudado, totalmente rojo y enloquecido de deleite.

-¡Su gracia!-gritó con otro puño en el mármol, tratando de controlar su cosmos, mientras las torrenciales sensaciones en el vientre hervían en sus venas-. ¡HAAAAA!… ha… ha… oh… ¡Patriarca!… ¡MAS!… No se… ¡¡detenga!!… ¡Por FAVOOOR!

-¡¡Tu fidelidad es recompensada!!-dijo ingresando dos dedos más, sumando cuatro, cuatro falanges que rítmicamente golpeaban contra su próstata, haciendo que Shaka temblara completamente, casi perdiendo el equilibrio de no ser por el brazo que lo sujetaba por la cintura-. ¡Toma Shaka! ¡¡Toma toda mi adoración!!

-¡HAAAAAA!-clamó casi sin aliento, pegando su cabeza al mármol mientras movía sus caderas con más velocidad, más dentro, más fuerte, más placer. Shaka no podía con ella, estaba perdiendo sus cinco sentidos con esa avasallante onda de delirio que golpeaba directamente a su cerebro. Gloriosa, impresionante-. Ha… HA… Hmmmm… ¡¡BUDA!!… esto… es… haaaaa… HAAAAA… ¡HAAAAAAA!

-Y esos de bronces… ¡¡que harás con ellos Shaka!!-exclamaba, entusiasmado, con su cabeza pegada a la espalda del dorado, queriéndolo llevar al orgasmo sin penetrarlo, quería primero llevarlo con sus dedos, luego con su hombría penetraría para sellarlo de nuevo, como suyo.

-¡¡¡LOS DESTRUIRE!!!-gritó metiendo sus propios dos dedos en la boca para succionarlo, ahogado por el éxtasis. Saga al verlo no perdió tiempo, sacándoles esos dedos para meter dos de los propios de aquella mano libre, mientras la otra penetraba casi completa dentro de él-. HMmmm… ¡ha!… hmmmm… ¡nghhhh!…

-¡¡¡Ohhhh Shaaaaka!!!-la forma que chupaba y lamía esos dedos la podía sentir directamente en su hombría. ¡¡¡Era delirante!!! Y se dio cuenta de que ocurría, cuando sintió manos recorriendo su espalda, sus piernas, su pecho labrado y esculpido por dioses… Shaka estaba usando su poder para hacerlo llevar a la cúspide junto con él y el de Géminis no pensaba quedarse detrás. Le hizo conocer también sus habilidades mentales para que el de Virgo sintiera manos recorriéndolo por todo su cuerpo-. Haaaaa… eres… ¡¡¡¡IMPRESIONANTE!!!… ¡Solo tú!… Haaaa… ha…. ha… puede… ¡¡ser digno!! ¡¡DE MI!!

-¡¡¡HAAAAAAAA!!!-Shaka ya veía el infinito dentro de sus parpados, conteniéndose de abrirlos, para no fallar a su propio juramento de sólo hacerlo contra un enemigo y además cumplir la única condición para tener ese privilegio que gozaba: jamás verle la cara al sumo sacerdote-. ¡¡¡DIOSES!!!-volvió a apresar esos dedos para chuparlo al mismo ritmo de esas embestidas digitales-. Hmmmm… hmmmm…. ¡nghh!… ¡argh…! ¡hmmmm haaaaa!-sólo podía salir sonidos guturales de su modulada garganta. Ya no lo soportaba, sentía que sus piernas se tensaban, su espalda se arqueaba cada vez más y una orden de su cerebro iba comunicándose entre las neuronas-. ¡Patriarcaarghn!-gimió como si quisiera advertirle. Ya Saga lo había detectado, aumentando con ferocidad las estocadas con los dedos.

-¡¡¡Ohhhh Shaaakaaaa!!!-sentía que de nuevo iba a estallar él mismo, con semejantes muestra de ese poder mental tocándolo en todos los puntos del placer, llevándolo al mismo tiempo al nirvana. La cavidad caliente se contrajo y supo, que el momento había llegado.

-¡¡¡¡¡PAAAAATRIIIIIIAAAARCAAAAAAAA!!!!!-gritó agudamente el dorado, soltando su esencia entre la pared de mármol y las aguas, con fuerza, caliente y espesa. Rápidamente la mano que era lamida bajó hasta la hombría del hindú, para tomar un poco y llevársela a la boca. Por fortuna, al llegar a ese punto, Shaka perdió la poca concentración y su poder mental no prosiguió, permitiéndole auto controlarse. No quería terminar fuera de él.

Salió de su intimidad, temblando por el deseo contenido, con su miembro parado en pie de guerra, aguerrido, indomable, con deseo de irrumpir y conquistar lo que le pidieren. Vio jadeando al santo de Virgo, con su rostro pegado al mármol, sus labios inflamados por la excitación, rojo, totalmente rojas sus mejillas, su cabello húmedo pegado en su rostro y espalda. Hermoso, arrebatadoramente hermoso. Una belleza por donde se viere, perfecto en todo. Se sonrió con lujuria, sintiéndose el dios de todo por tenerlo a él, precisamente a él, bajo su poder, bajo su control y sin usar ningún tipo de técnica mental. Shaka le seguía fielmente.

-Vamos Shaka…-acariciaba juguetonamente sus muslos, viéndolo temblar aún por el orgasmo-, aún no hemos terminado-la sonrisa delictiva del dorado lo puso a temblar de deleite. Sí, Shaka era tan insaciable como él-. Falta el plato principal, mi semidios.

Shaka esperó pocos minutos para disfrutar un poco de esa sensación de paz post-orgasmo, antes de deslizarse y sumergirse en el agua, por completo y salir húmedo de pies a cabeza, recogiendo su melena y exprimiéndola para echarla a uno de sus hombros. Saga veía semejante aparición celestial con sus ojos llenos de gula, queriendo clavar sus dientes por toda esa nieva piel, sus manos para arrancar cada músculos y sus labios para saborear toda su sangre. Pero no… matarlo le sabía a placer puro e insano, pero beberlo y verlo rojo de deleite era incluso mayor goce. Tenerlo allí, dispuesto a complacer sus más bajos instintos, con ese orgullo en alto, con esa monstruosa hambre que demostraba el más reservado, conociéndole los rostros que nadie más vería… todo eso, se le hacía excitante. Y es que Shaka, lejos de todo lo que pudieran pensar de él, era un hombre exigente en todos los ámbitos, y así fuese violento o dulce, de todas las formas, le exigía llegar al nirvana y de paga, le enseñaba el tesoro del placer.

-Esos mocosos, al verte… te adoraran-murmuró acercándose y abrazándolo por la cintura, pegando su turgente miembro al vientre de Virgo-. Te temerán y suplicarán misericordia. Lamentarán enfrentarse ante ti, Shaka de Virgo-besaba de nuevo su cuello, sus manos recorrían su espalda y el del sexto templo hacía lo mismo, pasando por sus glúteos, encerrándolo entre sus uñas con fuerza-. ¡Grrr!-rugió sonriendo ante el trato rudo-. ¿Habrá una forma de pasar la casa de Virgo?-preguntó jocoso, atrapando entre sus dedos de forma demandante los dos glúteos hindúes, fuertes y marcados, una delicia al tacto.

-La hay…-aseguró lamiendo el pabellón de la oreja de su sacerdote. Aquel se estremeció ante esa réplica, sintiendo que una ira empezaba a cegarlo. Shaka comprendió que debía proseguir con sus palabras, entendiendo que su señor no estaba muy contento con su reciente declaración-. Mientras viva no pasaran, tampoco podrán matarme-garantizó, pasando una de sus piernas alrededor, aprisionando su cuerpo contra el de él, con fuerza, con deseos. El aliento caliente de su soberano se apegaba a su cabeza, entre sus hebras doradas-, así que, para pasar mi templo, tendrán que sacarme de allí y eso… es…-pasó su otra pierna, enredando sus manos alrededor del cuello-, virtualmente… imposible…-buscó con su nariz los labios de su señor, para luego besarlos con verdadera ansías.

Saga respondió ese beso con ferocidad, cargándolo hasta llevarlo en contra de una de las columnas. Ciertamente, estaba ya al límite, el dolor en su entrepierna le exigía saciar ya su hambre y cada palabra y acción del rubio no hacía más que provocarlo más. Uso aquel pilar de mármol, mientras besaba y lamía a su paso en ese rostro, viéndolo como el sonrojar volvía a acentuarse, desviviéndose ante el palpitar de esos parpados sellados, sólo visible para los enemigos. Pensar que esos santos de bronces pudieran ver esas perlas que a él se le ha negado y justo en ese momento no podía ver, le enfermaba de celos. Así le hizo sentir cuando de una sola embestida ingresó dentro del cuerpo hindú, haciendo que el rubio apretara con fuerzas sus hombros.

-¡¡ARRGHHH!!-rugió Saga al ingresar a esa cueva caliente, que apresaba su carne con fuerza-. Shaka… hmmmmm…-gimió, esperando un momento para compenetrarse, sintiendo como el miembro del hindú se levantó de nuevo, más necesitado-. No quiero que abras tus ojos… ¡¡al menos que sea estrictamente necesario!!-ordenó, mordiendo su cuello, dejando marcas en los hombros, lugares donde sabía lo cubriría la armadura.

-Sería lo último que verían, si se llegara a necesitar-afirmó el rubio, jadeando un poco con el trato, rasguñando la espalda de su soberano.

-Si llegas a abrirlo… ¡¡¡mátalos sin contemplaciones!!!… ¡arghhhh!-jadeó al sentir el movimiento lento de las caderas del dorado, dándole permiso de continuar-. ¡AHHHH!… ha… ha… hmmmm-empezó a embestir rítmicamente, a paso lento sólo por unos momentos, buscando llegar al punto deseado. Afortunadamente había hecho una excelente dilatación que le facilitaba el trabajo.

-¡¡HAAAAA!!… Siiiii…. ¡¡ha!!… Así… ¡¡haré!!… ha… ha… como… usted… ¡¡le PLAZCA!!-afirmó sus manos en la columna, para sostenerse y hacer más profundo el movimiento, queriendo sentir ese trozo de carbón al rojo vivo lo más dentro posible. Una estocada más y su movimiento de cadera logró el cometido, haciendo que la virilidad del mayor penetrara totalmente-. ¡WAAAAA!… ha… ha… hmmm… ¡¡más!!

-¿Quieres más, Shaka?-preguntó mordiéndose los labios, mientras se movía frenéticamente dentro de él-. Haaaa… te daré más… ¡¡mucho más Shaka!!-tomó las piernas hasta posar las rodillas en sus hombros y así acentuar más las penetraciones. Saliendo completo y enterándose con todas sus fuerzas-. ¡ARRRGHHHHH!

-¡¡OH DIOOOOOS!!-gimió sonoramente el de virgo, con su cabeza al aire, su hombría apuntando al cielo-. Ha… por… BUDA… es… ¡waaaa!… hmmmm.

-¡¡Dilo Shaka!!-animó el griego, deseando ser adorado y admirado por aquel hombre, aunque no supiera quién era. Aunque sólo lo viera como el gran patriarca.

-¡¡¡¡SUBLIME!!!!-gritó clavando sus dedos en la columna, para evitar caerse. Aquella onda cadenciosa de sensaciones le estaba haciendo perder la concentración-. HA…. Hmmmm… un… dios… en la… ¡¡¡TIERRA!!!… OH… gran… Patri… ¡HAAAA!

Saga empezó a reírse. Verlo tan sometido, tan enloquecido… oir como la siempre elocuencia de Shaka se perdía conforme las estocadas se hacían más certera, ¡le fascinaba! Y sólo él, nadie más que él, era capaz de hacer sentir al más cercano a los dioses como un vil animal en celo, jadeando y gimiendo sonoramente, mordiendo y lamiendo lo que estuviera en frente, pidiendo, deseando, ansiando más y más con una gula inhumana… carnal… meramente carnal. Más allá de sus sentidos, de su moral, de su justicia… Shaka en sus manos se convertía en un hombre con ambición del más crudo y puro placer.

Quiso cambiar el ángulo de sus rítmicos embates, por lo que dejó que una de las piernas resbalara hasta su cintura, inclinándolo un poco, y saliendo. Shaka entendió la intención y bajó uno de sus brazos en la columna, para lograr el ángulo que su gran maestro deseaba y recibir, con una sonrisa lujuriosa, una penetración intensa en ese punto exacto.

-¡¡HAAAAAA!!…-volvieron las embestidas, más rápidas, más enfermas-.Dios… Buda… ¡¡Athena!!… ha… ha… ¡HAAA!-temblaba y su cuerpo se contorsionaba. Sus piernas se sacudían y sus brazos empezaban a desfallecer. No duraría mucho, aquello lo estaba matando con la lujuria.

-¡¡¡Ohhhhh Shakaaaaa!!!… ha… ha… ¡divino!… ¡¡¡POR ATHENAA!!!-gemía, moviéndose más dentro de esas calientes carnes que lo recibían con júbilo, apresando entre sus brazas a su virilidad, destinándole el calor más avasallante. Sentía que sería quemado por el fuego de ese hombre regido por la constelación de la virgen… Tan prohibido y suyo-. Mío… Mío… ¡¡HAAAAA!!… ¡¡¡MI SHAAAAKAAA!!!

-¡¡¡AHHHH PATRIAARCAAA!!!!-sentía que se caería cuando Saga soltó la otra pierna para pegarse más a su cuerpo, pasando sus dos brazos debajo de los de virgo hasta sostenerse en la columna, sirviéndole así de soporte. Shaka clavó sus uñas entre sus cabellos y espalda, arañando a su paso sin contemplaciones-. Haaaaa… ha… ha… hmmm… ohhh… HAAAA… BUDA… DIOSES… ¡¡¡PATRIAARCAAA!!!

-¡¡¡SHAAAAKAAAA!!!-el paso de las uñas lo hizo sangrar y ese dolor se transformó en el placer más puro y siniestro.

El movimiento de las caderas de Shaka junto con el suyo propio provocaba un golpeteo intensos entre las aguas, las cuales rebotaban en sus pieles, chocando ambas carnes como las olas al acantilado, fuerte, certero y abrumador. Testículos y piel encontrándose y enviándose corrientes de terribles sensaciones en sus cuerpos. Sudor y agua que caía en un caldo de esencias en el aire. Gotas de sudor que caía y sus cabellos pegándose sobre la dermis, húmedos, unos dorados como el oro, otros negros como la noche sin luna. Una contraposición, igual que la piel blanca como la nieve en contra de la bronceada como la arena amarilla, ojos esmeraldas que veían embotados de placeres a su víctima, que no dejaba mostrar a sus opacadas zafiros. Labios inflamados, mejillas sonrojadas, entrecejos contraídos, jadeos, sonidos guturales, gemidos y gritos, clamores y cuerpos friccionándose, entregándose en los límites más distorsionado de fidelidad, disfrazando un amor y necesidad añeja, escondidos donde nadie los molestara, entre mentiras y verdades ocultas, entre promesas y juramentos pactados… Virgo y Géminis disfrazado, entregándose a la más pura danza erótica.

Finalmente, el momento cumbre. Saga puso su rostro al lado de Shaka, pegando sus antebrazos, con su cuerpo ya temblando compulsivamente y tensándose ante lo evidente. Virgo rodeó con sus manos, jalando sus cabellos humedecidos, pegando sus labios en el oído de su soberano, ya sin aire para gritar más, con su garganta resintiendo sus clamores de placer. Sus piernas temblaban alrededor de las caderas del sacerdote.

Lo amo… Lo amo…

Las esmeraldas empañadas dejaron caer una lágrima de impotencia.

Te amo Shaka…

Cabellos que se tornaban azules… mirada que brillaban con el más profundo de los sentimientos callado… sentimiento que…

-Haaaaa… Haaaaaaa… Patriaaarcaaaa… ¡Leee Amoooo!-gimió ahogadamente, casi en un murmulló en su oído al soltar su esencia que caliente chocó de golpe con su vientre.

Saga sintió que las entrañas de virgo se contrajeron, apretando a su miembro y llevándolo, junto a esa confesión, al más inalcanzable de sus orgasmos. Rugió ahogadamente cerrando sus ojos, dejando que escapara otra lágrima de placer que se perdió entre las aguas.

-¡¡¡Shaaaaaaaakaaaaaaaaa!!!

Recayó todo su peso sobre el cuerpo del de Virgo, temblando ambos, abrazándose con fuerza. Shaka es hasta ese momento que se da cuenta de sus últimas palabras, avergonzándose de haber confesado eso que pensaba jamás decir, ese sentimiento hacía su patriarca que sentía era incorrecto. Pero con ese abrazó, con esos besos dulces que le eran destinados por su cuello y hombros, le dieron la silenciosa respuesta…

Aunque no fuera el mismo amor… con eso podría enfrentarse a Zeus por servirle…

-Shaka… seme fiel…-pidió el patriarca, llevándoselo con él hasta las aguas, sentándose de nuevo sobre él, esta vez acariciándole tiernamente su espalda-. No me abandones…

-No lo abandonaré, mi señor-respondió, dejándose arrullar por los latidos de ese corazón que se iban alentando.

-Creen en mí, Shaka…-casi suplicó.

-Por siempre-afirmó, buscando sus labios para besarle, siendo correspondido con la más profunda veneración-. Creeré en usted, mi justicia.

Se quedaron varias horas más dentro de la alberca.

Horas después, Shaka fue bajando los templos. El aviso fue dado. Los Santos de Bronces estaban por irrumpir al santuario y todos debían proteger sus templos. El más fiel, él más cercano a los dioses, iba bajando cada escalón con una determinación inquebrantable. Iba a seguirle fiel a su patriarca… iba a destruir a todo aquel que decidiera hacerle frente.

Somos un maldito con suerte, Saga…

Nos obedecerá…

Está completamente engañado por nosotros…


Saga dejó dos lágrimas de nuevo brotar frente al espejo.

-Sí lo pierdo…-su cabello iba de nuevo tiñéndose de negro-. Sí lo pierdo, no gobernarás más en mí…-advirtió con sus esmeralda que se iban transfigurando en rojo-. Haré que pierdas esta batalla…

No podrás Saga…

Jamás podrás contra mí…

Porqué es nuestra misma ambición…

Somos uno…

Con él…
Notas finales: Quería hacer lemon en alberca patriarcal y conseguí la excusa perfecta. ¡¡Alabado sea Kuru que dejó un montón de huecos para rellenarlos con hard yaoi!!

Espeor les haya gustado *babas*

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