-¿Así que ellos son los culpables de que esté pasando por esto? ¡Malditos chupasangre!- gruñó Jacob- Deberían de largarse de una buena vez. Debieron de haberlos aniquilado en lugar de hacer sus jodidos tratados.
-Jacob, hijo, te recomiendo que te tranquilices antes de que cometas una imprudencia- dijo Billy- Además, deberías tomar en cuenta que lo llevas en la sangre ¿No maldecirás a tus antepasados verdad?
-Por supuesto que no. Los únicos culpables de que sucediera de nuevo son ellos-dijo un poco más tranquilo- ¡Ellos y nadie más que ellos!-gritó
-Hijo, los Cullen han cumplido con su parte del tratado y nosotros no nos vamos a encargar de romper con la paz de La Push. Cualquier acción de tu parte que implique violar el tratado pone en peligro la vida de los tuyos.
Jacob se quedó callado, sabía que con eso no podía pelear. Minutos antes estaba pensando en la mejor estrategia para despedazar a toda la familia entera. Pero Billy tenía razón, no permitiría poner en riesgo la vida de gente inocente, de su gente.
Más de repente, recordó algo que le dio una chispa de esperanza, un buen argumento:
-¿Qué quieres decir exactamente con que han cumplido con su parte del tratado?- preguntó escéptico.
-Sabes perfectamente lo que quiero decir- dijo Billy frunciendo el seño-¿Qué te traes entre manos Jacob?
-Se supone que no pueden cazar ¿no?- dijo sonriendo.
-Pueden cazar Jacob, pero no humanos, sigo sin comprender a donde pretendes llegar.
-Claro claro, estamos hablando de humanos papá, no soy tan estúpido. Pero ¿el tratado incluye todo Forks?
-Así es- afirmó Billy rendido.
-¿Y qué me dices de los ataques que hubo el año pasado? Yo mismo te escuché decirle a Harry que estabas seguro que no se trataba de osos papá ¿Entonces que era?- se agarró la barbilla con sarcasmo, fingiendo que pensaba- ¡Si, eran esas malditas sanguijuelas!- Estalló con júbilo –lo que no me explico es por qué los defiendes tanto.
-Eres demasiado necio Jacob. Si quieres saber lo que ocurría en aquella ocasión te lo diré…
-No necesitas decirme…
-Déjame continuar. En efecto se trataba de los fríos, pero no de los Cullen, supongo que sabes que no pueden ser los únicos en el mundo ¿Verdad?
-¡Caramba! ¡Pero si por ahí hubieras empezado! ¿Crees que tenga que ir a disculparme personalmente o será suficiente con que lo haga por escrito? –rió de nuevo- ¡Pero si es lo mismo, son la misma especie, en todo caso, serían ellos quienes los atrajeron! Papá, ellos son los culpables de que muriera gente. Y de que yo tenga que pasar por esto- finalizó amargamente.
-Jake, entiendo que no debe ser nada fácil, me tocó ver a Sam en tu situación. Él estaba completamente sólo, fue el primero y eso debe ser mucho peor que tu caso, tú tienes a los demás chicos que te apoyan. Deja de buscar culpables hijo. Aprenderás a vivir con eso. Además, estoy seguro que con el tiempo encontrarás algunas ventajas a tu condición.
-¿Cómo cuales? ¿Qué ventajas puede tener que cuando pierdas los estribos te conviertas literalmente en un animal?- Jacob se encontraba más calmado, su voz ya no reflejaba ira; si no tristeza.
-Aprenderás a controlarlo. Sam y los demás lo llevan muy bien. Veo que se divierten horrores, y además se sienten orgullosos de proteger a los suyos.
-No papá, yo no quiero ser un monstruo.
-Lo harás, verás que sí. Y atentar contra los Cullen no ayudará, a lo mucho, empeorará las cosas.
Billy abandonó la habitación de Jacob dejándolo sólo.
Él nunca había querido creer en las leyendas de su raza. Siempre le parecieron supersticiones baratas. Incluso cuando comenzó con los primeros síntomas de su transformación, se negó a creer en lo que le estaba ocurriendo, creía que en verdad se trataba de una enfermedad, aunque su cuerpo le dijera a cada instante que estaba equivocado.
Tuvo que ver a Sam transformase para creerlo, una vez que Sam le mostró las evidencias. Sus sentidos no podían estarle mintiendo. La verdad se había materializado en sus ojos. El impacto bastó para que él mismo hiciera su propia metamorfosis. Una vez que había vuelto a su forma humana, quedo temblando de miedo, en primer lugar por lo que le había ocurrido. Y en segundo, por temor de haber lastimado a alguien, afortunadamente no había sido así.
Una vez que lo asimiló, todo su odio lo dirigió hacía los Cullen. Quienes a pesar de lo que su padre pudiera decir, eran los culpables de que toda una generación de Quiletes estuvieran pasando por lo mismo.