Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Afinidad por Musaga

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

*Prince Of Tennis no me pertenece*

No tengo mucho que decir sobre este fic, sólo que es un reto en respuesta a la actividad de PoT Yaoi F.C.

Spoiler: esta ligeramente basado en el nuevo manga, asi que si no desean enterarse de que sucede en el New Pot, mejor no leean, aunque sólo use de pretexto el campamento sub-17.


AFINIDAD


Era increible que a pesar de ser una persona estóica, fría y plenamente mental, fuera del aprecio de tantas personas; ¿cómo lo había notado? Muy simple, a su llegada al campamento encargado de formar al dream team del tennis, fue recibido por una fiesta sorpresa y un divertido comité de bienvenida, que iba desde tenistas cantando hasta simples “me alegra verte”.


Todos tenían una peculiar manera de “aplaudir” su regreso, los de su equipo eran los más sentimentales por llamarlo de alguna manera, otros reflejaban su  entusiasmo retándolo a juegos individuales y otros… simplemente no hacían nada, tal y como él lo hacía.


Tezuka Kunimitsu era un jugador respetado y admirado, por su equipo y escuadras rivales, era una especie de ídolo mítico, tal como una figura de piedra a quien rendirle tributo por sus grandes hazañas, así lo veía la mayoría de sus seguidores. Aún así, era un jugador más, un hombre más, mortal y con debilidades, no era tan intocable como parecía, al menos en la opinión de Sanada. El líder secundario del Rikkaidai caminaba al anochecer por las canchas semi desiertas del nuevo campamento Sub-17, era el día previo a los partidos eliminatorios, aquellos partidos que echarían sin ninguna consideración a los perdedores, dato conocido sólo por los capitánes y subcapitánes.


Algunas de las canchas eran ocupadas por jugadores con sed de victoria, otras canchas por ociosos que no lograban conciliar el sueño, cada jugador tenía una historia que contar. Siguió caminando adentrándose a las canchas más lejanas de las cabañas, le extrañó medianamente el hecho de escuchar unos gritos enardecidos motivando a alguien más, más extraño aún saber de quien era esa voz.


“¡Dale Jiroh! Si no te esfuerzas, mañana perderás el juego” aquello era un regaño de Atobe para su rubio compañero, el cual respiraba sumamente agitado y visiblemente exhausto, no menos cansado que su emblemático líder.


-Seguro le entrena porque sabe, que de perder, lo echarán sin remedio, muy listo de su parte-


-¿Tu no harías lo mismo por tus jugadores?- le extrañó que aquella voz ronca se estuviera dirigiendo a él, sin tener un motivo aparente para hacerlo.


-Tal vez, sólo si el jugador en cuestión tiene potencial, de otra manera, me lo pensaría dos veces-


-Sanada, ¿mañana saldrás victorioso?- cuestionó sin mayor preámbulos el recién llegado.


-¿A que viene semejante pregunta?- dijo volteándose a ver al poderoso jugador del Seigaku.


-Quiero asegurarme de que los mejores, me dejaran enfrentarlos en la siguiente etapa- no hubo muestra de sentimentalismo en su rostro, pero sus palabras delataban cierto entusiasmo mudo que Sanada fue capaz de entender, por primera vez, sentía afinidad con aquel jugador tan endiosado.


-Tarde o temprano nos enfrentaremos, no lo dudes- la mirada de ambos centelló en medio de la manta nocturna, aquella conexión ligeramente interesante produjo satisfacción en ambos. Tezuka asintió convencido y extrañamente motivado por aquella afirmación. –No hablas mucho, me gusta eso- agregó Sanada.


-No había más que decir-


-Cierto-


-Te hará daño- espetó cambiando la dirección de la fugaz conversación anterior.


-¿Daño?- respondió a modo de pregunta arqueando confundido su ceja izquierda.


-Acabas de entrenar, tu cuerpo esta sudoroso y el viento es frío-


-Ya veo, supongo tienes razón; pero olvide traer conmigo una sudadera-


-Cuando Yukimura no esta, tú eres su fuerza principal, no estaría bien que enfermaras- Sanada meditó aquello sintiendo que aquellas palabras lo estaban descalificando como un buen guía, la contrariedad aumentó en el al notar como si interlocutor se despojaba con resignación de su propia chamarra. Tuvo una ligera idea de lo que tramaba e inevitablemente surgió en él una sensación de incomodidad. Era algo simple y por demás insignificante, pero sin razón aparente, no tenía idea de cómo tenía que actuar ante lo que se venía.


-Toma- dijo Tezuka ofreciéndole su sudadera al inmutable Sanada.


-No, gracias,  de hecho mientras menos hablemos, más rápido podré irme a mi habitación- su tono a fin de cuentas se mostraba neutro, pero lo dicho resultaba un tanto grosero, asunto que en mínima proporción le importó al capitán de Seigaku.


-No seas terco-


“Jiroh, si pierdes por falta de actitud e iniciativa, no te lo perdonaré” se esucho un nuevo grito por parte del Hyotei.


-Ves, imagina que por un resfriado tu desempeño baje el día de mañana, y todo eso sería un descuido tuyo, falta de iniciativa por mantener en óptimas condiciones tu salud-


-Cierra la boca, se te secará la garganta, Kunimitsu- el sarcasmo fue su último recurso ante las certeras palabras de Tezuka, sonrió de manera que se burlaba de si mismo, tomó la prenda ofrecida y accedió a darle uso. Le quedaba bien, tal vez un poco ajustada, situación lógica debido a la diferencia entre la masa muscular de su cuerpo y el del espigado líder.


-Te deseo sano, así que cuidate-  aquello sonó misteriosamente ¿tentador? No, mas bien la palabra era sugestivo, la entonación y la manera en que expresó aquello le daban mucho que pensar, y honestamente pensando ¡él era experto! Se le ocurrían mil y un cosas, todas igual de improbables que las otras, pero posibilidades a fin de cuentas.


-Si, por lo que veo tus ganas de jugar conmigo son grandes- no supo por qué, pero decidió responder con la misma doble intención, claro, sin bajar la guardia y mostrarse desubicado por el anterior comentario.


-Mis ganas son iguales a las tuyas, lo mismo sucede con mis ansias- respondió sin perder su característico porte, ambos sabían el peligroso terreno que comenzaban a pisar, pero por ningún motivo el otro le demostraría a su acompañante emoción alguna.


-Por supuesto que si Kunimitsu- aquellas palabras sentenciaron el final de la platica entre ambos, unas miradas de recelo fueron las “buenas noches” por parte de los dos. No dijeron más, cada uno se encaminó a su respectiva habitación. Sanada por su parte meditaba en ese casual e interesante momento con Tezuka, sentía algo de malestar al considerar que la fragancia de la prenda era seductora, imagino aquella loción impregnada en el cuerpo del joven Seigaku, luego de darle análisis a su pensamiento se reprendió ante tal osadía hormonal. Aunque bueno, pasados algunos minutos, el regaño interno comenzó pero por las acciones que estaban por ocurrir; de un momento a otro se encontró parado frente a la habitación de Tezuka, tocó  moderadamente la puerta y segundos después la puerta se abrió, mostrando a un sorprendido muchacho.


-¿Qué se te ofrece, Sanada?-


-Vine a traerte esto- le entregó su chamarra.


-Gracias, ¿algo más?-


-Puede ser- dijo desviando su vista a otro punto que no fuera el rostro de su “anfitrión”.


El día comenzaba con un clima algo inapropiado para competencias matutinas, el subcapitán del Rikkaidai madrugó antes de que alguien le viera salir de la habitación del principal pilar del Seigaku; cual ladronzuelo escapando de una maldad fue abandonándo aquel cuarto que durante la noche le había dado alojo, todo iba bien hasta que alguien fastidioso y enormemente odioso se apareció en su camino.


-Atobe soy prefecto de este piso, y se que tú no deberías estar aquí, en especial saliendo de la habitación de Akutagawa-


-¿Ah? Mi titular necesitaba atención personalizada-


-Con ese niño siempre tienes atenciones personalizadas nocturnas, tendré que reportar esta falta al reglamento- el otro no se inmutó.


-Tsk, y yo que pensé que llegaríamos a un acuerdo- dijo fingiendo tono de acongojamiento.


-¿De qué hablas?-


-De que tu no dices nada de lo que viste… o bueno supones paso entre Jiroh y yo, y Ore-sama no dice que te vio entrar por la noche a la habitación de Tezuka, y que te vio salir de ella esta mañana- comento descarado mientras frotaba su barbilla.


-Imbécil- murmuró quitando del paso a Keigo, por primera vez se sentía perdedor ante el arrogante ese, por eso siempre supo que ignorar a ese farsante era lo mejor, primera vez que lo tomaba en cuenta y primera vez que él otro lo hartaba, aunque bueno, nada de eso empañaría la fabulosa e interesante noche que había pasado con Tezuka, ¿quién lo diría? Que en alguien tan ajeno a él, encontraría tanta afinidad, demasiada en verdad.


FIN

Notas finales:

¡Gracias por leer! si es que alguien lo lee jojojo, besos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).