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¿Con quén me casé? por Simca-otaku

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Notas del fanfic:

Aviso: Este fanfic está en actualización, como lo deje abandonado por mucho tiempo estoy releyendo y adecuando mi redacción desde los primeros capitulos hasta lo que llevo, ya tengo los siguientes capitulos, pero quiero que tenga coherencia y que sea entendible para todos.


Agradezco su paciencia y que les guste este fic, lamento mi tardanza.

Notas del capitulo:

¿Que pasaría si te obligarán a casarte con alguien sólo por interes y lo peor que siendo hombre tus padres decidan que te cases con otro?

 

CAPÍTULO 1.


PARA SALVAR A LA FAMILIA


 


Hace mucho tiempo en el antiguo Japón aparte del Emperador existían diez familias “nobles”, cada una de ellas estaba al servicio directo del emperador y eran quienes llevaban la mayoría de los asuntos de aquel gran imperio. La prestigiosa familia Yoko era la segunda en cuanto a poder y prestigio, pero por 15 años habían pasado por malas situaciones financieras; por lo cual se tomó una complicada y difícil decisión para poder resolver sus problemas económicos. Fue así que se decidió concertar una alianza con el Emperador, quien en ese momento se encontraba en busca de una esposa, el único problema radicaba en que dentro de la familia Yoko ¡los tres hijos eran varones!


La familia Yoko por su rango se encargaba de los asuntos comerciales que pudiesen existir dentro del reino, así que debían arreglar sus problemas o su reputación se vería empañada y posiblemente tendrían que renunciar a su posición y privilegios dentro de la corte del emperador. Por lo que una mañana de aquel verano se decidió llevar a cabo una junta con todos los integrantes de la familia y así decidir lo mejor para cada uno de ellos, sin importar los sacrificios que tendrían que hacer.


—Ahora que estamos todos aquí, debo comunicarles un serio asunto, que tendrá un gran impacto en esta familia.


—Vamos padre no exageres, sé que tenemos problemas económicos, pero no tienes por qué ser tan severo con nosotros — apuntó uno de sus hijos, que tenía el cabello azabache.


—¡Ustedes que saben de los problemas de esta familia si se la pasan malgastando y poniendo en ridículo el nombre de esta familia, así que cierra la boca Yusuke! — aunque el padre trataba de contenerse, los problemas que tenía encima llegaban a sobrepasarlo en muchas ocasiones, haciéndole difícil controlar sus emociones.


—Lo siento padre — Yusuke se apresuró a disculparse y mantenerse callado al igual que sus otros hermanos.


La madre de los chicos se encontraba al lado de su padre tratando de controlar las lágrimas que le producían las decisiones de su marido, pero sabía que su opinión no era importante y jamás lograría convencer a su esposo de que cambiara de parecer. Por su parte sus hijos parecían preocupados ante lo que les deparaba su futuro, sabían que la mejor forma de mantenerse sería casándose o hacer mejor uso de su tiempo, en lugar de perderlo en pura diversión y peleas; para ninguno de los tres les hacía gracia cambiar su estilo de vida tan pronto.


—Esta familia ha decidido que es hora de que ustedes colaboren con las responsabilidades que el nombre Yoko trae consigo — aclaró el padre después de darles un sermón ante su conducta — así que hemos decidido casar a uno de ustedes…


—¿¡QUE!? — exclamaron los tres al unísono ya que era lo que menos deseaban.


— Como escuchan uno de ustedes deberá casarse. Por tanto es necesario que esta unión se realice dentro de las principales familias, lo cual asegurara un buen futuro para todos nosotros, sin embargo la familia Sanae, la familia que está debajo de la nuestra, se encentra a poco de formalizar el matrimonio de su hija Botan con su maestro de letras — y en un susurro agregó — esa sí que es una desgracia. Y por otra parte la primera familia, la que es prácticamente la mano derecha del emperador, hace unos meses realizó el matrimonio de su único hijo y heredero con la hermana del emperador, Yukina. Sin embargo recientemente nos enteramos que alguien más está buscando formalizar un matrimonio muy ventajoso, y para no dar más explicaciones iré directo al grano — se aclaró la garganta — Kurama, hemos decidido que te cases con el Emperador.


—¡Eso no! — exclamó el pelirrojo alarmado por la decisión tan radical de su padre.


—¡Lo harás! Ya hemos hablado con la consejera del rey y no habrá marcha atrás.


—¿Pero por qué yo? — Kurama no podía salir de su asombro y se negaba a admitir su destino.


—Calmate Kurama — intervino su madre —  la razón es bastante sencilla, a diferencia de tus hermanos Kuwabara y Yusuke, tu posees rasgos finos y siempre has sido muy tranquilo y gentil, tus hermanos no podrían cumplir esta misión y menos con sus burdos modales que presentan muy a menudo. Lamento decirlo hijos míos, pero ustedes han demostrado ser una vergüenza para esta familia, además de no ser tan agraciados como su hermano.


 Desafortunadamente los dos hermanos de Kurama no pudieron poner peros a estas afirmaciones lanzadas por su madre, muchas veces ella solía mediar las cosas con su padre cuando los reprendía al ser capturados en alguna riña o al ser encontrados bebiendo u holgazaneando en lugar de cumplir con sus funciones. Sabían que lo hacía para que su padre no se molestara más de la cuenta, sin embargo, no podían evitar pensar en lo gracioso que sería todo eso. Por otro lado, Kurama no podía salir de su asombro por qué él, apenas se estaba reponiendo de la vez en la cual Botan lo rechazó y ahora esto un casamiento arreglado y lo peor ¡con un hombre!


—Kuwabara, Yusuke, ¿podrían dejarnos a solas con Kurama? — y sin más los hermanos se retiraron lo más pronto posible y una vez cerrada la puerta continuó hablando en tono tranquilizador pero firme — Kurama, el plan es que te cases con el Emperador, te ayudaré a parecer una verdadera doncella y consorte que impresione no sólo al Emperador, sino a todos los miembros del palacio. Le comentamos que no ha tenido la oportunidad de saber de ti ya que te fuiste a vivir por un tiempo con unos parientes para evitar que tus hermanos te contagiaran sus malos modales, recuerda que tu “condición” nos ha hecho excluirte mucho a lo largo de tu vida, pero no creo que sea impedimento para la tarea que estas por realizar.


— Tu madre tiene toda la razón — puntualizó su padre — además la consejera del Emperador nos solicitó algunos requerimientos para formalizar esta unión. Existe un contrato en el cual se determina de manera general que la razón por este apresurado evento es colocar una Emperatriz que de confianza al pueblo. Por lo cual la consejera no rechazó la idea, sino que le agrado saberlo y dejo en claro que por el hecho de que tu desempeñaras tus funciones públicas que toda Emperatriz debe llevar, se nos dará una ayuda económica. Para facilitar la relación le aseguramos que a pesar de ser una jovencita bien educada nunca has prestado interés en los hombres.


—Vele el lado positivo a la situación hijo mío — no tendrás que hacer cosas que te delaten y descuida no habrá ningún contacto físico, eso nos lo aseguro la consejera, sin embargo, nos encargamos de arreglar ese detalle por si acaso. Y sobre aprender todo lo que una doncella debe saber, no te preocupes yo te enseñaré todo lo que hay que saber para que realices a la perfección tus actividades dentro de la corte.


Kurama se mostraba pensativo, tenía ganas de reclamarle a sus padres por la injusticia que estaban cometiendo, el no deseaba eso, no toleraba la idea de hacerse pasar por una chica y mucho menos realizar todas las actividades que le mencionaba su madre; además como iba a casarse con alguien que apenas conocía, sabía que en su mundo los matrimonios arreglados eran muy comunes, pero no podía hacerse a la idea de todo lo que tendría que soportar. Trato de calmarse y no explotar por los impulsos sabía que las cosas no saldrían bien sí su “otro yo” aparecía.


—Por favor Kurama te pido que pienses que es por el bien de todos — dijo su madre después de una larga pausa — no quiero que mis hijos sufran el infortunio en el cual nos hemos visto inmersos desde hace ya bastante tiempo…— Su madre no pudo evitar llorar ante la negativa de su hijo y ante los recuerdos del pasado.


—Está bien — logró responder Kurama al final — no estoy aceptando lo que hicieron, pero si eso ayuda a la familia lo haré.


Al terminar de hablar con sus padres, el pensativo de Kurama se dirigió a su habitación donde fue recibido por las risas de sus dos hermanos mayores, quienes lo estaban esperando para que les contará todos los detalles que no pudieron escuchar. Sin embargo, Kurama no se encontraba en condiciones para hablar con nadie en esos momentos, lo único que deseaba era estar un momento a solas con sus pensamientos y sin embargo fue recibido por sus ruidosos hermanos, que sólo lograron molestarlo a tal grado de que sus largos cabellos rojizos comenzaron a tornarse de un tono platinado. No era la primera vez que veían esa transformación en Kurama y a lo largo de los años había logrado controlar sus emociones para que este evento no ocurriera con frecuencia.


—Vamos Kurama, no te lo tomes tan enserio sólo pensamos que todo esto es demasiado gracioso a pesar de la seriedad del asunto — Yusuke trato de controlar la ira de su hermano, sabía perfectamente que cuando Kurama mostraba esa faceta suya no era bueno para nadie.


—Será mejor que cierres la boca — la voz del pelirrojo sonaba completamente diferente, más grave y siniestra y esa sola frase logró que sus hermanos abandonaran la habitación de su hermano lo más rápido que les fue posible.


Una vez que sus hermanos se fueron le costó un poco de trabajo para poder dominar sus emociones y volver a ser el chico tranquilo y sereno que solía ser. Una vez que regresó a su forma normal, no le fue difícil caer dormido, era normal gastar mucha energía cuando se transformaba y era algo que no soportaba por mucho tiempo. Ese día sin duda fue uno de los peores en toda su vida, no sólo tenía que renunciar a su vida como un chico “normal” y a todo lo que le era conocido y preciado; sino que ahora debería pretender ser una mujer y casarse con un hombre al que ni siquiera conocía, ¿Cómo podía estar seguro de que podía estar a salvo ante el Emperador?, parecía que nadie se ponía a pensar en sus deseos y lo que él deseaba hacer. Nadie sabía que estaba enamorado en secreto de la señorita Botan y que su boda representaba una grave herida en su corazón, sino que ahora él también tendría que casarse y sólo para mantener el nombre de su familia, sin duda la vida era muy injusta.


A la mañana siguiente en el palacio imperial se sentía el nerviosismo por parte del Emperador quien tendría una reunión con los padres de su futura esposa. El día anterior Mukuro, la consejera y mano derecha del Emperador, le informó de sus avances buscando a la mejor candidata que cumpliera con los requisitos necesarios para ser la siguiente Emperatriz. Mukuro era una mujer sumamente reservada y seria, solía llevar el cabello corto y de un tono naranja, el cual le cubría parte del rostro, al parecer había sufrido algunas heridas en su pasado y decidía cubrirlas lo más posible.


— Señor, no tiene que preocuparse, aún no es el día de su boda — Mukuro no despegaba la vista de los documentos que revisaba para la aprobación del Emperador, sin embargo, estaba al tanto de sus movimientos.


—Lo entiendo Mukuro, pero no puedo creer que hubiera sido tan rápido encontrar a una mujer que aceptara mis condiciones.


—Técnicamente quienes aceptaron el trato fueron sus padres, señor. Además, por lo que me enteré se ajusta perfectamente a lo que usted solicita, recuerde que esto no es más que una fachada para que no se le pongan en su contra los miembros del consejo y muchos otros puestos. Cabe recalcar señor, que usted es un hombre que no sólo es visto en cuanto a su figura pública, sino que además debe mostrar tener una familia que represente los ideales que tiene con su pueblo. Así que más le vale que recuerde cubrir las apariencias.


— Sé que tienes toda la razón Mukuro — el Emperador parecía mostrarse serio y agitado ante todos estos argumentos, el odiaba mucho todos los protocolos y las estrictas normas de comportamiento a los que estaba sujeto sólo por su posición — Esto en verdad es irritante, odio todo esto y odio también saber que tendré que casarme con una mujer. También entiendo que si no me caso la gente comenzara a hacer sus propias conjeturas y eso tampoco es bueno menos cuando diriges a todo un reino donde la lealtad lo es todo, además necesito a alguien que ayude con las tareas públicas representando mi poder y autoridad.


— No tiene de que preocuparse señor, por lo que me han contado la hija de la familia Yoko es una señorita con los dotes necesarios para ser su esposa. Pero para que usted se sienta con la seguridad suficiente es que verá a sus padres el día de hoy; lo cual me recuerda que es casi la hora, así que por favor diríjase al salón del té en donde se llevará a cabo la reunión, me aseguraré de llevarlos una vez que hayan llegado al palacio.


Los padres de Kurama llegaron al palacio a la hora pactada y fueron recibidos efectivamente por Mukuro quien se encargó de guiarlos dentro del interior del palacio y llevarlos hasta donde se encontraba el Emperador, quien al igual que los miembros de la familia Yoko, se encontraba nervioso por dicho encuentro y por platicar sobre su futuro.


—Señor traigo ante usted a los líderes de la familia Yoko y padres de quien podría convertirse en su futura Esposa.


Tras esta breve introducción, Mukuro hizo pasar a ambos al salón de té donde ya esperaba el Emperador con sus mejores ropas acorde a la ocasión y a su rango. Los representantes de las diez familias eran de las pocas personas que podían tener una audiencia con el Emperador sin ningún tipo de intermediario y cara a cara. Una vez instalados todas las partes interesadas en el asunto dentro del salón se decidió por parte del Emperador y el padre ir al grano del asunto, facilitando así las negociaciones.


—Primero que nada, agradecemos el tiempo que se tomó para recibirnos el día de hoy — comenzó a decir el padre de Kurama.


— No tiene por qué agradecerme, además es un asunto de vital importancia como cualquier otro. Bueno como ya saben, hace poco inicie la búsqueda de una esposa con las cualidades y características dignas de representar a este poderoso imperio, y he sabido que varias de las jóvenes elegibles se encuentran a punto de contraer nupcias.


—Conocemos los pormenores señor y le aseguro que nuestra hija es un buen partido para cualquier hombre, nos honraría a nosotros y a usted si la llega a elegir de entre todas sus opciones disponibles — se aventuró a agregar la madre de Kurama.


—A decir verdad, no he encontrado a alguna que satisfaga mis expectativas, y he de suponer que, si hubiera decidido casarme antes, no me encontraría ahora en este gran predicamento. Sin embargo, me extraño saber que ustedes tenían una hija en posición de casarse.


— Eso señor puede ser explicado con facilidad — intervino el líder y padre de la familia — como ya sabrá, nosotros tenemos dos hijos varones que dejan mucho que desear en la alta sociedad en la cual nos encontramos y para evitar que nuestra hija se viera expuesta a ese tipo de actos e ideales, decidimos enviarla a vivir con unos parientes que viven lejos de la capital, en la cual se le instruyeron los mejores modales posibles. Logramos formar una señorita digna de cualquier hombre de la alta sociedad imperial y no podríamos estar más orgullosos de ella sin duda.


—Es bueno saber que tuvo una muy buena instrucción — el Emperador parecía un poco pensativo, sin duda había escuchado algunos rumores de los hijos de la familia Yoko — Perdonen la rudeza de mis palabras, pero sé que en estos momentos están pasando por problemas económicos, pero me atrevo a decir que está es la única razón por la cual me ofrecen a su única hija, lo cual me parece muy tentador, pero ¿cómo sabré que no buscan alguna ventaja de este matrimonio?


—No negaré señor que tenemos problemas — dijo con firmeza el padre de Kurama — siendo honesto, es verdad que nos encontramos en la necesidad de sacar el mejor partido posible para nuestros hijos, para que ellos se encuentren en las mejores posibilidades de una mejor vida. No negaré que perdí la esperanza en mis hijos mayores, pero Kurama, siendo la mayor no quisiéramos que se le comparase con sus dos hermanos y tuviera lo mejor que se merece, además de que representa una esperanza para nuestros problemas actuales. Además, me atrevo a decir que es una opción muy favorable para usted también, conocemos sus desafíos ante las reglas establecidas y consideramos que si no ha elegido esposa hasta este momento es porque desea ir en contra de ellas; y aunque ese sea su deseo la presión que ejercen sobre usted parece ser demasiada.


El último comentario tensó un poco los nervios tanto de Mukuro como del Emperador, temían que su más oscuro secreto fuese revelado, sin embargo, trataron de mostrarse lo más serenos que les era posible ante estas deducciones sin fundamentos que escuchaban por parte de sus visitantes. Para su alivio, la madre de la joven Kurama, trato de calmar las emociones que había despertado segundos antes su esposo.


— Lamento tomar la palabra señor, pero conozco su ideal de no tomar ventaja de un matrimonio consolidado sólo por el poder que conlleva la riqueza de ambas partes — dijo con astucia y demostrando un brillo de emoción en sus ojos al decir estas palabras — En la boda de su hermana, me enteré que sólo dio su consentimiento hasta estar seguro de que los sentimientos de ambos jóvenes eran verdaderos. Me atrevo a añadir con base a ello que usted es un hombre que jamás se casaría con una mujer sin estar seguro de que lo que siente es genuino y sin interés.


—Veo que tiene una agudeza para ver esos detalles y juzgarlos de buena manera señora — exclamó aliviado el Emperador — es verdad que me encuentro en contra de todo el asunto de arreglar los matrimonios con la finalidad de sacar provecho los unos de los otros, sabemos que a veces tienden a ser más problemáticos de lo que se cree, sin embargo, el casarse por la simple pasión pasajera que suele surgir tampoco resulta fructífero a la larga. Por lo que sé ustedes son prueba de que el matrimonio arreglado puede ser benéfico no sólo por interés, sino que además lograron tener una familia y relación envidiable.


—Sin duda alguna señor, nosotros llevamos una larga y feliz vida juntos — añadió la madre sosteniendo la mano de su esposo — y es la razón por la cual deseamos que nuestra hija tenga lo mismo que nosotros, si en nosotros hubiera alguna duda de que no sería un buen partido para ella, no estaríamos aquí sentados tratando de convencerlo de que mi querida Kurama es la opción ideal para usted. El prestigio de nuestra familia está en juego sin duda señor – las lágrimas comenzaron a brotar en los ojos de la mujer — pero no lo tome como un favor que nos haría usted a nosotros, como la segunda familia nuestro deber es con usted y con nuestro reino, así es que venimos a brindarle la ayuda de una mano amiga en momentos de suma importancia.


— Veo que tiene gran poder de persuasión y elocuencia señora — razono todo lo que había escuchado de ambos durante ese breve encuentro y le pareció que ambos podrían verse beneficiados si sabían jugar sus cartas — ya que han expuesto el asunto como lo han hecho y teniendo en cuenta que las mujeres que podrían tentarme como futura esposa son reducidas, me complacerá aceptar su propuesta. Sin embargo, solicitaré que se establezca un contrato matrimonial, recordemos que es un negocio para ambas partes, y tanto ustedes como yo estamos dispuestos a sacar el mejor provecho de todo este asunto. Me casaré con su hija y ustedes recibirán un apoyo económico que los ayude a solventar su precaria situación, por mi parte tendrán la palabra de que tratare de lo mejor a su hija, si es o no de mi agrado es irrelevante, mientras me ayude a mantener las apariencias será tratada de lo mejor dentro del palacio; pero no esperen más de mí, tal vez este matrimonio no sea tan bueno como suponen, pero nada le faltará y jamás será privada de nada eso se los aseguro.


Los integrantes de la familia Yoko se sintieron agradecidos por la benevolencia del Emperador, sabían que era una cuestión muy riesgosa aceptara o no la celebración de este compromiso. La respuesta obtenida sin duda los alivio ya que no tendrían que preocuparse de que hubiese una relación más íntima entre él y Kurama, de esa forma tendría menos probabilidades de ser descubierto. Por su parte agregaron que, si ella no era digna del emperador en cuanto a gustos, el debería de abstenerse de pedirle que le diera herederos.


Mukuro escuchó atentamente el intercambio de las negociaciones y a su vez tomo nota de cada palabra que se dijo en esa habitación. Estaba feliz de que el Emperador y su mejor amigo hasta entonces por fin tuviera el valor para hacer lo que era correcto de acuerdo a su rango, ahora ya no había marcha atrás, las cosas irían acomodándose conforme pasara el tiempo, tal vez todo cambiara para mejor.


— Estoy muy orgullosa de usted señor, al fin ha tomado la mejor decisión — lo felicitó Mukuro una vez que los miembros de la familia Yoko se retiraran del palacio — me alegra saber que por fin pone mayor interés en los asuntos de su pueblo, es el precio que debe pagar.


— Sólo espero haber hecho lo correcto — todo lo que había pasado habían puesto al Emperador muy fastidiado y cansado, sólo deseaba un momento a solas — bueno eso fue suficiente por el día de hoy Mukuro, me iré a descansar.


Los pensamientos del Emperador eran un caos en ese momento había muchas cosas que se complicarían tras su matrimonio, y sabía que su esposa sería su pequeño infierno y tortura. Sólo podía pensar en lo difícil que sería llegar hasta el día de la boda, por ahora ese era su mayor problema, una vez casados vería como lidiar con todo ello, un problema a la vez se decía a si mismo mientras caminaba hacia sus aposentos. Mientras tanto en la casa de la familia Yoko, Kurama se encontraba contemplando la luna desde su habitación pensando en lo injusta que puede ser la vida con todos. Él quería libertad y amar a alguien de verdad, parecía que la vida se hubiera encargado de maldecirlo desde su nacimiento, lo sabía perfectamente, su madre fue lo suficientemente valiente de contarle todo y sentía que lo que estaba pasando era parte de su castigo. Tenía miedo de muchas cosas, de ser descubierto y lo que haría con él y su familia el Emperador si se enterara de la estafa de sus padres. 


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