En un lejano reino
En un lejano reino, ubicado tan al norte que la luz del sol no
llegaba, vivia un joven principe de suaves cabellos dorados y mirada
de cristal. Sus ojos que emulaban el agua, frios, eran de una
profundidad melancolica...si los mirabas de frente daban ganas de
llorar. Pero nadie en ese reino era conciente de la profunda tristeza
del principe, muy ocupados en aparentar felicidad.
Asi pasaba Hyoga, siempre solo, arrastrando los pies por interminables
corredores en penumbras, su padre, Camus, ocupado con Milo, el primer
ministro, apenas y si se daba cuenta de que tenia un hijo. Natasha, la
bella reina de blancas manos, ayudaba a los mas necesitados dia tras
dia para olvidar lo que todos sabian: el rey y el ministro eran
amantes. Sin uno y sin otro el principe de quince años se fue al
jardin posterior del palacio, llego hasta los columpios y se sento en
uno de ellos a observar el cielo tachonado de estrellas con una luna
gigantesca. Se preguntaba si existian en realidad aquellos paises
calidos de sus libros de cuento donde brillaba el sol.
El niño corria lo mas rapido que podia, no entendia como habia llegado
hay. Venido de un reino lejano, Shun intento ayudar a una mujer y su
capa cayo dejando ver su piel. A su alrededor la gente se aterro por
el ente extraño que brillaba como ninguna otra luz, sus cabellos
verdes desordenados perfilaban su tierna faz de labios carnosos y
enormes ojos azules. Su figura exquisita dejo anonadados a algunos
pero la luz que provenia de su cuerpo les enseño sus verdaderas formas
a otros. Por eso corria, tras el una muchedumbre iba con antorchas en
mano, persiguiendolo cual monstruo.
Hyoga iba a regresar al castillo, estaba empezando a helar, y casi no
puede ver lo imcreible pero lo vio. Un resplandor desde el otro lado
de la berja de hierro forjado, un chico que corria con los pies
desnudos, joyas alrededor de los delgados tobillos, en el verde
cabello, y una ropa demasiado lijera, casi transparente, para un pais
como el suyo. La vision demoro un segundo pero fue suficiente para que
el corazon del principe diera tumbos anonadado.
Tras el joven iban varios subditos enfurecidos, preocupado el principe
se acerca a un grupo resagado.
- que ocurre?- pregunta.
- su majestad- intenta hacer una reverencia pero el hombre casi no
puede mantenerse enpie - la luz nos lastima-
- hemos de acabar con la luz- dice una chica pelilila que sostiene una
antorcha - es nuestra obligacion!!-
- de verdad les lastima?- es extraño, a el le facina esa luz.
- si- asiente otro chico - es malvada-
- Seiya, Isaac, vamos- ordena la pelilila y siguen el camino de la
turba enbravecida.
- yo acabare con ella- les dice el principe decidido- destruire todo
aquello que enferme a mi nacion!!-
- Gracias su alteza- se inclina la joven - muchas gracias-
Tal vez asi alguien lo ame, si destruye esa hermosa y malvada luz.
Entonces ya no estara solo, el los habra salvado a todos!!
Shun aun corre y el frio recorre su cuerpo como una corriente, sus
labios estan morados, sus pies sangran y el cansancio le esta
venciendo. No puedo detenerme, se dice, debo continuar!! Pero es
dificil, la estela que su piel deja a su paso hace que esas personas
lo sigan, jamas podra escapar. Ve a un lado un callejon oscura y corre
por el con la esperanza que esas sombras escondan su luz.
Hyoga lo ve venir y se coloca frente a el franquiandole el paso con el
cuchillo de cocina escondido a sus espaldas. Sonrie por aquella
belleza sublime, aterradora y aterrada.
Shun no reconoce al desconocido y no le importa, es la primera vez que
ve una sonrisa tan sincera en ese paiz tan hostil. Va directo hacia el
chocando contra su pecho donde se hunde lloroso, el desconocido a
pesar de estar cubierto con esa capa roja es tan frio...
Calido, suave y delicioso como nunca jamas otro. El muchacho peliverde
tiembla al contacto del cuerpo del principe y trastavilla cayendo al
suelo envuelto en aquellos fuertes brazos.
- ayudame- pide Shun en un susurro suplicante con sus ojos llorosos y
las mejillas sonrojadas.
El principe no resiste el rostro de ese angel en desgracia y le roba
un beso. Shun se asusta al contacto de los labios pero le es imposible
separarse. La mano de Hyoga en su espalda le obliga a profundisar el
beso, abre su boca virgen y siente la lengua que penetea dandole
placer. El adorable chico es muy dulce, acaricia la colunna para
pegarlo mas a su cuerpo y alza el cuchido de cocina que brilla en la
oscuridad. Sin cortar el beso mira aquel rostro infantil, el
extranjero a cerrado inocentemente los ojos en total entrega a el.
Pobre... Baja el cuchillo sobre el fragil cuerpo rasgando el aire.
Al llegar al callejon los subditos ven a su principe parado en medio
con el cuchillo lleno de sangre que gotea copiosa.
- esta muerto - les informa - yo lo mate- mira a un lado y detraz de
unas cajas enormes de madera salpicadas de sangre se ve una mano
blanca que brilla suave - esta hecho-
- Gracias mi señor!!- grita alguien.
- viva el principe!!!!-
- viva!!!!- lo victorean cono si ubiese destruido la maldad de la
tierra, asquerosos, piensa Hyoga.
- ahora pueden ir a sus casas tranquilos - les anuncia - yo esperare a
que lleguen los guardias a retirar el cuerpo-
- gracias-
- es uds nuestro heroe- se van despidiendo y algunos se acercan a
darle la mano.
Al fin el ultimo desaparece por la calle y Hyoga puede por fin lanzar
el cuchillo al piso desesperado. Corre donde el pequeño peliverde que
mira al cielo ido.
- ya se fueron, estas a salvo- se toma el brazo herido. Al levantar la
mano sobre Shun el cuchillo fue a dar a su brazo abriendolo en canal
dejando manar mucha sangre. Shun se habia asustado pero Hyoga lo llevo
tras las cajas y le dijo como esconderse.
- te duele mucho?- pregunto el niño viendo la profunda herida.
- no, estoy bien- le sonrio ampliamente, un principe siempre debe ser
valiente frente a la damisela en peligro y Shun en ese momento era SU
damisela!!
- dejame ver- Shun estiro su mano y roso sus dedos sobre la lacerante
herida, una descarga deliciosa paso por el cuerpo de Hyoga
deteniendose en su cerebro y supo con certeza que era el, aquel con
quien compartiria su vida el resto de sus dias.
- ya esta- sonrio Shun y el principe vio con sorpresa que su brazo
estaba intanto, la herida cerrada, ni una cicatriz.
- vamos- le dijo el rubio ayudandole a levantarse.
- a donde?- quiso saber el pequeño a quien Hyoga le colocaba su capa
para protejerlo del frio y tapar aquella suave luz que ahora le
pertenecia a el.
- a un lugar donde estaras seguro siempre- y se lo llevo. El niño solo
lo siguio. Ivan al castillo oscuro y frio donde el pobre Shun estaria
encerrado para siempre, no saldria jamas y el principe de las sombras
beberia eternamente de la tibiesa de su cuerpo y gozaria del calor de
su amor.
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