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Caminante por La leonina Gaby

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Notas del fanfic:

Como siempre debe ser, el reconocimiento

Los personajes son del señor Kurumada, yo solo planteo situaciones alternas...

Jejeje Muy alternas

Notas del capitulo:

Siempre me gusta agregar dedicatorias y en este caso es especial.

Para mi geme linda, darkmoon, y claro  para mi cuñis Karin.

Pero especial dedicatoria para todos los que leen, dejan comen, y para aquellos a los que les llega aunque sea una pequeña parte de la historia ^^

Gracias...

Solo me queda decir que lo disfruten

Caminante.

 

Las calles apenas y si estaban habitadas. Los vidrios que formaban parte de las estanterías se encontraban adornados por pequeñas gotas de agua. Hace unas horas, a pesar de ser de día, no se podía ver el sol con claridad, llovía, y no paresia ser la calida Grecia que él recordaba.

 

Sus pies marcaban un camino, sin rumbo fijo. Ataviados en unos clásicos zapatos color negro mate, sus pies pisaban, con paso calmo, un suelo empedrado y húmedo. Hace ya más de 200 años que conoce esas calles, por un tiempo las dejó, pero no pudo mantenerse lejos de ellas, ya que eso implicaba estar lejos de lo que amaba.

 

Un viento fresco golpea su rostro y mece algunas hebras de aquel cabello dorado. Se detiene, al llegar a una esquina y percibe como algunos carros pasan frente a él, meciendo aun mas su cabello. Las calles que se empiezan a poblar, se inundan de sonidos; pasos tranquilos otros mas parecen correr. Voces a su alrededor e imágenes que llenan su mente. Ninguno familiar. Ninguno era el que buscaba.

 

Retoma su andar y cruza la calle con tranquilidad. Los edificios que se alzaban a su alrededor los veía desde perspectivas ajenas. Era un fenómeno particular, habían pasado muchos años con el tiempo las calles habían sido modificadas. Nuevas farolas, algunos establecimientos nuevos, otros mas que habían desaparecido con el tiempo. A pesar de todo aquella zona era preservada lo mas fielmente en su arquitectura y por mas que viera por ojos ajenos, con ojos nuevos y marabillables o los cansados de la rutina, aquellas calles parecían ser las mismas de cuando ellos caminaban juntos.

 

Se conocían desde niños. Él, Asmita, había sido llevado de pequeño junto con sus hermanos a Grecia, por sus padres. Los recuerdos mas gratos de su infancia al llegar a Grecia eran los de él y sus hermanos jugando por la gran casa que poseían, escuchado atentamente el menor ruido y hasta la respiración que delatara donde se escondían sus dos hermanos mayores y ganando en numerosas ocasiones.

 

Pero el recuerdo más valioso era el de una pequeña fiesta que habían organizado sus padres. Aburrida, como siempre solían ser esa clase de reuniones, los tres hermanos habían decidido jugar a las escondidas en el gran jardín. Era turno de Asmita para buscar. Con pasos bien medidos rodeaba lo que sabia eran los rosales. Agudizo sus oídos para detectar cualquier sonido. Nada. De pronto escucho los pasos casi silentes que caminan a él, y luego retrocedían indecisos y finalmente, al girar, escucho como aquel caminante se dirigía detrás del naranjo que había al centro del jardín. Confundido remarco el camino hacia el naranjo.

 

-¿Quién eres?- pregunto una vez al lado del extraño-

 

-Mi nombre es Deuteros- pronuncio un niño un par de años mayor que el-

 

-¿Estas bien?-

 

-Es lo mismo que quería preguntarte, como me perdí y luego te vi solo pensé que tú también estabas perdido.-

 

-No, yo vivo aquí y solo juego con mis hermanos, ¿quieres que te lleve al salón?- tendió su mano, la cual fue tomada por el otro niño para emprender camino, pero en eso noto que detrás del flequillo llevaba los ojos cerrados-

 

-¡Hey! ¿Cómo llegaremos sino ves el camino?-

 

-Nunca lo he visto- sonrió. El otro pequeño entendió perfectamente, y así emprendieron un camino que aun con los años lo siguieron juntos.

 

De un pequeño camino al salón pasaron a una amistad, de ella a un sentimiento que no les interesaba negar.

 

A los 20 años su actividad favorita era caminar por las calles empedradas escuchando el bullicio y a la par del hombre que amaba. Una noche en particular, ya era tarde, no había mas ruido que el de la voz de su compañero y sus pasos.

 

Fue la fatídica noche en que todo cambio. Alfabika apareció en sus vidas. Era un vampiro antiguo, que los había seguido por semanas, admirado por la determinación de Asmita. No hubo duda en el, los transformo.

 

Nunca pudo olvidar la calle en que perdió a su amado Deuteros. Esa calle cerrada formando un callejón curvo. Nunca había sentido la necesidad de la vista, paro esa noche lo sintió. Pronto descubrieron que Alfabika tenia un par de enemistades, y si el hubiera podido ver que alguien estaba detrás de Deuteros en ese callejón podría haberlo salvado. Los vampiros eran sigilosos y él, aun sin dominio sobre su desarrollado oído, no puedo percatarse de la presencia de aquel que tomo a Deuteros justo lejos de su escondite en el momento en que los primeros rayos del sol asomaban. Un te amo fue lo ultimo que escucho antes de que Alfabika lo jalara dentro de la casa prácticamente encriptada.

 

 

Al poco tiempo decidió separar caminos con Alfabika. No le guardaba rencor, pero no quería estar con él. Hace ya casi 200 años que decidió ser un caminante solo, uno a la espera. Antes de separarse su maestro le confeso que creía en la reencarnación, que había tenido una hermana que falleció poco antes de ser trasformado y que mucho tiempo después la reencontró, pero contrario a sus deseos opto por dejara humana para que viviera como debía ser.

 

-Espera-le dijo antes te partir- espera.

 

 

Ahora caminando fuera del callejón recordaba tales palabras, y se las reiteraba mientras continuaba recorriendo la calle principal llena de escaparates des ventanas ahora secas.

 

De pronto al detenerse en otra esquina, escucha unos pasos acercarse a el por detrás, indecisos, luego retrocedieron y se detuvieron. Esos pasos, ese caminar se le hacia familiar. Giro y pregunto.

 

-¿Estas bien?- el otro tardo pero respondió.

 

-Si, bueno, no, estoy perdido y pensé en preguntarte, pero no quería molestar- respondió un joven de ojos verdes-

 

Su interlocutor sonrío.

 

-Yo vivo aquí, te puedo llevar- extendió su mano, sabia la tomaría- ¿Quién eres?-

 

-Mi nombre es Kanon- Dijo tomando la mano ofrecida sorprendiéndose a si mismo-  ¡Hey! ¿Cómo llegaremos sino ves el camino?

 

-Nunca lo he necesitado- dijo sonriente-

 

-Confío en ti caminante- sonrío también al entender-

 

Emprendieron el camino, uno del que sentía una seguridad Kanon de seguir con su estrella guía, su estrella caminante.

Por todo el tiempo que él deseara…

 

Notas finales:

Escribirlo me costo trabajo porque tenia que ser minimo de 1000 palabras... jejej y por mas que me esforce quePues espero que lo disfruten.do de 1031 XD


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