Soy consiente, tengo un problema…
Llevo una semana, entienden, ¡Una semana!... dirán SÍ una semana, pero para mí es ¡UNA SEMANA!... siete mujeres y nada, a ver… ¡NADA DE NADA!, no me pasa nada… OKEI! Eso lo entiende, pero repito ¡YO NO!... No sé que me pasa, mejor dicho… no sé que le pasa, pero si compartimos todo… la toalla, el jabón, mis propias manos y hasta los calzones, no comprendo porque me abandona de esa manera cuando lo único que compartimos de manera íntima hasta placenteramente son las mujeres, ¿En que le fallé? ¿Por qué me falta justo ahora?... ¡Ni que tuviera PELOS BLANCOS! ¡Ni que tenga la PIEL ARRUGADA! ¡Ni que fuera REITA!... Que horror porque a mí, porque a mi íntimo “AMIGO” le comienza a pasar estas cosas… ¡Ya sé… si me compró un VIAGRA! ¿Resultaría?... y si después de tomar el medicamento no paro de tener… OKEI! Olvidemos esa palabra, quizás a lo mejor todo esto es producto del estrés… No tengo que preocuparme, no para que, si a cualquier hombre de mi edad le puede pasar… ¡PERO NO SOY VIEJO PARA QUE ME PASE A ESTAS ALTURAS… CARAJO, MIERDA!... porque no te ¡PARÁS! –Lo grito y para que… si nadie me escucha.
Las noche son más largar que antes, las mujeres solo se van enojadas… claro nunca les menciono el problema que tengo, sino que al llegar el punto culminante y no tener respuestas fructíferas de mi “amigo”, solo tapo la situación sacándolas con cualquier excusa que se me pasa por la cabeza, mientras ellas se reúsan a salir, porque claro estás, solo quieren sexo y salir a contarle al mundo que pasaron por mi cama… pero mi secreto me ha condenado todo la semana T___T. –Colgado en mis pensamientos, una voz alejada resonaba cada vez más cerca de mis oídos.
Oe… oye HEY!, Aoi –Por inercia y reflejo conteste, mientras me despojaba de mi trance.
Hey!... qué… ¿Qué pasó? –Divisé los ojos de mi interlocutor.
¿Estás bien? Hace 20min que te estoy hablando, 25min que tienes las manos posadas en tu guitarra y más de 30min que miras hacia a la nada que está encerrada en tus pensamientos. –La persona ante mi, siempre tan ordenada, decidida, callada y tranquila, pero ahora su semblante me observa de manera inquita.
Eh… nada solo colgué un poco, perdón. –Agache la cabeza, pero la volví a levantar.
Observe detenidamente, ya que muy pocas veces lo hago, casi muy poco observo a las personas, nunca miro más de lo que yo quiero ver, ya que a mi entorno lo conozco como la palma de mi mano… aunque eso me llave a chocar una y otra vez contra las puertas cerradas, ahora estoy a punto de chocarme fuertemente con una…
Oye… Hey deja de mirar de esa forma ¿Qué te ocurre?... comienzas a poner miedo en mí, no sé que te pasa, pero pondrías poner un poco de vos, hay mucho que hacer, mucho por producir y grabar. –Se ubico a un lado de mi cuerpo, dejó posar de manera cuidadosa su bien amada guitarra, como si su alma doliera al dejarla estancada sobre el soporte… dando luego una pequeña y sutil mirada, mientras su pierna era elevada sobre la otra. Tales movimientos no pasaron desapercibidos por mis ojos y en mi cabeza surgieron mil contradicciones… si bien nadie niega el hecho de que tuviera las piernas tremendamente bien formadas y por supuesto tan sexys… Ey que carajo!... piernas, piernas, piernas, P-I-E-R-N-A-S!... ya!!! ¿Serán suaves? Ahhhhhh~ DIOS SALVAME.
Hay… pero estas para la cachetada. Por lo menos límpiate la baba, antes de que mojes el sofá. –Me dijo de manera alterada…
Debó de ser un tarado y con complejo de bipolar, si hasta un tiempo era un “semental” hoy soy una “babosa arrastrada”.
Ah… perdón estoy un poco pensativo, discúlpame una vez más. –Quise agachar la cabeza pero me interrumpió.
Oye, puedes contarme, ¿Soy tu amigo? ¿Verdad? Osea que puedes contar conmigo para lo que sea –Se acomodó un poco más, cambiando posteriormente el orden de sus piernas.
Es un problema un poco complicado de explicar, más a un amigo, Uruha –Noté como mordía suavemente su labio inferior y como este se deslizaba hacia abajo.
Comencé a poner más atención en Uruha llegando a la conclusión de que… posee unos labios sumamente anormales, si bien son algo gruesos en partes más anchas que otras; Por ejemplo: En su labio superior se forman dos pósitos pequeños a cada lado dejando en el medio una parte ancha –boca de pato, quizás-… son como demasiados perfectos… más pensamiento y más trabalenguas, del porque siente… y piensa uno, en fin.
Veo como sus labios se mueven a un compás, pronunciando ahora cosas en mis oídos, siento su cálido respirar, sus manos se posan en mi pecho, el cual se eleva pausadamente con el frotar leve como para darme algo de calor, suben poco a poco hasta tocar mi rostro.
Aoi… aoi, estoy acá… ey –Moviendo sus manos de lado a lado, pero mi atención y sorpresa se situaron en otra cosa.
Tomé acción de repente y dirigí mis manos para tapar lo que hasta ahora era mitad problema, y digo mitad porque el muy desgraciado se levantaba…
¿Por qué tienes esa cara de sorpresa? Aoi realmente estas muy raro, te llevó al hospital inmediatamente, sino me das una buena excusa… ahora, Aoi dame tus manos… dale! ¿Qué estas ocultando? –Que lindo él y su carita de inocencia que por cierto le sale tan maravillosa, nótese el sarcasmo que utilizo al decirlo… pero, bien en pocos pasos… eh palabras… ¡ESTOY ATRAPADO ^__^´!
-Media hora después de explicarle el problema a Uruha, el cual pareció comprender cada una de las palabras, o eso es lo que me daba a entender-
Así que… no tienes erecciones cuando estas con mujeres, pero tienes una justo en este momento. –Uruha utiliza todas sus neuronas en comprender tan delicada situación.
Ah… así es –Afirme con mi cabeza, mientras mi hermoso compañero de cuerdas seguía con el análisis.
Osea… que eres ¡Un PERVERTIDO! y ¡Un GAY! –Bueno hasta un punto las neuronas funcionan bien.
Pe… … pero, etto yo…o –No me sale palabra alguna ante está acusación.
Pervertido hasta un punto, es verdad le miré las piernas, las manos, los labios, el torso, sus caderas y que no daría por tacar todo… veamos tampoco soy el único que se ratoné-a con Uruha, si hasta los camarógrafos lo enfocan a él más que a los demás –bueno Ruki gana por poquito-, los fotógrafos hacen cola para sacarle una foto debajo de la tarima cuando toca la guitarra, osea yo PERVERTIDO si solo lo miré un poquitito nada más, hasta el más macho del mundo le daría a Uruha si se lo cruzase… así que POR FAVOR, a mí NO lo de pervertido.
Gay… bueno eso explicaría hasta un punto lo que le estás pasando en mi entrepierna, pero uno no se convierte en gay de la noche a la mañana… y si lo único que hice fue babearme un poco, tampoco soñé sueños húmedos con él… bueno está bien solo una vez, pero solo una vez…
Bien no me interesa lo que tengas para decirme. –Uruha se puso de pie caminando de lado a lado, ya comenzaba a marearme, por una parte estaba aliviado si a Uru~ se le ocurría gritar, ya que por los radares del estudio no había gente…
Así que tenemos por la raíz cuadrada de dos más dos elevado al cubo todo eso dividido ocho, nos da como resultado… -Uruha paró de repente su paso frente a mí, con una pequeña e indescifrable sonrisita por aparecer en sus labios, atino a decir.
Ja! Aoi… ¿Te excité? –Comprendo que Uruha no se halla llevado matemáticas a diciembre y muchos menos a febrero, pero si para el caso extremo no sabía en donde meterme, ahora no sé como desaparecer del planeta llamado Tierra… y para el colmo mis pómulos rojos ya están morados e irreconocibles del calor que tengo.
S…ssssssss… -Me interrumpió nuevamente, igual ya se había hecho costumbre el no poder decir nada.
Deja… No digas más. –Posó uno de sus dedos sobre mis labios para acallarlos y continuo…
Yo sé como… a y u d a r t e. –Me dijo Uruha, si anteriormente mencioné su lado más sexy ahora acentuó su lado más seductor, el cual lo esconde sino es para cazar a una presa indefensa, en este caso YO igual PRESA.
Sus manos se posaron en mi pecho y descendieron suavemente, mientras su cuerpo se iba juntando, sus piernas tocaron las mías y con suma presión las separó hacia un lado rodeando mis caderas, un leve peso se hizo presente… Que decir, que hacer, como evitar lo inevitable, como desear sin comprender una situación, más si está se ha escapado de las manos y terminaron en otras más astutas…
Uruha… no hagas algo de lo que te puedas arrepentir luego… por favor. –Como hacer que una simple suplica, se transforme en algo que no quieres que se obedezca… decidido a retirar sus manos puestas sobre las mías, él retiró lo dicho por mi.
Yo no dije que me arrepentiría, de última el que proclamara por más serás vos, ahora solo colabora, que el favor es para vos. –Yo en mi lugar protestar no puedo, es como sentarse a ver una película y comer pochoclos, bueno, otro ejemplo boludo no tenía para decirles, pero es algo parecido… tengo mis movimiento tan duros que no los puedo ni relajar, sentir el peso de Uruha sobre mis piernas al igual que las suyas apretando mis caderas, no es algo que se pueda obtener todos los días…
El silencio resonaba por todas partes en está pequeña habitación, solo algunos pasos de las personas que para la hora ya querían llegar a sus casas, eran el leve sonido colgándose por debajo de la puerta, afuera el tráfico público retorcía los grandes ventanales, pero entre nosotros solo el minucioso respirar chocaba entre nuestros rostros, en las ventanas el sudor del vapor transformado en gotas.
Sus manos toman poder recorriendo toscamente cada parte de mí, parecen querer sacar una radiografía de mis ojos, labios, pómulos, orejas y cuello… acariciando mi cabello sus labios comenzaron a temblar, quizás de miedo o como explicar la sensación extraña que invade nuestros cuerpos, esa sensación de cosquilleo en el estómago, algo loco, enloquece al corazón y pretende arrebatar el alma desgarradoramente sin culpa de un sentimiento nuevo, amor… quizás… un poco de amor.
Mis manos se elevan hasta sus labios, tan perfectos, entre abiertos, suaves y a la ves están secos, sus ojos se cierran cansadamente como queriendo encontrar un sentido a sus emociones.
Moví mi cuerpo hasta llagar a la altura de su rostro, el cual sostengo con ambas manos, un giro radical y nuestras miradas se unieron, como un golpe de agua bien helada, el contacto de esos ojos color miel rozaron de manera perdida como una aguja afilada dentro de mis iris oscuros.
Sobre este contacto de miradas ajenas, proclamamos el no hacernos daño, más luego tomar una cruel realidad, “Los hombres no se desean los unos a los otros” prohibidos por una golpeada sociedad, desatando el nudo agudo que nos ahoga, dudamos un poco, aunque estuviéramos dispuestos a entregarnos, lo más fuerte salió corriendo de nuestras bocas, cerradas.
¿Seguiremos siendo amigos, verdad? ¿Lucharemos juntos por el mismo sueño? ¿No tendremos necesidad de escondernos o negarnos el saludo, ni de ignorar al otro? ¿Haremos como si nada pasó y nos tomaremos de la mano con una sonrisa? ¿Seguiremos tocando nuestras espaldas y tocando con las mismas manos los acordes?... ¿Seguiremos?
Estoy dispuesto a detener la avalancha de respuestas, yo sé que piensa lo mismo, a este momento nadie ha hablado, pero mi instinto jode en que lo haga.
Perdóname Uruha, por lo que voy hacer. –Acorte esa miserable distancia, mis labios profanaron por fin los suyos helados, tomé impulso, entrelace mis largos dedos en su cabellera lacia, arrime su cuerpo y devoré con ansias lo que provocó hasta ahora, mi muerte.
Tardó un poco en corresponder, pero se comenzaba a sentir el despliegue junto al movimiento cuando nuestras narices hacían una lucha por esquivarse… gracias a la falta de aire, jadeante aún me dirigí sobre sus labios…
Olvídate, por un momento que te llamas Takashima Kouyou y que el mío es Shiroyama Yuu, solo por ahora olvidemos que allí afuera existe un mundo, ahora somos ajenos a lo que tengan para decir. –Tomé nuevamente el valor para atrapar en sus labios aquellos llamado realidad.
Un suave empujón me hizo desistir de aquel beso, Uruha tomará la palabra, y está ves aceptaré lo que tenga que pasar.
¿Continuara?...