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Buenas Intenciones por jaguar_et_quetzal

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Notas del fanfic:

Hey.

No me decidía a subir este fic, principalmente porque tiene medio año que lo empecé y sigo sin terminarlo. Pero quizá el comentario de alguien me dé luz e inspiración para ello ¿por qué no?

No será muy largo, a lo mucho 3 capítulos. De humor como siempre, me niego a abandonar este género.

Notas del capitulo:

Si alguien gusta anexarse o conoce a 'otro alguien', que escriba lemon, queda invitad@ a esta historia, yo no escribiré lemon, pero si escenas subidas de tono. Aunque creo que al menos una escena completa es necesaria.

 

Aquí voy y juro que trataré de escribir pronto.

-¿Están seguros que nadie me verá?- preguntó el robusto hombre, comerciante de productos importados de quien se había rumorado un oscuro problema de trata de blancas; su frente sudaba copiosamente mientras salía por una puerta lateral del Ministerio de Justicia.

-No se preocupe, este camino da al pequeño estacionamiento privado del edificio y por ello se halla rodeado de altos muros, usted podrá abordar un auto de vidrios polarizados- respondió un agente particular que le seguía junto a otros dos.

-Bien, bien- dijo el hombre, con un pañuelito bordado secaba su amplia frente y sus rechonchas mejillas enrojecidas por el apuro.

Click, click

-Perfecto- pensó Akihito tras obtener unas instantáneas; había estado esperando por más de dos horas en ese lugar, a riesgo de caer al estar encaramado en tan sólo una pequeña saliente de 10 cm de ancho. Pero había valido la pena.

-Ahí está el auto señor.

-Uf! Perfecto, vámonos antes que suceda cualquier cosa, no quiero arriesgarme al escándalo.

-Muy bien señor –dijo el guardaespaldas particular del corpulento hombre. La puerta del auto ya había sido abierta.

   Akihito tomó una foto más cuando el sujeto estaba por ingresar al automóvil, ¿debía tomar una impresión de las placas? No, con eso era suficiente. Con cuidado comenzó a guardar su preciada cámara para su partida cuando el cambio de peso le hizo perder equilibrio.

-Epa! Ah! –En un oportuno reflejo se aferró a la barda del edificio- ¡Fiu! Por poco –se dijo mientras miraba hacia al duro asfalto del suelo. Pero con el súbito agarre, pequeños trozos de caliza se zafaron de la barda haciendo un poco de ruido al caer.

-¿Eh? ¿Qué fue eso? –preguntó uno de los agentes, todos voltearon en la búsqueda de la fuente del ruido.

-¡Allá arriba! ¡Es un hombre trepado a la barda! –gritó uno.

-¿¡Qué!? ¡Rayos! ¡Agárrenlo, no quiero testigos! –gritó el comerciante.

   Los dos agentes que habían acompañado al  hombre y su guardaespaldas se movilizaron de inmediato sacando sus armas.

-¡Alto o dispararemos! –gritó uno, en tanto Akihito al saberse descubierto se apresuraba más bien a tomar camino hacia abajo.

-No amenacen ¡disparen!

-Señor, estamos en el Ministerio de Justicia –le recordó prudentemente el guardaespaldas-. Lo atraparemos –le indicó para calmarlo. Acto seguido volteó hacia los agentes –ustedes, llamen a los guardias de la puerta exterior, que lo agarren por invasión a propiedad ajena.

   De inmediato se hizo el contacto por radio, no obstante, Akihito ya había contemplado la posibilidad de ser descubierto así que con prestos movimientos descendió en un suspiro para después introducirse por una ventanilla del sótano del edificio contiguo, de forma tal que para el momento en que los guardias dieron la vuelta al edificio encontraron vacío el estrecho pasaje.

-Excelente -expresó Akihito cuando la imagen se hizo nítida y la rolliza cara del comerciante apareció en primer cuadro, este sería un gran e interesante reportaje a cubrir (e ilustrar, de eso él se encargaría) a pesar del peligro que entrañaba, pero ¿no eran esos los mejores casos? Qué importaba un raspón o dos por la bajada precipitada y la intempestiva entrada en aquella diminuta abertura, eso sin contar que podrían haberle disparado. Pero no se hubieran arriesgado a un alboroto en pleno Ministerio, pensó.

   Con las instantáneas listas, Takaba se preparó para pasar una tarde tranquila con un merecido descanso. Eran las 3 de la tarde de un día agradable, cómo le encantaban ese tipo de días.

 

-Viejito ¿estás seguro que no olvidamos nada?- preguntó la dulce señora a su octogenario marido mientras se dirigían al aeropuerto en el taxi de sitio que horas antes habían solicitado.

-Estoy seguro mi amor, en este bolso metí todo para que no hubiese problemas- señaló el hombre con igual ternura, nada mejor para celebrar su 50 aniversario que viajar por el mundo, y por supuesto que era importante no olvidar ningún documento.

-Mm, si pero también quiero saber si no se dejó algún pendiente ¿le avisaste al portero, verdad?

-Si mujercita sí, desde hace como dos meses, también le avisé al vecino, al de la tienda y al que pasa trotando por las mañanas. –dijo juguetón.

   La mujer de aspecto reservado pero bien cuidado le miró un momento enfurruñada, sin embargo de inmediato le siguió el juego.

-¿Al vecino de abajo o de arriba?- preguntó.

-Al de abajo, tú sabes que el de arriba nunca parece estar, salvo en la madrugada que hace un poco de ruido.

-Pues debías haberle avisado- le dijo seria, pero al mismo tiempo como parte de la broma, la cual se vislumbró con el comentario que expresó a continuación.- Al fin que tú te paras mucho a esas horas.

-Es una condición médica- se defendió con una expresión muy digna.

   La señora le dio un abrazo para terminar con la broma, el taxi iba entrando al área de descenso de pasajeros del aeropuerto y tendrían que estar atentos para el ajetreo de la documentación y registro de maletas. El hombre se permitió expresar internamente un último deseo  de que todo hubiese quedado correctamente para esos 4 meses que estarían fuera, a continuación, su atención se volcó al inminente viaje y, por supuesto, a la compañía de su hermosa cónyuge.

 

-Asami-sama, tiene una llamada del Sr. Roukai- le informó Megane a Asami Ryuuichi quien ojeaba un par de documentos sobre proveedores, aspectos molestos pero necesarios de revisar.

-¿Roukai? –preguntó tratando de hacer memoria y es que debido a su posición había que conocer decenas de personas con mayor o menor importancia, normalmente de suma relevancia pero no por ello quedaban fuera muchos otros intermediarios  a quien tratar.

-El encargado del edificio donde se encuentra su apartamento- respondió presto su asistente.

-Por favor, toma el recado, ahora tengo que finiquitar estos pendientes y quisiera hacerlo antes de salir para el Club.

-Me temo que es de carácter urgente, Señor- expresó Megane.

 

-Con el tiempo te darás cuenta de la verdad.

-¿Qué verdad?

-No puedes mover la cuchara, es imposible. -respondió el niño de apariencia tibetana.

   Akihito veía una película de ciencia ficción cómodamente instalado en el sofá de su departamento, originalmente había pensado en salir toda la noche con sus amigos, pero se dio cuenta que la aventura de la mañana lo había dejado un poco más cansado de lo que hubiese considerado, así que para esa hora ya se encontraba en casa, con un tazón de frituras variadas y un par de refrescos de cola.

-En un momento continuamos con “Cine de primera fila”- los comerciales eran el único inconveniente de ver películas en televisión abierta, pero no importaba mucho, no había prisa alguna y de pasó le serviría para traer un vaso con hielos, las últimas noches habían sido especialmente calurosas por la última onda de calor que corriera por todo Japón.

   Takaba volvió pronto con un vaso repleto de cubos y otro vacío, los dejó en el suelo y comenzó a acomodarse de nuevo, esta vez en el suelo, a los pies del sillón.

-Este es el corte informativo de las 11 de la noche.- Akihito se alegró que no se hubiese perdido nada de la película- La onda de calor sigue afectando en todas las ciudades, en Tokio se tomarán medidas para prevenir casos de deshidratación colocando puestos de hidratación en calles altamente transitadas.- Claro, en Kichijyouji parecía más fácil buscar una toma de agua que considerar poner un puesto de agua gratuito.- En noticias recientes, un edificio de departamentos en el distrito de Shinjyuku sufrió un grave percance cuando uno de los apartamentos comenzó a incendiarse, el fuego se propagó a otros pisos asustando a muchos de los habitantes y vecinos, no obstante los bomberos acudieron de inmediato logrando controlar el siniestro……- los ojos de Akihito se encontraban muy abiertos, un movimiento de su mano había volcado el refresco derramándolo por el piso, pero él joven fotógrafo no le dio ninguna importancia, en las imágenes que habían transmitido reconoció de inmediato el lugar, ese era el edificio donde vivía Asami.

 

Prrrrrr……prrrrr…….prrrrrr…….Este es el buzón de voz, deje su mensaje…

-¡Maldición!- gritó Akihito tenso, había estado tratando de comunicarse con Asami sin éxito alguno; sin saber que hacer, daba vueltas al sofá y a la silla del escritorio, no le gustaba estar sin saber y le molestaba aún más que el empresario no quisiera contestarle porque eso también podía significar que no podía contestarle. Una mueca de total desagrado estaba instalada en su rostro, no quería pensar de más.- ¡Pues voy!- dijo alto antes de tomar sus llaves y dinero y salir de ahí con precipitación.

 

-Se..señor Asami, lamento mucho el percance, créame que de inmediato se llamó al cuerpo de bomberos y emergencias, además ya se están haciendo las investigaciones necesarias para ubicar el motivo y origen del fuego. –Indicaba con apuro el joven administrador del edificio de apartamentos; si de por sí era incómodo manejar tal situación, con  Ryuuichi Asami era especialmente tenso el momento, el pobre administrador rezaba internamente para que todo fuera tomado de la mejor manera.

-¿Qué tan graves son los daños?- preguntó Asami.

-A..aquí están los datos preliminares, yo, yo, yo…bueno, me temo que la primera ubicación del percance fue en el apartamento inmediatamente inferior al suyo y..y..y el fuego..ascendió por el ducto de la cocina que atraviesa todos los pisos y..- el administrador hojeaba a toda prisa el documento, realmente no había podido entrar todavía pues los bomberos se ocuparon de acordonar por seguridad.

-¿Los daños?- repitió Asami lacónicamente.

-Aa…a….pues…., pues..la cocina y la sala principal se incendiaron, además de al menos un corredor… ¡pero el seguro se aplicará de inmediato! –se apresuró a aclarar, esperando ansiosamente una respuesta favorable de aquel empresario cuya sola presencia cohibía un tanto.

-Ya veo- expresó como única respuesta. Su rostro estaba mortalmente serio pero a la vez tranquilo; ningún signo de enojo o preocupación; lamentablemente para el administrador, no sabía si era buena o mala señal.

 

   Akihito llegó en la última corrida de autobuses, apenas salió de la terminal tomó un taxi hacia el lugar; tuvo que soportar todo el parloteo del conductor cuando éste escuchó la dirección a donde se dirigían, desafortunadamente de todo aquel chachareo no fue capaz de obtener más información que aquella que se había mencionado en las noticias, en cambio, conoció la opinión completa acerca de las medidas de seguridad caseras y las reacciones pertinentes en caso de emergencias.

  Bajó una calle antes debido al retén de la policía para desviar el tráfico. De inmediato buscó al altivo empresario entre las personas que seguían en la acera y parte de la calle, muchas llevaban batas de dormir y más de una lloraba de forma alarmante aún cuando los bomberos habían terminado de apagar las llamas.

-Joven, ¿es usted inquilino?- le llamó un elemento de seguridad al verlo caminar de un lugar a otro.

-¿Eh? Bueno, no, pero soy un familiar –mintió, pues intuyó que de otra forma lo alejarían de ahí-, busco a mi tía.

-Ya veo, no se preocupe, no hubo ningún herido así que debe estar por aquí ¿en qué departamento vive?

-¿Eh? Pues…..en, en el quinto piso, siempre olvido el número- dijo en el tono más inocente posible.

-Muy bien, dígame su nombre- dijo mientras revisaba una hoja que llevaba sujeta a una tabla.

-¿Mi nombre?

-No, el nombre de su pariente.

-Ah!.....a……pues- hasta ahí llegaba su mentira. En eso vio a lo lejos a Asami, quien hablaba por teléfono apartado de los demás residentes.- ¡Ah! que cree, ya la vi, allá está.

   Se alejó a toda prisa del policía caminando hacia un grupo de señoras que conversaban aún asustadas, sin embargo, en cuanto se percató que el oficial se distraía pasó junto al círculo de damas rodeándolo para cambiar de dirección y llegar casi a la altura de la banqueta contraria donde estaba el empresario que en ese momento le daba la espalda.

  Se dio cuenta que se acercaba a toda prisa hacia Asami casi con la misma sensación de alivio que sintiera cuando se enteró de que aquel hombre se había recuperado de la herida de bala en el altercado con Feilong, pero ahora él no había tenido nada que ver ¿por qué, entonces, estaba ahí? ¿por qué había salido de su hogar de esa forma? Se sintió un poco incómodo por su proceder, pero aún así no aminoró su marcha. Justo cuando llegó tras él Asami giro en su dirección de manera que chocaron obteniendo un ligero empujón que los hizo dar un paso atrás. Asami quedó claramente sorprendido en cuanto observó al causante del empellón.

-Ah…..- Akihito iba a decirle algo, pero no supo qué, nuevamente se sintió fuera de lugar ¿Cómo explicar…?

-¿Qué haces aquí?- preguntó Asami retirando un poco el teléfono de su rostro.

-Pues…vi en las noticias lo que pasó y…y bueno, quería saber….- dejó la frase en el aire, esperando con toda el alma que Asami no le demandara más detalles que no atrevía a confesarse ni a sí mismo.

-Mocoso –exhaló despectivamente con una sonrisa de medio lado- ¿viniste hasta aquí sólo para saber?

   La expresión de expectativa de Akihito cambió por una enfurruñada ¡como odiaba que le llamara ‘mocoso’!

-Pues estaba preocupado ¿Si? –le espetó airado. Asami ya había cubierto la bocina del teléfono.- Pero ya veo que no hay problema, eres el mismo..pedante.

  Ambos pares de ojos sostuvieron la mirada en una batalla pueril y realmente sobrada respecto a lo que ocurría a su alrededor.

-Señor Asami- llamó el joven administrador cruzando la calle- de nuevo una disculpa por los daños perpetrados a su apartamento, también le reitero que el servicio hizo cuanto pudo para que el daño no fuera mayor; aquí tiene un talón para que consiga alojamiento como parte del seguro por siniestros.

-¿Tú departamento fue el que se quemó Asami?- preguntó Akihito con un dejo de alarma en su voz.

-No, sólo una parte de manera accidental -respondió indiferente con la intención de restarle importancia. Su respuesta parecía haber calmado más al administrador que a Takaba.

-Entonces señor, le estaremos proporcionando avances en el arreglo de su departamento- se despidió visiblemente feliz el encargado. Asami le vio retirarse como un preso que ha sido indultado, después regresó su atención a algo que definitivamente le parecía más interesante.

   Akihito le veía menos convencido, su rostro y actitud de nuevo habían cambiado evidenciándose su preocupación.

   Antes de que Asami dijera algo, Akihito exclamó.

-¡Ven a mi casa!

 

Notas finales:

Si no encuentro a nadie que escriba el lemon, el fic quedará sin lemon! Así que ya saben, luego no me vengan con reclamaciones.

 

Saludos


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