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Despertar de primavera por x_tirana

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Notas del fanfic:

Hola niños y niñas, les hablo del más alla... (estas mariposas infernales son geniales XD). En esta oportunidad les dejo este fanfic de una de una de mis series preferidas.

Espero que lo disfruten tanto como yo al imaginarlo...*¬*

(Los personajes no son mios, pertenecen al genial Kubo sama)

dedicado a blacky ni sama....

El sol ya se había ocultado hace largas horas y todo el Seiretei disfrutaba de una apacible época de paz. Renji había regresado de una misión de rutina de Karakura y en ese momento se encontraba una de las habitaciones del sexto escuadrón, luchando bajo una montaña de papeleo.

 -Esto es el colmo!! Yo, acá encerrado en la habitación más escondida y húmeda que puede existir, tengo que hacer toneladas de reportes de cómo el estúpido de Ichigo acabó con todos los Vasto lordes y se llevo toda la gloria por hacer mi trabajo!!… Acaso no sabe todavía lo que SUSTITUTO quiere decir! La próxima vez estos reportes estarán llenos de cómo hice para que su anaranjado trasero mordiera el polvo!!- dijo mientras escribía apresuradamente. Cuando por fin había terminado (dos larguísimas horas después), solo reconfortado por la idea de ver a un Kurosaki pidiendo clemencia, se dirigió a la salida para llevar los benditos informes a… a… bueno no recordaba muy bien a quien se los tenia que dar… mejor se los daría a su amigo Izuru, el sabría que hacer con ellos. Ya más de una vez lo había salvado. Jamás le decía que no, y Renji a pesar de que se sentía un poco mal de siempre pedirle ayuda, le gustaba que estuviera allí para él. Realmente era un buen amigo.

 Solo un pequeñísimo detalle lo detuvo cuando llego a la puerta: estaba cerrada.

 Tsk… se habían olvidado de él…otra vez! Como se le pudo ir de la cabeza que todos los viernes por la noche Kuchiki taicho ordenaba cerrar completamente el Sexto Escuadrón. Nunca se preguntó por qué su capitán mandaba a hacer algo semejante sabiendo que él siempre se quedaba a completar todo lo que no había hecho durante la semana. Últimamente esos caprichos suyos, esas cosas “de nobles” se estaban volviendo cada vez más irritantes. Por esta razón más de una vez tuvo que dormir sobre un colchón de papeles, descubriendo cuando despertaba más tatuajes en su rostro que con los que se había acostado. No, esta vez no lo aguantaría: estaba completamente furioso, agotado y encima su estomago no paraba de quejarse. Iba a salir de ahí… o por lo menos encontrar un lugar cómodo donde pasar la noche.

 Deambuló por el pasillo probando puerta tras puerta sin ningún resultado. Con cada puerta que probaba parecía que el cuerpo se le hacia más pesado.

 -Esta no… esta tampoco… esta… es… perfecta!- y si que lo era! Enorme, con un escritorio en el rincón y estaba delicadamente decorada con cuadros y flores que perfumaban la habitación. Estaba algo oscuro pero el teniente sin mucha dificultad encontró y solo tuvo ojos para la cama medio estirada frente a él. Sin pensarlo dos veces, corrió a su encuentro mientras se sacaba las sandalias, como si hubiera estado esperando ese momento toda su vida. Pero de repente algo bajo sus pies lo hizo resbalar y sin poder detenerse golpeó el duro piso con un golpe seco, dejándolo tirado con un enorme chichón en la frente.

 Qué más podía pasarle! No era suficiente todo lo demás como para que se cruzara en su camino esta… katana… con detalles en dorado… SENBONSAKURA!!!

 En ese momento, sintió el inconfundible reiatsu de su capitán que se acercaba y sin pensarlo dos veces se tiro de cabeza en el armario más cercano. Renji lo vio cruzar la habitación desde su escondite. Prácticamente dejó de respirar y no solo por el hecho de que si su taicho lo notaba, lo mataría... literalmente. No, fue la visión de un Byakuya totalmente diferente a lo que estaba acostumbrado: con sus cabellos de ébano recogidos hacia atrás sin los kenseikan, su cuerpo delgado y atlético, su piel clara tan apetecible y vistiendo una simple yukata blanca que no dejaba mucho a la imaginación…

 -Ese baño si que me reconfortó- estaba agotado, aún no se recuperaba del todo de las heridas se había hecho al proteger a su hermanita de Aizen, antes que desapareciera en el cielo del Seiretei (maldito arrogante!). No podía quedarse en cama para siempre, mejor dicho no iba a quedarse en cama para siempre a pesar de las negativas de la capitana del 4to escuadrón. Además la Sociedad de Mujeres Shinigamis se encargaba de no darle un segundo de paz, ocupando el edificio al menor descuido. Cuan irritantes podían llegar a ser cuando se lo proponían!! Sobre todo Yachiru, ese pequeño demonio rosado…

 Comenzó a desatar el nudo de su vestimenta pero se detuvo de golpe.  

 El teniente se quedo aun más quieto de lo que estaba. Lo había notado? Si era así, por que no hacia nada? Si, seguramente sintió su reiatsu y estaba pensando en la forma menos destructiva de castigarlo! (destructiva para el edificio, por supuesto). En cualquier momento lo sacaría de su escondite y… y… y… no quería pensar en lo que le haría!

 Byakuya miraba sobre su hombro y en cuanto giró su rostro, a Renji le pareció distinguir una mueca que nunca había visto en él. Estaba sonriendo?

 -Juraría que había dejado a Senbonsakura junto a la cama… supongo que debe estar por ahí, de todos modos de nada me sirve ahora. Creo que lo mejor será descansar… - suspiró y comenzó nuevamente a desvestirse, solo que esta vez parecía que lo estaba haciendo mucho mas lento… soltó su pelo y dejo que sus ropas se deslizaran hasta el suelo dejando al descubierto por completo su anatomía. Renji trago saliva. Que le estaba pasando, no podía apartar su vista… tenía que dejar de mirarlo! Bajó la cabeza, pero solo por un instante. Cuando volvió la mirada, su capitán se concentraba en la tarea de ponerse sus ropas de dormir: una yukata blanca con pétalos de Sakura dibujados. Una replica exacta de la vestimenta preferida del teniente. Más allá de la sorpresa, en lo único que podía pensar el colorado era en que se veía realmente bien en ella… que le estaba pasando!

 En ese momento no pensó en él como Kuchiki taicho, su capitán, ni la cabeza de la familia noble más importante y respetada de todo el Seiretei. En ese momento era solo un ser perfecto que se acurrucaba en su cama abrazado a un simpático peluche del Emperador Alga. Sonrió. En qué momento había dejado de pensar en él como en alguien quien le había arrebatado lo más preciado que tenia, como en alguien a quien debía superar, como en alguien a quien admirar… a tener estos sentimientos tan confusos que, aunque no tenían nombre, sabía realmente lo que significaban… eso mismo que había sospechado aquella vez cuando lo visitó en la sala de recuperación del 4to escuadrón.

 En cuanto corroboró que Byakuya estuviera completamente dormido, de dirigió nuevamente a la oficina.

 Se sentía terrible, darse cuenta de que estaba…enamorado de su capitán era lo peor que le podría haber pasado. Sí, todo el mundo pensaba que el amor era algo hermoso, algo que hacia que las personas hicieran locuras, que escribieran canciones románticas, que regalaran flores, que estuvieran alegres porque sí; pero para un shinigami todo era muy diferente. Los shinigamis no se enamoran. Los sentimientos solo son un obstáculo en el campo de batalla reservado solo a los despreocupados ryokas… o por lo menos eso le habían enseñado desde el primer día en la academia. En sus vidas no había lugar para el amor: viviendo bajo estrictas normas, saliendo a misiones sin saber si se podría regresar con vida... No por nada ningún shinigami que conociera había tenido una relación seria, a excepción de su capitán… cosa que lo desconcertaba.

 Pronto se dio cuenta que el sueño era un mal aditivo para su situación. Cada vez que cerraba los ojos las imágenes que lo invadían hacía que sus preocupaciones empeoraran: Byakuya siendo atacado, pidiendo su ayuda… Byakuya sentado en su hermoso jardín invitándolo a tomar el té… Byakuya durmiendo y repitiendo su nombre entre balbuceos… Byakuya jadeante en el suelo, cubierto de sudor diciendo “más… Renji… Renji… RENJI!!!”

 Cuando abrió los ojos, se dio cuenta que estaba siendo zamarreado por una pequeña figura de cabellos oscuros. La Kuchiki equivocada, pensó para sus adentros.

 -Ya esta bien, Rukia… ya esta bien!... Ya me desperté…- dijo tratando de soltarse.

 -Al fin, Renji! Llevo más de quince minutos tratando de despertarte. Perdona, pero es que tenía que decirte algo importante. Aunque si por mi fuera te hubiera dejado dormir un ratito más, se ve que te la estabas pasando muy bien en tu sueño…- una sonrisa pícara surco su rostro.

 La cara del teniente se puso casi del mismo color que su pelo.-Po…por qué lo dices? – dijo tratando de sonar calmado sin conseguirlo.

 - Bueno… por lo que decías estando dormido.- Rukia media cada palabra tratando de causar el mayor impacto posible en el colorado, y éste en cualquier momento se desmayaría de la impresión. “Maldición, maldición, maldición! Desde cuándo hablo dormido?! Ahora me torturará por siempre.”

 -En realidad, no se lo que estabas soñando…- admitió- pero se con quién…NI SAMA!- Rukia se paró de un salto al decir esto.

 -Por qué de repente tanta solemnidad?!- dijo Renji con media sonrisa.

 - Concuerdo contigo, Renji.- Byakuya lo miraba desde la puerta con su característica inexpresividad.

 El colorado se paro de un golpe en menos de medio segundo. Pero en un mal cálculo de su parte, su rodilla chocó contra su mesita haciendo que gotas de tinta llovieran en todas direcciones, manchando las paredes y sobre todo sus preciados papeles.

 Renji se sentía realmente estúpido. Ni siquiera se dio cuenta cuando Rukia dejo la habitación, ni cuando su taicho accedió a ayudarle a rehacer los reportes. Una voz lo sacó de su trance.

 -Renji,- dijo Byakuya sentado a su lado sin mirarlo- has estado muy distraído últimamente y esta afectando tu desempeño en el escuadrón.

 Claro, el “trabajo” es todo lo que le importa, verdad? -Taicho….yo…-suspiró- lamento todo esto. No es necesario que me ayude, fui yo quien arruino todos los papeles…

 

-Eso sin mencionar las paredes y mi bufanda.-lo interrumpió su capitán.

 

Renji bajó la cabeza y sí, efectivamente una gran mancha adornaba la prenda del noble. Esa prenda que sabía valía más que su vida. Tragó saliva.

 

-Lo dejaré pasar por esta vez. Supongo que no fue tu intención hacerlo ya que tú también te has manchado… a menos que esos sean tatuajes nuevos…

 

El teniente solo se limitó a tocar su rostro con una de sus manos. Acaso estaba bromeando? Quién era este sujeto y qué había hecho con su capitán?!

 

Byakuya se quitó la bufanda, la dobló sobre su mano y se inclinó con lentitud sobre el colorado.

 

-Anoche alguien estuvo merodeando por el escuadrón.- dijo mientras le limpiaba el rostro- Aunque no sentí ningún reiatsu desconocido necesito que averigües quién fue. Tendrá un castigo apropiado…

 

Renji escuchaba a medias. Un pensamiento inundaba su mente: “unos centímetros más… si tan solo se acercara unos centímetros más…”

 

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado! n_n

Si tienen algun comentario ya saben donde dejarlo!

matta ne!


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