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Unbreakable por Fallen Fan

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Notas del fanfic:

Saludos =^0^=

Si me han leído sabrán que me gustan los clichés, jojo adoro las tramas comunes pero no por eso corrientes ;D. Así que ahora las presento la típica trama de comedia romántica donde 2 locos se unen para recuperar aquello que quieren.

Unbreakable - Back Street Boys Album

Capítulo 1: Treat Me Right

 

 

Cuando le entregaron aquel folio membretado y firmado por la vicepresidencia de Akatsuki supo que algo estaba mal.

 

La hoja blanca con letras rojo escarlata era, por si misma, un presagio de mala suerte para cualquier trabajador en la compañía. Eso era algo que incluso alguien tan relativamente nuevo como él sabía.

 

 

Trabajó como si nada ocurriera, desde hace una semana era evidente que muchos no lo querían en la compañía y aunque nunca esperó ser citado por el vicepresidente, y si por el presidente, de Akatsuki intentó no delatar el nerviosismo y desazón que se instaló en su pecho.

 

Cuando llegó la hora, Deidara lanzó su cabello hacia atrás, acomodó sus papeles y sosteniendo la hoja entre sus dedos se despidió del subsecretario del departamento de creatividad con un gesto de cabeza.

 

Como única respuesta Sasori alzó la mano y la medio agitó con gesto aburrido. De los años que tenia trabajando ahí, él rubio era la persona con la que mejor compaginó, era una lástima tener que despedirse y estaba seguro que extrañaría batallar con el testarudo secretario. Una lastima de verdad.

 

El rubio atravesó los pasillos con gesto altivo y una mueca de fastidio disimulado al escuchar los comentarios de sus patéticos colegas. Cuan felices estaban intuyendo su desgracia, hatajo de envidiosos.

 

 

Deidara era joven, creativo, un artista nato y encima poseía un puesto impresionante para su edad en una de las compañías más importantes de Japón.

 

Muchos de los que ahora hablaban a su espalda lo habían considerado un prodigio. Era impresionante como alguien que llegó a la empresa con absolutamente nada, a parte de un curriculum insipiente, había llegado a ser secretario del departamento de creatividad en menos de un año. Sasori, el parco exsecretario, le había cedido su puesto como si nada y eso era decir bastante.

 

 

Deidara no se consideraba alguien fuera del común, él simplemente amaba el arte y como tal, adoraba todas sus expresiones. El puesto, el dinero, los halagos o en este caso los desprecios poco le importaban siempre y cuando pudiese dedicarse a lo que amaba.

 

 

Arte… justo cuando cruzara la puerta de vicepresidencia, se encontraría con la máxima expresión de esta que cualquier humano hubiese soñado con presenciar.

 

 

Tocó

 

-Adelante- escuchó la voz grave del vicepresidente y Deidara se estremeció. Dentro de unos minutos sería despedido y a él eso era lo que menos le importaba

 

Inhalo hondo y entró – ¿Me mandó a llamar Uchiha-san? – se sentía patético al  llamar con tanta formalidad a la persona con la cual se acostaba por las noches. ¿Qué caso tenía ahora que toda la empresa sabía de su relación?

 

- Si – Itachi apenas y alzó la vista de los papeles que revisaba y con un gesto de mano le indicó que se sentara.

 

Un largo minuto pasó mientras Itachi leía, firmaba y apilaba los documentos a un lado. Su relación con el vicepresidente era algo abstracto, nunca habían sido amigos y tampoco podían definirse como pareja. Eran compañeros de cama y aunque evidentemente a él le hubiese gustado ser algo más, con lo que tenía ahora se conformaba.

 

-Deidara- lo llamó y ambos se miraron a los ojos. Como compañeros sexuales podrían tener menos de dos meses, pero él ya sabía leer algunos de los sentimientos que desprendían esas inexpresivas orbes oscuras, se sintió inquieto – era cuestión de tiempo que los rumores se esparcieran, esperaba que en unos días se cansaran de ello pero han comenzado a afectar tu trabajo y la imagen de la empresa. Esto ya se convirtió en un problema – Itachi lo miró penetrante y Deidara se preparó mentalmente para ser despedido.

 

Él no era fatalista, con su talento conseguiría otro trabajo y de esa manera no solo se libraría del insufrible horario de oficina, si no también podría intentar profundizar la relación con el estoico hombre frente a él.

 

-Esta bien ya- adelantó Deidara recargando su peso en el respaldo del asiento, desparramándose con descuido – estoy despedido lo sé-

 

Itachi no cambió ni un ápice su expresión – No – deslizó de sus labios – No puedo despedirte, eres indispensable para la compañía-

 

Deidara arrugó el entrecejo pero luego sonrío complacido –Indispensable un-

 

-Así es- El pelinegro palmeo una pila de hojas que tenía en su escritorio – Así que por el bien de la empresa, a partir de ahora cualquier tipo de relación entre nosotros será exclusiva y completamente profesional-

 

El rubio no se dio cuenta pero dejó de respirar al tiempo que se sentaba recto un tanto confundido –Na… ¿Nani?- Deidara juraba que había escuchado mal, por que así debía ser.

 

Nunca en su vida le había costado tanto llegar con alguien a la cama, mucho menos que lo hicieran sin que al momento su pareja se arrastrara por el suelo babeando por él. Si bien Itachi era la primera persona por la que verdaderamente tuvo que luchar para recibir una mirada, siempre pensó que con el pelinegro solo necesitaba tiempo…

 

Después de unos segundos Itachi lo miró fijo, como si no supiera aún que hacía sentado ahí mirándolo como ido – Eso es todo, si no tienes nada que comentar entonces puedes retirarte- le hizo un gesto con la mano y dando por terminado el asunto tomó el teléfono marcando extensión con su secretaría.

 

¡¡¿Qué?!! Deidara enrojeció, quiso gritar, patalear, llorar… apretó los puños y se paró. Le dedicó una larga mirada de desprecio al otro que ni siquiera se molestó en notar y sin más azotó la puerta.

 

 

 

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Si no le ocurriera a él, la situación le hubiese parecido risible.

 

Su encuentro había sido accidentado. Ambos habían ido a visitar a sus hermanos a su trabajo y la primera impresión fue, por decir poco, desastrosa.

 

Naruto era el nombre del rubio que lo había vuelto loco, primero golpeándole sin importar que fuese el hermano del jefe y después retándolo a cada instante que se encontraban.

 

El rubio era la explosión de alegría y espontaneidad que su vida monótona necesitaba por lo que responder se volvió algo intrínseco y el deseo de besarlo y poseerlo una necesidad que de no cubrir lo llevaría a la locura.

 

Justo ahora era risible por que el inevitable y pasional romance que compartieron solo duró unas semanas, y ahora que no lo tenía sentía que moriría, como si continuar la vida no tuviera sentido.

 

¿Quien diría que el amargado, serio e imperturbable Sasuke era un loco romántico que moriría de amor? o mejor dicho, pretendería morir de una ingestión alcohólica al darse cuenta que, gracias a su insensible hermano, acababa de perder la última oportunidad para volver a tener al rubio consigo.

 

Sasuke no tenía idea de por que Naruto lo dejaba más que el potente grito que le dio antes de cerrarle en la cara la puerta de su departamento “¡Me asfixias!”, eso fue exactamente lo que le dijo.

 

 

El rubio parecía tener una extraña idea sobre la libertad y, bueno, Sasuke no la compartía.

 

Él siempre fue un poco frio con sus relaciones, chicos y chicas lo acompañaron en pequeños lapsos de su vida, pero con ninguno sintió ese lazó de atracción tan fuerte como el que sentía con el rubio. La verdad era que nunca sintió a ninguno de ellos tan suyo como sentía a Naruto y supuso que el problema radicaba justo en eso, su sentido de propiedad.

 

Él no tenía la culpa que Uzumaki fuese tan adictivo y lo atontara. Tal vez no debió pedirle que se casaran tan pronto, pero siendo Naruto tan él, algo debía hacer para ponerle fin, de una vez por todas, a aquellos que lo acosaban sin que él se diese cuenta.

 

¡Que Naruto era suyo! ¿Por qué no lo entendían y los dejaban vivir en paz?

 

Era su rubio y la gente no debería acercársele tanto. ¡Ah por kami!, si pudiese los mataría, pero como no era factible, supuso que tal vez la presión de saber que pretender algo suyo se consideraba delito haría que lo dejaran.

 

 

 ¿Por qué Naruto lo tildo de loco en vez de saltar a sus brazos cuando le propuso matrimonio?

 

Ese rubio.

 

Estaba seguro que si lo hubiese tratado con la punta del pie, como se trataban en un principio, aún tendría lo tendría a su lado.

 

Naruto debía ser uno de esos masoquistas inteligentes y con habilidad de escapista por que se había borrado del mapa. Uzumaki ya no vivía en el mismo lugar y ninguno, de los pocos amigos que le había conocido, quiso darle su nueva dirección o teléfono.

 

¡Esta bien!, lo sabía, se había pasado.

 

No le pides a alguien matrimonio cuando apenas y han tenido su primera vez. Pero Naruto exageraba, no tenía por que huir de él como si lo hubiese amenazado con encerrarlo en algún ático y así tenerlo solo para él… cosa que de verdad habría hecho de saber que si lo intentaba por las buenas el rubio iba a salir huyendo.

 

-un escocés- pidió con aire ausente al cantinero y se dejó caer en la barra. Mañana era sábado, así que poco importaba si justo ahora se ahogaba en alcohol. Nadie en su sano juicio desearía volver a un solitario y frío departamento.

 

 

 

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¿Los chismes habían terminado? tal vez si, tal vez no, a él poco le importaba. La única razón por la cual soportaba pararse en las juntas directivas era por orgullo.

 

Itachi lo había desechado como si fuese cualquier cosa y debía demostrar que para él, el pelinegro también había sido cualquier cosa.

 

Sasori era quien tenía el disgusto de soportar su bloqueo creativo e irritabilidad extrema. Solo el pelirrojo y el cantinero que le servia vaso tras vaso, mientras él despotricaba contra su jefe, sabían cuan desdichado se sentía por haber sido rechazado.

 

-Maldito, lo odio- susurró dejando caer la cabeza a la barra. Esa tarde, en la junta directiva, Itachi apenas lo había mirado y de manera fría desecho sus ultimas ideas –Lo odio- gimoteó.

 

Y entonces lo escuchó, un timbre de voz similar al del hombre de sus pesadillas y solo para asegurarse de que no estaba sucumbiendo a los desvaríos que le ocasionaba el alcohol miró a su costado.

 

“Sasuke Uchiha” le dijo la parte consiente de su mente y se sorprendió de si mismo por haberlo reconocido, después de todo, apenas lo miró unas cuantas veces cuando salía con su hermano y lo ignoró por completo después de que lo dejara.

 

 

 

Sasuke se dio cuenta de que alguien lo miraba, generalmente intentaban congraciarse con él cada vez que salía, por eso no le sorprendía. Lo que no se imaginó fue que unos ojos tan azules como los de Naruto fueran los que lo miraran tan detenidamente, casi como si lo despreciaran.

 

“Deidara” se dijo reconociéndolo. La razón por la cual el rubio mayor estaba completamente descartado de su lista de informantes sobre el paradero de Naruto era por que Itachi lo acababa de desechar. No se imaginaba que quisiera responderle o siquiera mirarlo.

 

El rubio bufó al darse cuenta de su mala suerte y Sasuke solo lo miró de reojo dándose cuenta de su buena suerte.

 

-Su escocés- el cantinero entregó la bebida a Sasuke y Deidara al darse cuenta de la mirada del pelinegro, demasiado peligrosa y parecida a la de Itachi cuando tramaba a algo, se dirigió al mesero

 

-A mi deme uno igual-

 

 

 

 

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A Sasuke no le gustaba mucho la gente que hablaba sin parar sobre cosas que no le interesaban y ¡vaya! que Deidara no había dejado de hablar.

 

De Itachi, de como lo ignoraba, de como lo había hecho a un lado como si resultara una cosa mínima y de como para él, ignorando el hecho de que ahora estaba completamente borracho alucinando y supuestamente odiando a su hermano, Itachi era tan mínimamente importante que no tenía cabida en su perfecta vida.

 

Y Sasuke había soportado toda aquella parafernalia solo por que esperaba que entre copa y copa Deidara le soltase algo sobre el paradero de Naruto. Entretenido solo con mirar los orbes azules del rubio que le recordaban tanto al suyo.

 

-mmm- Sasuke se tomó otro vaso. Ya sabía como era Itachi, su hermano después de todo, sabía que era responsable y que el trabajo estaba por encima de todo. El prodigio que todos adoraban y al cual él había desistido de intentar emular hacia años.

 

Deidara no parecía para nada especial y él ya se lo imaginaba: Para Itachi debió ser una cara bonita, recordando que se parecía a Naruto, que se le ofreció o apareció a su alcance sin mucho esfuerzo.

 

Ningún Uchiha que se apreciara se sentiría a gusto o tomaría enserio algo que resultara tan fácil, negó levemente, aunque a Itachi todo siempre la cayó fácil.

 

-Deberías olvidarlo- desalentó al tiempo que degustaba su bebida – Itachi jamás tomaría enserio a alguien como tú-

 

Aquello, entre la borrachera, llegó hasta la parte cognoscitiva del cerebro del rubio y por supuesto le dolió – Ser encantador es de ser Uchiha verdad- rumio enfadado – pero creo que lo freak lo tienes solo tú –

 

Sasuke medio lo miró de reojo, no gustaba de aceptar provocaciones de borrachos.

 

-Y Naruto te dejó justo por eso… otra cantinero-

 

Él había estado esperando ese momento - ¿Por qué me dejo Naruto?- deslizó intuyendo vagamente la respuesta

 

-¡¿Por que?!- Deidara rió tontamente -¿Por qué no?- lo miró con ojos entrecerrados y se dirigió al cantinero – ¿Puede creer que le pidió matrimonio a mi hermano cuando cumplieron un mes de novios? Y eso – el rubio se dirigió a Sasuke y deslizó un dedo por su rostro aún burlándose de él – hubiese sido romántico si no fuese por que solo te lo querías embolsar y listo-

 

Sasuke entrecerró los ojos, tan obvio fue.

 

-Hay que ser estúpido- dijo y al momento de llevarse el vaso se le fue el alcohol por las comisuras de los labios y se lo vació encima –Maldición, ¡Quiero otra!-

 

El pelinegro hizo una mueca de enfado. Ahora entendía por que Itachi no se arriesgaba por alguien tan patético.

 

-Señor eso fue lo último que le servimos, ahora debo pedirle que se retire-

 

-¡¿Por que?!, acaso creen que no pagaré- Deidara sacó su cartera y de ahí aventó el montón de billetes a la barra – ¿Creen que no puedo?, Creen que pueden desechar mi arte como si nada YO SOY ARTE-

 

Sasuke se llevó una mano a la frente y lanzó un suspiro, ya sabía lo que vendría a continuación.

 

 

 

 

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-¡Con cuidado freak-o!- Sasuke lanzó a Deidara a su cama. Era demasiado decir que el rubio deliraba y que él no sabía en donde vivía.

 

El muy tonto, tras lanzarle la cartera, se había abalanzado sobre el bar tender y como resultado los habían sacado de tres patadas.

 

Por culpa de aquel rubio ya no sería capaz de regresar al Blue y peor tuvo que cargarlo semi inconsciente, al tiempo que lo insultaba, hasta ese departamento.

 

Todo por que “por su seguridad” les habían negado las llaves del auto en el estacionamiento y con un rubio tan borracho ningún taxista quiso arriesgar las tapicerías de su auto.

 

-Tu no tienes idea del puto día que tuve- Sasuke rumiaba enojado mientras le zafaba los zapatos, ni de broma lo dejaría subir aquellas cosas a la cama.

 

-Pues no eres el único ¿sabes?- medio balbuceó el rubio mientras jugueteaba las manos alucinando con el espejo que estaba sobre la cama -hentai- le agregó con una sonrisa boba

 

Sasuke gruñó – Por esto tendrás que darme la nueva dirección de Naruto-

 

-Claro, claro Uchiha- Deidara se estaba adormilando – te daré la dirección de Naru- rio tontamente

 

El pelinegro lo miró crítico, más le valía a ese rubio cumplir con su palabra, por que esa noche él iba a dormir en el diván y la idea no le agradaba para nada.

 

 

 

 

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A la mañana siguiente Deidara se despertó con un dolor de cabeza supremo y solo se pudo distraer cuando se dio cuenta que no estaba en su casa.

 

Miro hacia arriba y su reflejó le devolvió un gesto confuso. Supuso que estaría en el departamento de Sasuke Uchiha ¿Cómo fue que una borrachera lo hizo caer en un lugar como ese?

 

De pronto la puerta de la habitación se abrió y pudo ver al pelinegro dueño de aquel lugar – ah ya despertaste –

 

-No grites un- Deidara no se sentía para nada bien

 

Sasuke sonrió de medio lado –No estoy gritando rubia- se ganó una mala mirada por parte del chico – dejé algo en el buró para que tomaras y puedes ducharte cuando quieras – y dicho eso salió

 

-Hentai- le gruñó y dirigió la vista al buró.

 

Las dichosas pastillas y un vaso con agua le esperaban. Las tomó y lanzó un suspiro volviendo a dirigir la mirada al techo/espejo.

 

Anoche había hecho un espectáculo lamentable, patético y más de pensar que le dijo a ese tonto que le daría la ubicación de Naruto. Su hermano lo mataría si lo hacia.

 

 

 

 

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Sasuke no era alguien amable, de hecho odiaba a la mayoría de la gente y se reía de las desgracias ajenas diciendo lo mucho que las merecían, pero con Deidara debía ser diferente.

 

Empezando por que era el hermano de su Dobe y en segunda, por que al ser su único pariente, obtener su aprobación representaba la mitad del camino que debía recorrer.

 

¡Oh si!, por que Naruto aún no sabía lo que era realmente ser asfixiado por él.

 

 

 

Notas finales:

Kiss 2 U people =^o^=


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