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JUNTOS PARA SIEMPRE por AICEN

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Notas del fanfic:

LAMENTO COMUNICAROS LA MUERTE DE MI PRIMA, NO LO HA SUPERADO Y SE HA IDO DE MI LADO PARA SIEMPRE.

OS DOY LAS GRACIAS A TODOS DE TODO CORAZÓN POR VUESTRAS ORACIONES.

LO MEJOR QUE PUEDO HACER POR ELLA AHORA, ES ESCRIBIR ESTÁ HISTORIA Y DEDICARSELA.

TE QUIERO MUCHISIMO AICEN, MÁS DE LO QUE TE PUEDAS LLEGAR A IMAGINAR, SIN TI A MI LADO LA VIDA VA A SER UN INFIERNO.

Notas del capitulo:

BUENAS NOCHES AMOR MIO, QUE TENGAS DULCES SUEÑOS.

ESPERAME EN ESE CIELO CLARO QUE MIRARÉ TODOS LOS DÍAS.

PORQUE CUANDO ME LLEGUE LA HORA Y VAYA A TU LADO.

NO PIENSO VOLVER A SEPARARME DE TI.

TE QUIERO MUCHO AICEN.

SIEMPRE TE HE QUERIDO.

Y SIEMPRE TE QUERRÉ.

SIEMPRE TUYO.

ETERNAMENTE TUYO.

REIVEN

No sé si podrás oírme,

si hasta ti llegará mi voz,

no sé si mis sentimientos,

llegarán hasta tu corazón.

He cantado mil canciones,

escrito miles de letras,

he abierto mis sentimientos,

en cada una de ellas.

Y en esta que es la última,

que para ti podré cantarte,

dedico todo lo que soy,

que no es otra cosa que amarte.

Siento no poder cumplir mi promesa,

estar a tú lado por siempre,

pero se ha acabado mi tiempo,

ojalá puedas perdonarme.

Voy muy lejos, a algún lugar,

me apartan de tu lado,

y debo marchar,

puede que no quiera,

necesito quedarme,

pero me es imposible,

ojalá puedas perdonarme.

No veré más tus ojos,

no sentiré tu calor,

no me iluminaran tus sonrisas,

no escucharé tu voz.

Ya no habrá más abrazos,

ni cálidas caricias,

noches apasionadas,

ni dulces despedidas.

Cerraré mis ojos,

y ya no podré abrirlos,

se apagará mi voz, y con ella mis melodías,

y ya no estaré contigo.

Ojalá puedas perdonarme.

No sabes cuánto te amo,

cuanto te quiero y voy a extrañarte,

lo mucho que te deseo,

y lo que llegué a amarte.

No llores mi vida,

nunca estés triste,

dime un hasta luego,

en lugar de despedirte.

Y cuando esté en el cielo,

prometo cuidarte,

vigilar tus sueños,

y no abandonarte.

Puede que no me veas,

que no puedas sentirme,

pero no desesperes mi vida,

no puedes rendirte.

Se que en algún momento,

nuestros caminos volverán a cruzarse,

el destino no podrá separarnos,

te esperaré hasta entonces.

Te quiero mi vida,

te amo ni amor,

contigo se queda,

mi corazón.

Me llevo el tuyo al otro mundo,

espero me perdones,

pero no quiero estar solo,

creo que lo entiendes.

Eres mi vida, eres mi sueño,

que no te quepa duda,

de que eres mi dueño.

Lo bueno de esto,

¿sabes mi amor?,

siempre me ha llamado tú ángel,

y ahora un ángel,

voy a ser yo.

Tu ángel,

tu niño, tu vida, tu amor.

Vive mi amado,

no me digas adiós,

perdóname por dejarte solo,

y por causarte dolor.

Te quiero Yuki.

Tuyo, por siempre,

para la eternidad,

tú ángel de amor.

 

Tras una larga enfermedad, Shuichi se nos iba, sin que nada pudiésemos hacer nosotros salvo ponerle música y melodía a esa que fue la última canción que pudo escribir, Ryuichi Sakuma cantó como nunca jamás lo había hecho, en un concierto en que miles de fans encendieron una vela por el cantante moribundo de Bad Luck. Hiroshi, su mejor amigo, tocó la guitarra mientras las lágrimas inundaban sus ojos y rodaban por sus mejillas, mordiéndose en labio con fuerza intentando en vano aguantar el tipo en aquel concierto que emitieron en directo.

La música se oía alta en la televisión de aquella habitación de hospital donde mi pequeño llevaba meses ingresado, un pequeño regalo de los doctores que sabían que no aguantaría mucho más, MI baka se me iba delante de mis ojos, un día se desmayó en mitad de un concierto, y poco después nos dieron el resultado de unas pruebas que terminaron con nuestras esperanzas, un cáncer no operable en su cerebro, que llevaría a Shuichi de mi lado tarde o temprano.

Tanto la enfermedad como los tratamientos habían sido largos y desesperantes, y aún así, mi pequeño cantante de ojos violetas jamás perdió la sonrisa, la ternura, y esa inocencia suya que iluminaba mi vida.

Mandé a la mierda los libros y a mi editora, a la prensa y al mundo entero, y me dediqué por completo a estar con mi amado, pero…los médicos ni siquiera acertaron cuando nos dieron un año, solo cinco meses después del diagnostico mi pequeño ya casi no podía ni caminar, le temblaba todo el cuerpo y comenzó a adelgazar a una velocidad increíble, su piel perdió todo el color, su cabello rosado comenzó a caerse, tenía pérdidas de memoria y comenzaron a fallarle algunos órganos internos.

Contrario a lo que yo creía ni tuvo un ataque de pánico ni se dejo llevar por el miedo, lo aceptó con resignación, y con una madurez que yo jamás había presenciado.

La última noche que pude hacerlo mío, fue para mí la mejor de todas en las que le había poseído, me demostró ternura, pasión, cariño, entrega en cada uno de sus actos a pesar de que estaba agotado, me hizo sentirme especial, querido y amado, y yo…di lo mejor de mí mismo aquella noche que pude sentir sus cálidos labios sobre los míos. Sus dedos en mi piel y su aliento en mi cuello cada vez que me decía te quiero o te amo.

Ahora era otra cama la que albergaba su pequeño cuerpo, rodeado de cables, tubos y aparatos que le daban unos minutos más de una vida que se le acababa, en aquella habitación blanca que durante meses se convirtió en nuestro hogar.

-Yu…Yuki-me dijo con voz suave, casi imperceptible mi pequeño.

-dime Shuichi-le dije acariciando una vez más su cabello.

-llévame fuera-me pidió.

Supe que había llegado la hora cuando me hizo esa petición, y no me molesté en discutir con él, llame a una enfermera que llegó a los pocos minutos junto con el médico, y le quitaron a mi pequeño cada aguja, cada gotero, cada sensor que llevaba en el cuerpo, le envolví en aquella sábana blanca de hospital, y lo cogí entre mis brazos, llevándole con todo el cuidado y amor del mundo al pequeño jardín que rodeaba el hospital.

Elegí un lugar donde había una hermosa fuente, y unos verdes y frondosos árboles alrededor, me senté con cuidado en el suelo, y acomodé a Shuichi entre mis brazos, acercándole a mi pecho para que como a él le gustaba, escuchase los latidos de mi corazón.

-Hi…Hiro…ha tocado muy bien ¿verdad?-me preguntó en voz baja.

-ha estado maravilloso-le contesté mientras las lágrimas comenzaban a amontonarse en mis ojos.

-di…dile..Yuki dile que le quiero mucho, que…él siempre…ha sido el mejor de todos-me pidió.

-Yuki…¿Sakuma?-me preguntó entonces.

-lo sé Shuichi, siempre fue tu ídolo, tu inspiración, yo se lo diré no te preocupes, les diré todo lo que quieras a todos-le contesté.

-Te amo Yuki-me dijo levantando con gran esfuerzo su cabeza y mirándome a los ojos.

Yo no pude evitar besarle en los labios, un roce suave y tierno donde mi cuerpo vibró por completo, y mi corazón latió con fuerza.

-Te amo Shuichi-le contesté mientras él se acomodaba nuevamente en el hueco de mi cuello, apoyando su cabeza en mi hombro.

Comencé a acariciar su pelo, su mejilla, mientras las lágrimas se comenzaban a derramar por mis ojos y caían libres por mis mejillas, no sé cuánto tiempo permanecí en aquel lugar con mi pequeño amante en mis brazos, escuchando el suave arrullo del agua de esa fuente cercana, hasta que vi unos pies parados en el suelo, miré hacia arriba y vi a Hiroshi Nakano delante de mí, con la agitación propia de quien viene corriendo.

-has estado maravilloso Hiro-le dije mientras él se sentaba a mi lado, apoyaba su cabeza en mi otro hombro, y cogía la mano de su mejor amigo, noté como mi camisa comenzaba a humedecerse a causa de las lágrimas de ese chico de larga melena pelirroja.

Y así, nosotros dos, permanecimos en silencio, nadie vino a estorbarnos, aunque todos quieren y querían a Shuichi, ellos sabía mejor que nadie que aquel era nuestro momento.

El momento de un amante que estaba tan destrozado por fuera como por dentro, al que por una vez, no le importó demostrar sus sentimientos delante de otra persona.

Y el momento de un amigo que se quedaba solo en el mundo, sin la persona más importante de este, que brilló con luz propia en el escenario con esa inseparable guitarra suya.

-¿sabes?, él me dijo que te quería, que tú eras el mejor-le dije en un murmullo que rompió el silencio reinante.

-él es el mejor-me contestó ahogando el llanto.

Las primeras luces de la madrugada nos recibieron en el suelo a los tres, en la misma posición y el mismo silencio, Hiro me miró con una sonrisa triste cuando yo comencé a llorar de nuevo, mientras apretaba con fuerza el cuerpo de mi Shuichi.

-no te atrevas a decirle adiós-me comentó el guitarrista cuando los dos lo comprendimos.

Shuichi, mi Shuichi, ya no estaba con nosotros, inmóvil entre mis brazos, aún con algo de calor en su cuerpo, el corazón de mi niño se había parado al igual que su respiración.

-buenas noches amor mío, que tengas dulces sueños-le dije besándole en la frente.

-¿no se te olvida algo, Eiri?-me pregunto Hiroshi llorando mientras me cogía de la mano.

-te amo Shuichi-dije cerrando los ojos y dejando que la pena me consumiese, al igual que el dolor.

 

_TRES AÑOS DESPUÉS-

Mi última novela saldrá dentro de unos días, con el permiso de mi editora, escribí la autobiografía del muchacho al que aún amo poco después de su muerte, ahora, iba a salir a la luz mi propia autobiografía.

Sin omitir ni un detalle hable de mi vida, de mi infancia junto a mis dos hermanos en el templo budista propiedad de la familia Uesugi, de mis estudios en Estados Unidos junto con Thoma Seguchi, de Yuki Kitazawa, el sensei que por diez dólares intentó violarme y al que asesiné con su propia arma, de la llegada de mi bola rosa a mi vida, de nuestro primer encuentro, de sus letras, su música, mi vida y la suya juntos, de su enfermedad y su muerte.

Narré en un capitulo como después de dos años de relación, Hiroshi se casó con Ayaka, mi antigua prometida, el guitarrista junto con Suguru Fujisaky y Ryuichi Sakuma, formaron un nuevo grupo, en honor a los anteriores que habían formado le pusieron el curioso nombre de “Bad Grasper”, y juntos era simplemente increíbles.

Ryuichi Sakuma, el loco y bipolar cantante del conejo rosa, comenzó una relación con Tatshua, mi hermano pequeño, que cada día se afianzaba y se hacía más solida, la mayoría de las canciones que componía Sakuma, eran dedicadas a mi pequeño Shuichi.

La vida para el resto, seguía un curso normal y tranquilo, Thoma Seguchi dedicado a su empresa y a promocionar nuevas bandas, casado con Mika, mi hermana mayor, y sobreprotegiéndome de todo con esa sonrisa suya pintada eternamente en su cara.

K con su devoción con las armas, su locura espontanea y sus constantes amenazas de muerte, Sakano desmayándose, con sus nervios a flor de piel, o ayudando como buenamente podía a los nuevos talentos.

Y yo, escribiendo mis novelas en mi apartamento, rodeado de mis recuerdos y de las cosas que me gustaban, acompañado de mis cervezas y mi tabaco, me negué en redondo a buscar una nueva pareja, a darle una nueva oportunidad a mi corazón, la ausencia de mi Shuichi aún dolía demasiado, y el amor que sentía por él era mayor que cuando estaba vivo.

Soñaba con mi pequeño prácticamente cada noche, oyendo mi nombre salir de sus labios, incluso me llegaba en sueños ese aroma de fresas tan suyo, cogí la costumbre de dormir abrazado a uno de sus sueters, o escuchando sus canciones en el equipo de música o en la televisión, donde a través de las imágenes grabadas, veía su cabello rosa moverse, sus ojos violetas brillando, su piel suave y cálida, y esa voz que me volvía loco, siempre lloraba cuando veía a mi Shuichi, siempre me vencía el dolor.

Le echaba tantísimo de menos, su calor, sus besos, sus berrinches, su inocencia, me hacía tanta falta.

Apagué el ordenador, la última novela saldría mañana a la venta y no tenía ganas de comenzar una nueva, necesitaba un descanso, hacía una hora había hablado con Hiro, ahora nos unía una agradable amistad, reconozco que debo agradecerle que siempre estuviese conmigo en mis peores momentos, ayudándome y apoyándome, sacándome en el agujero negro que supuso la muerte de mi Shuichi.

No era de noche, pero estaba cansado y hacía algo de frio, así que sin ni siquiera cenar me fui derecho hacía el cuarto donde antes dormíamos juntos, la cama era enorme desde que Shuichi no estaba a mi lado.

Bese el portarretratos que tenía una foto de mi pequeño, le dije que le quería y la deje con cuidado en su sitio, y tal como estaba vestido me tumbé en la cama.

-vengo a por ti, mi niño-escuché.

Y supe, antes de sentarme en la cama y encender la luz de quien se trataba, mi ángel, mi pequeño, estaba sentado a los pies de la cama, tan hermoso o más que siempre, con sus grandes y preciosos ojos violetas brillando con fuerza y pureza, su suave cabello rosa movido por una suave brisa, su piel blanca y brillante, y en sus finos labios una sonrisa tierna.

Le abracé, le abracé como llevaba tres años deseando hacerlo, sintiendo nuevamente su aroma a fresa, el calor que desprendía su cuerpo, la suavidad de su piel.

-te amo, te amo Shuichi-le dije mientras comenzaba a llorar.

-te amo Yuki-me contestó pocos segundos antes de que yo me apoderase de sus suaves labios y sintiera su sabor inconfundible, su textura, la electricidad que recorrió todo mi cuerpo cuando me dejó explorar el interior de su boca con mi lengua, y comencé a acariciar sus cabellos rosas con la yema de mis dedos mientras apretaba su cuerpo contra el mío.

-¿me has oído Yuki?-me dijo cuando a mí se me acabó el oxigeno y tuve que romper el beso en contra de mi voluntad.

-vengo a por ti-me dijo.

-¿voy a morir?-le pregunté mientras acariciaba su mejilla.

-te dije que no fumaras tanto-me reprochó haciendo un puchero.

-¿estaré contigo Shuichi?-le dije preocupado.

-sí amor mío, estaremos juntos, para siempre-me contestó.

-entonces me alegro de haber fumado tanto-le dije mientras volvía a apoderarme de sus labios.

 

_POV HIRO-

Preocupados porque no contestaba al teléfono. Aquella tarde Seguchi y yo fuimos al apartamento del rubio escritor de ojos dorados, encontrándolo muerto en su cama con una sonrisa en los labios y rastros de lágrimas en las mejillas.

Fue entonces que me fije por casualidad en la cama, allí, entre las sabanas, había una pluma blanca, muy suave y muy bella, mientras Thoma Seguchi llamaba a una ambulancia, o a quien fuese, yo miré la fotografía que había encima de la mesa, era de mi mejor amigo con una sonrisa en los labios.

-al fin estáis juntos ¿verdad?-le dije aún sabiendo que no obtendría respuesta.

-nos veremos algún día Shuichi, procura que ese escritor te cuide mucho.

-Hiroshi-me dijo Thoma entrando en la habitación donde estaba el cuerpo sin vida de su cuñado.

-ya están juntos Thoma, ya están juntos-le dije mientras el presidente de NG Records se sentaba en el borde de la cama y comenzaba a acariciar la mejilla de aquel rubio de ojos dorados que parecía dormido.

-sí, ahora Eiri está con su amor verdadero-me contestó.

 

Las noticias de la noche se hicieron eco de la muerte del escritor.

“Eiri Yuki Uesugi, de veintinueve años, fue encontrado muerto en su apartamento a primera hora de la mañana por su cuñado, el empresario Thoma Seguchi, y por Hiroshi Nakano, guitarrista del popular grupo Bad Grasper, según los primeros informes, el escritor sufrió un paro cardiaco mientras dormía, hace tres años, Yuki sufrió la pérdida de su amante, Shuichi Shindou debido a un tumor cerebral, su nuevo libro, “Mi Vida”, una autobiografía del escritor, va dedicado al fallecido cantante de Bad Luck, rezando en la dedicatoria la siguiente frase:”

“Para Shuichi, mi amor verdadero.

Sé que en algún momento, en otro tiempo, nuestros caminos volverán a cruzarse.

Entonces estaremos de nuevo juntos, para ya nunca separarnos.

Espero ansioso el día en que me encuentre contigo.

Te amo, siempre te he amado, y siempre te amaré.

Tuyo, eternamente:

Yuki”

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

GRACIAS A TODOS POR REZAR POR ELLA.

AHORA EL CIELO, CUENTA CON EL ÁNGEL MÁS HERMOSO DE TODOS.


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