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El camino hacia ti. por Hashiba_Sora

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Notas del fanfic:

Vengo en mi convalecencia kon un fic ke subi en un foro ke empieza kon "m" y thermina kon "undo yaoi" xDDD spero ke les gusthe

El camino hacia ti.

 

Hashiba_Sora

 

 

 

El sol brillaba en lo alto, había flores por todos lados, la música era de primera, todos los presentes sonreía. Incluso yo sonreía.

 

Sakuma se veía bien en traje, y Shuichi, lucia hermoso vestido de blanco.

 

Por primera vez, veía a todos en paz, tranquilos, Sakano no daba vueltas como loco, K no amenazaba a nadie con su magnum. Todo era tan extraño que no podía creerlo.

 

Y yo, iba en compañía de Tohma, mi nuevo amante.

 

Yo nunca podría creerlo, que eso estuviera pasando.

 

Por primera vez, sonreía, pero mi sonrisa era tan falsa, tanto como el cabello del que oficiaba la misa.

 

Contenía mi coraje, el gran impulso de correr al altar, de impedirlo todo, de abrazar a Shuichi y jamás dejarlo ir, jamás me separaría de el, pero, eso era imposible.

 

¿Cómo he llegado a todo esto? No lo se, aun sigo buscando esa respuesta.

 

°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°

 

Diez meses atrás…

 

Faltaban solo unos cuantos días para que lanzáramos el nuevo disco, una grabación más y estaría de vuelta en casa.

 

-¡Shindo-san! ¡Da tu mejor esfuerzo! – gritaba Suguru, no se si regañándome o dándome apoyo.

 

-K ¿Podre ir casa cuando acabemos?

 

-¡Claro Pink Boy! ¡Pero esto tiene que salir hoy! O si no descargare la ira de mi pequeña Lucy en tu cabeza ¡¿Entendido?! – grito amenazándome con su preciada magnum.

 

Me coloque los audífonos, la música comenzó a sonar, mi voz fluía sin interrupciones, todo iba perfecto, solo unos segundos mas.

 

La melodía acabo, y con eso, mi vista se empezó a distorsionar, los sonidos eran lejanos y finalmente, todo se apago.

 

Al despertar, vi una pálida luz, todo era blanco, me incorpore, y estaba en un consultorio, era obvio que no sabia que me había pasado.

 

-Shindo san ¿Se encuentra bien? – me pregunto el doctor.

 

-¿Qué me paso? – pregunte sobándome la cabeza gracias al golpe que recibí al caer.

 

-Solo síntomas frecuentes, nada de que preocuparse.

 

-¿Síntomas? ¿Que síntomas?

 

-Los del embarazo.

 

-¿Embarazo? ¿Yo? ¿Embarazado?

 

-Si, felicidades Shindo-san, tiene dos semanas de gestación.

 

La puerta fue tirada en ese momento, dejando ver a K amenazando al doctor con un rifle enorme.

 

-¿Qué tiene la bola rosa? – pregunto con la punta del arma en la cabeza del doctor.

 

-Esta embarazado – respondió este sudando.

 

-¡¿Qué?! – gritaron todos sorprendidos por la noticia.

 

-¡Felicidades Shu! – dijo Hiro abrazándome.

 

-Que hermosa noticia Shindo-san, espero que Eiri lo tome de la misma forma.- dijo Tohma sorprendiéndonos a todos por su forma tan repentina de aparecer.

 

-Se que le encantara. – respondí de la misma forma sarcástica.

 

-¿Por qué no le llamas? – dijo Hiro

 

-¡Hiro! Eso es demasiado frio, prefiero decírselo en persona, solo falta una semana para que regrese de su gira.

 

°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°

 

Los días pasaron, las horas eran eternas, contaba cada segundo que faltaba solo para ver a Yuki, y finalmente, el día llego. Mi cabello olía a fresas, tenia brillo en los labios, todo seria perfecto desde ese día, la vida que tanto había soñado con el, finalmente llegaría.

 

Aborde un taxi y en cuestión de minutos llegue al aeropuerto para darle la bienvenida.

 

Si, a solo unos cuantos pasos, unos cuantos pasos.

 

Pero lo que jamás imagine, fue ver a Yuki a unos cuantos pasos, besándose con Tohma.

 

°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°

 

 

 

El vuelo había sido cansado, se había adelantado solo un poco, pero al fin, estaba en casa, y vería a Shuichi, a MI Shuichi, jamás lo reconocería delante de el, pero, me había hecho demasiada falta.

 

 

 

-Eiri-san, que gusto verte de nuevo…- me encontré con Tohma, mi ex cuñado, hace algunos meses, mi hermana le había pedido el divorcio.

 

-¿Qué quieres Tohma? – respondí molesto, mi perfecta llegada, y Tohma la tenia que estropear, perfecto.

 

-Eiri, tengo que hablar seriamente contigo.

 

-¡Habla ya! No me quites el tiempo que tengo que llegar a casa.

 

-Me temo que eso no será posible…

 

-¿Y porque no Tohma?

 

-¿Sabías que Shindo-san esta esperando un hijo tuyo?

 

-¿Shuichi? Pero, ¿Por qué no me lo ha dicho?

 

-Planeaba decírtelo hoy, cuando llegaras a casa.

 

-Entonces, tengo que irme Tohma, después me dirás lo que tienes que decirme –no podía contener las ganas de correr en ese momento por verlo, por estrecharlo entre mis brazos y quedarme ahí por toda le eternidad, sin duda, era el hombre mas feliz del mundo.

 

-Basta Eiri – dijo Tohma reteniéndome cuando estaba a punto de irme. – Es hora de que te hable claro, dejémonos de mentiras.

 

-¿De que hablas? ¿Qué quieres? ¡Dilo de una buena vez!

 

-No puedes ir con el Eiri, nunca más.

 

-¿Por qué no lo haría? ¿Crees que soy estúpido? Con el  es donde pertenezco.

 

- Por esta simple razón – dijo sacando un sobre de su abrigo.

 

Abrí  el sobre, había fotos de Shuichi, tomadas desde diferentes ángulos, en diferentes días, en cualquier parte.

 

-Sería una pena que su carrera termine, que por todo lo que ha luchado se desbarate, también sería una pena que el cayera accidentalmente al salir de NG o que fuera atropellado, secuestrado, no lo se ¿Tu que crees Eiri?

 

-¡Eres un maldito! – grite tratando de darle un puñetazo en la cara, siendo mi brazo detenido por el estúpido de Sakuma, que me sostuvo junto con otro hombre.

 

-Entonces ¿Qué harás Eiri?

 

-…- no respondí nada, de todas formas, no podría hacer nada, estaba atrapado, no podría dejar que Shuichi estuviera en peligro solo por mi egoísmo, solo por tenerlo junto a mí, no quería hacerle daño, no soportaría la culpa de que algo malo le pasara.- ¿Qué quieres Tohma?

 

-Te quiero a ti. Quiero que seas mío, solamente mío

 

Sakuma y aquel hombre me soltaron dejándome a solas con Tohma.

 

-Entonces ¿Qué harás Eiri-san?- Tohma se acerco a mi, pasando sus brazos por encima de mi cuello.

 

-Aléjate de el – lo atraje mas hacia mi besándolo de forma brusca.

 

Al separarme de el, pude ver a Shuichi corriendo hacia la salida, quise ir detrás de el, pero de nuevo, la mano de Tohma me detuvo. – Recuerda, debo estar lejos de el. Eres tan débil, Eiri-kun.

 

Sin duda, era el hombre mas feliz del mundo, tan rápido llego mi felicidad, como tan rápida me fue arrebatada.

 

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Habían pasado tres meses desde que lo vi engañarme de esa forma. Sentía tanta rabia, ¿Por qué? ¿Por qué me había hecho eso?

 

Cada día que pase con el, me dedique a entregarme en cuerpo y alma, aun con sus insultos y sus tratos indiferentes, era tan estúpido, que creí  que me amaba, solo que no sabia como expresarlo.

 

Pero estaba equivocado, mi peor error fue conocer a Yuki Eiri, creer que valía la pena estar con el, mi peor error fue enamorarme de el.

 

Ahora estaba completamente solo, y con un bebe en camino.

 

Deseaba a ese bebe, pero odio a la persona que lo engendro.

 

-Amor, ¿Bajas a comer? – me pregunto Ryuichi desde la puerta de nuestra habitación.

 

-Si, enseguida bajo.

 

Cuando estaba completamente solo y sin ganas de seguir, llego Ryuichi, el, a diferencia de Yuki, siempre había estado ahí, siempre había estado para mi, y solo en ese momento me di cuenta, que no estaría mal darle una oportunidad.

 

Así, mi vida pasaba sin contratiempos, todos los días eran rutinarios, y, por más que lo intentaba, no podía ver a Ryuichi como algo más que mi amigo.

 

°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°|°

 

Habían pasado cinco meses desde que tuve que renunciar a Shuichi. La luz de la mañana me despertó, encontrándome con una cabellera rubia sobre mi pecho. Sin el menor cuidado, me levante para darme una ducha.

 

-Buenos días Eiri

 

Abrí el grifo del agua caliente, deje que me limpiara una vez mas, porque cada vez que estaba con el me sentía tan mal, me daba tanto asco estar ahí. Escucharlo gimiendo mi nombre, diciéndome todas esas cosas estúpidas, tomando mi mano.

 

Sentí su mano tocando mi espalda, abrazándome de nueva cuenta.

 

-Eiri, quiero tenerte dentro, antes de ir al trabajo.

 

-No molestes Tohma

 

-¿Enserio? ¿Eso quieres? Ni modo, no puedo hacer nada – se alejo un poco, lo suficiente para que lo escuchara.- ¿Sabes? Hoy Bad Luck ira a una entrevista en un programa de espectáculos, seria una lastima que la camioneta en la que viajen no tenga frenos ¿Verdad? Sería una lastima que alguien pierda la vida en un accidente como ese.

 

Lo atraje hacia mi, bese su cuello, recargándolo en la fría pared, mis manos recorrían su cuerpo, yo cerraba los ojos, trataba de no escucharlo decir mi nombre, su piel no era suave, no como la de Shuichi.

 

Todos los días era la misma situación, estaba atado a el, solo tenia que ser su juguete, se que podría no hacerlo, irme de ese lugar, pero, soportaría lo que fuera, todo, por que el estuviera bien.

 

Besaba con frenesí su cuerpo, lo penetraba con tanta fuerza, pero su interior no era cálido, todo era tan diferente, mi vida con el era solo una mentira.

 

-¡Eiri! – grito Tohma ensuciando mi mano con su orgasmo.

 

Momentos después estaba en mi estudio, tratando de olvidar el mal rato que me hizo pasar Tohma en la mañana.

 

-Eiri-chan hoy llegare temprano, y quiero encontrarte, listo para cumplir mis deseos – dijo asomando la cabeza desde la puerta. – Te quiero.

 

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Finalmente, los nueve meses habían pasado, mi espera había terminado, por fin, tendría a mi hijo entre mis brazos, y podría darle todo el amor que se merecía.

 

Llegue al hospital en compañía de Ryuichi, me recosté sobre la camilla dejando que el doctor me anestesiara. Había llegado al momento, pero despertar, fue lo peor que me ocurrió en la vida.

 

Ryuichi estaba sentado junto a mí, sostenía mi mano y lloraba quedamente.

 

-Ryuichi  ¿Qué pasa?

 

-Shuichi, yo, no se como decirte eso

 

-¿Decirme? ¿Qué ha pasado?

 

-El bebe.

 

-¿Qué paso con el bebe? ¿Dónde esta mi bebe?

 

-Shuichi el bebe nació muerto. Lo siento, de verdad lo siento.

 

En ese momento mi vida se derrumbo por completo, no quería saber nada quería perderme en un abismo y no volver a salir nunca. El único motivo por el que seguía en pie era por mi hijo, pero ya no estaba. En solo unos meses, lo había perdido todo.

 

Pero las cosas no podían seguir así, alguien tenia que pagar y ese alguien era Eiri Uesugi, el había creado toda mi desgracia, y el pagaría por todo lo que me había hecho,

 

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Al final del día, regrese con Tohma al lujoso departamento que el había comprado.  Mi tormento había acabado, aunque no se que es peor, dejar de ver a Shuichi, o tenerlo cerca, aunque este con otra persona.

 

-Eiri, tengo algo que confesarte- me dijo sentado sobre la cama

 

Yo, como siempre, no restaba atención a sus palabras, era más interesante ver el humo del cigarro escapando por la ventana.

 

-Tu hijo no esta muerto, yo se donde esta.

 

El cigarro se me cayó de la boca y lo único que pude hacer es tratar de estrangular a Tohma.

 

-Recuerda que si muero, no sabrás donde esta.

 

-¿Cómo se que no estas mintiendo?

 

-En mi abrigo, hay una foto en el bolsillo derecho, es el.

 

En efecto, era una foto de un niño recién nacido, no podía ser cualquier otro. Tenia el pelo rosa como el de Shuichi, y sus ojos eran dorados, como los míos.

 

-Recuerda que debes portarte bien, por los dos Eiri-chan. – dijo besándome el cuello, abrazando mi espalda.

 

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Después de haber pensado tanto, sabía exactamente lo que haría, solo faltaba algo para que funcionara: Eiri.

 

Había conseguido su número de teléfono, me arme de valor y llame.

 

No podía vencerme, no ahora.

 

-¿Si? ¿Quién habla?

 

-…

 

-¿Quién habla?

 

-Necesito verte, en el Hotel Empire habitación 513 hoy a las 7:00

 

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Al colgar el teléfono, estaba temblando, era su voz, la voz de Shuichi, no sabia que usar, no sabia como peinarme, era peor que una adolescente en su primera cita.

 

Al bajar de mi mercedes, quería calmarme un poco, dejar los nervios a un lado, también pensaba en huir de ahí, en realidad, mi cabeza caía en contradicciones.

 

Al estar frente a la puerta, dude en tocar, en hablar o en tirar la puerta, toque suavemente.

 

-¡Enseguida voy!

 

Al verlo a tan solo unos centímetros de mi, no pude evitar abrazarlo, estrecharlo tan fuerte contra mi pecho.

 

El se separo de mi por un instante, cerré los ojos, el miedo me invadía, hasta que sentí sus labios sobre los míos, dándome ese calor que solo el podía darme.

 

No hicieron falta las palabras, mordía débilmente su cuello y el me dejaba escuchar su voz, después de tanto tiempo de extrañarla, de soñarla, de anhelarla, podía tocar su piel, su suave y delicada piel temblando ante mis finas caricias.

 

Lo recosté suavemente sobre la sedosa cama, quite el abrigo blanco que lo cubría. Mordí sus pezones mientras el jugaba con mi cabello.

 

No podía evitar besar cada centímetro de su piel. Me aparte un momento ante su atónita mirada. Me quite la camisa y volví a atrapar sus labios con los míos dándole una pequeña mordida, ahogando su quejido en mi boca.

 

De un solo movimiento, quite el resto de lo que le quedaba de ropa, dejando su miembro expuesto ante mí.

 

Lamí la punta, torturándolo con mi mano, después de recorrer su miembro con mi lengua, dejo que su esencia me llenara, la bebí toda, sin desperdiciar una sola gota.

 

Prepare su entrada, con delicadeza, primero un dedo jugaba en su interior, el segundo, después de unos angustiantes segundos, estaba dentro de el. El, se aferro a mi espalada y susurraba mi nombre en mi oído, lo embestía a la vez con fuerza, era placentero, pero a la vez, con suavidad, no quería hacerle daño.

 

El me beso, a la vez que ambos terminábamos. Salí lentamente, dejándolo nuevamente, me recosté sobre la cama y lo abrace, dejando que su cabeza se apoyara en mi pecho.

 

-Yuki ¿Me amas?

 

-Mas de lo que algún día creí poder hacerlo.

 

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Vigile su sueño durante toda la noche su sola presencia me provocaba miles de cosas en mi, inexplicables.

 

Por una parte. Lo amaba, recordaba cada día que pase con el, cada noche que pase entre sus brazos…

 

Pero también, gracias a el, conocí la soldad, la que me asfixiaba día con día, que me quitaba el sueño y que no me dejaba vivir. Ver que todo lo que tenia, poco a poco se evaporaba ante mis ojos.

 

Su sola presencia me provocaba asco.

 

El, estaba atado a esa silla, tan indefenso.

 

Solo el, yo y… los tipos que contrate para matarlo.

 

El cuarto era oscuro, había estado abandonado por largos años, era el sitio perfecto. La única luz que había, se colaba por la ventana dejándome ver la perfección de su rostro.

 

Abrió los ojos lentamente, adaptándose al ambiente.

 

-Shuichi ¿Dónde estamos?

 

-Yuki ¿Me amas?

 

-Si Shuichi, tanto, que no sabría como explicarlo.

 

-Muchachos, ahora

 

Los tres chicos cortaron los amarres de Yuki y lo comenzaron a golpear de una forma brutal.

 

-¡Alto!- grite al darme cuenta que estaban a punto de matarlo – Déjennos solos

 

-Pero señor…

 

-¡Déjennos solos!

 

Al escuchar cerrar de la perta, saque la navaja que había guardado para el final.

 

-¿Qué se siente? – Le dije tomando su cabello de forma brusca – Que la persona que mas ames te traicione, es poco lo que he hecho, yo he sufrido todos los días gracias a ti.

 

Clave la navaja en su abdomen,  la rabia me invado, sacaba y metía la navaja, no podía contenerme.

 

-Que todo su mundo se quiebre, y que nada valga la pena, que tu esperanza se esfume, que no dejes de llorar… Todo esto es tú culpa Eiri…

 

Estaba cansado, me levante tirando la navaja a un lado, viendo como se desangraba.

 

-Yo… no quería hacerles daño…

 

Finalmente, Eiri dejo de respirar, y de sus ojos, solo pude ver salir una lágrima…

 

El chirrido de la puerta me saco de mis pensamientos…

 

-¡Ya les dije que…! – Era Seguchi.

 

-Veo que te has equivocado Shindo – dijo acercando se a Yuki, hincando se y sosteniéndolo con ambos brazos.

 

-¿Cómo llegaste?

 

-Hay alguien que seguía a Yuki noche y día, me ha dicho donde estaba…- me respondió sollozando – Yuki jamás quiso dejarte, lo había amenazado, si no lo hacia, algo malo podría pasarte…

 

-¿Cómo se que no mientes?

 

-Porque puedes preguntarle a Ryuichi, incluso el sabe todo lo demás

 

-¿Todo lo demás? ¿Qué es todo lo demás?

 

-¡Que tu hijo no esta muerto! ¡Ahora! ¡Arréstenlo!

 

Por la puerta, entraron dos policías, e instantáneamente uno de ellos me coloco las esposas…

 

-¡No! ¡Esperen! ¡No! – intentaba soltarme, pero era inútil, su fuerte era mucho mayor a la mía.

 

-Shindo Shuichi  queda arrestado por homicidio culposo…

 

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El viento acariciaba su cabello, mientras que sus ojos melancólicos se posaban en la tumba de su hermano.

 

Creyó hacer bien, hacerle un favor al hombre que amaba y acceder a todos sus deseos, pero, frente a ella, las consecuencias de sus actos.

 

Huiría y jamás volvería a verlo, evitaría que le hiciera daño, a ella, y a su sobrino, que sostenía en brazos.

 

-Eiri, no debes preocuparte, protegeré a Ritsu con mi propia vida…

Notas finales:

Gracias x leer si les gustho komenthen!!


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