Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Y en el reencuentro renació el amor por Necoco_love

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 

Delirios de madrugada ;3 xD

Drabble. Quizá sin mucho sentido. Inspirado en un caso de la vida real xD (?) xD ok, no (:

No hay mucho que decir al respecto. El título quizá no va con el fic, pero no se me ocurrió nada más, y no tenía ganas de pensar en algo bueno.

Quizá no es muy bueno, pero creo que paso por un momento en el que todo lo que escribo me parece fatal e__e pero bueno xD

 

Notas del capitulo:

 

Disclaimer: los personajes de Naruto no me pertenecen, son obra del señor Mashashi Kishimoto.

 

 

 

 

A veces me resulta irónico pensarlo, hasta podría considerarlo demasiado ridículo para que fuera posible. Pero muy en el fondo, no dejaba de pensar que a lo mejor era cuestión del destino. No es que fuera ferviente creyente de aquél tipo de cosas, por alguna inexplicable razón, aquél día, me dio por pensar en cosas absurdas que no iban con mi incrédula forma de pensar. Y no obstante, cuando te divisé a lo lejos, caminando lentamente por las templadas y oscuras calles de la ciudad, no se me ocurrió pensar en ninguna otra idiotez.

 

 

 

Caminabas con ausente parsimonia. Ni siquiera te percataste de lo atento que estaba observándote. Cabizbajo, con los mechones de cabello rubio ocultando tus hermosos ojos, con un gesto extraño y las manos dentro de los bolsillos del pantalón, de repente sentí una extraña sensación en la boca del estómago. Una sincera alegría al verte de nuevo, pero una ligera extrañeza al darme cuenta que aparentemente no estabas del todo bien. Fue raro darme cuenta, pero cuando menos me lo imaginé había tomado la iniciativa y ya estaba parado frente a ti, con mi gesto soberbio y con un insulto preparado a manera de saludo.

 

 

 

A veces me pregunto que fue realmente aquello que vi cuando alzaste tú mirada y tus profundos pozos azul cielo se clavaron en los míos, taladrando todo sentido común en mi persona. De nuevo sentía aquella sensación de verme expuesto y desnudo a tus ojos, pero en cierta forma me dejé llevar por el momento. No admitía que sencillamente, me hacía un poco de falta sentirme tan vulnerable ante tu persona. Quizá, en el fondo, lo que no quería admitir era que tan solo te había echado en falta a ti.

 

 

 

Terminamos por comenzar a charlar, tú animado después de todo el tiempo que habíamos pasado sin saber del contrario, y yo concediéndote aquél banal capricho como si de algo más trascendental se tratara. Por mucho que me negase a concebir la idea siquiera, ni siquiera estaba tan interesado en escuchar tu perorata de siempre como al parecer estaba más interesado por observar esas dulces e infantiles facciones que durante meses había despreciado sin más. Ahí estaba de nuevo, embelesado y perdido en tus gestos, haciendo caso omiso a tus palabras y dedicándome silenciosamente a recordarte como tiempo atrás, tan sincero y tan dulce que desestabilizabas mi persona y lograbas, sin temor a equivocarme al decirlo, hundirme en la mar de sentimientos que despertabas en mí frío y duro corazón.

 

 

 

Casi estuve a punto de salir de ahí. Recordaba que tiempo atrás firmemente había decidido que aquello que sentía por ti no tenía posibilidades de realizarse. Tú no me querías y vivías a la espera de alguien más, y yo no estaba dispuesto a seguir perdiendo mi tiempo en alguien que no me tomaba el debido valor que yo merecía. Y no obstante, estaba ahí de nuevo, añorando aquellos días en los que confundías mis sentidos y te sentías como un chiquillo inmaduro que lo único que hacía era agobiarse en la confusión y el miedo de lastimarme.

 

 

 

Estaba siendo débil. Había tomado la decisión inamovible de no volver a caer en las redes de aquella alegre sinceridad con la que me atraías hacía ti como si de un imán se tratase. Pero al mismo tiempo me daba cuenta que a tú lado, escuchando tus palabras a intervalos, resultaba titánico en lo sentir de nuevo como de las cenizas que habían quedado al hacer tripas corazón tiempo atrás, renacía de nuevo cuenta ese sentimiento latente, esa duda que durante días me rondaba la cabeza y no lograba sacármela por más que intentase borrar tu recuerdo de mi memoria.

 

 

 

Entre una de las bromas que hiciste durante la conversación, finalmente pregunté por aquello que durante mucho no había podido dejar de pensar implacablemente. Sonreíste pícaramente, pero te negaste a responder, logrando con ello crear uno de los tantos misterios sin resolver que aún persistían entre nosotros. No quería, pero estaba sucumbiendo a esos encantos tuyos con los que te habías robado mi corazón sin siquiera proponértelo. Y aunque no te lo dije, volví a odiarte como antes. Tan evasivo a mis preguntas, tan reticente a dejarme ver más allá de lo que querías que viera, ¿Por qué? Me preguntaba la mayor parte del tiempo sin que por ello lograra encontrar una respuesta decente y tangible a esos cuestionamientos que carcomían mi cordura durante las noches cuando de manera inevitable te recordaba.

 

 

 

Fue como una bofetada el que te negaras rotundamente a decirme, pero siendo tan necio como eras, me habría sorprendido el que hubiera sido fácil convencerte. Indagaste sobre algo que estúpidamente terminé por decir, pero igual que tú me negué a explicártelo. Decidido, me marché con una parca despedida momentos después, molesto conmigo mismo por desear de pronto cambiar esa sonrisa con la que lánguidamente me habías despedido. Me sentí tan idiota y tan burlado que no tuve más que irme a casa frustrado y enojado contigo. A veces me desesperabas tanto que te odiaba de manera inevitable, y deseaba con todas mis ganas no haber tenido la desdicha de conocerte jamás.

 

 

 

Porque me resultaba muy difícil hacer cualquier cosa. Me sentía triste cuando tú lo estabas. Me sentía feliz cuando tú lo estabas. Si solo hubieras sabido por lo que en aquél momento pasaba… simplemente no podía sonreír sin ti. Habías llegado como una canción a mi vida y habías iluminado con tu inocencia mi día. ¿Quién habría pensado que eras parte de un sueño que ahora parecía estar a años luz de distancia?

 

 

 

Por lo menos aquello no era un misterio, Naruto… Te seguía amando como la primera vez que te había echado en falta tras conocerte…

 

 

 

 

Notas finales:

 

 (: ¿Qué tal? UwU Besos & abrazos, Necoco. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).