-Hikari…-
-no
-vamos Hikari tu lo sabes yo lo se ¿Qué tiene de malo que se entere el principal afectado?-
-que… ¡maldita sea Bakura no te metas donde no te llaman!-
-uuuuy el dragoncito saco los colmillos, mira que el que no arriesga no gana y si no vas por el una castaña con dos grandes argumentos a su favor te lo va a ganar-
El albino mas joven abrió los ojos y miro a su Yami como si se hubiese enterado que los bombones cubiertos con chocolate causan cáncer.
-…-
-bieeen Hikari para que no digas que no pago mi renta, te ayudare- la sonrisa maligna del espíritu apareció y Ryou se arrepintió de tener un Yami demente.
-¿Ayudarme?-
Durante la tarde un par de albinos estaban de pie en la tienda del señor Solomon Moto, Ryou miraba nervioso a la escalera, esperando que su adorado martirio bajara, el educado adolescente estaba nervioso caminando de un lado a otro sin concentrarse en nada en especial, repitiéndose mentalmente cada palabra de esa declaración solo ensayada en sueños.
Los albinos sabían que nunca estaba un tricolor sin el otro, peor que siameses con eso del “moe hitori no boku” y frases que no iba negar que lo hacían sentir celoso de su cercanía, así que Bakura le dijo que el le daría el primer empujón, confiaría en él esta vez, aunque sabia que habían grandes probabilidades de que se arrepintiera.
Ambos chicos bajaron asombrándose de encontrarlos curioseando, un tímido y demasiado educado saludo por parte de Ryou, un pseudo saludo que no fue mas que una mirada de Bakura y después de que compró un sobre de cartas y Ryou intentaba entablar una conversación con Yugi el ladron vio que era tiempo y de repente tomo la muñeca del faraón.
-Oigan mocosos me robo un rato al rey- aviso y se jalo al ojiamataista mayor dejando a mas de uno con cara de confusión incluyendo a la victima.
-¡¿oe Bakura que demonios estas haciendo?!-
-bien, veo por mi anfitrión si…ya deben estar por venir…- se asomo por el resquicio de la pared y vio al par de hikaris corriendo hacia el sitio
-perfecto, nada personal ou sama, pero es por mi Hikari- lo miro a los ojos y cerró los suyos, y sin mas dialogo lo empujo a la pared del callejón y le beso mientras le sostenía las muñecas a lado de la cabeza imposibilitando cualquier movimiento.
Ambos menores llegaron y cuando vieron la escena se colorearon y salieron hacia el otro lado con la intención de dejarlos arreglarse solos.
-no… no sabia que tú Yami fuera… así-
-ehmm pues creo que yo también me acabo de enterar…- apenadito- y ¿Te molesta? … ¿Te molesta que a mi Yami le guste el tuyo?-
Tenia que aprovecharse un poquito… si no era hoy no seria nunca.
-no…yo se que a Atem no le es tan indiferente Bakura…- dijo bajito y empezando a tomar un sonrojo.
-¿En serio?- Ok eso SI le asombro.
-si-sonrio avergonzado y feliz por su otro yo… tambien con algo de envidia por que el ya había obtenido un beso de la persona que le gustaba.
Un incomodo silencio y ambos chicos voltearon a verse avergonzados, Ryou inspiro profundamente, por Ra que ya no era un niño, ya ambos tenían 16 y debía de al menos tener un poquito del carácter de su yami después de tanta convivencia.
-Yugi… en lo que ellos…arreglan sus asuntos ¿Te gustaría ir a caminar conmigo?-
Yugi lo miro a los ojos, parecía que a Ryou le estaba costando trabajo hablarle… bueno a lo mejor tenia algo que tratar con el… y el se ocuparía de hacer que lo hiciera (no, Yugi no es tonto ni inocente pero nadie tiene por que saberlo ¿cierto? n__n)
-claro Ryou me encantaría- las mejillas del albino se pintaron instantáneamente de rojo ya que normalmente solo le decía por su nombre de pila si se encontraba cerca su oscuridad así que asintió, la idea de contestar con palabras era imposible debido la lengua hecha nudo por los nervios.
-Yugi… yo… bueno quería saber si… si Anzu y tu, bueno es que tengo la impresión de que a ti te interesa ella y…-
-jejeje bueno supongo que si me gustaba, pero a ella es mas que obvio que le gusta el faraón, así que creo que de un momento a otro la veo como mi mejor amiga… y solo eso-
(En la mente de Ryou: Insertar a chibi Ryou saltando y poniendo la mano en seña de victoria)
-que bueno!-
-¿Es bueno que me diera cuenta que yo no le gusto?… eso es algo cruel Ryou kun- falsamente hizo un puchero viendo si lograba sacar de su nube al hermoso joven.
-¿EHH? ¡No! Bueno algo pero, no es por… bueno es por que…-
-lo sé, perdón es que quería molestarte un poquito, tu siempre eres demasiado educado Ryou-
-perdón-
EL adorable niño tapo su boca guardándose su risita mientras el albino hacia un puchero al ver que su ángel se reía de el, pero de inmediato se convirtió en una sonrisa, le gustaba que Yugi sonriera.
Por eso le gustaba tanto.
Después de todo lo que había hecho su Yami, después de tantos problemas que le causo, el le sonreía como si nada, le decía su amigo, lucía esa expresión tan sincera cuando decía que le agradaba y que eran amigos, el solo oír su nombre o su apellido con esa voz tan dulce y ver esos ojos enormes, por Ra que se había convertido en su todo.
-Yugi… a lo que me refería es que me alegra que ya no te guste Anzu- aspiro se detuvo aprovechando que habían terminado en un hermoso parquecito y bueno agradecía que a veces lo confundían con chica ya que no serian molestados (demasiado) por ser dos chicos, le miro a esas tremendas orbes y con un sonrojo empezó a balbucear –por que… por que Anzu es bonita… tu… bueno yo… desde que te conocí me pareciste mas lindo, y… bueno lo que quiero decir es que… que me gustaría que si ya no te gusta Anzu… me dieras una oportunidad! A mi… a mi me gustas mucho Yugi, me gusta verte, escucharte… todo de ti me gusta muchísimo- le había tomado de las manos y todo lo decía mientras lo veía a los ojos, sacando una determinación que ni el mismo sabia que tenia.
-Ryou…-
El joven se dio cuenta del detalle de las manos y se soltó de inmediato
-perdóname, pero es que… yo quería decírtelo…-
Yugi también lucia un hermoso sonrojo y sus ojos tenían un pequeño aire de travesura, similar al de de un niño que sabia un secreto o un tesoro, y en el caso del poseedor del rompecabezas era ambos.
-no pidas disculpas… yo… también siento que me gustas mucho Ryou-
Y ahí fue cuando la cara del albino tomo una bellísima expresión, estaba avergonzado por lo que había hecho, estaba emocionado y tremendamente feliz de haber sido correspondido, un peso enorme se salía de su corazón.
-p puedo…-
-deberías- sonrió avergonzado el mas bajito que alzo la carita mientras Ryou se inclinaba para probar esos dulces labios. Se acercaron hasta que algo les interrumpió…
-¡Quítate de encima cabrón!-
Ambos reconocieron de inmediato esa voz y corrieron hacia donde estaban los yamis.
-¿Qué sucedió?-
Cuando llegaron vieron algo bastante… interesante, la escena había cambiado, ahora era Yami quien llevaba la batuta del beso y el pobre ladrón estaba sentado en el piso intentando sacarse al faraón con todas sus fuerzas.
-¿Qué tal les fue chicos?- respondió yami mientras tomaba firmemente las manos de su ladrón (si ahora era propiedad del faraón), hablando en un modo casual logrando que la mirada de enfado del robatumbas se afilara aun mas.
-parece que no tan bien como a ustedes- Yugi no pudo evitar reír, si las cosas eran como parecía Bakura había empujado a Ryou a declararse… sin imaginar que ninguna buena acción sale impune había terminado siendo el cazado en lugar del cazador.
-¡Hikari no te quedes viendo y sácame a este imbécil de encima!-
Ambos chicos se vieron, les darían un chance a sus oscuridades de conocerse mejor
- Ryou llegaron a l tienda nuevos juegos de video ¿quieres ir a mi casa a jugar?-
-encantado, yami estas son las llaves de nuestra casa, yo m quedare con Yugi- Ryou decidió también darle el “empujón” a su alter
-adiós- Yugi no podía pedir mas… tanto el como su mejor amigo habían dado un paso muy grande en cuanto a la relación con sus albinos hasta hoy secretamente adorados
-nos vemos niños… ahora si donde nos quedamos- la sonrisa seductora de Yami y esos ojos que ya lo estaban devorando con la mirada dejaron helado al espíritu de la sortija
-¡¡¡Quita maldito faraón!!!-