// Pesadillas //
El sonido de una música ya cocida lo había despertado de su pacifico sueño. Como era costumbre desde hace unos meses decidió ir a ver, sabiendo de ante mano la escena que hallaría. Aun no entendía muy bien que pasaba, pero sus instintos le decían que era algo malo, y que no debía entrometerse demasiado en el asunto; aun así, la curiosidad siempre le ganaba a todo lo demás. Pero, era de esperarse siendo apenas un chiquillo de 6 años.
Llego a los escalones y empezó a bajarlos lentamente, con cuidado de no llamar demasiado la atención en la sala, donde solo había un hombre. Sus pasos eran lentos y cautelosos, pero lograba divisar la figura de su padre de pie, mirando por el ventanal con una copa de vino en la mano, mientras escuchaba música clásica. Había visto tantas veces esa escena en su joven vida, que ya hasta creía saberse la letra de la canción.
-Padre, ¿te encuentras bien?- Pregunto tímidamente el pequeño rubio cuando llego hasta abajo; llamando la atención de aquel hombre.
-Mihael, deberías estar dormido y lo sabes, ¿no?- Dijo suavemente, mientras volteaba a ver al menor.
-Sí, pero… escuche música, y me despertó- Se acerco al sillón para sentarse en el. El mayor solo suspiro profundamente; luego volvió a mirar por el ventanal.
-Te pareces tanto a tu madre…- Dijo con nostalgia -Siempre tan curiosos, y queriendo ayudar a los demás…-
-¿Dónde está ella?- Inquirió el pequeño -No la he visto desde la tarde…-
-….- El mayor soltó otro suspiro -Su belleza cautiva ¿verdad?- Miro de reojo el pequeño.
-Supongo… pero ¿Dónde está?-
-Seguramente salió con sus amigas… aun es joven y muy, muy hermosa- Camino con parsimonia hasta el sillón para sentarse al lado de su joven hijo -Tu heredaste sus rasgos-
-… Solo en lo rubio y los ojos azules. En lo personal creo que no tenemos mucho en común…-
-¿Te has puesto a pensar en que el amor enceguece a las personas?- Desvió completamente el tema.
-No…- El menor miro confundido a su padre. ¿A qué se debía esa pregunta?-
-La belleza de tu madre me cegó por años… a tal grado de no saber lo que hacía por ella…- Dio un sorbo al vino que aun quedaba en la copa -Como dije antes, tu heredaste sus rasgos… y no dudo que algún día ciegues a alguien como ella me cegó a mi…-
-¡Padre, lo dices como si yo fuera una chica!- Dijo obviamente molesto. El mayor solo le dedico media sonrisa y bajo la vista.
-Perdón Mihael…. Entonces… tal vez algún día quedes cegado por la belleza de alguien-
-….-
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-Padre, ¿Dónde está ella? ¿Dónde está mi madre?-
-Ella está muerta, Mihael… su belleza marco su destino, y sinceramente, era el que se merecía-
-¡¿Pero cómo puedes decir eso de mi madre; de TU esposa?!-
-…..- El mayor bajo la vista, con una sonrisita burlona plasmada en los labios -Si, lo era, Mihael… ahora es solo un desagradable recuerdo que hay que borrar de nuestras mentes, ¿entiendes eso?- Dijo tranquilo. Antes de que el menor reclamara algo, el prosiguió: -Tu madre nunca fue una buena persona...primero te cautiva y enceguece completamente, luego te hace a un lado, demostrándote solamente que ha jugado con tus sentimientos-
-¡¿De qué estás hablando?! ¡¿Por qué estás diciendo eso?!- Dijo confundido -¡¿Acaso no la amaste?!- El pequeño rubio tenia lagrimas en los ojos.
-Escúchame, Mihael- Su padre lo tomo fuertemente del brazo, lastimándolo -Yo la ame, la ame demasiado, de-ma-sia-do; la ame a tal grado de estar cegado por ella, de hacer todo porque fuera feliz; incluso, perdone y ACEPTE que me engañara, SOLO porque la ame…. Y por eso mismo ella está muerta; si me hubiera amado como yo a ella, tu madre nunca se hubiera ido con su amante. Pero las cosas no son como uno quiere, ¿sabías, Mihael?... ahora mismo, ella debe estar en el purgatorio, esperando que Dios le dé el castigo que se merece- El llanto del niño se había intensificado debido al dolor que le causaba el agarre en su brazo -Así que nunca vuelvas a decirme que yo NO ame a tu madre, porque hare todo por ella, ¿entiendes? To-do…-
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-Mihael…- Una vos calmada y suave, proveniente de un cuerpo que yacía en el piso ensangrentado, lo llamaba -Ven…- Logro susurrar con sus ultimo minutos de oxigeno -Acércate…- El joven Keehl, temblando por el miedo que le producía esa escena, obedeció -Mas cerca…- Sin saber cómo, simplemente se arrodillo a un lado de su moribundo padre.
-¿Por qué lo hiciste, padre…?- Su vos se quebraba mientras las lagrimas inundaban sus ojos.
-El amor… enceguece, Mihael…enceguece…. demasiado- Sus palabras eran arrastradas por sus labios. No le quedaba mucho tiempo -Quiero que… conserves…algo- Débilmente saco de su bolsillo un rosario rojo, y lo extendió para que su hijo lo tomara -Era… de tu madre… yo se lo… obsequie…- El joven tomo el objeto y lo estrujo entre sus manos.
-¿Por qué?- Susurro mientras las lágrimas surcaban sus mejillas.
- Mihael…pro…prométeme que…tu n-no... no cegaras a las personas… q-que te r…rodean…-
-Padre… vas a estar bien… no digas eso- Su vos sonaba frágil y quebradiza.
-T-Tu e-eres e…el u-único…heredero d-d-de… la fo-fortuna… K… K-Keehl… n-no ol-olvides nun…nunca e-eso…- Le costaba ya mucho trabajo pronunciar palabras -…y-yo…l-la… a…am…a…b-ba…- Sus ojos no alcanzaron a cerrarse cuando la vida abandono su cuerpo; dejando su vista clavada en su hijo.
La sirena de la ambulancia empezó a sonar cada vez más cercana, y cuando menos se dio cuenta el joven rubio, el cadáver de su padre ya estaba siendo alejado de él, mientras una enfermera le decía que todo estaría bien…
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Despertó de golpe, casi saltando de la mullida cama. Su rubio cabello se pegaba su frente debido al sudor frio que tenía en todo el cuerpo; su respiración era por demás agitada y sus ojos estaban desmesuradamente abiertos.
-Otra vez…- Susurro para sí -Otra vez el mismo recuerdo convertido en pesadilla…- Respiro profundamente intentando tranquilizarse -Maldita sea la hora en que viví eso…y maldita sea la hora en que vuelvo a recordarlo…- Masajeo sus sienes para relajarse -Ya han pasado casi 15 años y eso me sigue atormentando…- Volvió a recortarse, entrelazando sus brazos detrás de su cabeza -…Esto es un mal presentimiento…ya lo he comprobado…-