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Freedom (of choice) por lizkun

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Notas del fanfic:

Esto va para 10pairings en Livejournal

   Tal vez era él el que estaba mal,  no se sentía a gusto, ni consigo mismo, ni con el mundo; por unos breves momentos había comprendido a los hollows, ya que ahora el mismo se sentía casi como uno y no es que tuviera un hoyo físico en el pecho (si se le podía denominar así al hueco de hollow) , más bien, sentía un hoyo emocional, algo parecido a la tristeza estaba comenzando a agobiarlo, a asfixiarlo y a su escasa edad, eso no estaba bien; si así se sentía ahora de joven ¿Qué le esperaba a una edad más avanzada? No quería llegar a la edad de su padre y estar tan solo como él. Dios lo libre.  Se acercó lentamente al borde del edificio, una pequeña reja era lo único que lo separaba del vacío y por un breve momento se sintió tentado ¿saltaría? No, no era tan bruto, imagínense, él, Ishida Uryuu, quien habiendo enfrentado tantos hollows y tras derrotarlos,  muriese de forma por demás patética al lanzarse al vacío en su propia escuela; eso le sonaba más que ridículo. No, lo que él, realmente deseaba era libertad, miro con nostalgia a las aves que surcaban el cielo y sintió envidia, ellas podían ir y venir, hacer y deshacer, no estaban atadas a obligaciones,  no había a quien rendirle cuentas, no tenían que atarse a simples prejuicios y sobre todo, no tenían que aguantar el horrible sentimiento de portar un hueco en su pecho. Ishida sin percatarse se acercó cada vez más al peligroso vacío, se quedó absorto en sus pensamientos,  solo sentía en sus mejillas el fresco aire, la luz del sol dándole de lleno en la cara, en serio que eso se sentía tan bien,  en verdad solo quería ser libre.

  Una mano ancha y cálida lo jaló a su realidad, y fue tan fuerte el tirón y habiendo calculado mal,  Ishida fue a dar al suelo junto a quien lo había jalado.

 – ¡Idiota! ¿Qué es lo que pretendes cuando te acercas tanto a la orilla del edificio? –era Kurosaki Ichigo, Ishida se quedó estupefacto, ¿acaso Kurosaki pensó que estaba a punto de saltar? ¡Menudo idiota! El pelinegro se soltó con molestia del agarre del naranja y se levantó con rapidez.

 – ¿Piensas tú, que yo saltaría? ¿Así nada más? –Le inquirió indignado – No sabes nada Kurosaki ¡no soy un idiota! –Ichigo no esperaba las gracias aunque tampoco esa reacción de su compañero, y es que no lo había podido evitar, al ver la cara de Ishida tan absorta, con tanto dolor y tristeza reflejada en esos ojos azules,  sintió una presión en su pecho, misma que le indicaba que algo no andaba bien, haciendo que se tejiera suposiciones un tanto equivocadas. El shinigami se sonrojó.

 –Pues, veras…  –comenzó a explicarse el mayor, pero se interrumpió al ver que Keigo, Mizuiro y Sado llegaban, ya que la azotea del tercer edificio de su escuela era el lugar favorito del grupo para almorzar. Ishida miró a los recién llegados  y aún molesto decidió dejar la pelea con el sustituto, se encamino hacia la puerta. Iría a la biblioteca, al menos así se aseguraba que  Kurosaki no lo seguiría, pasó entre Mizuiro y Sado murmurando un “con permiso” estos cedieron paso al quincy. Los tres miraron a un Ichigo aún en el suelo, era una escena rara.

  Saliendo de las horas de clase, por lo general se podía ver a Ichigo junto a su grupo de amigos, Ishida sabía que eso era lo normal, pero también era cierto que para él, normal era estar solo y era hasta ahora que comenzaba a sentirse un tanto mal, que ya era tarde para remediarlo era otra cuestión. Tomó sus cosas con lentitud, quería asegurarse que todo estaba en orden (que le llamaran obsesivo –compulsivo si gustaban). El reiatsu del sustituto era una molestia.

 – ¿Qué es lo que quieres Kurosaki? –Ishida lanzó la pregunta, le hartaba que Ichigo quisiese ser siempre el héroe.

–Nada –fue su escueta respuesta, más sin en cambio no se movió de donde estaba.

 –Los demás ya se fueron

 –Ajá

–Deberías seguirlos

–Hoy tengo cosas que hacer, así que no iré con ellos –Esto estaba comenzando a desesperar al pelinegro, esté tomo sus cosas y se hecho al hombro su mochila.

 –Con permiso –Kurosaki le cedió el paso, no bien Ishida había andado un tramo cuando tuvo que girarse –Y deja de seguirme ¿quieres? No es como si de verdad me fuera a suicidar –había que ver lo cabeza hueca que era Kurosaki.

 –No lo sé, tal vez cambies de idea y quieras matarte en el camino, así que  es mejor si te sigo para asegurarme que llegues bien a tu casa  –le refuto Ichigo. Ishida suspiró con hartazgo, bien si Kurosaki quería seguirlo, que lo hiciera, no estaba como para aguantar otra discusión con el sustituto, así que siguió avanzando con el naranja siguiéndole los pasos. Llevaron el camino a casa de Ishida en total silencio, mismo que era amortiguado por los sonidos propios de la calle: gente hablando, carros pasando, algunos ladridos esporádicos y algunos pajarillos cantando. Uryuu se detuvo, Kurosaki hizo lo propio y cuando iba a hablarle, noto en el quincy esa misma mirada de la mañana, cuando creyó que iba a saltar del edificio. Un ligero rubor cubrió sus mejillas, por Dios que ese hombre era bellísimo ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Esa tristeza que Ishida llevaba impregnada era tal vez la que le daba el aire de pasividad, pero sobretodo de fragilidad e Ichigo como todo buen Kurosaki, sintió la necesidad de proteger a quien tenía frente a él. 

  De tan metido que él Kurosaki menor estaba en sus pensamientos no reparó en que lo penetrante de su mirada había llamado la atención de Ishida.  Este estrujo el tirante de su mochila con algo de nerviosismo ¿Por qué rayos Kurosaki lo miraba de esa manera? Y notó el sonrojo del sustituto. Ishida recobró su compostura e hizo como si no hubiera visto nada y siguió avanzando.

  El trayecto de la escuela de la casa de Ishida  y de ahí a la propia, había sido agotador, ¡demonios! No pensaba que sus casas quedaran tan lejos una de otra, pero Ichigo no se arrepentía, al contrario. Botó su mochila donde pudo, se cambió de ropa por algo más cómodo y se hecho sobre su cama algo cansado, suspiro, no podía quitarse de la cabeza esa imagen de Ishida Uryuu.  Medio escucho a Kon hacer alboroto, pero lo soluciono metiéndolo al closet.

  Nuevamente en el receso, se dirigió a la azotea del tercer edificio, sabía que probablemente se encontraría ahí con Kurosaki y compañía, pero que más daba.  Cuando abrió la puerta. Kurosaki lo recibió con un saludo y con un refrigerio. Ishida comenzaba a sentirse cómodo junto al shinigami, así que sin que Ichigo se lo ofreciera, Uryuu tomo asiento al lado del naranja y se recargo contra la pared y sin poder evitarlo comenzó a hablar, a hacer analogías acerca de los hollows y los humanos, de la soledad de la gente y de lo terrible que era, de la hipocresía de las personas y del peso de no poder hablar con su padre como se debe. Ichigo escuchó con atención todo el monologo que el quincy había hecho en menos de veinte minutos y cayó en la cuenta de que realmente quería proteger a Ishida de todo, quería llegar a verlo sonreír, quería evitar que Ishida se autodestruyese, porque al paso que iba y con todo lo que venía cargando por cuenta propia y con un paso en falso, Uryuu Ishida sin dudas caería y él, Kurosaki Ichigo, quería evitar a toda costa que eso sucediese o en dado caso de que no pudiese evitarlo y pasase, él sería quien estaría ahí para ayudar a levantar a ese quincy orgulloso y engreído y aunque sabía muy bien que tenía pocas (sino es que nulas) esperanzas de conseguir algo con el pelinegro, daría todo lo que tenía para logarlo. A eso se le llamaba masoquismo ¿no? o también amor ¿cierto?

  A partir de ese momento, Kurosaki se pegó a Ishida día y noche, ya fuera para una tarea en equipo, en los recesos, en las reuniones con el grupo de amigos, al salir de la escuela, en las biblioteca; solo faltaba que el sustituto quisiera acompañarlo al baño cual señorita, afortunadamente, hasta Kurosaki tenía sus límites (aunque no pareciese).  Uryuu se hecho un poco de agua en la cara, con el correr de los últimos días había desaparecido un poco la pesadez que había estado sintiendo en el pecho y poco a poco se había ido convirtiendo en calidez, asombroso lo que ese shinigami cabeza hueca podía lograr si se lo proponía, bueno, eso estaba demás decirlo después de verlo derrotar a medio Seireitei. Salió de los baños y se dirigió al tercer edificio.

 –Ishida –kun –escuchó que lo llamaban y al girarse se encontró con la dulce mirada de Orihime.

 –Ah Inoue-san ¿Qué pasa? –le indagó Ishida, supuso que iba a preguntarle algo referente al club de costura, más sin embargo el sonrojo en la cara de la chica y su nerviosismo le dijeron que lo que le iba a decir no tenía que ver con las clases. Ya sabía que eso tarde o temprano pasaría, es decir, había comprendido lo que le pasaba a Kurosaki y el mismo estaba cayendo junto al shinigami, se estaba dejando llevar por el sentimiento y es que ¡demonios! Ichigo era tan pasional que sin querer le estaba absorbiendo, llegando a hacer que Ishida comenzara a interesarse por él. Uryuu sintió remordimiento al mirar los ojos miel de su amiga, él bien sabía lo que la chica sentía por Kurosaki y aun así… aun así se atrevía a albergar esos sentimientos por el sustituto. Orihime era tan perceptiva –Vayamos a otro lado ¿quieres Inoue-san? –Y diciendo esto, le sonrió con dulzura y se encamino a uno de los jardines de la escuela, seguido por la chica.

  Esa tarde al salir de la escuela, Ishida tenía a Ichigo pegado de nueva cuenta. La plática con Orihime le había regresado a la realidad, esa que no le gustaba, esa que le decía que ambos eran hombres y que eran quincy y shinigami, Kurosaki debía de encontrarse una novia pronto o el mismo lo golpearía. Se quedó unos minutos frente a la entrada de la escuela con Ichigo a su lado. Miró al cielo nuevamente y contempló a las aves, en serio las envidiaba y más en ese momento. Kurosaki comprendió que algo no iba bien, Ishida estaba muy pensativo y es que en los días que había pasado con él, aprendió a leerlo, a saber interpretar cada uno de sus gestos, desde su tick nervioso, hasta cada uno de sus suspiros.  Lo suponía, que llegaría a eso, a amar a ese orgulloso quincy, era un hecho y era inevitable.  Ishida Uryuu, quincy, engreído, obsesivo –compulsivo y sobretodo, hermoso, era la persona de la que se había enamorado, justamente por eso, por lo que hacía en esos momento, observar a las aves de esa manera en especial.

 – ¿Qué sucede Ishida? –le interrumpió con seriedad el shinigami y trayéndolo a la dura realidad.

 –Sucede, Kurosaki, que ya no quiero que te me pegues como estampa –le dijo de la manera más cortante que pudo y tragándose lo que realmente quería decir.

 –Ya veo –Silenció incomodo – Al menos sé que no te mataras ya, eso me deja tranquilo –Continuo por fin el mayor –Bueno, como sea, nos vemos mañana Ishida. –Y Kurosaki dio media vuelta.

  Ishida se quedó como piedra ¿Así como así se iba? ¿Tan fácilmente? Lo miró irse y lo maldijo una y mil veces, lo odio más que cuando tuvieron su primera pelea, quiso gritarle un sinfín de cosas desde que lo amaba hasta que no quería volver a verlo en su vida, pero prefirió morderse la lengua antes de fallarle a Inoue y calló. No iba a hacer nada, se lo había prometido a su amiga, él no intentaría nada con Kurosaki. Avanzó 3, 4, 5 cuadras y no pudo dar un paso más ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué había tenido que ir y enamorarse de un cabeza hueca? Encima de todo shinigami, hombre y Kurosaki. Tenía que llegar a su casa lo más rápido posible antes de que su fuerza se desvaneciera.

Justo cuando iba a comenzar a correr, sintió esa mano ancha y cálida sujetándolo con firmeza.

 –Ku…

 –No me importa si no quieres que te siga Ishida –Le interrumpió –Nunca he obedecido ni a mi padre y no empezare contigo –Y lo jalo, abrazándolo con fuerza. No estaba bien, se lo había prometido a Inoue pero no pudo hallar la fuerza necesaria para alejar a Ichigo de él. Solo se dejó envolver por esa calidez y sin más, se rindió devolviéndole el abrazo. Bien, estaba hecho y había  deshecho la promesa a Inoue, no podía negarlo ni ocultarlo por más tiempo; Ishida recargo su frente en el hombro del shinigami, inevitablemente se había enamorado de ese cabeza hueca, sonrió para sí mismo sabiendo que al corresponderle a Kurosaki ya no iba a poder escapar de él. Se sintió libre. Por segunda vez en su vida había elegido su propio camino.

 

Fin

 

Notas finales:

Gracias especiales a Hessefan (aka Aphrodita)

Bien, pues nuevamente muchas gracias por leer. Tuve unos problemillas a la hora de escogerle el nombre al fic, a veces ya los tengo, otras veces sale mientras lo escribo y muchas veces recurro a nombres de canciones, la canción elegida esta vez para el titulo fue Freedom of choice de A perfect Circle.

Cualquier duda, critica o sugerencia es siempre bienvenida :D


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