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Rain por V chan

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Notas del fanfic:

y bue, llueve, y estoy aburrida, y extraño a mis chicos, y ya quiero que sea 20 para verlos!!! ♥♥

Era sábado y la lluvia caía a raudales sobre el pequeño departamento que Wilson y House alquilaban para sus momentos  libres. El techo replegable del recibidor era de chapa, y el sonido del agua cayendo en él le resultaba a James lo más dulce y relajante del mundo. Lo escuchaba desde el dormitorio, en la semi oscuridad de la habitación con una sonrisa en el rostro. Suspiro. Se pegó aún más al cuerpo de  su amante, que miraba la tele a su lado.

 

Greg siempre elegía para ver películas de terror, cuanto más sangrienta mejor, y a Wilson no le gustaban de ese género, la verdad es que lo asustaban un poco, y lo último que quería era que House se burlara de él al verlo pegar un salto hasta el techo cada vez que alguna rubia tetona,  perseguida por un gordo con mascara, pegaba un grito. Pero tampoco importaba mucho, no importaba nada en realidad, porque más allá de la peli que vieran, Jimmy no le prestaba mucha atención, en aquellos momentos lo único importante era que Greg estaba a su lado.

 

Aquellos días  eran su  oasis, su nirvana. Y claro, como todo momento perfecto no podía durar demasiado, tampoco suceder tan a menudo. Porque tanto House como él tenían una relación que atender, y eso (y todo lo demás) les acaparaba más tiempo del que les gustaría.  Pero tampoco podían quejarse, ellos querían que fuera así. Bueno, quizás no lo querían tanto, en realidad Wilson no estaba seguro al respecto. No se podía explicar  porque seguía conviviendo con Samantha, a pesar de ser consiente  (terriblemente consiente) de que amaba a House, que era el amor de su vida, y nadie seria nunca tan importante como él.

 

Y James sabía, aunque nunca lo dijera, que para el nefrólogo era lo mismo. Y sin embargo ahí estaban. Wilson con Sam y House con Cuddy, jugando al final -convencional y políticamente correcto- feliz.

 

A lo mejor era simplemente como Greg decía, “todos mienten”, o porque, también como todos, eran unos cobardes que tenían miedo. Siempre habían estado juntos, desde el primer momento en que se vieron se habían convertido en “carne y uña”, muy a sus pesares, a veces. Pero les llevo mucho tiempo admitir que lo que necesitaban del otro sobrepasaba a la amistad. Así y todo amigos era lo que habían sido siempre, lo que sabían ser, lo que ya estaba asimilado, y así funcionaban, a su muy disfuncional manera.

 

Y a House no le gustaban los cambios, y Wilson tenía pánico de este  en particular. Porque, ¿y si no resultaba?, ¿y si intentaban una relación juntos y la cagaban?, como solían hacerlo siempre. La amistad se iría a la mierda junto con la relación, era seguro. Y había algo que los dos médicos  habían aprendido a los golpes: no podían estar separados, se necesitaban en sus vidas, era así y no había nada que hacerle. Y entonces resulto que Cuddy y Sam les cayeron como anillo al dedo, como el perfecto escudo, la perfecta excusa.

 

Funcionaba, por lo menos la mayor parte del tiempo. No tenían que admitir sus verdaderas emociones a todo momento  (con el terrible  riesgo que representaban) y seguían siendo ellos, House y Wilson,  “carne y uña”, los mejores amigos.

 

Un grito chillón se escapó de la televisión, y James se sobresaltó desprevenido. El loco de la máscara acuchillaba a otra rubia tetona que  tenía sexo con un tipo lindo que, el oncólogo  juraría,  era gay. Wilson pensó que Jason Voorhees  debía ser un impotente resentido, ¿Por qué si no esa manía de matar a todos cuando estaban cogiendo?

 

 La carcajada de Greg lo saco de esa reflexión, él festejaba cada vez que  mataban a alguno. Se encontró con su mirada maliciosa.

 

-¿te has asustado, dulce paloma mía? – le largo la consabida y esperada burla.

 

-en realidad fue un estremecimiento de agonía, ¡muero de aburrimiento, sin necesidad de  que un reprimido sexual venga a acuchillarme!- respondió Jimmy haciendo un gesto de dolor.

 

House sonrió, con un dejo de ternura que nadie más que Wilson  podía admirar.

 

-¡no tengas miedo, elfo del bosque!-se  burló-  jasy  le mete la cuchilla a un par más, muere por enésima cuarta vez, y después  yo voy a meterte “la espadota” a ti, para hacerte “morir” por… ¿quinta vez, sexta...?, creo que perdí la cuenta.

 

Wilson rio cínicamente.

 

-¿espadota?, yo diría más bien navaja de bolsillo, además de ninguna manera me has hecho llegar a 6 “muertes”.

 

Gregory también se rio con aquel comentario, y mientras se inclinaba un poco para besar a James en los labios, le prometió con tono egocéntrico:

 

-llegaras, Jimmy, llegaras, hoy romperé mi record de una docena.

 

Se besaron suavemente por unos minutos, hasta que la música de miedo de fondo capto la atención de House de nuevo. Wilson volvió a acurrucarse en sus brazos, hundiendo el rostro en su pecho.

 

Y volvió a suspirar, lo más suavemente que pudo, para evitar otro comentario sarcástico.

 

La lluvia seguía cayendo, con fuerza intermitente, pero sin pausa. Al día siguiente resultaría molesta, y Greg se pasaría horas insultándola, pero en ese preciso instante resultaba mágica.

 

Lo mismo se podía decir de ellos dos, pensó Wilson, mañana…mejor no pensar en mañana. Por qué el domingo deberían volver a New jersey, a sus trabajos, a sus parejas, a su amistad, y a solo eso.

 

Funcionaba, se repitió Wilson, otra vez. Si, funcionaba, entonces ellos seguirían juntos, haciendo bromas, peleándose, chismoseando en sus privacidades, compartiendo comidas, o mejor dicho, James dejándoselas robar. Ellos  siendo tan solo House y Wilson.

 

De vez en cuando al nefrólogo se le revolvería un poco (bastante) el estómago al escuchar a su amigo hablando por teléfono con su mujer, y no podría evitar sus comentarios venenosos sobre esa perra oportunista. Y en alguna que otra ocasión Wilson tendría que hacer acoplo de todas sus fuerzas (y las que no tenía)  para sonreír al ver a Lisa dándole un beso, o una caricia a su mejor amigo.

 

Y es verdad que no faltaría la noche en la que no podrían dormir extrañando al otro. Era verdad que eso a veces pasaba. Pero la mayor parte del tiempo funcionaba. Y siempre encontraban algún hueco, una salida a pescar, una noche de pizzas y cerveza, o cualquier otra oportunidad para estar solos, para colgar las caretas en el perchero y ser Gregory y James, y acurrucarse, y acostarse juntos, y hacer todo lo que tuvieran ganas de hacer. Como mirar una peli previsible un sábado lluvioso mientras sus parejas estaban en el Congo, o donde fuera que estuviesen.

 

Si, funciona, se dijo el oncólogo acariciando descuidadamente la piel de House por debajo de su remera.

 

Gregory respiro profundamente, sintiendo los dedos de Wilson dibujándole  círculos invisibles en el vientre, provocándole leves cosquillitas. Apoyo la cabeza sobre la suya, y sonrió suavemente. Escucho la lluvia caer y encontró el sonido delicioso, pensó que al día siguiente se pasaría horas insultando  al clima de mierda, pero justo en ese momento resultaba perfecto.

 

No sería siempre así, el nefrólogo no podía dejar de saberlo. Llegaría el momento en el que todo aquel cuentito se iría a la mierda y Wilson y él tendrían que jugarse o vivir como miserables.  House lo sabía, pero ahora no pensaría en eso, por una vez dejaría de pensar, sin embargo…

 

-¿sabes, Wilson?, el día que vivamos juntos de nuevo quiero que tengamos un techo de chapa como este, la lluvia suena genial, ¿verdad?-dijo con  tono imperturbable.

 

 

 

 

Notas finales:

y bue, ahora si, voy a hacer el trabajo practico que deberia estar haciendo :p

saludetes a todos, reviews "plisss"!!!!


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