Era el día perfecto, ¿o como defines el día perfecto? Todos tienen una expectativa diferente, y por lo tanto, una forma diferente de ver las cosas, lo que para uno puede ser bueno, para otros puede ser muy malo, y ese día, que para muchos daba un ambiente triste y frío, para Diego era simplemente y bellamente, “perfecto”.
La sensación de frío en su cuerpo le hacía sentirse extrañamente bien, el poder alzar la vista al cielo sin tener que entrecerrar los ojos era algo que también le gustaba, y el poder caminar solo por el parque sin tener que encontrar a alguien le parecía bien. Porque, francamente, prefería estar sólo, el compartir sus pensamientos con otras personas que tal vez ni siquiera pensaban no era grato, pero ya había decidido, por lo menos ese día entablar una conversación seria con alguien, y no es que no hablara con nadie, pero nunca era importante, o por lo menos para él, lo que decían, y es que desde la muerte de sus padres su vida perdió sus tonos alegres.
Caminar, caminar, sentir esa pequeña brisa helada en la cara, parecía ser el único que lo disfrutaba, o eso pensó, hasta que encontró a alguien más sentado en una banca, al parecer también le gustaba la soledad, pues se veía tan tranquilo, apoyando su cabeza en la orilla del respaldo de la banca, daba la impresión de que el frío no lo molestaba en lo más mínimo ya que a pesar de que solo llevaba un suéter negro y delgado, su nariz y su rostro no se notaban rojos, como en la mayoría de las personas que se encuentran a esas temperaturas. Tenía sus ojos cerrados, su cabello era negro y su piel blanca, era delgado y se veía…Diego, por alguna extraña razón sentía que se identificarían, haci que ¿por qué no entablar la conversación con él? Si, con un desconocido, así no tendría la presión de de volver a charlar con él en un futuro, entonces tomo asiento del lado izquierdo del chico, en la misma banca.
-No tienes frío- pregunto Diego, entonces el joven enderezo su cabeza y volteó a verlo con un leve rastro de sorpresa en su rostro y dijo
-¿me hablas a mí?
-sí, ¿a quién más?-no esperaba esa pregunta, es que era obvio que le hablaba a él, no había nadie más en el lugar, y lo más extraño es que el joven aún se veía sorprendido observando a Diego fijamente como comprobando que fuera real.
-esto es extraño, -hablo el joven-¿cómo te llamas?
-Diego, ¿y tú?
-Alex, y no, no tengo frío, de hecho me gusta el clima así, me da la sensación de que estoy vivo.
“la sensación de que estoy vivo” al parecer este chico resultaría extraño, pero qué más daba, Diego no era precisamente la persona más normal del mundo, era guapo e inteligente, pero demasiado introvertido, no hablaba más de lo necesario, pero tenía que cambiar eso así que:
-a mí también me gusta, te deja relajarte, pensar-dijo Diego-te da esa tranquilidad que necesitas
-la tranquilidad necesaria para despejar tu mente, para cerrar los ojos y…-
-solo sentir-interrumpió Diego
-sentir es lo mejor porque te das cuenta de lo vulnerable y fuerte que eres-comento Alex, que aunque parecía que estaba serio también daba la impresión de que estaba disfrutando un poco la pequeña conversación, estaba mirando al cielo y respiraba profundamente, como si quisiera hacer de cada inhalación y exhalación un momento eterno.
-vulnerable lo comprendo, porque te das cuenta de lo que te hace daño y de cómo te hace daño, pero fuerte ¿Por qué Alex?
-te das cuenta de lo fuerte que eres porque al sentir te das cuenta de cuánto es lo que puedes soportar, claro, si sentimos solo tristeza o dolor, porque todos pueden vivir con la felicidad, pero pocos soportamos vivir con el dolor.
Diego sintió como un pequeño clic en su corazón, una opresión que le hizo recordar la tristeza que había tenido que soportar después de la muerte de sus padres, unas lágrimas recorriendo sus mejillas delataron su sentir.
-¿estás bien?-pregunto Alex, que para mala suerte de Diego volteó justo cuando este estaba llorando.
Hace años que no lloraba, y tenía que hacerlo justo frente a un desconocido, se sintió patético, pero aún así, respondió:
-cuando era niño, mis padres fallecieron, y lo recordé justo en este momento-no comprendió porque estaba hablando de eso, era algo que nunca comentaba, primero porque lo dolía hablar del tema y segundo porque no confiaba en nadie, pero, ¿por qué lo estaba hablando ahora? Sus pensamientos se vieron interrumpidos por Alex.
-lo siento, pero sabes de una forma u otra la gente siempre muere, y tenemos que lidiar con eso, aunque se escuche cruel, además, bueno, tú estás aquí, significa que has aprendido a vivir con ello.
No podía creer lo que le acababa de decir, ¿debía sentirse mejor o peor?, nunca nadie le había dicho eso, de nuevo sus pensamientos fueron interrumpidos por Alex.
-lo lamento, no tenía que decir eso, pero sabes, dijiste que habían muerto cuando eras un niño, supiste continuar sin ellos, algo que yo no, porque sabes…
De pronto, Diego noto como Alex se empezó a acercar más a él, como si fuera a abrazarlo, y lo beso, no sabía que pensar, primero llora y ahora lo besa un tipo que ni siquiera conoce, estaba demasiado confundido, pero esos labios tenían un sabor dulce, y de cierta forma el contacto de sus bocas daba una sensación de calidez, y es que aunque ambos estaban helados, esa sensación de calor…dejaron de besarse porque Alex se separo, Diego seguía confundido y Alex dijo:
-mi familia también murió, y yo no pude continuar
Diego estaba a punto de preguntar el por qué no pudo continuar, pero apareció una joven que al parecer él conocía
-¿qué haces aquí solo Diego?-pregunto la chica.
-No estoy solo-respondió, y en ese momento vio como Alex se empezó a desvanecer como si fuera polvo que se lleva el viento, preguntando “¿crees en los fantasmas?”