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Cuentas pendientes por karin_san

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Notas del fanfic:

Los personajes son propiedad de M. Kurumada.

Se entiende mejor habiendo leido el LC. En todo caso aclaro: -ALERTA SPOILER- que Lune le ofreció a Shion cuando entrenaba para ser guardian de Aries poder estar a su lado y leer la historia de la humanidad. Shion, finalmente, lo rechaza y Lune lo ataca haciéndole la marca en el cuello que menciono en el fic. Años después, se reencuentran y Lune vuelve a reiterar el ofreciemiento pero Shion lo mata.

Notas del capitulo:

Un pedido especial de Epsii que quería cumplir. Ojala les guste!


Aquí un sexi art de ellos por sus manitas!!!!!!


Sus ojos tardaron en acostumbrarse a la luz, sus dedos entumecidos en reaccionar a la vida, su piel en acostumbrarse al viento seco que azotaba su cuerpo.

-Traerán la cabeza de Atena-insistió la gruesa voz que los había arrancado del sueño eterno, y ellos como autómatas respondieron "sí".

Los seis hasta hace pocos minutos difuntos santos dorados fueron conducidos a través de largos, angostos y fríos pasillos por una escolta de espectros que no desaprovecho la oportunidad de encestar duros golpes en sus aún torpes cuerpos mientras los trasladaban a las mazmorras del recinto sagrado. De repente, fueron metidos a empujones en una hedionda prisión, arrojados al suelo de tierra seca y muros húmedos. Conforme comenzaba a vislumbrar con mayor claridad pudo observar a sus compañeros de momentáneo cautiverio: Shura lucia indignado, Camus reflexivo, Saga destrozado por el peso del pasado, Afrodita distraído mientras giraba una rosa entre sus dedos, Death Mask... Death Mask no apartaba la intensidad de sus ojos azules de él, por ello, Shion afectado ocultó su rostro entre sus piernas en el rincón alejado en que se hallaba sentado. Fue entonces que notó sus manos tan... diferentes, pasó largos minutos observándolas sorprendido, incrédulo, confuso. No había ni una sola de las arrugas que cientos de años habían trazado en su piel, al contrario, ésta lucia flexible y suave, como hacia tantos, tantos años...

-Patriarca.

Alzó su rostro confundido encontrándose con los del santo de Cáncer quien se hallaba de rodillas frente a él.

-Debemos cumplir con lo de Hades ¿lo comprendes, cierto?- pronunció extendiendo sus palmas hacia él italiano para que corroborara lo que veía.

-Todos lo entendemos-aseguró Death Mask sujetando las palmas, recorriendo con su pulgar la piel firme y elástica del rejuvenecido ariano.

-Soy... me veo... ¿diferente?

El santo de Cáncer como respuesta guió las manos de su soberano que había sujetó hacia su rostro. Con aprensión Shion sintió su propia piel estremecerse al contacto, su piel tan distinta a la última vez, tan suave, tan joven.

-Usted tenía razón, maestro, siempre la tuvo- confesó de pronto el italiano apoyando su frente sobre la del turbado rubio.

***

-¡Usted está loco! ¡Las armaduras no hablan!- discutió el pequeño italiano cruzándose de brazos.

El anciano patriarca se limitó a sonreírle y agitar su corta cabellera azul antes de inclinarse sobre la armadura de Cáncer. Con un gesto sublime y profundo que provocaba admiración en los ojos de pronto sorprendidos y encandilados de Death Mask, el mayor acarició con sus rugosos dedos la textura dorada.

-Claro que lo hacen. Ellas viven y sienten... resplandecen más que nunca cuando sus dueños las llenan de su luz... su vida... su cosmos.

-¿Ah? ¿Sí? ¿Y qué dice esa?

Shion bosquejó una sonrisa llena de paz, una de esas sonrisas tan íntimas y secretas que sólo muy pocos amigos conocían, una idéntica a la que el antiguo santo de Cáncer sabia robarle con frecuencia.

-Ella dice que extraña tener un valiente propietario, uno como su último dueño, uno que lo llevara a grandes batallas y peleara valientemente.

-Yo la llevare a mejores batallas que ninguno antes, ya va a ver, maestro, voy a pelear con todo el mundo y derrotar a todo el mundo y ser más fuerte que nadie.

Shion lo observó divertido mientras rodeaba su hombro.

-Las armaduras no quieren poder, Death Mask, quieren valor, justicia... brillar.

-Claro que quieren poder, el poder es lo mejor para hacer justicia-replicó el niño tratando de zafarse molesto del abrazo.

-Eres un niño tan complicado, Death, pero ya lo entenderás, algún día sabrás lo que ellas quieren de verdad.

***

-Me abandonó-prosiguió contándole el ya adulto guardián de Cáncer- creí que era muy fuerte, me sentía orgulloso pero... me equivoqué, mi armadura me dejó, me rechazó...

-Todos nos equivocamos, Death... estoy seguro de que ahora tu armadura se sentiría orgulloso de ti, el sacrificio que harás por Atena...

-Y por usted. No dudaré nunca más de usted, señor. Nunca más- afirmó mezclando su estrepitosa respiración con la de Shion, delineando sus labios nervioso, preso de la nostalgia repentina de volver a tener frente a él al hombre que había hecho todo por sacarlo de las sombras, al hombre al que con sus actos falló.

El ruido de la puerta abriéndose los hizo apartarse, todos los ensimismados caballeros dorados alzaron la vista aturdidos ante la perspectiva de que finalmente hubiera llegado la hora de ir por la cabeza de Atena.

-¿Shion, Shion de Aries? ¿Quién es?-gruñó la áspera voz del espectro que había entrado.

El rubio se limitó a levantarse

-Mi señor te está esperando, acompáñame.

Simplemente dijo el guardián encaminándose a la salida.

Avanzaron por largos pasillos, ascendieron escaleras de piedra, descendieron, ese recinto parecía tener la forma de una telaraña en la que ellos estaban atrapados y a punto de ser devorados por su constructor. A la vez el rubio trataba de concentrarse en crear un muro en su mente para que Hades no pudiera leer sus verdaderas intenciones respecto a Atena.

De pronto, el guardia se detuvo frente a una puerta de madera a la que llamó con un casi imperceptible golpe, de inmediato esta chirrió y el guardia le ordenó pasar en voz baja a la vez que con un gesto de su dedo le indicaba que sea silencioso.

Se sorprendió al hallarse en un cuarto en penumbras, apenas dio unos pasos dentro la puerta retumbó al cerrarse violentamente, adivinó que fue un poderoso cosmos el que efectuó el movimiento, trató de encontrar a la persona que lo irradiaba en la oscuridad sin éxito, comenzaba a dudar fuera Hades quien le diera cita en un lugar así, una habitación pequeña y austera. Cuando se acostumbró a las sombras pudo distinguir una pequeña mesa de madera donde decenas de libros se hallaban apilados, detrás suyo había una cama individual y a un lado del escritorio una silla desde la cual dos brillantes ojos lo observaban atentamente. Retrocedió unos pasos asombrado por la repentina aparición.

-Que placer volver a verte, Shion de Aries-murmuró la voz elegante y sobria a la vez que en una ráfaga de cosmos varias velas eran encendidas en la habitación.

-Lu... Lune-reconoció el rubio en las facciones de ese hombre al antiguo espectro.

-Finalmente, puedo conocer al niño talentoso.

-Tú... no, tú no eres... ese Lune, tú...

El mayor agitó su látigo y un libro cayó desde la mesa sobre su falda.

"Tiene las condiciones para servirme, un talento único, el poder de leer la historia. Es un joven capacitado para ser un soberano"

Leyó el espectro con modulada voz.

-Mi anterior encarnación lo registro todo, especialmente, lo referente a ti, el joven en quién depositaba su admiración, el joven al que consideraba su igual, el joven que deseaba- agrego incorporándose y tomando su mentón-... tener a su lado, por toda la eternidad.

-¿Qué quieres?-masculló el rubio con los ojos encendidos.

-Comprobar si esta vez estas dispuesto a servirme, Shion de Aries.

Un silencio dominó el ambiente, un tenso silencio.

-Serviré a Hades.

Se limitó a responder el ariano desviando su mirada a la pared de su izquierda.

-¿Realmente lo harás? ¿Tu? ¿Tú quién fuiste tan fiel a Atena la última vez...? ¿Tú que me mataste por ella? ¿Realmente lo harás?

Shion tragó saliva, guardó sus pensamientos tras un muro infranqueable.

-El señor Hades me salvo de la sombras, hare lo que desee- mintió con seguridad.

Lune observó por varios minutos detenidamente su rostro.

-No confió en ustedes, santos de Atena, me hace reír esta patraña.

-No eres tú sino el señor Hades quien debe o no confiar en nosotros- confrontó el ariano.

Con sigilosos pasos y una media sonrisa el peli plateado retornó a su asiento.

-Una vez que Atena haya muerto me servirás.

Una sentencia en su voz, temor en los ojos cafés.

-Hare lo que deba hacer.

-Esa es la actitud que esperaba santo de Aries, ahora, desnúdate.

-¿Eh?

-¿Ahora somos camaradas, no? Estamos en el mismo bando con la única diferencia de que tú estás bajo mis órdenes. Desnúdate, Shion de Aries.

-¿Por qué...?

-No me hagas dudar de tu convicción para servir a nuestras tropas-replicó desafiante Lune recostando su rostro en su mano para observarlo.

Con los labios apretados finalmente el rubio cedió a la orden, tomando los riesgos de su papel en la obra que por Atena ejecutarían ante Hades alzó su túnica. La tela de la mortaja que lo ataviaba se deslizó por la joven y nacarada piel con suavidad, bajo el blanco de ella emergieron torneadas piernas y un esbelto y bien formado torso, un jugoso miembro que el espectro ya ansiaba degustar.

-Eres aún más hermoso de lo que había supuesto al leer los antiguos registros de mi encarnación, ahora comprendo el interés que despertabas en mí.

Shion solo desvió los ojos indignados de ese hombre hacia la pared a un costado. Podía recordar como en el pasado Lune no había sido capaz de matarlo, como hasta las últimas circunstancias el espectro había deseado se uniera a sus tropas. Sus ojos almendras se ensancharon de pronto, un tacto áspero se había enredado entre sus piernas. Incapaz de hacer nada sólo pude sentir el insinuante trazo que hilvanaba el cuero sobre su piel, tal como si fuera una serpiente envolviendo a su indefensa presa.

-Así que es ésta- murmuró Lune haciendo que la punta de su látigo se detuviera en el cuello de su víctima- la cicatriz de la vez en que intente matarte ¿cierto? ¿Sabes por qué no pude? Está escrito en los registro, yo realmente deseaba estuvieras a mi lado, Shion, lo deseaba tanto... te deseaba tanto- aclaró cerrando su látigo alrededor de su cuello y haciéndolo caer de rodillas sobre el frio suelo mientras la presión le dificultaba respirar.

-De...deten...-trataba de articular el ariano ahogado. De pronto la presión cedió aunque el látigo seguía envolviendo su cuello, uniéndolo con el hombre que se deleitaba observándolo toser desde su silla.

-Acércate, santo de Atena -demandó tironeando de pronto el látigo, forzándolo a gatear hacia él y quedar de rodillas frente a sus piernas abiertas.

-Maldito-masculló impotente el ariano con los puños fuertemente apretados.

-Tan rebelde como mencionan los registros- articuló divertido el mayor inclinándose hacia él y atrapando su mentón para que lo miré-esos ojos de fuego, esos ojos que odian, esos ojos que viven ¡que maravilloso el poder del señor Hades! Traerte a la vida tan hermoso, tan fuerte y tan... sometido.

-Terminaste de jugar ¿puedo irme?-espetó molestó el tibetano.

-Aun no empiezo a jugar, Shion de Aries- aclaró el espectro abriendo aún más sus piernas- levanta mi túnica.

Ante la inmovilidad del ariano el látigo presionó aún más el cuello. Incapaz de poder hacer otra cosa el rubio llevó sus dedos hasta los tobillos del espectro para sujetar la punta de la túnica que empezó a subir poco a poco.

-¿Listo?-inquirió una vez que la había levantado hasta mitad de sus fuertes muslos.

-Hasta la cintura, Shion, hasta la cintura ¿sino de que serviría?

Una pequeña lágrima resbaló por la mejilla del ariano comenzando a comprender que pretendía el espectro, y, peor aún, que sería inevitable.

-Seré amable, Shion-afirmó divertido Lune limpiando la pequeña gota que había empañado su rostro.

-¿Por qué haces esto?

-¿Por qué no me seguiste cuando te ofrecí la eternidad a mi lado?-replicó Lune inclinándose y robando un beso de su boca- ahora bésame aquí-ordenó apretando la cabeza y guiándola a su entrepierna.

Asqueado, finalmente, el rubio obedeció.

Un ligero beso.

Un nervioso beso.

Un pequeño beso.

-No puedo-se apartó de pronto temblando convulsivo, sin embargo, inflexible el espectro lo hundió entre sus piernas sujetando violentamente su cabello dorado.

-¡Más Shion! ¡Completamente! ¡Devórame! -exigió el peli plateado tomando con una mano su miembro  y con otra los pelos del rubio, empujando su rostro contra su carne hinchada y morada-Mmmmm si máaaassss mmm saca la lengua, quiero sentirla mmm si máaaaaaas-siguió jadeando mientras las uñas de Shion desgarraban la carne de sus palmas en su puños cerrados de rabia.

De pronto, cuando la hombría estuvo lo suficientemente erguida y dura para descargarse Lune lo apartó y con su látigo obligó a incorporarse sujeto por el cuello. Shion retiró su mirada del cuerpo semidesnudo y ansioso hasta que de un movimiento el arma de cuero tiró de él hasta hacerlo chocar contra el cuerpo del espectro y quedar sentado sobre él. El látigo entonces cayó al suelo y ambas manos de Lune se alojaron sobre su cuerpo a la vez que el palpitante sexo rozaba su entrepierna. 

Su cintura fue rodeada, su boca devorada, su miembro comenzó a estremecerse oprimido entre sus vientres.

-Deten...detente-jadeó Shion ofuscado por el oleaje de sensaciones que se agolpaban en los puntos más sensibles y erógenos de su cuerpo.

Como respuesta Lune llevó sus dedos a su entrada, haciéndolo respingar ante la sorpresiva invasión: temblar.

Con sus índices ensanchó en violentos círculos la entrada a la que guió su miembro erecto y ansioso.

-Ahhh noooo

Pero la suplicas no sirvieron.

El hinchado sexo se deslizó lenta y dolorosamente entre sus apretadas paredes, se incrustó doloroso.

-Muévete... dolerá menos-aseguró el peli plateado alzando el mentón de su presa.

-No. Noooo

Divertido Lune comenzó a mecerlo sobre su cuerpo, a excitarlo para luego detenerse bruscamente.

-Muévete-ordenó nuevamente sujetando su mentón para que lo viera directo a sus ojos.

Incomodo el rubio debió posar sus manos en la cintura del espectro para tener un punto de apoyo desde el cual ascender y descender  sobre el erguido miembro. Debió cerrar los ojos apenado por ser sacudido por el ese elixir de emociones que satisfacían y colmaban su cuerpo. Debió apretar los labios para no gritar cuando su miembro fue atrapado por los largos y delicados dedos de Lune, masturbado en diversos ritmos hasta hacerlo escupir su blanco fruto entre sus dedos.

Poco después recién el espectro descargó su espesa y pegajosa esencia en una lluvia interminable y densa que lo hacían sentir desbordado. Agotado se dejó caer sobre el pecho de Lune, ocultó su sonrojo tras su cuello y mechones plateados. Permanecieron así hasta que sintió dentro de la intimidad de su cuerpo nuevamente al sexo del espectro erguirse e hincharse.  Pero esta vez el mayor se incorporó con el abrazado con sus piernas a su cintura para luego dejarlo caer sobre su cama. Lo estocó incesante a la vez que las piernas de Shion golpeaban sus glúteos al ritmo de sus embestidas.

Un casi imperceptible golpe en la puerta.

Un jadeo.

Otro golpe.

Un gemido mordido entre labios.

Otro golpe.

-¿Señor Lune?

-¿Qué pasa?-respondió con fastidio mientras lamia el torso desnudo y sudado de su víctima.

-El señor Minos debe acompañar al señor Hades y a la señora Pandora en Giudecca, pide que por favor se encargue del templo del juicio ¿señor?

-Sí, sí, ya pronto iré-afirmó molesto el peli plateado mientras finalmente se descargaba por segunda vez dentro de la intimidad del rubio que en esta ocasión Lune abandonó de un solo movimiento.

-Ahhh ahhh ahhh-solo se oía el respirar entrecortado y agitado del ariano.

-Parece que tendremos que postergar nuestro encuentro hasta la caída de Atena, Shion de Aries-suspiró acariciando el perfil del rubio antes de besarlo con desenfrenado deseo.

***

El templo de Aries se alzaba imponente frente a su vista.

-Descuide, señor, seré muy amable con su lindo pupilo, mi querido amigo-sonrió amable Afrodita mientras descendía la colina colocándose la capucha marrón de su atuendo.

-Todo estará bien, patriarca, no le haremos nada a Mu-confirmó el santo de Cáncer tomando su mano- todo sea por Atena ¿cierto?-sonrió con sus juguetones ojos azules que pronto se volvieron profundos y serios al observar los rasguños en la palma de Shion-¿pero qué le pa...?

-¡Todo sea por Atena!-afirmó el rubio retirando sus manos de las del santo de Cáncer y acariciando su moreno perfil -todo-repitió buscando la seguridad de un beso del hombre que le sabia a recuerdo, a felicidad, a esperanza.

 

Notas finales:

Grax por leer!!!!!!!!!!!!!!!!


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