-“lo siento mucho Allen-kun”- se disculpó una joven de cabello corto y tintes verdosos –“siempre tienes que acompañarme a ver a Lavi”-se disculpo apenada
-“no te preocupes Lenalee”- le dedico una sonrisa el joven de cabellos blancos que la acompañaba, era un poco más alto que ella y sus ojos eran grisáceos –“además Lavi está con Kanda ¿no es así? Tiedoll-san me pidió que le entregara esto a Kanda”- alzo la mano y le mostro un obento.
*flashback*
Ese día Kanda había salido un poco antes y se le había olvidado el almuerzo, Tiedoll intento alcanzarle pero su querido Yuu ya se había marchado. Suspiro resignado, al parecer Yuu no comería lo que con tanto amor le había preparado.
-“buenos días”- escucho una alegre voz y se giro a ver a su joven vecino, le sonrió y le correspondió el saludo.
El joven se disponía a retirarse cuando una idea cruzo su cabeza
-“Allen-kun ¿podrías hacerme un favor?”- se acerco al joven y le mostro el obento –“¿podrías dárselo?”- le pidió y el acepto gustoso, tendría un pretexto para ver al japonés durante el almuerzo.
*fin flashback*
-“mira ahí están”- dijo con algo de entusiasmo el albino mientras observaba al par que se encontraban en uno de los pasillos subiendo las escaleras. La china se adelanto acercándose a ellos.
-“Lavi, Kanda”- los llamo al acercarse, mas no se fijo en el detalle de que solo le faltaba un escalón, la joven irremediablemente tropezó.
-“cuidado Lenalee”- exclamo el pelirrojo alarmado al ver que su novia había tropezado; por suerte, Kanda, quien se encontraba enfrente de ella alcanzo a detenerla.
Cuando la joven tropezó iba a caer sobre el japonés, pero en un movimiento rápido este alcanzo a moverse un poco y de paso a sujetarla de la ropa evitando un golpe seguro. Tanto Lavi como Allen observaron esto, el menor con mayor atención que el otro.
-“Yuu-chan haz salvado a mi querida Lenalee”- se acerco el pelirrojo a la chica procurando que esta no tuviera daños
-“baka-usagi deberías estar más al pendiente de tu novia”- comento con molestia el japonés quien apenas había soltado la ropa de la chica –“deberías cuidar más a la persona que quieres”- mascullo por lo bajo, siendo casi inaudible para los demás, excepto para el albino.
El menor no dejaba de observar al japonés, este no tardo en darse cuenta de ello y de inmediato frunció el ceño –“¿Qué es lo que miras moyashi?”-
-“no te importa bakanda”- frunció levemente el ceño ante esa pregunta tan grosera por parte del otro
-“me importa si me estas mirando imbécil”- le sostuvo la mirada, esperando una respuesta por parte del otro
-“ni quien quisiera verte bakanda”- levanto el obento –“olvidaste esto y Tiedoll-san me pidió que te lo entregara”- también le sostuvo la mirada
-“che”- el japonés le arrebato el obento de las manos
-“un simple gracias hubiera bastado”- dijo con molestia el albino, sabía que, aunque el infierno se estuviese quemando el japonés no le daría las gracias. Suspiro resignado y observo de nuevo al mayor, no podía entender cómo es que se había enamorado de un bastardo como él.
Tal vez con él se aplicaba el dicho “el amor es ciego”. Si definitivamente ese dicho había sido creado para él.
-“¡un obento!”- grito entusiasmado el pelirrojo y salto encima del japonés, Kanda se quito al instante haciendo que el otro se estampara en el suelo –“Yuu-chan eres cruel”- dijo entre lagrimas el pelirrojo.
La china se acerco a él para consolarle. Se agacho y le toco el hombro.
-“Lavi tu obento está aquí”- le mostro una cajita de almuerzo -“afortunadamente no le paso nada con el accidente de hace un rato”- le mostro la cajita que contenía el almuerzo mientras le sonreía
Lavi mas que conmovido con la actitud de su novia se levanto al instante y la abrazo fuertemente –“¡Lenalee eres genial! ¡Eres la mejor novia del mundo!”- gritaba felizmente sin dejar de abrazarle
-“par de tortolos”- exclamaron al mismo tiempo el japonés y el albino mientras observaban la escena.
Al instante ambos de miraron de reojo, allen con un ligero sonrojo y Kanda simplemente exclamo su usual “che” y desvió la mirada
“me he sonrojado ¡estúpido bakanda es por tu culpa!” pensó aun sonrojado el menor, por mucho que pelearan, discutieran y dijera cuanto se odiaban, eso no quitaba el hecho de que, Allen sintiera algo por el japonés.
-“lo que pasa es que tienen envidia del amor que nos profesamos”- comento el pelirrojo sin dejar de abrazar a su novia y ganándose un buen golpe por parte del japonés.
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-“nee Allen-kun”- le llamo su amiga mientras caminaban de regreso a su salón de clases
-“¿Qué sucede Lenalee?”- pregunto con curiosidad
-“¿de verdad Kanda y tu se odian?”- pregunto observándole fijamente
-“¿po...porque lo preguntas Lenalee?”- pregunto ahora nervioso y se rasco detrás de la nuca
-“porque a pesar de que siempre se la pasan discutiendo, siento que últimamente es diferente, es como si…”- hizo una pausa y pensó en si debía o no decirlo
-“¿Cómo si …”- repitió el albino intentando que su amiga continuara con lo que iba a mencionar
-“como si te gustase…”- dijo casi en murmullo pero Allen pudo escucharla perfectamente
La cara de Allen adquirió una serie de tonalidades hasta terminar en el rojo, no podía creer que fuese tan obvio su cariño hacia el japonés.
-“d…Debes estar equivocada Lenalee”- contesto un poco más calmado
-“tienes razón, yo le comente a Lavi que era imposible después de todo”- esbozo una sonrisa, era cierto que ella también lo intuía pero se le hacía algo imposible, después de todo sus amigos eran hombre.
El albino se detuvo de golpe al escuchar aquello, ahora sus amigos sabían que le gustaba Kanda, aunque solo eran sospechas…
-“¿sucede algo Allen-kun?”- pregunto extrañada la chica, el albino negó con la cabeza y ambos regresaron a sus clases habituales.
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Las clases pasaron rápidamente para Allen quien no presto la más mínima atención a su entorno al estar sumergido en sus pensamientos.
De verdad le gustaba Kanda y quería decírselo pero…tenía miedo...miedo de que le rechazara de una forma cruel y despiadada y que jamás volviera si quiera a insultarle.
Se encontró en una encrucijada ¿debía o no debía decírselo?
-“Allen-kun las clases han terminado”- salió de su ensoñación al escuchar la voz de su amiga, recogió sus cosas y salió junto con ella en busca de Lavi y Kanda.
Siempre la acompañaba a la hora de la salida a verlos y en algunas ocasiones tenia la fortuna de ir con Kanda a casa. Sonrió para sus adentros seguro hoy sería uno de esos días.
-“Lavi”- exclamo feliz la china al ver al pelirrojo fuera de su salón de clases, se acerco y de inmediato ambos se tomaron de las manos, se veían como una pareja muy feliz y enamorada.
Allen sentía un poco de envidia de ellos, ambos eran hombre y mujer y podían demostrar su amor abiertamente, de verdad les tenia envidia en ese sentido.
-“Yuu-chan ¿ya te vas?”- pregunto de repente el pelirrojo al ver que el japonés se marchaba
Kanda pasó por un lado del albino sin responder la pregunta de Lavi.
-“¡acabo de recordar que olvide algo en el salón, váyanse sin mi”- el albino se excuso y se dio marchándose por donde el japonés lo había hecho hace unos segundos
La pareja se quedo observando el lugar por donde ambos se habían marchado, si que parecía extraño el actuar de sus amigos.
-“estarán bien ¿nos vamos a casa?”- le sonrió a su novia sin dejar de sujetar su mano, ella asintió y así ambos se marcharon esperando que sus amigos estuvieran bien
Mientras tanto Allen había seguido al japonés por todo el instituto –“pensé que se había ido por aquí…”- exclamo con cierta decepción el albino, al parecer le había perdido de vista.
Continúo caminando hasta que logro visualizarlo. Le observo entrar en un aula, se acerco y observo el letrero que colgaba fuera de la puerta
- “¿la enfermería?”- se pregunto al leer el letrero –“¿se sentirá mal?”- deslizo la puerta entrando a la enfermería.
Se quedo paralizado al ver al japonés frente a él en una de las camillas de la enfermería, sentado y observando a través de la ventana. Se veía tan apuesto y tan solitario…
Kanda giro su vista y observo de reojo al albino parado en la entrada observándole. Por un instante sus miradas se cruzaron y el sonrojo en Allen no hizo más que aumentar.
-“¿Qué?”- pregunto de repente rompiendo con la atmosfera –“¿Qué es lo que quieres moyashi?”- volvió a preguntar mas no obtuvo respuesta
-“me gustas”- dijo de repente el albino sorprendiendo no solo al japonés sino así mismo, al instante llevo ambas manos a sus boca tapándola y arrepintiéndose de lo que había dicho
¿Porque lo había dicho?
Ahora no sabía con qué cara mirar al otro, es mas no tenía cara para mirarlo por el resto de sus días.
Se dio la vuelta dispuesto a salir de ahí cuanto antes, mas, antes de siquiera abrir la puerta. Le había tomado de la muñeca y lo había arrastrado a la camilla más cercana recostándolo en ella.
Parpadeo sin entender del todo la situación en la que se encontraba. Ahora se encontraba recostado en esa camilla, con Kanda encima de él y a escasos centímetros de su rostro. Sus mejillas volvieron a adquirir un tono rojizo y su corazón comenzó a latir con fuerza ante la cercanía del otro.
Balbuceo algunas cosas inentendibles antes de que Kanda se acercara mas a él. Cerró los ojos esperando a que Kanda hiciera lo que fuera a hacer. Sintió la respiración del otro cerca de su oído.
-“¿lo hacemos?”- pregunto en un tono sensual y un tanto provocativo el mayor
Allen abrió rápidamente los ojos y le observo un poco desconcertado por esas palabras. Parpadeo confundido pensando que su mente había llegado a un extremo critico en el que Kanda le pedía sexo.
Si, seguramente su mente, ya de por si perturbada, había sobrepasado sus límites. Por su parte Kanda le observaba de forma un tanto lasciva.
Pasaron algunos segundos de silencio antes de que el japonés se acercara a los labios del menor. Iba a besarle, el corazón del albino latía más y mas fuerte, había soñado ese momento por mucho tiempo y ahora ese sueño se haría realidad…besaría a Kanda…