House estaba raro, y no tenía nada que ver con su relación con Cuddy. Él estaba diferente, se comportaba de forma insegura, considerada, expresando sus sentimientos… es decir, ¡House, expresando sentimientos!
En un principio Wilson pensó que el amor finalmente había hecho temblar el mundo del nefrólogo, y le había abierto los ojos sobre la vida, y lo crabrón que era siempre, pero, ¿eso era posible con el doctor Gregory House?, ¿con el mismo hombre que decía siempre que la gente no cambia nunca? (no al menos en cosas importantes)
“Está en una etapa totalmente nueva, es lógico que este desorientado y algo fuera de sí mismo” –pensaba el oncólogo- “esto es bueno, está siendo feliz, por una vez en su vida”. Pero había algo que no encajaba del todo, y James no podía dejar de intuirlo.
-¿Qué haces, House?-pregunto ni bien puso los pies en la oficina del médico mayor. Era de media mañana, y el departamento de diagnóstico no tenía caso a cargo aun.
Greg ojeaba unas revistas de propagandas de diversos productos, algunos de joyas, otras de perfumería, de golosinas, etc., etc.
-¡Hola Jimmy!- contesto con ese desconcertante tono alegre que llevaba últimamente, mientras Wilson se sentaba en frente suyo.
-estoy viendo catálogos, necesito encontrar algo bonito para regalarle a Lisa.
-¡ha!-solo pudo decir Wilson, preguntándose de paso por que ahora se le daba por llamarlo “Jimmy”- ¿está cerca su cumpleaños?
-no, es que, el jueves cumplimos un mes y medio- respondió Gregory con una irreconocible sonrisa en el rostro. Wilson no pudo evitar un gesto de WTF!, pero rápidamente se compuso y respondió.
-¡valla!, ese es un detalle muy bonito de tu parte.
-si ¿verdad? Dime, tú qué sabes más de esto, ¿Qué crees que le guste más: una gargantilla o un buen perfume?
James quedo boquiabierto por unos segundos.
-mmmm, no lo sé, ambos son buenas opciones, siempre y cuando elijas el adecuado…pero ¿realmente te pondrás en esos gastos por un mes y medio?, con una cena bonita a lo mejor…
-¡qué dices Jimmy!, cada día que estamos juntos es para celebrarlo, y tiene que ser de una manera especial, ella lo merece.- dijo House algo indignado, para luego terminar suspirando como un adolecente.
Wilson lo observo fijamente, para detectar cualquier señal de que estuviera jodiendo con él, pero no, el parecía ser… ¡sincero!
-haaa, bueno, entonces…, el perfume creo que estaría bien…pero deberías pedir ayuda a la chica de la perfumería-dijo finalmente James.
-sí, claro, no voy a arriesgarme a meter la pata con eso.
Ni bien respondió Greg, Taub, Chase y Foreman entraron a la oficina con un expediente en mano. Wilson aprovecho para emprender la retirada.
-bueno, House, voy a volver a mi oficina… ¿nos vemos en el almuerzo?
-¡sipi!- respondió el nefrólogo alegremente.
- ¿y que se traen ahí pequeños saltamontes?, sin ofender, Taub…
Le escucho parlotear el oncólogo mientras salía.
El día fue transcurriendo sin mayor novedad, Wilson cruzo un par de veces en su camino a algún integrante del equipo de diagnóstico por los pasillos, pero no vio a House otra vez hasta el horario de salida, ya que en el almuerzo su amigo había estado ocupado con caso nuevo derivado de urgencias.
James ya estaba a punto de atravesar la puerta del hospital, cuando escucho la voz de Gregory a sus espaldas:
-¡Wilson!
Se volteo a mirarlo. El nefrólogo, ya listo para irse, llevaba un sobretodo y la mochila a cuestas.
-Se te complico el día con ese caso, ¿no?
-¡ni hablar!, ese estúpido vejestorio podría tener más cuidado con las cosas que se lleva a la boca, vá, a su edad ya no debería llevarse nada a la boca, para empezar.
Wilson observo atentamente a su amigo mientras conversaban camino al estacionamiento. Se veía mucho “más él” que aquella mañana.
-¿y cómo te fue con el regalo para Cuddy?, ¿tuviste tiempo para pensar en algo más?
House miro entonces al oncólogo con extrañeza, como si no supiera de qué le estaba hablando. Luego de una pausa le respondió, omitiendo la pregunta.
-¿tienes algo que hacer esta noche?, ¿podemos cenar juntos en casa?
James quedo un tanto desconcertado ante aquella proposición.
-mmm, no, en realidad Sam regresa tarde del trabajo, estos días está cubriendo a una compañera que…
-¡genial!-le interrumpió el nefrólogo, al cual no parecía importarle nunca que andaba haciendo Samantha de su vida- entonces vamos a casa, podemos pedir algunas pizzas y hacer zapping mientras no encontramos nada interesante en la tele.
Wilson se alzó de hombros, asintiendo suavemente.
-por mi está bien. ¿Cuddy no estará esperando…?
-nop.- volvió a cortar House la frase de su amigo-hoy se queda en casa con su monstruito.
Wilson fue en su auto y House en su moto.
Ni bien se encontraron cómodamente instalados en el sofá del nefrólogo, previo pedido de Pizza, frente al televisor, el medico mayor retomo el dialogo de forma inesperada para el más joven.
-necesito que me ayudes a testear mi cerebro-dijo House, como quien habla del clima.
-¿¿Qué??, ¿testear tu…?-antes de terminar de preguntar, Wilson se detuvo, con un gesto similar al de Greg cuando tenía una de sus epifanías -House, ¿estas teniendo alguna alteración neurológica otra vez?
-mmm, no lo sé, es decir, si…
-¿alucinaciones?-esta vez interrumpió Wilson.
-no…, en realidad…no lo sé, empezó hace una semana más o menos con pequeños episodios de pérdida de memoria temporal, que luego se fueron haciendo más largos…
-¿pérdida de memoria…o de noción de espacio y tiempo?
-bueno, un poco de ambos- respondió House quien se veía muy confundido- simplemente estoy haciendo algo, son las 2 de la tarde, y de repente son las 5, y no me he dado cuenta de que paso ese tiempo, o que paso en ese tiempo. Me ha pasado en compañía de Cuddy, y también del equipo, pero aparentemente mi comportamiento no sale de lo normal en esos momentos.
El oncólogo se quedó pensativo al escuchar aquello último, quizás aquellas conductas extrañas que él había observado en su amigo estuvieran relacionadas con aquellas alteraciones que le relataba.
-pero no es lo único…-agrego luego Greg, con la cabeza gacha, como si lo que seguía le diera algo de vergüenza o pavor.
-continua- dijo James suavemente al notar que el otro hombre se quedaba ensimismado.
-bueno, a veces, cuando tengo sexo con Cuddy, o cuando estamos tan solo acostados, siento como si saliera de mí mismo, como si me elevara y viera a mi propio cuerpo desde arriba, como si yo fuera alguien más…
House se interrumpió porque una sonrisa socarrona había aparecido en el rostro de Wilson.
-¡no te rías, idiota!, no tiene nada que ver con el placer, o con el sexo, no es como “sentirte volar” porque tuviste un buen polvo, es algo real y es…desagradable- el nefrólogo dijo esa última palabra y James pudo notar un estremecimiento en él. ¿Asustado?. Wilson se enserio.
-está bien, entiendo, pero ese no es un síntoma neurológico tan raro, tú lo sabes…
-y hay algo más.
House se levantó ante la mirada expectante de James y rengueo hacia su habitación. Luego de unos pocos minutos, volvió hacia el sofá con unos papeles en la mano, que una vez sentado, extendió al oncólogo.
-¿Qué es esto?- pregunto el más joven observando los papeles en los cuales se veían unos signos extraños , escritos en tinta negra.
-¡no lo sé!-dijo Gregory- pero creo que los escribí yo.
Wilson miro a su amigo boquiabierto.