Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La vida de cenicienta por Vampire White Du Schiffer

[Reviews - 68]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de Vampire Kight pertenecen a Matsuri Hino. El fanfic ya había estado en la página, pero por cuestiones personales hasta este año he decidido traerlo de vuelta para terminarlo. Miles y miles de litros de OoC!!! Pero es una parodia ewe.

Mi nombre es Zero.

Mi nombre es Ichiru.

Y nos apellidamos Kiriyū.

Y el otro lado de la familia feliz.

Mi nombre es Kaname.

Mi nombre es Haruka.

Y los cuatro nos apellidamos Kuran.

+ : : Calles de una ciudad : : +

El perfecto Kaname, de la familia Kuran, iba con las bolsas de las compras. Se paseaba sin ningún tapujo debajo del astro rey. Ya había visitado múltiples tiendas, y todo para poder hacer una gran cena para esta noche. Era una muy especial, y se iba a mejorar. Hoy era nada más y nada menos que el cumpleaños de su padre.

La familia estaba compuesta por cuatro integrantes, de los cuales se les entregara ficha más adelante. Los dos padres, divorciados. Y, de una de las más grandes librerías del país, vivía con Rido por seis meses, y con su Haruka el resto del año. La separación fue algo difícil pero todos lo tomaron a bien y fue una excelente decisión.

En esta parte del semestre, le tocaba a Haruka Kuran la guarda del único hijo. Y aunque ya era mayor de edad, le encantaba pasar el tiempo, juntos.

En tanto que Kaname, tenía veinte años recién cumplidos. Estaba estudiando leyes en la universidad pública del estado y le gustaba la vida tal como la llevaba. Sus cabellos eran azabaches, sus ojos de caoba y piel ligeramente morena. De muy buena figura.

Venía pensando plácidamente sobre un buen par de ideas, sobre el menú, el sabor del pastel. Ya se había decidido a darle la sorpresa.

Llegó a su modesta casa, colocada entre un par de centenares casi iguales. De dos pisos, acogedoras y de colores cálidos. Todas de ladrillo rojo y de ventanas y alfeizares bonitos. Abrió la puerta con algo de dificultad, no olvidemos que estaba cargado de bolsas hasta los dientes.

El fuego del hogar estaba encendido, toda la mañana había estado demasiado fresco así que la casa debía permanecer caliente. Haruka bajó en cuanto escuchó la puerta abrirse.

−¿Por qué no llamaste a la puerta? –preguntó el padre socorriéndolo.

Haruka Kuran era el progenitor de tanta belleza, y definitivamente el más parecido a él, era Kaname. Al nivel que tal vez si éste último tuviera la edad de Haruka, serían casi gemelos.

−No quise molestar. –Respondió. –Además tenías que terminar tu trabajo ¿No? Se requiere de toda tu concentración papá. –Comentó Kaname sonriendo y bajando las bolsas en la cocina.

−Entonces gracias por tu gran esfuerzo. –Le dijo  -¿No deseas mi ayuda?

−Estaré bien, tú ve y encárgate de lo necesario –lo empujó ligeramente a su padre, con cariño, para que saliera de la cocina.

−Está bien, está bien. Suerte...–Le deseó antes de desaparecer mientras seguía su rumbo al estudio. - Pero, en serio puedo ser de utilidad –Dijo desde arriba.

Estando solo, suspiró para después echarse a reír.

−Citó a Rido: ¿No hay una manera de evitar que Haruka sea servicial?

+ : : A Dos cuadras de allí : : +

−Entonces, si aportamos lo suficiente a la… no, eso no. –Una persona sostenía en alto un par de hojas de colores grises y una pluma en su boca. –Luego entonces, la única forma de obtener una sociedad justa, y utópica, es mediante la suficiente aportación de recursos a las escuelas… ¡No! ¡No me convence! –Hizo bolas las hojas y las arrojó al cesto, que ya estaba rebosante de basura. El ático era pequeño pero justo para el usuario, una cama cómoda, un par de estantes de madera con suficientes libros para hacer pilares de dos metros. Y un escritorio con una ventana justo enfrente. El habitante, mordió con desesperación la punta de la pluma. -¡Puaj! –Soltó cuando se dio cuenta de que era la punta de donde salía la tinta. Ahora tenía  toda la lengua y parte de los labios cubiertas de tinta azul marino. Dejó todo sobre la mesa, cuidando de no mancharla y corrió al baño que estaba debajo de él.

Abajo, en la segunda planta, el segundo usuario de la casa caminaba, dirigiendo sus pasos precisamente al ático.

−¿Zero? No me digas que de nuevo te manchaste la boca con la tinta.

−¡Cállate, Mejor vete!

−Pensé que nos iríamos juntos a la escuela –Reclamaba detrás de la puerta de baño.

−Aún no termino mi ensayo. –Contestaba Zero limpiándose a conciencia con una tela humedecida. –Mejor adelántate.

−Humm, malo. –Dijo Ichiru en medio de pucheros.

−A mí no me digas nada, mejor hazle pucheros a ti mismo, que no me ayudaste en todos los quehaceres de ayer. -Alegó.

−Pensé que era tu deber.

−Argh… pero también tuyo… mejor ya olvídalo. Llegaré de todos modos a la tercera hora. –Contestó saliendo del cuarto de lavado. Y cuando logró ser examinado cuidadosamente por la mirada de su hermano menor, Ichiru se echó a reír como poseso.

−Hahahahahahahaha. ¡Zero, Mira tu cara! –Se seguía carcajeando.

−¿Q-Qué? –Preguntó molesto. Volteando ligeramente al espejo que estaba a un lado de ellos.

−¡Nunca me canso de verte así! –Dijo con la voz entrecortada por la risa.

−Ya-Ya cállate. –Trajo de nuevo el trapo y talló con frenesí.

−¡Nos vemos, hermanito! –ya decía estando en la primera planta.

−Ya me las pagará. –Declaró viendo como su cara quedaba roja como jitomate por tanta fuerza impresa en tallar.

  Zero e Ichiru estaban en nivel preparatoriano. Iban en el mismo salón en la mayoría de las clases, pero no había problemas de que los confundiesen. Ichiru tenía el cabello un poco más largo, por gusto, no para crear una diferencia entre ellos.

El hermano mayor, se volvió a encerrar en su «rincón» para terminar con la tarea que no pudo concluir, por culpa, en cierto grado, de su homologo. Ichiru era un desobligado y no le molestaba, al él mismo, en absoluto. Y siempre acarreaba problemas a Zero, que era el blanco de las bromas. Sin mencionar de que era prácticamente la sirvienta de la casa. Zero era quien cocinaba, quien lavaba y quien planchaba. En fin, la casita de cristal era así, porque tenían quien la mantuviera en perfecto orden.

Cuando sintió que su ensayo estaba lo suficientemente justo. Suspiró cansado cuando se dio cuenta del reguero que Ichiru dejó tanto en la cocina como en la sala. Sin más remedio, se puso un paliacate en la cabeza, se puso guantes de látex y se armó con la aspiradora de la casa.

También les mostraré a una dulces chacha, la siguiente noche.

+ : : : : +

Cuando vio que todo estaba limpio y reluciente, se dio un rápido baño y salió corriendo de la casa, comió un pan tostado en el camino, colgaba su mochila al hombro y cuando saludaba a la gente de la colonia no deja de mover las piernas, se despedía con una sonrisa y después lo perdían de vista colina abajo.

−¡Buen día, Zero-san!

−¡Buen día, Kiriyū-dono!

−¡Buen día, Kiriyū-kun!

−¡Buen día… Zero-chan! –Hey, eso no se escucha bien ¿Verdad?, y eso se debía a que, Kaname Kuran estaba sacando la basura, saludando con una radiante sonrisa y pose tranquila mientras el aludido le lanzaba mirada asesina.

−Buenos días, Kuran-pon. –Contestó con una cara tétrica. Kuran se echó a reír.

−¿No es tarde para ir a la escuela?

−Cosas de la casa, que no te conciernen.

−Tienes una mancha de tinta en la barbilla. –Indicó sobre tocándose el mentón.

−¡¿Eh?! –preguntó asustado tallándose con la mochila color café claro.

−Es sugestión, lo que manejas a estas alturas. –El moreno se cruzaba de brazos y se volvía a reír.

La cara de desconcierto, pena e indignación de Zero era palpable. Viró la vista, colocándola para el suelo. Kaname no dudó ni un minuto en acercarse.

−¿Te veo esta noche? –Le preguntó en el oído. El joven se sonrojó un poco, tembló por la leve impotencia mezclada con la reciente pena, cerró los ojos y de un movimiento sumamente rápido se puso de puntitas y besó los labios morenos. –Tomaré eso como un “sí”. –Lo sujetó antes de que pudiera escapársele. –Hasta la noche, mi adorable Zero-chan.

−No me digas así. –Comentó poniéndose rojo de las mejillas. –Me voy. –Dijo ajustándose de nuevo la mochila sobre su hombro izquierdo.

−¡Kaname! –Haruka salía con un par de cajas en las manos. –Necesito ayuda… ¡Ah, Zero! ¿No se te hizo tarde?

−Algo así. –Contestó Kaname por aquél. –No tardo.

−Cuento con tu visita, Zero –comentó dejando las cajas en el pórtico y entrando a la casa.

Zero no entendió a qué se refería el mayor de los Kuran.

−Te está invitando a la cena de hoy. –Sonrió el moreno. –Olvidé decírtelo ayer.

−Si tienes planes para hoy, será mejor que…

−Se te hace tarde. –Le empujó cariñosamente para la acera. –Ven a cenar, y trae al esperpento de hermano que tienes.

−Ichiru no es ningún esperpento. –Contestó algo confundido. Pero en cuanto vio la hora se echó a correr como alma que lleva el diablo. Kaname soltó una leve risita mientras lo veía desaparecer. Cargó las cajas, las llevó a donde tenían que dejarse y se adentró a la casa para recibir nuevas indicaciones.

Mientras subía y bajaba de las escaleras, con arreglos y demás cosas, los Kuran, se deban tiempo para platicar.

−¿Acaso no pretendías presentarme debidamente a Zero-chan?

−Hey, el único que puede decirle así, soy yo. –Contestaba el orgulloso Kaname. –Y no quería traerlo por qué los conozco a la perfección. Si Rido se entera armará jaleo.

−Oh, vamos. –alegó Haruka. –Si Kiriyu-kun es tu… un momento, ¿Ya es oficial?

−Papá, Eres algo lento en estas cosas. –Se reía mientras metía un pastel al horno −Aún no somos nada. Sólo estamos saliendo.

−Yo no llamaría “eso” salir. Nunca se ven más que en cuanto llegas de la universidad. Aunque –se corrigió ya que vio molesto a su hijo −No importa la cantidad, sino la calidad. Además no es culpa de ninguno que estemos en turnos y escuelas separadas.

−Eso lo arreglaré pronto. –Dijo Kaname sentándose en la sala cruzado de piernas y brazos.

−No planearás secuestrarlo ¿o sí? –Se asustó, conociendo a su hijo, que sería capaz de eso y más.

         −No, para nada.  Con sólo raptarlo* me bastaría. –Se echó a reír.

*Hay una gran diferencia entre: rapto y secuestro; en el primero no se pide nada a cambio para regresar a la persona.

         −Ah, bueno. Ya es ganancia. No quiero que te acusen por criminal.

−¿Ser el abogado del diablo, y que me atrapen? –Bufó –Haré que Zero ingrese en mi escuela.

+ : : Llegó la noche : : +

Hacía fresco así que Zero llegó con una camisa de manga larga de lana de color gris y pantalones de mezquilla. Estaba nervioso y su hermano venía detrás de él. Lo había mandado como carnada viva para menguar el hambre del guardián de la puerta. Bestia que estaba devorando con ansia infinita los labios del peli plata. Así que Ichiru esperaba escondido detrás de un árbol.

Ichiru había traído su cámara. El pórtico se llenó de flashes.

−A Kaname se le venden bastante bien estas cosas.

Otro flash.  

−¡¡¡¡Sal de allí!!!! –ordenó. -¡¡Ichiru, dame esa estúpida cámara!!!

−Es trabajo hermano, trabajo. –Presumió el cuerpo del delito. –Estoy haciendo una valiosa recopilación sobre la casa Kuran. Es un evento que no puedo desperdiciar por tus celos.

−Yo no estoy celoso. –Reclamó.

−Ya. –lo calmó Kaname. –Será mejor que pasen.

Cuando estuvieron en la sala, reconocieron al resto de la familia.

−¡Ah! ¡Pero qué bien! –Se levantaba el mayor de toda la familia para saludar a los Kiriyu. –Sean bienvenidos.

−Muchas gracias. –Contestaron Ichiru y Zero al mismo tiempo.  

−Yo me encargo. –Dijo Kaname con una enorme sonrisa. Que “extrañamente” le causó un calofrío a Zero.

−Aw, que lindo. –Dijo Ichiru sacando la cámara.

−¡Ese flash! –Gritó Zero entreabriendo el ojo derecho.

−¿Eh? Si quieres se lo quito

−Nada de fotos. –Dijo Kaname bajando la mano de Ichiru. –Por estos primeros  cinco minutos.

−Ah, claro. –cuchicheaban a espaldas de Zero, que claramente podía oírlos. –Después hablaremos

−Tienes un hermano maravilloso -mofó Kaname al aire pues Zero tenía ganas de irse a algún rincón o de asesinar a su hermano con métodos nada tiernos.

−Pasemos al comedor. ¿Si? –preguntó Haruka viendo que esa noche iba a ser algo sin antecedentes. Cuando quedó  frente a Zero le sonrió amablemente y el chico no pudo evitar sonrojarse. Era idéntico a Kaname, el chico que le gustaba. Por un momento bastante bochornoso se imagino que algún día, pasados los años, Kaname se vería…

−Más sexy. –Le dijo Ichiru al oído, sacándole un tremendo brinco y susto al pobre peli plata. –Ja, ja, ja. ¡Kaname, mira su cara!

−… ¡¿Dónde dejaste la cámara?!

−¡¡¡¡Dejen de fotografiarme!!!!! ¡Me voy a casa! –Dijo totalmente indignado.

−También le tomé un par cuando se estaba cambiando.  –Dijo Ichiru rodeando a Kaname.

−¡No me ignoren!

−La compro. –Contestó Kaname con una cara de tremenda dicha. –Por cierto, había hecho un encargo sobre «Zero durmiendo» ¿Dónde está? –Zero se quedó petrificado.

−Ammm –Ichiru revisaba su pequeña mochila. –Aquí tienes, aunque te diré que aumentó su precio en un 20%. Es mercancía de incalculable valor. Pero te la estoy dejando barata.

−Muchas gracias. –Tomó variedades que le extendían sobre la mesa casi puesta.

−Y para agregar a esta ilegal venta… -Ichiru sobreactuó –Por sólo tiempo limitado, agregaremos esta bella imagen a todo color de: ¡¡¡Zero en ropa interior de color negro!!!.

−¿En dólares? –preguntó tremendamente divertido el comprador.

Zero hundía su cabeza en el mantel.

−¿Mejora la propuesta? –preguntó Ichiru, se mordió el dedo pulgar −, me parece que Kaname-kun es buen cliente, debería ofrecerle “Eso” –Había una tremenda maldad  en los ojos claro. Zero se levantó de golpe despertándole un enorme sonrojo.

−¡No te atrevas!

−¿Qué es? –Preguntó Kaname poniendo la mano en su mentón.

−Algo que no debería dejar de pasar. Una oportunidad como esta, jamás se le volverá a presentar. –Decía tremendamente teatral.

−Escucho. –Se cruzó de hombros.

−Por ser una bella noche como esta. Y porque no tenía nada mejor qué hacer, sumo a esta grandiosa adquisición un set de fotos de Zero… pero no de cualquier Zero si no de: «Zero edición primavera-pañales»

−Quiero morir. –Dijo Zero tomando una rebanada de pan y friccionándola contra su muñeca.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).