Nerviosa jugué con mis dedos índice, queriendo suprimir todos esos sentimientos que me abordaban, principalmente al de euforia total que me quería hacer gritar de emoción. Estaba más que consciente de que los dos chicos delante mío me miraban, no solo expectantes a una reacción más concreta, sino que más que nada extrañados y confundidos por lo que había llegado a exteriorizar. No los culpo, los acababa de sorprender en un acto TOTALMENTE fuera de lo esperado y un “¿¡están saliendo!?” fue la única estupiez que logré decir, o debo mejor poner “chillar”, eso obviamente recién luego de un buen tiempo de penoso silencio. Noté que mi nerviosismo no era el único presente, sino que el de ellos dos también comenzaba acrecer y hacerse cada vez más notable. Pobres, creo que los traumé con mi aparición repentina.
-¿Q-qué?-, me preguntó incrédulo Nicolás. Álvaro solo abrió la boca ligeramente y luego la cerró de golpe. Creían que había enloquecido, eso era definitivo, pero eso no me importó mucho, al menos no en ese momento. Me mordí el labio inferior, cerrando fuertemente mis manos en puños y luego volviéndo a soltarlas relajadamente. Entonces me tranquilicé un poco, lo suficiente, eos creo.
-Que si están saliendo-, respondí fingiendo con la maestría que jamás había tenido antes, dándome incluso a mí una sorpresa.
-Esto-, murmuró apenado Álvaro, desviando un poco la mirada de la mía y bucando apoyo en la de su acompañante-. ¿Y qué si así fuera?
Nicolás le lanzó una mirada asesina, yo solo sonreí completamente feliz. ¡Dios, no se lo imaginan! Era el sueño de toda fujoshi hecho realidad. Me sentía tan afortunada, tanto que saqué una confianza que me era desconocida desde el fondo de mi ser y, con toda naturalidad, respondí:
-Pues, sería muy divertido, digo, serían los primeros gays del cole.
Me miraron atónitos.
–¿Significa eso que se lo vas a decir a todos?
La voz de Nicolás se oía chillona y rota, como si estuviera haciendo un esfuerzo sobrehumano por no perder la paciencia y ahoracarme. Los miro con los ojos abiertos como platos, inflando los cachetes ligeramente.
-¿¡Cómo!?-, exclamé y oí como un paloma que estaba cerca huía-. ¿¡Qué me creen!? ¡Chismosa no soy! Si ustedes no quieren que nadie lo sepa, no voy a ser yo quien abra la boca-, bufé ofendida. ¿Quieren saber la verdad? Los quería atar a mí, tenía la esperanza de que nos convertiéramos en cómplices, o mejor dicho, que me convirtiera yo en su amiga cómplice en su relación secreta. No me había vuelto loca, eso no. Si le contara esto a alguien que no fuese una fujoshi como yo, lo más probable sería que dijesen que sí lo estoy. O tal vez realmente lo estoy y simplemento no lo noté. No interesa, la cosa es que ambos parecían bastante relajados ante mi declaración.
-Vaya, gracias Gabriela, en serio...
-Pero... –los dos chicos me miraron espectantes- ¡Tienen que contármelo todo!
Ok, está claro que eso no se lo esperaban. Me miraron incrédulos, sin querer creerlo, habiéndose esperado primero una reacción homofóbica antes que eso. Sin embargo, mi cara de niñita emocionada les reveló que mi petición iba en serio y que de ninguna manera se librarían ahora de mí. Me felicité internamente por ello, sintiéndome tan satisfecha que ni el anuncio de que saldría el anime de Love Neko me pondría mas feliz.