Mirar el cielo lluvioso de una noche triste, el vacio debajo de mis pies descalzos y los pocos recuerdos en mi cabeza eran todo lo que tenía en esa fecha que se suponía debía ser especial, el día de mi cumpleaños, un 14 de febrero, una fecha maldita para toda la eternidad, una fecha que el único sentimiento que hacia despertar en mi era odio, odio a mí mismo, por ser como soy, por no ser capaz de dar un solo paso más, un solo paso y acabar con todo, dejar de hacer sufrir a los demás la carga que mi vida significaba. Simplemente no podía, una fuerza inexplicable me tenía allí parado, al frente del precipicio sin hacer nada más que observar el asfalto a metros de distancia y dejar que mis lágrimas cayeran tal como debería hacer yo, justo como las lágrimas, caer y extinguirme para siempre.
Optar por seguir viviendo se me hacía imposible, no era capaz de ver un futuro para mi… tan solo una larga caída al vacío del que tal vez no podría salir nunca, las sombras hambrientas parecían querer tragarme en su desenfrenado vaivén… parecían tener vida, parecían más vivas que yo, y por un momento deseé ser parte de las sombras, deseé que las sombras cobraran forma humana y me acompañaran en mi larga caída hacia el vacio de mi propio corazón, lo deseaba tanto que podría jurar que había visto la sombra de un hombre dirigirse hacia mí y desvanecerse delante de mi cara.
Solo me encontraba yo, en aquel edificio olvidado al igual que mi existencia, sentí una ligera respiración a mi lado y giré bruscamente buscando el origen de aquella brisa, no… seguía solo, solo con mi sombra.
-Bueno, ¿pero que tenemos aquí? ¿Un joven suicida? No deberías pensar algo como eso, mucho menos en el aniversario de tu cumpleaños-
Entonces fue cuando me di cuenta de que después de todo si había alguien cerca, no me había percatado de la presencia de aquella extraña mujer ¿Cómo sabía que era mi cumpleaños?
-¿Y usted quién es?-
-Hace mucho no veo unos ojos como esos, una persona con ojos como los tuyos está destinada a sufrir, a vivir rodeado de muerte, de sufrimiento… tus ojos revelan que has vivido mucho más que una persona normal… pero, ¿En verdad crees que es suficiente? ¿En verdad creer que no hay una salida de esto? ¿Eres acaso un cobarde?
-Aún no responde mi pregunta… ¿Quién es usted?-
Podía sentir como sus ojos penetraban mi ser, me asustaba tener que afrontar mis temores de esa manera, afrontar sus palabras, porque sabía a la perfección que no estaba loca, que cada una de sus palabras estaban llenas de la verdad que nunca me permití aceptar y dolía… dolía demasiado, casi podía sentir como mi corazón y mi alma se partían una vez mas y como las lágrimas amenazaban con salir una vez más de mis ojos.
-¿Por qué tanto interés en saber quién soy? ¿Acaso te servirá de algo mi nombre?-
-Yo… no lo sé… tan solo…-
-Bueno, puedes llamarme Naga, como nagareboshi (estrella fugaz)-
Inconscientemente recordé esa noche hace unos cuantos años atrás en la que cumplí 10 años de edad, la noche en la que todo comenzó, cuando mi vida cambio para siempre, esa noche… había una lluvia de estrellas.