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PRUDENCIA por ana cereza

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Notas del capitulo:

LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, NI NADA POR EL ESTILO.

ES UN FANFIC CREADO DE MI IMAGINACION, MIA Y DE NADIE MAS PARA QUE LO DISFRUTEN LOS QUE PASEN POR AQUI.

NO TIENE NI TIEMPO AUNQUE PIENSO QUE PUEDE SITUARC EN ALGUN MOMENTO DEL 6 LIBRO.

NO TIENE SPOILERS.

Y NO ABRA CONTINUACION. ES SOLO UNA IDEA QUE TUBE EN UNA NOCHE DE INVIERNO. LA DE AYER. JA

 

 

Las 12 de la noche no llegaban en vano, quería decir que el día había concluido para cederle el paso a otro, el ciclo continuaba y nadie podía hacer nada para detenerlo, porque aunque el tiempo fuera relativo, pasaba, y cobraba factura.

Habían pasado ya varias noches desde que se dio cuenta, en realidad años, 30 para ser exactos.

Poco menos que su edad, muchísimos más que las de él.

Lo suyo no era prohibido, puesto que no tenían absolutamente nada.

Solo era un sentimiento y hasta donde él podía averiguar, después de largas y extenuantes clases de oclumancia en las que su granito de paciencia cedía y por venganza o mera maldad entraba a su mente sin importarle nada y buscaba y buscaba algo que ni el sabia, solo hasta hace poco, que era, se encontraba aun mas perdido y enfadado que el segundo anterior.

Todo lo que veía le decía lo contrario, y vaya que el sabia de esas cosas, tenía experiencia.

Pero en la mente de aquel mocoso imbécil poco dotado no encontraba algo que se lo asegurara.

Porque él quería estar seguro antes de sucumbir a aquel mocoso, ante sus sentimientos hacia él, que muy en el fondo sabía existían cuando con solo una mirada de aquellos ojos nefastos, hermosísimos, su corazón se detenía cual avada de Voldemort perfectamente realizado.

El había buscado, en verdad había buscado y estaba casi convencido de que Dumbledore le apoyaba al servírselo casi en bandeja de plata para aquellas clases que ambos sabían, si, ambos sabían, el chico nunca dominaría, porque simplemente no estaba en sus genes junto a la valentía y el coraje, la prudencia. El chico no la tenía y por ello se convertiría en el salvador de aquel mundo.

Quizá algún día, se dijo muy a su pesar, lograría dar con aquella bienhechora, cuando tuviera hijos a los que mantener y un mundo mágico que regir, por que el sabia que llegaría lejos, mas lejos de lo que el mismo planeo llegar algún día.

Era alguien excepcional, simplemente, y no por ser hijo de dos de las mejores personas que se podían encontrar, ni por ser considerado un héroe aun antes de aprender a ir al baño, si no por ser lo que era, solo él, aun bajo toda aquella presión que se le imponía.

Solo Harry Potter.

Era por el por quien perdía la cabeza día a día,

 Clase a clase.

Verlo era agobiante,

Oírlo era una tortura,

 pero sentirlo, sentirlo como aquella tarde durante un castigo en el que por desgracia Voldemort había tenido el mal tino de darle más cruciatus que en toda su vida y había tenido que llegar casi gateando a Hogwarts, a sus aposentos, en los que había olvidado completamente tenia castigado a Potter por como siempre, desafiarlo durante clases.

Esa noche,  ambos pactaron silenciosamente y por su lado olvidarla, porque no estaba bien que un alumno y un profesor tuvieran esa clase de encuentros.

Sin poder alzar la vista ante el espectáculo espantoso que daba se habría arrastrado hacia su cama de no ser por el par de manos que le sostuvieron  y sin importar ni siquiera el hecho de que existía al magia y podía ahorrárselo y levitarlo le ayudaron lentamente a recostarse no en su cama, si no en el escritorio.

En su frio duro y poco cómodo escritorio, la brillante mente de Potter no podía hacer mejor cosa que aquello o eso fue lo que pensó en aquel momento en el que no recordaba que sus aposentos se mantenían sellados bajo una clave y fuera de la vista de cualquier estudiante o persona excepto el, pero que mas daba, en ese momento Potter era un inepto, solo en ese momento.

Poco recordaba de aquella noche, entre su mente apenas lucida que distraía el dolor insultando a su salvador y el descontrol total que le sobrevino al sentir dos frías y temblorosas manos despojarlo de su gruesa capa, estaba bastante agradecido de ello.

En aquel momento de recordarlo solo una palabra podía describirlo, excitación.

Porque su capa no fue lo único que cayó aquella noche, su prudencia también, y todo su mundo.

Potter inspirado quizá por ese sentimiento que él nunca había podido alcanzar a ver en sus recuerdos, en su mente, había optado por curarle las heridas con un método poco convencional.

Era pocas, solo de los 4 cruciatus que le habían llegado al pecho, las cuales parecían simples quemaduras de primer grado pero estaba seguro de que dolían como si fueran tercero

Lo demás era el dolor de todo su cuerpo al retorcerse de inverosímiles maneras y gritar hasta perder la voz.

Era irónico que lo mismo le había hecho aquel mocoso, 4 marcas en el pecho, rojas y casi sangrantes, le había hecho retorcerse de formas casi inhumanas y había gritado, su nombre, hasta perder la razón.

Justo arriba del frio y duro escritorio, con el pecho aun a mil por hora y delirando por la mezcla de dolor y placer había tenido la loca idea de que aquello era real, de que el chico de ojos verdes estaba ahí y le había llevado al paraíso en tan solo 5 minutos y en aquel horrible lugar y en aquellas espantosas condiciones, por ello había abierto la boca solo para decirle 3 palabras.

Llévame con Poppy.

A eso se resumía su vida hasta el momento, lo más importante de su vida claro.

Sentado  en una cama, con las vista perdida tras la ventana de aquella torre se daba cuenta de que estaba en la enfermería, tal y como se lo había pedido.

Entonces, quizá, no había sido un sueño.

Con las parsimonia que daba, estar casi una semana en la enfermería, reposando mediante calmantes y pócimas para dormir, se levanto un poco mas hasta alcanzar a tocar el alfeizar de la ventana y buscar con la mirada aquello que sabía, tenía que estar ahí.

Hacía meses que lo sabía, le había visto intentar pasar desapercibido por los pasillos, algunas veces con aquella capa de invisibilidad otras solo con el maldito mapa, pero siempre solo.

Se dirigía a los lindes del bosque prohibido, en donde justo al otro lado de la cabaña de Hagrid se encontraba aquella tonta y solitaria banquilla en ruinas, banquilla de la que en aquellos momentos tenia perfecta vista. Como descubrió el día que despertó por fin en la enfermería y al asomarse por aquella ventana había descubierto el secreto de a donde Potter se dirigía todas las noches.

Había reído de buen grado al descubrirlo por fin, después de varios castigos e interrogatorios, al mocoso, aquel absurdo secreto con solo quedarse callado y observar. Sin embargo no lo hizo, y algo le dijo que aquel secreto nada tenia de absurdo, de hecho todo lo contrario, lo entendía.

Por ello fue que sin pensarlo mucho cogió una capa que Dumbledore había olvidado ahí, al irse apresurado en una de sus demasiado seguidas visitas, y le hecho una última mirada a la sombra que a lo lejos, recostada con las piernas sobre la banca y la cabeza en el suelo, estudiaba las estrellas todas las noches sin excepción.

No le era difícil caminar, su cuerpo se reponía, demasiado rápido según Poppy, de las torturas, para el aquello era bueno, buenísimo, así podía seguir aterrorizando a los demás en vez de reposar y aterrorizarse el mismo con sus propios pensamientos.

En los pasillos del castillo aun había alumnos, muchos de los cuales giraron la cabeza al verlo, tal vez muertos de risa, no daba muy buen aspecto al estar vestido con la estrafalaria capa del viejo loco. Otros le saludaron como siempre y otros le ignoraron, también como siempre.

Apresuro el paso, no tenía ganas de quitar puntos a los tontos que le miraban sin respeto, ya sabía sus nombres y se podía desquitar en cualquier otro momento pero ahora, solo había uno con el que quería descargar su frustración, uno en su tonta banquilla en ruinas.

Ni siquiera levanto la vista cuando sintió su presencia, continuo con los ojos cerrados y el cuerpo inmóvil, y el que había pensado que a Potter le gustaba la astronomía y ahora resultaba que el chico iba ahí a dormir. Vaya cosas.

No me puede castigar, aun estamos dentro del horario.

Había susurrado el mocoso volviéndolo a retar como siempre, pero esta vez el se limito a guardar silencio, algo en al banquilla, justo al lado del pie de Potter había brillado por un segundo.

Dos iniciales, y aunque solo fue un segundo, el sabia de quienes eran.

Por ello con la poca prudencia que le quedaba después de aquel sueño y la mucha agilidad que aun tenía coloco la espalda en el suelo y los pies en la banca, imitando exactamente la posición del otro.

Harry no le hubiera mirado a los ojos ni siquiera al sentir la fría mirada de su profesor, ni siquiera lo hubiera hecho al oírlo maldecirle, nada hubiera hecho que le mirara otra vez después de aquella tarde, nada más que aquel gesto.

Y se encontró con aquellos asombrosos ojos que le carcomían la mente y el cuerpo con tal solo verlos, aquellos posos profundos de sabiduría y coraje, de fuerza y ¿amor?

Así quería pensar, era lo que él veía, lo que quería ver desde que se dio cuenta de que aquel hombre no era solo un hombre, ni siquiera era ya el maldito murciélago y su más odiado profesor, era su guía, su soporte, su salvador.

Llevaba que, un año sintiéndolo así, un año dándose cuenta de que a pesar de la guerra que le estallaba en la cara había una cosa que le hacía olvidar todo, que le daba fuerza para soportarlo.

Más aun que sus amigos, era él.

Y por ello cuando se dio cuenta de que no podía ser correspondido ni en ese ni en ningún mundo paralelo decidió que no importaba, que con su corazón alcanzaba para ambos y una tarde se arriesgo, al verlo débil y sin defensas. Se aprovecho de el de la manera más vil, para sacárselo de encima, para hacer que le odiara más de lo que en clases demostraba y le ayudara así a él a volver a odiarlo como antes , pero no pudo, justo cuando aquella mente casi inconsciente había dejado salir por aquellos labios el primer grito de placer, supo que aquello no sería vil, sufriría él y le daría placer al otro, quizá así lo odiara mas, intento mentirse en ese momento, y así fue y supo que estaba completamente perdido cuando a los gritos se les sumo su nombre, su nombre de pila dicho de esa manera y por aquel hombre.

Había perdido la razón, había llegado al clímax solo de oírlo.

Pero la realidad le había abofeteado después con aquellas palabras.

Y asi lo había hecho, odiando su vida más que nunca, le había llevado a la enfermería y explicado a Dumbledore lo que Snape le había contado entre amenazas e insultos antes de que él le hubiera atacado sexualmente.

Y se había ido, como siempre a su lugar preferido, no tan secreto dado que sus amigos sabían en donde se encontraba, últimamente ya no podía guardarles secretos, ni siquiera su loco amor por el murciélago era un secreto, dado que en aquella semana lo había confesado.

Hermione ya lo sospechaba y Ron, el siempre seria un caso aparte y muy especial, su mejor amigo le había apoyado al cien por ciento, porque según él,  si era algo que Harry se merecía era amor, y si era a su profesor a quien quería pues se comeria todo su desgraciado carácter y odio en el desayuno y por el estaba bien.

Y después de esa agobiante semana de depresión y confesión estaba ahí, mirando aquellos posos negros y brillosos y valía la pena, la valía solo porque con aquel gesto y silencio, sabía que brillaban por él.

Si te quisiera quitar puntos Potter, sabes muy bien que esta no sería la razón.

Aun a la sorprendente escena se le unió un sonrojo del menor y una sonrisa del mayor.

Ambos guardaron silencio por un rato mas, horas quizá.

No fue hasta que un búho paso volando sobre sus cabezas que ambos despertaron de su ensoñación muertos de frio y parándose lentamente decidieron en silencio regresar al colegio.

Bonita túnica profesor.

Había reído el mocoso al percatarse por primera vez en aquel gracioso detalle, obteniendo una mirada bastante conocida por parte del mayor.

Cállese Potter, 5 puntos menos por su insolencia y otros 5 puntos menos por estar en los jardines a horario prohibido.

El quejido de su alumno no se hizo esperar, aunque no fue exactamente lo que esperaba.

¿Es todo?¿ Solo me quita puntos por eso?

Menos mal que no por lo de aquella noche, ya que no quisiera perder más puntos en esta.

Ese mocoso maldito lo dejo con la palabra en la boca sin poder reaccionar, solo viendo como se colaba por las puertas del castillo y con un sonrojo muy poco común en un hombre como el.

Claro, no sabía lo que le esperaba, cuando juegan con Severus Snape, juegan con fuego y aquella provocación ya le hacía arder.

Pero que se podía esperar de Harry Potter, cuando la prudencia nunca estuvo en el.

Notas finales:

ESPERO ALGUNOS COMENTARIOS. SOY NUEVA PUBLICADORA PERO MUY VIEJA LECTORA.

POR ELLOS SE QUE LOS COMENTARIOS SON EL PAN DE LOS ESCRITORES.

SALUDOS Y MUCHAS GRACIAS POR LEER.


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