Las campanas tintineaban, las clases habían dado inicio. En aquel salón de clases, dónde los estudiantes escuchaban atentamente a una monja hablar acerca de la Biblia. Todos ellos eran únicamente hombres. Algunos de ellos parecían estar aburridos. Un pelinegro, escuchaba aquello con gran hastío. Otro, de cabellos negros azulados, miraba por la ventana sin prestar atención a lo que decía aquella monja. Al darse cuenta de que estaba siendo ignorada, la mujer mayor llamó la atención del jovenzuelo.
- ¡Joven Kurt! ¿Acaso le parece aburrida mi clase y la explicación que estoy dando?
El joven reaccionó y apenado trató de hablar pero balbuceaba al hacerlo.
- Yo-yo, lo siento.
- ¿Puede decirme entonces Qué es el infierno? Según las sagradas escrituras.
- Yo… pues… emh…
- ¿No lo sabe? Supongo que lo sabría si pusiera atención, señor Wagner.
- Lo lamento.
Dijo con aquel acento alemán que lo caracterizaba. Todos los demás comenzaron a reírse. La monja los silenció y escogió a alguien al azar para la respuesta a la pregunta que no había respondido el chico alemán.
- Joven Tolansky
- ¿Si, Hermana Marie?
- La misma pregunta para usted?
- Bueno…
Se levantó y dijo sin vacilar.
- Según las sagradas escrituras, el infierno es el castigo para los malvados de corazón, donde el ángel rebelde, Luzbel, castiga a los perversos. Es el tormento del fuego eterno.
- Bien, señor Tolansky.
Miró con severidad al chico, como si hubiese deseado algún error en la explicación, pues la verdad era que aquel chico no le agradaba en lo más mínimo. La explicación siguió su curso, esta vez, nombrando a los doce discípulos de Jesús. Las horas transcurrieron y al fin llegó la hora del término de las clases. Todos los alumnos salieron de sus salones y caminaron por los pasillos de la institución, algunos decidieron salir al jardín a respirar un poco. Sin embargo, Kurt permaneció dentro del aula. Escuchando a los demás chicos conversando de cosas triviales y algunos de ellos mencionando las ganas de salir corriendo de aquel internado “infernal”.
No pudo evitar escuchar a cierto grupo de chicos en una esquina del pasillos, ellos era, en primera, Todd Tolansky, un joven prodigio al que las monjas detestaban por la religión a la que pertenecían sus padres; Pietro, un joven de cabellos como la nieve, algo energético y presumido y el último; Lance, serio e igual de presumido a Pietro, con la diferencia que solía ser violento en ocasiones.
- Demonios, la explicación de esa pingüino andante me pareció tediosa.
- Lance, sabes que no debes decir eso… la pingüino nos puede escuchar.
Aconsejó el peliblanco.
- Todd, ¿Cómo puedes ser tan tonto? Esa mujer solo busca perjudicarte y tú se lo permites?
- Lo se, pero en mi situación no me conviene hacerlas enfadar, sabes que mis padres dejaron su religión anterior para ser católicos, debo enorgullecerlos y si para lograrlo debo soportar las humillaciones lo are.
- Eres un lambe botas.
Escupió Lance para después agregar.
- Diablos, como deseo un cigarro ahora mismo.
- Lance, Sabes que no puedes dentro del área de clases, por lo menos espera a que estemos afuera en un lugar privado.
Mencionó Pietro, quien era su mejor amigo y quien siempre lo acompañaba en cada una de sus locuras. Todd, a pesar de todo, era rebelde al igual que ellos, pero trataba de no meterse en problemas y por lo mismo, a veces solía actuar demasiado como un chico bueno y decente. Las campanas del internado católico comenzaron a tocar. Ante aquello, Lance miró fijamente por el cristal de la ventada que daba justo al aula de las chicas.
- ¿Saben?
Los dos pusieron atención a su amigo.
- Escuché algo extraño. No estoy seguro si sea cierto pero creo… que si así fuera…
Pietro lo miró interrogante y después preguntó.
- ¿De qué se trata?
Lance tardo varios segundos en responder.
- En una historia que escuché hace días… sobre algo que ocurrió hace años…
Pietro y Todd lo miraban fijamente, esperando a que reanudara su relato. No deseaban interrumpir sus pensamientos pero las ganas de preguntar eran demasiadas. Kurt parecía poner demasiada atención mientras permanecía oculto a la vista de los tres chicos. Finalmente, Lance reanudó con la historia.
- Verán… hace años… un estudiante como nosotros… desapareció sin dejar rastro. Misteriosamente, después de su extraña desaparición, comenzaron a suceder cosas… los estudiantes comenzaron a morir en circunstancias misteriosas… parecían suicidios… nunca se supo por que cometían aquello… ni descubrieron el paradero de aquel estudiante. Pero lo más siniestro, es que algunos de los estudiantes aseguraron haber visto una sombra merodeando por los pasillos del internado durante las noches y dicen que quién lo vea… morirá. De eso hace 16 años… pero dicen que posiblemente aquel ser de la oscuridad ha vuelto.
Su mirada era seria. Ambos chicos lo miraron sin comprender nada. Kurt temblaba interiormente.
El sol se ocultaba y todos los estudiantes se preparaban para la cena y después para dormir. Kurt seguía pensando en aquel relato, pero finalmente se dijo a sí mismo que era solo una historia de fantasmas, era común que los estudiantes siempre aseguraran que en su escuela hay fantasmas o cosas por el estilo. trató de dormir.
Minutos más tarde, cuando apenas comenzaba a conciliar el sueño, escuchó una melodía. Abrió sus ojos de repente y se levantó. Era el sonido de un piano, podía estar seguro de ello. Caminó por los pasillos, guiándose por la melodía. Podía distinguirla cada vez más cerca. Se acercó hasta la sala de música y abrió lentamente la puerta pero se llevó una gran sorpresa al descubrir que no había nadie y aquella melodía había dejado de sonar.
Aquello lo llenó de miedo. Una sombra caminó justo detrás de el, pudo sentirla. Se giró y vio que alguien había doblado el pasillo. Corrió y al estar en aquella zona oscura, siguió su recorrido. Ahí, parado, un joven de su misma edad, portando el uniforme de la institución, completamente de negro. Trató de tocar su hombro. El chico se giró y Kurt se paralizó al ver que se trataba de un fantasma, pues el cabello cubría su rostro, pero pudo sentir un aire congelado alrededor y parecía que aquel ser lo miraba, podía sentir su mirada escrutándolo. Corrió de regreso a su habitación justo cuando vio que aquel espectro levantaba su mano justo hacia el.
Corrió hasta quedar sin aire, entró a su habitación sin importarle si despertaba a su compañero de dormitorio y se cubrió con las sábanas, temblando de miedo por lo que había visto, deseando jamás haber salido de cama, recordando lo que había escuchado decir Lance acerca de ése fantasma.
“Quién lo vea… morirá…”
z88;