RECOGIDO
To Safri-koi
Capitulo I
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El frío azotaba su cara por lo que se subió más la gruesa bufanda que llevaba en su cuello. La última semana no había parado de nevar en ningún momento formando una blanca alfombra que cubría las calles y techos de las casa de Konoha y haciendo que la temperatura estuviese más baja que en años anteriores. Apresuró el paso para llegar pronto a su casa, iba un poco atrasado y de seguro su hermano menor estaría muy preocupado esperándolo allí. Se detuvo al sentir que algo tiraba de su abrigo, se volteó extrañado y pudo ver a un pequeño niño de profundos ojos azules que lo miraba suplicante.
– Señor ¿Tiene algo para comer?- preguntó con un hilillo de voz. Se fijo en que el pequeño sólo llevaba una camiseta manga corta y un pantalón a media pierna e iba descalzo a pesar del frío que hacía –Es que tengo mucha hambre…- su vocecita retumbó en sus oídos y su corazón se encogió al verlo en ese estado tan deprimente.
– No tengo nada conmigo- dijo sacándose su abrigo y envolviendo al niño con él – ¿Cómo te llamas?
– No sé- dijo asomando su rubia cabeza por los pliegues del abrigo. Se quedó mirando al pequeño, que seguro tendría unos siete años, la misma edad de su hermano menor.
– Si quieres comer puedes ir a mi casa- le ofreció con una voz tierna. El niño lo miró aterrado, acto que lo preocupó – ¿Qué sucede?
– ¿Usted no es de esos hombres malos?- preguntó inocentemente.
– No, no te preocupes- sonrió para tranquilizarlo- ¿Y tus padres?
– No sé...
– ¿Dónde vives entonces?
– Aquí, en la calle- eso fue lo último que deseó escuchar de él, había empezado a nevar más fuerte. Lo cogió entre sus brazos y se fue corriendo a su hogar.
Al llegar a su casa abrió la puerta, bajando al niño que llevaba consigo. El chico miró sorprendido a todas partes, la casa era realmente grande y había un calorcito propio de una chimenea por lo que se quitó el abrigo sintiendo así una tibieza agradable en sus pies desnudos.
– Nii-san, ¿Eres tú?- la voz de otro niño se escuchó desde uno de los pasillos.
– Sí Sasuke, soy yo- respondió él. Pronto apareció un muchachito de cabellos negros y ojitos rasgados del mismo color.
– ¿Quién es él?- preguntó refiriéndose al pequeño rubio que lo miraba interrogante, como si nunca hubiese visto otro niño en su vida.
– Creo que es huérfano- respondió mirándolo de reojo –Estaba en la calle, dijo que tenía hambre y no podía dejarlo allá afuera botado, con el frío que hacía- le explicó a Sasuke.
– Ah, hola- se acercó al chico – ¿Cómo te llamas?
– No lo sé, no tengo nombre- se volteó para mirar al mayor –Señor, ¿Usted como se llama?
– Soy Uchiha Itachi y él…- apuntó al pequeño pelinegro –Es mi hermanito Sasuke, ven, vamos a comer algo, pero primero te lavas las manos y… creo que la ropa de Sasuke te quedaría bien.
Luego de lavarse las manitas y su carita, Itachi le sirvió un gran tazón de ramen -puesto que era lo más fácil y rápido de preparar- que comió encantado.
– Te llamarás…- comenzó pensando en un nombre para el pequeño, en eso se fijó la mirada en los fideos de la sopa –Naruto.
– ¿Se quedará aquí?- preguntó Sasuke llevando un suéter para el rubito.
– Sí, sería una crueldad dejarlo en la calle.
– ¿Será como nuestro hermano?- preguntó mirándolo mientras comía su tercer plato de comida.
– Mmh, no creo…- respondió con un suspiro.
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Tiempo después.
– Sasuke, ven un momento por favor.
– ¿Qué quieres nii-san?- preguntó malhumorado el muchacho desde el marco de la puerta.
– ¿Dónde está Naruto?- preguntó preocupado.
– ¿Y yo por qué habría de saberlo?- respondió de malas formas.
– Bueno, no importa, ya después hablas con él.
– ¿Y yo por qué habría de hacerlo?
– Sasuke, ¿por qué lo tratas tan mal?, tú antes no eras así con él. Has cambiado mucho estos últimos años, cuando eran pequeños jugaban todo el día juntos y se llevaban tan bien y…
– La cosas cambian nii-san- murmuró éste.
– De acuerdo- suspiró ya restándole importancia –Debo marcharme por unos cuantos días.
– ¿Qué?- exclamó sorprendido, nunca antes Itachi lo había dejado solo – ¿Por cuánto tiempo?
– Creo que por unas semanas o más, no estoy seguro, todo depende de los empleados de la empresa.
– ¿Y por qué tienes que ir tú?
– El delegado de la empresa no puede hacerse cargo del nuevo cliente, así que tendré que ir yo…- explicó. Los hermanos Uchiha habían heredado la empresa de computación de sus padres, que habían fallecido en un accidente de tránsito cuando Sasuke era muy pequeño e Itachi tuvo que encargarse de todo –Quedarás a cargo de la casa y de Naruto.
– Pero Naruto no tiene ninguna incapacidad y puede cuidarse sólo.
Suspiró cansado –Actúas como un niño de cuatro años.
– ¿Me buscaba?- habló el rubio entrando en la habitación.
– Sí Naruto, tengo que decirles algo.
– ¿Qué sucede señor?- el rubio le seguía tratando de señor y con respeto a Itachi aunque éste varia veces le había pedido que lo llamara por su nombre. Naruto había querido trabajar de "ama de llaves" por su propia voluntad a modo de agradecer lo que habían hecho por él.
– Debo ir a la capital por unas semanas y te quedarás con Sasuke.
– ¿Con el señor Sasuke?- preguntó sorprendido. A Sasuke también lo trataba con respeto aunque éste lo tratara mal.
Sasuke lo miró de mal modo "usuratonkashi, no sé que quiere ganar llamándome señor Sasuke" pensó.
– Sí, espero que Sasuke no te trate mal y que no haga ningún desastre.
– No se preocupe señor, me encargare de que aquello no ocurra.
– De acuerdo, yo me voy dentro de una hora.
– ¿Y por qué no me dijiste antes, nii-san?
– Lo siento Sasuke, dejé dinero suficiente, en caso de que falte retiras de la cuenta bancaria.
– Ok- respondió yéndose sin discutir más sobre el asunto.
– Naruto ¿te pido un favor?, no te acerques a mi hermano.
– ¿A… a qué se refiere?- ¿por qué le estaba dando esa clase de advertencias?, no le entendía
– Pues, no soy el más indicado para decírtelo, pero yo lo conozco bien y sé lo que le pasa, sólo puedo decirte que no te le acerques demasiado.
– Está bien señor- dijo sin entender lo que le había dicho.
¿Por qué no debía acercársele? Tal vez para que no pelearan ya que la mayor parte de los últimos cinco años Sasuke se los había pasado gritándole a Naruto, le reñía a veces por causas tan simples como que se habían rozado los codos en la mesa, Sasuke siempre comenzaba las peleas pero él no le seguía el juego, no le gustaba pelear, aunque él otro le gritara cualquier cosa no se inmutaba, permanecía igual de quieto; aunque el Uchiha muchas veces se iba a los extremos llamándole "recogido" u otras palabras de esa índole, pero nunca había llegado a los golpes, tal vez uno que otro empujón, pero nada más grave.
– Otra cosa, tú sabes muy bien que mi hermanito no es capaz de cocinar algo para comer y menos de lavar su propia ropa, ¿te importaría hacerlo por él?
– No, claro que no señor- dijo con una sonrisa, de verdad no le importaba actuar como un empleado.
– Y un último favor, para evitar discusiones trata de no contradecirlo, últimamente ha estado muy violento, así que has todo lo que te diga ¿vale?
– Claro señor Itachi.
– Espero que no te haya matado cuando regrese- suspiró retirándose a su habitación.
Una hora más tarde Itachi salía de la casa con sus maletas para ir al aeropuerto, mientras los dos chicos se despedían de él y le prometían que no discutirían, no se matarían ni destruirían la casa ni se gastarían todo el dinero.
– Adiós señor Itachi, que le vaya bien- se despidió Naruto con una reverencia.
– Vuelve luego nii-san- se limitó a decir el menor de los Uchiha y entró a la casa inmediatamente
– Ya sabes Naruto, recuerda todo lo que te dije- le hizo una seña con la mano y se subió a su automóvil. El rubio entró a la casa y vio que el pelinegro estaba sentado en un sillón mirándolo fijamente.
– ¿Q-qué sucede señor?- preguntó al verlo.
– ¿Qué te dijo mi hermano?- preguntó levantándose.
– Que me preocupara de las tareas domesticas- dijo algo asustado por el tono del pelinegro.
– Así que estás de empleado…- continuó acercándosele más.
– Sí…- respondió mirando el piso, no tenía que responderle ninguna pesadez porque era el hermano de la persona que lo sacó de la calle y tal vez volvería allí si le contestaba de mala forma. Además Itachi le había dicho que no debía contradecirlo.
– Entonces, ¿cómo empleado harás todo lo que yo quiera?- lo acorraló contra la pared.
– S-sí señor, pero…- el Uchiha lo interrumpió.
– Cállate- le susurró cerca del oído- Tú dijiste que me obedecerías en todo.
– Sí pero...
– Sh…- besó sus labios de forma salvaje sin dejarlo siquiera protestar…
Continuará…
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