~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*Fui solo un consuelo~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
°_°_°_°_°_°_°_°_°_°_ Soy a la que nunca amaras °_°_°_°_°_°_°_°_°_°_
La castaña conocía de hito a hito las preferencias de su amado. Porque este se había involucrado con su hermano.
Zero Kiriyu.
Un pelo plata con el que había pasado lo mejor de su vida. Lo sabía porque nunca había visto la sonrisa que le mostraba a Zero, porque a pesar de compartir clase por más de cuatro años. La mirada que le dirigió por primera vez cuando los presento no se la había dirigido a nadie, ni siquiera a ella que era su amiga.
Kaname había visitado su casa con regularidad desde ese día. Ella misma se había formado la fantasía de enamorarle algún día. Se había imaginado en el lugar de su propio hermano. Se había imaginado esas platicas en las que el castaño había ello sonrojar a su ototo, se había imagina ser aquella a la que le prestara su absoluta atención cuando se encontraban en la escuela.
De cierta forma después de dos meses de haber estado de visita con el pretexto de verla a ella. El descaro de Kaname se había vuelto hacia ella, porque ahora venía solo a ver a Zero, ignorando por completo su presencia. Pero lo que más le dolía era saber que estaba perdiendo a su amor platónico y odiando a su hermano. Que no tenía la culpa de ser el maldito doncel que terminaría odiando por el resto de su vida.
Porque precisamente el día de su cumpleaños se le había declarado a Kaname, con la tonta ilusión de ser por lo menos correspondida un poco, no le importaba que este la mirase con extrañeza, al fin y al cabo Zero y el aun no eran nada. Absolutamente nada.
Pero el la rechazo con una sonrisa y un abrazo, susurrándole que esa misma noche le pediría a Zero formalmente que se hiciera su pareja. Que podía verlo como un buen hermano. Pues al ser Kaname mayor por solo dos meses, no le importara que lo llamara “nii-san”. Pero que desgraciadamente no podía corresponder sentimientos que él tenía por Zero. Esa noche, todos, incluidos sus padres olvidaron que ella cumplía los veinte años.
El odio incremento sin ser meramente consiente.
Veía que nunca seria a quien Kaname amaría. Las caricias que le proporcionaba a Zero, cuando se tomaban las manos, la sincronía con que estaban unidos, todas y cada una de las citas que llego a presenciar la volvían cada vez más amargada y solitaria. Antipática y huraña. Sabía que todo ese dolor era culpa suya, porque la fantasía de enamorar a Kaname algún día seguía en pie, pero ella misma se mentía.
Aun recordaba la discusión que había tenido con Zero una semana antes de haber decidido alejarse de aquel lugar:
Entraba cansada y con los ojos rodeados de un color negruro a causa de no poder dormir. Escucho a Zero hablando por teléfono. Hablando con Kaname, riendo y sonrojándose aun después de un mes de noviazgo con el castaño. La risita de Zero el saco de quicio y entro a la salita, donde Zero se encontraba sentado con las rodillas hasta su pecho, que al mirarla le sonrio.
-voy a ocupar el teléfono-le dijo sin responder la sonrisa de su hermano.
-Yuuki, solo un momento-le pidió Zero tapando la bocina del teléfono.
-tu “solo un momento”-imito la voz de forma burlona-durara toda la noche ¡necesito el teléfono!-le grito perdiendo la pasiencia.
-¿Qué te pasa?-Zero le enfrento con el ceño fruncido-sé que cuando necesitan el teléfono necesito colgar, solo me despediré-Zero llevo de nuevo el auricular a su oreja-Kana…-pero Yuuki no le dejo seguir, le había arrebatado el teléfono y lo había arrojado al suelo.
-¡dije ahora!-le grito arrojando también su mochila-¡deja a Kaname-kun por un momento, lo fastidias!-Zero miro con sorpresa a su hermana.
-¿estas…celosa?-pregunto durativo. Pero la mirada sorprendida y después la risita de Yuuki lo dejo aún más asombrado.
-¿yo, celosa de alguien como tú?-pregunto apretando los puños con fuerza-no me agás reír, Kaname-kun solo está contigo por lastima, ¡yo se lo pedí! ¡No seas tan arrogante!
-mentira-susurro sonriendo con comprensión Zero-Kaname me ha contado lo que paso, él te gustaba ¿verdad?-pregunto tratando de acariciar la mejilla de su hermana mayor.
Yuuki no pudo más que abrir sus ojos con sorpresa. ¡Incluso eso le contaba! ¡Estaban tan malditamente juntos que sabían todo el uno del otro! ¡Todo! Sus hombros se tensaron y comenzaron a temblar, con rencor y coraje estampo su puño en la mejilla de Zero, quien solo pudo caer al sofá.
-¡Ojala te mueras! ¡Te odio!-le grito para subir corriendo las escaleras.
Después de eso, una semana más tarde, ella salía rumbo a Madrid. Sus padres solo sabían que Zero había peleado con un amigo. En realidad el golpe amoratado en la mejilla era un accidente. Kaname había reaccionado como una bestia, con la intención de ir a buscar a ese “amigo” de Zero para matarlo. Eso fue lo último que pudo soportar ver antes de marcharse.
Pero cuando se dio cuenta que la guerra estaba perdida fue cuando a los cuatro meses de residir en otro país, recibió la noticia más dolorosa de parte de su familia.
Kaname y Zero se casarían.
Fue cosa suya haberse imaginado que quizá algún día se separarían y ella estaría ahí para Kaname. Pero todo se le venía abajo. Todo absolutamente todo, porque a pesar “de no poder haber asistido” a la boda. Su madre había hecho el favor de enviarle una copia de todas las fotografías que habían tomado en la ceremonia.
Kaname lucia extremadamente guapo con aquel traje negro con un elegante pañuelo amoratado que fungía como corbata. Pero lo que le hizo detenerse en seguir mirando las demás fotografías fue el pelo plata que estaba tomado del brazo de su Kaname con un yukata blanco con adornos lila como el obi y la corbata de su ahora esposo.
Pensaba que todo aquello había acabado, pero no era verdad. Toda una ironía volverse a mentir, porque apenas dos semanas después dieron la noticia de que Zero estaba en cinta. Por eso se habían casado, Zero ya estaba esperando a la persona que le había ganado por completo la guerra sin siquiera conocerlo.
Después de aquella noticia no loso odio a Zero, también a su madre que le enviaba fotografías de la parejita. La peor fue una donde ambos se besaban, en el parque y Zero con un enorme vientre que ella desearía. Permitió por un momento fantasear sobre la vida de Zero, siendo ella la que disfrutara con Kaname un embarazo que desearía tener.
Nueve meses después ella no sabía si regocijarse con la noticia.
Zero había muerto en el parto.
Fue una noticia que le llego en tan buen momento. Pero nunca imagino que aquello solo la alegrara a ella. Porque ver a Kaname destrozado en el sofá de la casa que compartía con Zero. Le remordió un poco la conciencia, no estaba bien alegrarse por haber perdido lo que se interponía entre el amor enfermizo que tenía por su cuñado. Pero sabía que sentía esa pena falsa porque Zero ya no intervendría en sus planes.
Pero cuenta equivocada estaba, porque aun estando Zero muerto, el hijo de ambos era la viva imagen de ese hermano que había perdido. Pero eso no le importó para meterse en la cama de Kaname cuando este se encontraba más débil. No le importo que en cada caricia que este le proporcionaba susurrara el nombre se Zero.
Todo era tan malo como lo imaginaba. Kaname aún no olvidaba a Zero, y realmente solo la usaba cuando necesitaba desahogarse, ocurría regularmente en el cumpleaños de Runa, quien cada día se parecía más a Zero. Quien sin saber porque la odiaba.
Kaname jamás le había dedicado palabras tiernas, sonrisas o almenas una preocupación en todo el tiempo que vivía con él. Entonces supo que ni muerto Zero le dejaba de atormentar. Pero no por eso dejaría de luchar por enamorar algún día a Kaname, aunque lo sabía…
“Yuuki para Kaname solo era el consuelo del amor que perdía, clavo que saca a otro clavo, con la que nunca olvidara al que quería, al que amaba. Ella ya lo sabía, ya lo sabía.