- ¿Crees que haya una manera de contar las estrellas?
- Yo sé cuantas existen
- ¿Cómo?
- Las veo, siempre que estoy contigo
Era la sexta pregunta de esa noche que tenia la misma contestación, el moreno se las había arreglado para atraer a su amigo a casa, a su amante a su cuarto, pausando solamente para perderse en sus ojos… para desabotonar su camisa con rapidez sin quitarle la mirada de encima
- ¿Y sabes que otra cosa puedo contar?
- ¿Qué?
- Tus suspiros… son como canciones en mi cabeza, no las puedo sacar, por eso sé cuantas hay
- A veces eres demasiado sentimental
- Lo sé ¿te preocupa? ¿te molesta?
- En lo absoluto… me gusta
- Lo sabia
Se deshizo de su jean, aquella ropa que cubría el cuerpo de quien más amaba en este mundo en serio le parecía un estorbo en esos momentos, eran sus momentos secretos, donde podían ser solo ellos mismos, sin nadie que pudiera recriminarles nada, en su secreto prohibido hasta amanecer
- ¿De dónde sacas esa autosuficiencia? A veces me preocupa
- Es tu culpa, me haces irme del mundo… creo que quererte aumenta mi ego
- Pues entonces quiero que seas el ególatra más grande del mundo, porque no quiero que te detengas
- Como ordene su majestad
Lo beso con más pasión de la que hubiese creído posible, el chico bajo él le correspondió con el mismo sentimiento, sabían que se necesitaban del uno al otro cuando el tiempo los consumía de esa forma, no había otro escape que aquellas cuatro paredes y la luna que se escabullía por la ventana, la única testigo de todo lo que pasaba en aquel pequeño lugar
- ¿No te sientes extraño cuando haces esto?
- ¿Cuándo hago qué?
- Cuando haces esto… todo lo que haces, lo haces tan naturalmente que…
- ¿Te sorprende?
- Si, bastante
- Bueno, esa es la idea
El mayor sonrió, con aquellas sonrisas que enloquecían al moreno, eran cálidas y autenticas, eso solo hizo querer avanzar más aprisa, apoderarse de él en cuerpo, porque ya sabía que su alma solo le pertenecía a él, que su sonrisa, las mas autentica, era también solo suyo, estaba seguro que jamás se iría de su lado
- Eres… demasiado delicado, siempre has sido asi conmigo
- Porque eres lo que más quiero… si te pasa algo juro que muero
- Yo… también te quiero, más que a nada
- Lo sé… pero calla mi amor, que la noche se va y no es larga, sé mío solo hoy para no olvidarlo mañana
Sus bocas no les permitieron hablar más, acabaron por entregarse el uno al otro tras una larga sátira de caricias y cumplidos, no había más nada allá de aquello, solo el amor que dos cuerpos podían entregarse bajo la luna llena que les envolvía por completo, a pesar de saberlo, y a pesar de lo que dijeran, aquellas noches eran solo suyas, aquel calor que podían entregarse solo los tenía como destinatarios a ellos, que aunque podían ser los mejores amigos, a escondidas, podían ser los mejores amantes.
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