Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Miroku: It Never Ends por Kurenai Mido

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Quiero aclarar que la Crystal Reaction es algo que inventé para no tener que investigar ni meterme en enfermedades reales, cosa que me resulta un tanto depresivo, y por lo tanto nada de lo aquí dicho debe tomarse como real. Si hay similitudes con enfermedades de verdad lo siento >.<

(Aparte era necesario darle algunos toques propios para que más tarde tenga sentido la trama que armé)

Dicho esto, a leer!

 

El día arrancó mal desde la mañana, cosa que ya era un mal augurio. El castaño se había quedado profundamente dormido, y Natsuhiko, para no molestarlo, lo dejó en la cama, ya que la cita médica no era sino hasta después del mediodía. Sin embargo, fue a levantarlo a eso de las once y media y no consiguió despertarlo. Le tomó menos de un minuto constatar que Yukihiko estaba inconsciente, y muy alarmado pidió ambulancia al mismo hospital donde tenía consultorio el especialista en diagnóstico al que debían ver. Quince minutos después pasaban por la guardia, siendo Yukihiko revivido y trasladado de inmediato a una habitación; luego, quedó bajo el cuidado del doctor Kurumi, jefe del departamento de diagnóstico del Hospital Helen Dreyfus Junior.

Natsuhiko le explicó de forma clara y concisa al doctor los dolores de cabeza, fiebres, cansancio y fatiga que sufría el Miroku menor desde hacía una semana. Movido por la preocupación le contó exactamente a que se dedicaban y cuales eran las actividades diarias de Yuki, por si eso le daba una pista.

-Ya veo- dijo el médico.- ¿Y usted me dice que todo esto fue muy repentino?

-Hasta donde yo sé, sí. Hace ocho días tuvo esa fiebre tan fuerte, y de a partir de entonces empecé a fijarme, pero no sabría decirle si antes no había sufrido algo similar. Es que Yukihiko no soporta que los demás se preocupen por él, y tal vez por eso me lo haya ocultado.

-Ya veo- repitió el médico- bien, en principio la mayoría de esos síntomas pueden ser causa de una situación de mucho estrés, una noticia inesperada, un cúmulo de trabajo que acabó en shock, etcétera. Pero vamos a hacerle varias pruebas para asegurarnos. Dígame, antes de esto, ¿Cómo era la salud de su hermano?

-Perfecta- le aseguró- mi hermano y yo, por nuestro trabajo, nos cuidamos mucho con el ejercicio y la comida; el no fuma ni bebe nada. Nunca tuvo nada más grave que un resfrío.

-Eso es bueno. De acuerdo, señor Miroku, usted ya llenó las formas y comenzaremos enseguida con las pruebas. En cuanto sepa algo yo le avisaré.

Natsuhiko asintió y salió del despacho de Kurumi directo a la habitación 325. Yukihiko estaba durmiendo, o eso parecía, pues cuando se le acercó abrió los ojos y le sonrió.

-Hola, nichan- saludó despacio. Natsuhiko arrimó la silla y le tomó una mano.

-Me diste un susto grande esta mañana, baka- reprochó- ¿Cómo te sientes ahora?

-Ahora, bien. Pero me dijo la enfermera que entré desmayado aquí, ¿es verdad?- El peliverde asintió.- Entonces lo siento, Natsuhiko, debió ser feo para ti ver que no despertaba.

-De todas formas tenías que venir- dijo con ligereza el mayor, para no preocuparlo demasiado- enseguida vendrá un doctor para hacerte unos análisis, ¿sabes? Yo estaré contigo.

-Arigatou, nichan.- Hizo una pausa y agregó:- Escucha, antes que venga alguien…

-¿Qué?

-¿No podrías darme un beso?- pidió con ojos suplicantes- es que me muero de ganas de besarte de nuevo.

Natsuhiko sonrió y se le acercó muy despacio, apoyándole una mano en la mejilla y dándole a continuación un beso suave y tierno, lleno de amor y con el sabor de lo prohibido. Yukihiko volvió a abrir su boca de pétalos de rosa para que el mayor le introdujera la lengua, y cuando lo hizo se estremeció de placer, anhelando que aquella estadía en el hospital fuera lo más corta posible para poder volver a casa con su hermano y disfrutar con él… bueno, de la vida en general. Siempre se la habían pasado bien juntos, pero ahora todo seria diferente: ahora ambos sabían que el amor que se profesaban era ardiente, pasional y nada tenía en común con un puro sentimiento fraterno. Eso abría un mundo de posibilidades.

-Buenos días, señores- anunció una rubia que había entrado de sorpresa (pero que por suerte no los había  visto besándose)- soy la doctora Kobayakawa. ¿Listo, Yukihiko-san?

El castaño asintió con energía y se prestó a pruebas de sangre, revisiones físicas y demás con particular serenidad, siempre y cuando Natsuhiko estuviera presente, claro. El peliverde sintió una punzada de dolor al ver como se quedaba sin aire en la caminadora a los pocos segundos y la doctora Kobayakawa debía socorrerlo. Tampoco le gustó la cara del doctor Kurumi al revisar unas planillas con los resultados del examen sanguíneo. No quería preocuparse para n contagiar su estado de ánimo a Yuki, pero…

Era un infierno tener que esperar. Había decidido quedarse toda la noche junto a Yukihiko, pero resultó que volvió a perder la conciencia y decidieron ponerlo en observación en una sala especial. Además, nadie le decía nada. Al final terminó subiendo a la terraza del hospital, más nervioso e inquieto que antes.

(…)

-Escuche un segundo, doctor Kurumi. He tenido paciencia; hace tres días que Yukihiko está aquí y aún no se nada sobre su estado de salud. Yo lo veo cada vez más débil, nunca puedo hablarle porque duerme con sedantes, y sinceramente no me gusta la cara que tiene usted ahora. Quiero que me diga que pasa. ¿Qué son todos esos exámenes que le hacen? ¿Qué es lo que tiene mi hermano?

El doctor Kurumi suspiró un segundo, como si no quisiera tener que hablar con la franqueza que correspondía a la situación. A Natsuhiko no le iba a gustar lo que tenía para decirle.

-Señor Miroku… ¿Puedo preguntarle si conoce la Reacción Cristal?

-No- contestó de mal humor- ¿Es eso lo que…?

-La reacción Cristal es una delicada condición genética que debilita al organismo interno- explicó con lentitud.- Su nombre se debe a que los órganos se van debilitando hasta volverse extremadamente frágiles, y cualquier golpe, caída, cualquier pequeño incidente, puede acelerar el proceso hasta su destrucción total, o sea, la pérdida de dicho órgano.

-¿Es una broma?- Natsuhiko había palidecido de golpe.- ¿Cómo Yukihiko puede tener tal enfermedad si siempre ha sido de lo más saludable? Jamás tuvo algo más serio que un resfrío.

-Bueno, no se olvide que el señor Yukihiko posee una fuerza y una energía superior a la de las personas comunes- apuntó el médico- ese poder suyo es una magia muy poderosa que se concentró en el corazón, desatando consecuencias directamente opuestas a las que genera la Reacción.

-No entiendo- contestó Miroku con sinceridad.

-Si su hermano fuera una persona del común, la Reacción Cristal le habría minado el cuerpo de tal forma que habría muerto hace años- afirmó- muy por el contrario, esa magia lo protegió y le otorgó una suerte de coraza interior, tan fuerte que es casi invulnerable.

-Pero si es así, ¿Por qué justo ahora…?

-¿Por qué la protección falló? Bueno, me veo obligado a hacer unas conjeturas, pero estoy casi convencido que algo o alguien golpeó el corazón de Yukihiko con la suficiente fuerza como para penetrar esa coraza interna y desintegrarla. Em… no, aún funciona, pero no durará mucho en las actuales condiciones.

Natsuhiko no necesitó pensar mucho para saber quien había sido el causante de ese “golpe” que resintió el frágil cuerpo de su adorado hermano; en su último trabajo, no con Rei Hibari, sino en el anterior, cuando la vengativa señorita Hera los contrató para proteger la Venus de Milo. Fue en esa misión que Yukihiko se hizo amigo de Ginji, y más tarde lo confrontó en una pelea en la que el Raitei salió vencedor. Natsuhiko recordaba con dolorosa exactitud como había recuperado el cuerpo maltrecho del menor de entre los escombros: le había tomado demasiado tiempo recuperarse, y ahora sabía que igual ya era tarde. Sintió culpa al pensar que él podría haber luchado contra Ginji en lugar de su hermano menor, y de ese modo éste no estaría al borde de la muerte… pero no, se había obsesionado con vengarse de Ban Mido y obligó a Yuki a pelear contra su amigo, para mantener limpio el nombre del Servicio de Protección…

-Entonces… ¿Cómo puede salvarlo?- preguntó con la voz trémula.

-Señor Miroku, yo le tengo que ser absolutamente sincero (y Dios sabe lo que me está costando). Tratándose de una persona con la Reacción Cristal, será difícil que la comisión del hospital autorice un transplante de corazón, que es lo que necesita el señor Yukihiko.

-¿Y con eso que me quiere decir? ¿Qué va a dejar morir a mi hermano?

-Por supuesto que no. Soy miembro de la Comisión y sabré explicarles las particularidades del caso. El poder de ustedes- llamémosle Gen Miroku- sigue intacto dentro del señor Yukihiko; con un transplante a tiempo es muy posible que el Gen Miroku actúe como inhibidor de la Reacción Cristal, tal y como ha venido sucediendo hasta ahora, lo que dejaría al nuevo corazón sano y salvo, de hecho, más sano que el que posee ahora. ¿Me estoy explicando bien?

-Sí, sí- contestó Natsuhiko con el corazón en la boca.

-Naturalmente una operación así puede ser riesgosa, pero no quiero abrumarlo a usted con los detalles de esto, por ahora. Sin embargo, si hay algo que debe saber, es que será muy difícil encontrar un corazón compatible con su hermano. Además, en caso de encontrarlo, deberíamos intervenir enseguida, con un margen de tiempo muy estrecho para evitar cualquier complicación…

-Básicamente, hay muchas cosas que pueden salir mal- dijo Natsuhiko con resentimiento. El doctor Kurumi lo miró con compasión.

-No le puedo mentir, señor Miroku. Su hermano tiene escasas posibilidades, aunque naturalmente haremos todo lo que esté a nuestro alcance para salvarlo. Necesitaría que firme estos consentimientos para poder tratarlo desde ya… ¿Señor Miroku, está bien?

“¿Qué pregunta estúpida es esa?”, pensó Natsuhiko irritado. Claro que no estaba bien. Yukihiko estaba más enfermo de lo que había imaginado en un principio, ¿y siendo así podía sentirse bien? Claro que no. El miedo amenazaba con apoderarse de su ser, pero no podía permitirse el lujo de entrar en pánico justo ahora, cuando Yuki más lo necesitaba.

-Yo le voy a autorizar cualquier tratamiento que lo mantenga a salvo hasta la operación. Pero antes dígame una cosa.- Lo miró a los ojos.- ¿Yukihiko lo sabe?

La respuesta fue muy clara.- No. Por ser algo tan serio, creo que él lo soportará mejor si es usted el que se lo dice. Es probable que sufra un shock, así que también necesitará mucha contención.

-Que yo le daré- afirmó Natsuhiko con decisión.

Quince minutos después ya habían acordado todo lo principal sobre la internación de Yukihiko. El doctor Kurumi era en verdad muy competente y el Miroku mayor confiaba en él, pero eso no lo ayudaba a sacarse de encima el dolor y la desesperación que sentía. Yuki era el chico más bueno del mundo, ¿Por qué tenía que pasarle eso? ¿Por qué Dios lo castigaba?

Se paró de repente y consideró aquella pregunta. ¿No sería eso también culpa suya? Si hubiera sabido esconder mejor sus impuros sentimientos amorosos, el moreno no se habría tentado y no lo habría besado, ni se habría enamorado de él… sacudió la cabeza, tratando de deshacerse de esa idea. Si Dios quisiera lanzarles un rayo por haber cometido el pecado del incesto se lo habría arrojado a él; además, Yukihiko cargaba con esa enfermedad desde hacía años. No tenía sentido torturarse con supuestas venganzas divinas en momentos en que debía conservar toda su serenidad.

(…)

Pero no fue fácil, y como se dijo al principio, a Natsuhiko se le partió el corazón en mil pedazos al ver lágrimas en el rostro de Yukihiko.

Era casi medianoche y el moreno recién despertaba de un largo sueño. Lo primero que vio fue a su onichan sentado junto a su cama, dormitando, y sintió pena por él. Debía estar muy cansado, pero se negaba a irse del hospital y dejarlo solo. “Natsu-chan es tan considerado”, pensó.

-Natsuhiko, despierta…- susurró.

-¿Mn?- Se incorporó y parpadeó un par de veces, y luego tomó la mano de su hermanito.- Yuki, cariño, que bueno que estés consciente.- Suspiró.- Tenemos que conversar.

-¿Y sobre qué?- preguntó, con total inocencia.- ¿El doctor Kurumi me dará el alta?

-No…no. Por ahora no puedes, hasta que estés sano del todo.- Se calló de repente, sin saber como continuar, pero al ver los ojos brillantes de Yukihiko supo que no podía engañarlo ni ocultarle la verdad. Primero, porque no era tonto, y segundo, porque merecía saber que estaba pasándole. Natsuhiko sabía que aunque no lo demostrara el menor estaba asustado, e incluso una vez le había dicho que tenía miedo de no despertarse jamás.- Hoy a la tarde hablé con el doctor Kurumi…

Escucha, lindo, pero no te asustes. Al parecer tienes algo que se llama Reacción Cristal, que está afectando tu corazón. Lo has tenido por años; es algo que debilita el organismo hasta que ya no funciona, pero a ti te ha protegido nuestra magia Miroku….

-No comprendo- dijo Yukihiko con voz temblorosa.

-La reacción debió volver tu cuerpo demasiado frágil, pero tus poderes funcionaron como una armadura, manteniéndote a salvo.- Le agarró la mano un poco más fuerte.- Un golpe, una pelea en particular, penetró esa protección y te dio en el corazón, por eso…

Le explicó con calma (fingida), que un transplante de corazón le salvaría la vida, pero que no sería sencillo encontrar uno compatible debido a sus raras condiciones genéticas. Al ver que varias lágrimas silenciosas rodaban por su rostro se abstuvo de decirle que la comisión del hospital objetaría la operación por tratarse de un individuo ya tan enfermo.

-Yukihiko querido, no llores, tontuelo, va a estar todo bien, ya verás…

-No sé… yo… abrázame, onegai…- no pudo decir nada más porque se largó a llorar, sin berrinches, pero aún así con una tristeza tan honda que a Natsuhiko le dolía en carne propia. Se apresuró a complacerlo y se sentó al borde de la cama, estrechándolo contra sí y acariciándolo para que se tranquilizara. Yukihiko temblaba como una hoja al viento y no podía controlarse, a pesar de las hermosas palabras que el peliverde le susurraba al oído. Su hermano podía ser muy inteligente pero no podía ocultarle nada, sabía leerle los pensamientos con suma facilidad; y lo que estaba diciéndole, de la forma más amable y serena posible, era que su vida pendía de un hilo. Al comprender eso perdió la calma, aunque, curiosamente, no era su propia suerte lo que le preocupaba, sino la de Natsuhiko. Si moría ya no sentiría nada, ni dolor ni miedo ni nada, pero sabía que su hermano quedaría a la deriva y con un dolor insoportable en el alma, y no podía concebir semejante destino. Él amaba a su hermano, era parte integral de su ser. ¿Cómo morir y dejarlo para siempre en un mundo de sombras, donde nunca más hallaría un atisbo de felicidad? “Nunca”, se juró Yukihiko a sí mismo. “No moriré. Nunca abandonaré a Natsuhiko”. 

 

Notas finales:

En el próximo cap aparecen Seo-Lin y Narutaru!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).