Amor: una palabra tan estúpida que hace reaccionar a miles de manera típicamente empalagosa, superficial, e idiota…
Sacrificio: nunca pensé que incluso también esa palabra se relacionara con la primera. Insisto, yo como ser impredecible, tendría que mantenerme lejos de esas palabras, de la primera más que ninguna. Claro, como ser impredecible, y ser que tiene prohibido, por su condición, amar.
Deseo: a una persona. Cuyos ojos me hacen perder la razón por momentos que parecieran eternos. Quisiera tenerlo, y que el necesitara de mi. Que fuera el único que existiera en su mente. Monopolizar cada pensamiento suyo.
Aunque creo que me estoy adelantando a los hechos. Primero que nada, debo contar que mi nombre es Grimmjow Jeaguerjaques.
Estoy perdido en medio de un mundo increíblemente confuso. Se supone, que iba de regreso a mi casa, cuando de repente una persona apareció frente a mí.
***Flash Back***
-Hola –le saludaba un niño de cabellos azules turquesa y ojos del mismo color profundo. Con una sonrisa muy brillante, destilaba demasiada inocencia como para ser un niño normal. Como siempre trate de ignorar el intento de acercamiento continuando con mi camino, sin embargo su pequeña manita me sostuvo con más fuerza de la que debía suponer. Tenía una ropa blanca, pantalones largos y camisa de iguales dimensiones. Un pequeño gorro terminaba por adornar su cabeza. –Te puedo dar lo que mas deseas.
Esa fue su oferta, a mi no me quedo mas que dar un bufido bastante obvio. El niño no se inmuto por mi reacción, solo me miro fijamente.
-Es en serio, no eres feliz. Yo te puedo dar lo que te hace falta –me sostuvo la mirada con toda seguridad de que lo que decía era cierto. Me arrodille para verlo cara a cara. Sus ojos azules me recordaban a los míos, por cosas que aun sigo sin poder definir.
-¿Y que se supone que me hace falta? –preguntaba fastidiado de su corta pero fuerte insistencia.
-Una persona –solo dijo eso
-¿Persona? –eso provoco que me levantara, ya aburrido de su juego, pero seguía unido a el por su mano –Oye, tengo mejores cosas que hacer como para…
-Esta bien, no me crees y lo entiendo –me soltaba y me sorprendió que no quito durante todo ese tiempo su sonrisa. –Te iba proponer un trato, una persona porque cumplieras mi deseo. Pero dado que necesitas estar seguro de lo que dije primero, te daré una prueba…
***Fin del Flash Back***
Sonara estúpido, pero después de eso no recuerdo nada. Fragmentos confusos, solo eso. Y aquí me encuentro, en medio de la nada buscando una solución a mi desorientación. La vegetación demasiado espesa y húmeda para pertenecer a mi lugar de origen.
-Maldita sea, cuando encuentre a ese mocoso lo destripare –una sonrisa sádica recorrió mi rostro. Comenzaba a hacer frio y apenas, podría asegurar, no pasaba del medio día. –Que clima más extraño.
No me preocupaba el hecho de encontrar comida, lo que se podría llamar instinto de supervivencia había aflorado en mí ser desde que aparecí en este lugar. Así que ya me las ingeniare. Lo primero… saber si estoy completamente solo o no.
Entonces es cuando del cielo… en el más estricto sentido literal cayo una respuesta. Yo logre esquivar el objeto que había caído. Y era el mocoso, el cual no tarde en jalar de su ropa, lo alce y con gesto de furia lo sacudí para que despertara.
-¡Escúchame mocoso! ¡Regrésame a mi mundo! –poco a poco comenzó a abrir sus ojos y en cuanto me miro se sorprendió.
-Ay, creo que esto no esta bien–miraba al cielo como si no estuviera sintiendo mi aura asesina. Pero al quedarse quieto reacciono. -¿Sabes que este no es tu mundo? Eso si me sorprende –se quedo pensando durante un minuto e intentaba refrenarme para no matarlo hasta sacarle la verdad.
-Hey te estoy hablando. –en cuanto enfoco su mirada hacia a mi me volvió a sonreír.
-De acuerdo, esto no estaba planeado. –no le molestaba que su vida pendiera de mi decisión así que lo bote al suelo. –Auch –se levantaba y sacudía su ropa
-Exijo una explicación, y que me hagas regresar –me cruce de brazos en lo que esperaba mis respuestas.
-Pues… -miraba a la nada con gesto pensante –No te lo puedo decir, y no, no te puedo sacar de aquí. –se encogía de hombros tranquilamente…
-No volveré a repetirlo –lo jalaba de las solapas de su cuello.
-Esta es tu prueba, una “miradita”
-¿Miradita?, no me digas tonterías. –lo volví a sacudir de manera violente, pero a la sacudida numero doscientas desapareció de mis manos.
-Esa es la verdad, solo que no esperaba venir contigo. –aceptaba mientras cerraba los ojos.
-¿Que quieres decir con eso?
-Eres demasiado brusco, pobre del que se tenga que quedar contigo –cruzaba sus brazos detrás de la cabeza en medio de un puchero. –Al parecer estoy tan atrapado como tu.
-¡¡¿Qué?!!... olvídalo me vas a hacer regresar aunque tenga que matarte antes. Talves tus entrañas tengan la solución.
-No te emociones, si me matas nunca volverás a tu hogar, así que vete tu olvidando de ese plan. Hay una forma mas… humana para que puedas hacerlo –me recriminaba con la mirada mi intento de asesinato.
-Pues –me senté con las piernas cruzadas –Dime ¿Qué demonios debo hacer? –ya me estaba cansando de dar vueltas sin tener un lugar fijo al cual dirigirme, así que si el mocoso sabia una solución me la tendría que decir.
-Esperar –contesto sin más y esquivo la piedra que le lance.
-Termina tu frase antes de que te lance a un precipicio. –el niño tocio levemente para aclarar su garganta.
-Eres demasiado problemático, desesperado…
-Dime algo que no sepa. Como….
-Si ya se, ya se. Cuando digo que debes “esperar”. Es porque, es verdad, tienes que hacerlo hasta que termine tu prueba. Y eso no se cuando será exactamente.
-¿Ah si? –dije en tono sarcástico –Entonces dime ¡¡¿Quién rayos si puede contestar mi pregunta?!!!
El solo alzo su pequeña mano y me apunto con mirada seria.
-Eso, como tantas cosas. Lo decidirás tú. Y para que no te pongas “eufórico” estas aquí para encontrar lo que te hace falta.
-Tsk, maldito mocoso. –esas son idioteces. ¿Qué rayos puede estar aquí que yo necesite? Mi vida era normalmente…. Aburrida. Si eso la define perfecto, pero por eso no pedía nada. Todo transcurría normal, nada se me negaba y nada necesitaba. Es decir, una vida contradictoria pero suficiente para mi punto de vista.
-Alguien viene –me saco de mis breves cavilaciones. ¿Ahora de que se trataba?
-Ni intentes escapar –lo amenace poniéndome de pie.
-No tengo pensado hacerlo, estoy unido a ti por el momento. –Suspiraba cansado –Pero no me tienen que ver.
-¿Qué quieres decir con…? –lo que vi me dejo boquiabierto. El niño se había encogido más de lo que hubiera esperado y su cuerpo se comenzó a llenar de pelaje azul, de mismo azul que su cabello y ojos. Se transformo en un… ¡¡¡Tigre!!! En un cachorro para ser mas precisos. Un cachorro de tigre color azul turquesa.
-Cárgame -¡¡Habla!! –Oye, no tenemos tiempo, vamos a perder a quien se acerca. –en eso tenia razón, si alguien andaba por estos rumbos significaba una pequeña salvación temporal. Jale al cachorro por el pellejo y me lanzo su garra en signo de protesta.
-No te pienso cargar como a una mascota. –le asegure.
-Tacaño –comenzó a caminar entre la vegetación y trate de no perderlo. Ese mocoso era el principio y la solución a todos estos problemas, así que no me podía dar el lujo de que me dejase.
A los pocos minutos entre andar, encontramos a una persona de extraña apariencia. Tenía los ojos rasgados debido a su ancha sonrisa, cabellos grises con una tonalidad baja de violeta. Extremadamente baja, y portaba una especie de ropa japonesa blanca. Cargaba una pequeña canasta llena de frutos color crema, nunca los había visto. Me acerque lo suficiente como para que me detectara, en un caso normal, siendo yo un perfecto extraño, esa persona debería correr en dirección contraria a mí. Sin embargo, ese ser, me observo durante unos segundos y amplio más, aunque pareciera imposible, su sonrisa.
-¿De donde vienes viajero? –me pregunto cordialmente después de una leve reverencia, tome eso como luz verde y me acerque.
-No sabría como explicarlo –respondía. –Quiero saber ¿que es aquí?
-¿Aquí? –se detuvo a meditar mis palabras –Pues, estas en el País de “Hueco Mundo”. -Ahora el que quería preguntar de nuevo era yo. –Me llamo Gin Ichimaru. ¿Cuál es tu nombre?
-Grimmjow Jeaguerjaques
-¡Que nombre mas extraño! –admitía en una risita que de inmediato me molesto. Pero el mocoso mordió mi pantalón antes de que le propiciara un buen golpe al tal Gin.
-¿Qué quieres decir con “Hueco Mundo”? –lo comencé a seguir, dado que me mostro ademan de que lo hiciera.
-Este es nuestro país –contestaba extrañado. –Te llevare a mi aldea y de ahí veras que hacer –Gin viro la cabeza y podría parecer que me examinaba de pies a cabeza como si buscara algo en especial.
-¿Qué tengo? –le pregunte molesto. No me gusta que me miren de esa manera.
-Pensaba que podrías trabajar, de seguro no tienes que comer. –era obvio que se estaba burlando, era imposible saber lo que pensaba si siempre mantenía su estúpida sonrisa. –Y como te ves fuerte –se encogió de hombros como si eso pudiera reducir mi enojo. Después de que el mocoso me mordiera de nuevo mi ropa, decidí que mejor era seguirle el juego a esos dos. Al fin y al cabo no tengo a donde ir, y en algo tiene razón: no he comido desde que…
-¡¡Graa!! –me mordió el “felino” en cuanto lo cargué del pellejo para interrogarlo de nuevo. El tal Gin no se inmuto y continúo su camino. El sendero ya estaba definido. Y conforme avanzábamos la vegetación iba disminuyendo considerablemente.
Me sorprendí ante lo que vi: un desierto, a mis ojos un estúpido interminable desierto.
-.Bastet.-
