St Valentine’s day. Si crees que es sólo cursilería.
Jaguar et Quetzal
-Hey Takaba ¿no crees que es patético que dos excelentes partidos como nosotros estemos solos en este día?
- ¿Eh? Oh sí, claro.
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Solo y triste en Valentine’s day
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Esta breve historia pretende ser una moraleja de vida….tanto como pueda ser aplicable a su caso.
Si usted cree que días como estos no tienen utilidad alguna o son meros actos de cursilería desdeñable, piénselo dos veces.
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-Mmf, mmf, ah…ah, no…ah!..a…ahh! –Akihito intentaba por todos los medios, y en vano, de acallar su jadeo; se trata ya de una clásica batalla personal que desde el inicio se sabía perdida.
Llevaban así más de dos horas y Takaba se preguntaba cómo es que ese hombre parecía no tener límite. Igual tenía otras preguntas, pero en situaciones así su lucidez no era mucha; apelando a la verdad, el placer lo inundaba tanto como la esencia del empresario.
Ni siquiera era totalmente conciente que en momentos como ese sus brazos rodeaban el cuello de aquel hombre en la búsqueda de mayor contacto. Y que las bocas se buscaban con ahínco de desespero.
Cuando el ritmo se hizo más lento y parecía que llegaba a su fin, Ryuuichi Asami tomó intempestivamente el cuerpo del fotógrafo para cambiar el ángulo de su cadera, entonces unas embestidas más briosas e increíblemente más profundas obligaron a Akihito a emitir lascivos gemidos sin reparo alguno mientras sentía que el clímax de ambos llegaba…
Las sábanas color crema combinaban con las almohadas en tono chocolate, y sumado a ello estaba la suavidad con que entraban en contacto con su piel. Akihito Takaba comenzaba a notar cosas como esa una vez que reposaba y la razón volvía a entrar en funcionamiento. Su cuerpo distendido ocupaba gran parte de la cama dejando muy poco para el otro ocupante, eso era maleducado, pero no le importaba; de hecho había un motivo malintencionado.
-¿Y bien? –preguntó Asami.
-¿Y bien qué? –cuestionó a su vez Takaba.
-¿Ya no te sientes “solo y triste”?
Los ojos de Akihito se abrieron al máximo y una mezcla de vergüenza e indignación se presentaron en forma de un violento sonrojo.
-Eso no era en serio, fue un comentario sarcástico para un amigo –se defendió-. Además, ¿cómo te atreves a ver mi información privada? ¡Acosador!
-Es una red social –señaló Asami- cualquier puede ver la información.
“Punto a su favor”, pensó con acritud Akihito.
-Aún así…
-Aún así –le interrumpió Asami-, a mí me pareció otra cosa.
-¡Nada de lo que te hayas imaginado! –exclamó Takaba. Asami sólo sonrió.- Y eso no es razmfff…
Con un intempestivo y demandante beso, Asami calló al joven fotógrafo, quien con sobresalto notó que el empresario volvía a estar sobre él.
Tendría que haber considerado que para ese demonio cosas así no pasarían en saldo blanco….......................................……Oh demonios, todavía quedaba el Día blanco.