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Regalo Atrasado de San Valentin por arichan

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Notas del capitulo:

espero que os guste

10 Años, eso es los años que han pasado desde aquel San Valentin, en el que por casi rompo este matrimonio, menos mal que no me dejo. Que él estuvo ahí para mi, para cuando lo necesitaba. El fue el impulsor de todo lo que hice después, vale que nunca me dejara estar con él en el laboratorio de casa. Pero la verdad que a veces me daba miedo hasta tocar para llamarle. Desde aquel día se encerró día y noche, no salía ni para comer, muchas veces tenía que enviar algún elfo domestico para que le llamara. Ya que la sala está hechizada para que yo no entre.

 

Pero eso fue lo de menos, me acuerdo de que salió un día corriendo, me acuerdo de que yo estaba entrando en la casa, con la compra de la semana. Cuando un borrón rubio se me tiró encima, en ese momento no entendí que sucedía, tan solo sabía que los huevos que tenía en la bolsa no servían. Y es que poco podía hacer con un Draco llorando entre mis brazos, y lo peor de todo sin saber el motivo.

 

-Cariño, mi amor- tan solo me decía eso, no salía de ahí. Era como si las palabras no quisieran salir de su boca. Comencé a ponerme nervioso, y es que no sabía que era lo que pasaba.

 

-Dragón, venga, ¿qué te pasa? ¿por qué lloras así?- intenté consolarlo pero no podía, era como si no tuviera consuelo alguno, como si mis brazos no llegaran hasta su corazón. Como si este se estuviera escondiendo de mi.

 

-Estoy tan feliz. - Vale aquello me descolocó de sobre manera, no era normal, que mi Dragón llorara de esa manera, y menos por algo que lo hacía feliz. Estaba muy confundido.

 

En aquella época todavía me sorprendía que mi adorado Draco pudiera expresar sus sentimientos de aquella manera, pero, mirando al pasado tan solo recuerdo 4 ocasiones en las que mi Dragón llorara delante de mi, y de esa manera, creo que si no hace todo a lo grande no se molesta en hacerlo. La primera vez fue justo después de derrocar al señor tenebroso, aquel que había esclavizado a su familia. Aquel que tantas pesadillas había estado en su mente, aquel que por casi le sesga la vida, aquel que nos quito la posibilidad de tener una familia propia. Ese fue un momento muy emotivo, porque no le importo la gente, no le importo que lo vieran sin su mascara de superioridad y de que controla la situación aunque no fuera así. En ese momento fue él, Draco, no un Malfoy. En ese día, no hubieron apellidos que sostener, no hubieron etiquetas que mantener, no fue el único que lloró, sus padre por fin se vieron libres de toda esa parafernalia donde les metió Abraxas.

 

Todos lloraron aquel día. Recordaré el segundo día que le vi llorar de esta manera para toda mi vida. Lo malo es que no fue de felicidad, fue de impotencia, fue la noticia que menos esperábamos escuchar, que más nos dolió a ambos. Fue el día en que fuimos con el medimago, queríamos quedarnos embarazados pero no podíamos, sabíamos que Draco era estéril, pero yo no, yo si que podía concebir. Fuimos porque por más que lo intentáramos no quedaba en cinta.

 

-Lo siento, peor usted no puede concebir. La maldición que le calló en el día de la batalla final destruyó toda esa parte de su anatomía, la secó. Lo siento mucho.

 

Esas fueron las palabras exactas del doctor. No sentí nada en ese momento todo se volvió negro, pero no podía quedarme así, no cuando sentía el abrazo asfixiante de mi marido al lado, y sus lagrimas en mi hombro. No podía derrumbarme yo también. Cuando se serenó un poco salimos del consultorio por la chimenea personal del doctor, no queríamos chismosos metidos en nuestra vida, y era mejor de esa manera.

 

Cuando llegamos a casa estuvo 3 semanas con depresión muy grande, no levantaba cabeza, hasta que se levantó a las 3 semanas y se encerró en su laboratorio, y así hasta el día de hoy, ese laboratorio era su vía de escape, era lo que lo mantenía cuerdo. La verdad siempre estuve celoso de ese estúpido laboratorio, y se que parece una locura que esté celoso de un cuarto, pero que quieren, siempre ha estado, desde la noticia de que no podía quedarme embarazado, más tiempo ahí encerrado que conmigo.

 

La tercera escena en la que lo vi llorar de esa manera fue hace unos dos años en el fallecimiento de su madre, su adorada madre. La que siempre aun estando yo con él le compraba sus caprichitos, y la que venía a casa a hacer las cosas y a cocinar porque decía que yo no sabía hacerlas, que su Dragón prefería como las hacia ella. La verdad que nunca me opuse a que estuviera ahí, eran de las pocas personas a las que Draco hacía caso cuando le decían que saliera del laboratorio, entonces tampoco es que me molestara mucho. Pero la razón primordial de que no me enfadara es que no era solo su hijo Draco, si no que a mi me trataba como si fuera su niño también, siempre tenía algo para mí, me enseño como dominar a Draco, como hacer para que se calmara, que por cierto en estos momentos no surten efectos esos consejos, pero que en otras ocasiones si que surtieron efecto.

 

Era una bellísima mujer y muy sabia, era una gran persona. Ella me hacía sentir que todo iría bien, que nada se acaba. Ella me dejo su hombro para llorar a escondidas de Draco por mi desgracia, por mi nuevo fracaso, porque eso era para mi, un nuevo fracaso, no servía para nada. Pero ella me sacó de ese pozo. Ella me ayudó a seguir para delante, al igual que su marido Lucius, que también es una gran persona, pero era de las que te tenías que parar a mirar y a conocer, cosa que mucha gente no hacía, tan solo quería aquella familia por los contactos y dinero, cuando en realidad eran bellísimas personas todos.

 

Su madre murió hace dos años de cáncer de mama, no lo pillaron a tiempo.

 

-Draco, por favor, ¿me podrías decir qué es lo que pasa? ¿qué es lo que te tiene en este estado?- intentaba de todas manera sacarlo de ese estado, pero nada servía, nada de lo que hacía valía la pena, el seguía en ese estado. Pasaron varias horas y todavía seguía en ese estado, no había cambiado nada, él seguía llorando cual Magdalena. El crepitar característico de las llamas me alertó de que alguien estaba llegando a la casa, pero teniendo en cuenta quienes podrían ir a visitarnos me quede tranquilo, nadie más entraría en esa casa sin avisar antes, y esa persona entraba de esa manera porque mantenía que aquella casa era suya, y le daba lo mismo que su hijo con su marido vivieran en ella.

 

La imponente imagen de Lucius Malfoy se alzó frente a nosotros en el comedor donde nos encontramos sentados en el sofá, sobre mis piernas la cabeza de Draco, que todavía se encontraba llorando. Nos miró a ambos alzando una ceja en el proceso, y yo me encogí de hombros dándole a entender que no sabía el porque de aquel estado de su hijo. Se acercó a nosotros y se arrodillo delante de mí, para poder coger la cara de Draco entre sus manos.

Notas finales:

dejenme algun review a ver si les a gustado...^^


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