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The enemy and the Lover por Raike

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Notas del capitulo:

Abriendo el baúl de los recuerdos, ¡encontré mis fanfics viejos! Este es el primer fanfic que hice de más de 3 capítulos hace MUCHO tiempo cuando estaba obsesionada con Saint Seiya y la saga de Asgard.

Espero que les guste.

Lo estoy copiando literal, así con todo y mis faltas de ortografía y gramática sin sentido, por el simple hecho de que la nostalgia me hace amar el trabajo que hacía cuando empecé a escribir.

Bueno, antes que nada, aclaro que este fic de SS es una historia alterna de Asgard, como más abajo explicaré, y bueno, aclarar que SS no es mío, y una verdadera lástima, si lo fuera, (mwehehehehehe mejor no digo), en fin, solo utilicé nombres sin fines de lucro y pura diversión.

Este fic tiene su origen enun foro yaoi de Asgard, que una amiga tiene. La temática del foro es una guerra entre los chicos de Asgard, los del norte comandados por Siegfried y los del sur al mando de Loki.

Un día, la chica que maneja a Siegfried,estuvo jugando conmigo por msn, (yo controlo a Shaka en el foro de Asgard, y el dorado está aliado con el sur.) y el resultado fue un lemon, el cual se convirtió en esqueleto de una idea retorcida que termina en esta historia . Al principio quise postear y acomodar el lemon como fic, pero decidí darle un formato más largo, más detallado y por lo mientras, aquí está el prólogo.

Dedicado a Arisu-chan (nonis) de todo corazón.

 

THE ENEMY AND THE LOVER.

PROLOGUE: MAKING A BIG CHOICE.

Sus ojos azules se abrieron sorpresivamente, para encontrarse frente a frente con unos dorados que le miraban curiosos. Se levantó rápidamente, sus cabellos rubios larguísimos moviéndose al compás de sus movimientos, su cuerpo obedeciendo al mandato de levantarse y encarar al chico que le había despertado de su tranquilo sueño.

Se puso en guardia, vestido así como estaba con su túnica blanca larguísima, más sin embargo el extraño lejos de encararle se escondió, asustado, dejando caer una mochila que llevaba a la espalda, corriendo en una loca carrera hasta el jardín que Shaka, el sexto santo del santuario de Athena, cuidaba con esmero.

El caballero dorado le siguió, divisándolo tras su árbol de sakura y lejos de encontrarse con el perpetrador que él imaginaba, se topó con la figura de un muchacho demasiado delgado, pequeño, asustado y temblando, escondiéndose de él como si Shaka en lugar del dueño de la casa, fuese el ladrón que quisiera tomar la vida de la víctima luego de haberle quitado todas sus posesiones.

-Tranquilo- la voz dulce del sexto santo hizo que el muchacho se sobresaltara y comenzara a correr de nuevo, pero se encontró con una alta pared, la cual no le dejaba ni una salida del templo, a menos que pasara del lado de Shaka.

-Por favor… no me mate…- fueron las palabras pronunciadas con miedo, al tiempo que el muchacho se encogía sobre sí mismo

-No voy a matarte, por Athena… levántate- susurró Shaka conmovido, jamás había visto a una persona tan atemorizada, presa del miedo, de la desesperación, le tendió una mano la cual el muchacho tomó y lo ayudó a levantarse, estaba demasiado pálido y se veía que había peleado en alguna parte.

Shaka iba a comenzar a caminar, cuando sintió flaquear las piernas de la persona a su lado, lo sostuvo antes de que cayera, y sintió algo tibio en sus manos, sintió temblar el delgado cuerpo al cual sostenía y solo escuchó unas palabras, débiles, pero que fueron dichas con una desesperación impresionante, que hizo estremecer el cuerpo del delicado caballero dorado, palabras que quedarían grabadas en su mente y su corazón por siempre:

-Asgard… Soy de Asgard, la guerra viene yo… busque al general Loki… él no nos pudo proteger esta vez…

-De qué hablas? Guerra en Asgard? No puede ser… - le oyó toser, y sintió una mano que le tomaba fuertemente la túnica del pecho, haciendo que voltease a ver al chico de ojos dorados, que comenzaban a nublarse de lágrimas, seguramente de dolor.

-Todos… necesitamos ayuda… a eso vine pero los del Norte me atacaron en el camino…por favor… ayu…de….nos… -fueron sus últimas palabras y Shaka se estremeció al sentir la mano que le apretaba el pecho caer de manera rápida.

Nunca había visto morir a alguien así, desesperado y pidiendo por ayuda, con esa tristeza en los ojos y con un inmenso deseo de vivir. Lentamente, dejó el cuerpo del muchacho acostado en el pasto de su jardín, y observó la mano que antes le había sostenido la espalda manchada de sangre. Cerró sus ojos, mientras se sentía embargado por una tristeza absoluta, por un vacío en su estómago… y por un pensamiento que le llevaría a cambiar el rumbo de su destino…

Meses habían pasado ya desde aquella fatídica escena en Grecia, en la sexta casa del santuario de Athena, el que fuera alguna vez hogar de Shaka de Virgo. Dentro de una taberna en la parte centro de Asgard, un personaje se sentaba de forma lenta y elegante en la mesa más apartada del lugar. Vestía una túnica blanca larguísima, adornada con fina pedrería que hacía un rítmico sonido acompañando cada paso que daba, una capa roja cubría la mitad de su cuerpo, abrigándolo del inclemente frío de la noche Asgardiana, terminando bajo sus rodillas y teniendo su inicio en una capucha que no dejaba ver más que unos pocos mechones dorados que salían de forma descuidada de ella.

Muchos posaron la vista en el delgado visitante que esa noche llevó un vaso de vino hasta la mesa donde sabía nadie le molestaría, todos comentando quien podría ser el caballero extranjero, pero después, callando los rumores al ver que el espectáculo de muchachas bailarinas daba inicio en la tarima.

Pero de la mesa donde no pasó desapercibido nunca el caballero, fue de aquella donde los guerreros del norte bebían alegremente.

-Es Shaka de Virgo- siseó Alberich mirando al hombre misterioso que bebía lentamente el vino, sin observar el espectáculo que se daba y por el cual todos se desvivían en ver.

-Por Odín Alberich! No digas estupideces!- Le contestó Syd haciendo una cara de disgusto –que va a hacer Shaka aquí en Asgard? Y aliado del Sur? Ese cuento lo llevas diciendo desde la primera vez que ese hombre fue visto en territorios de Loki.

-No me creas entonces, solo abre bien los ojos cuando perezcas bajo su mano- terminó Alberich levantándose de la mesa y caminando hacia la salida.

-Maldita sea Alberich- siseó Syd levantándose y caminando tras él- Siegfried, vas a quedarte?

-Así es Syd, la noche es joven y yo no tengo nada que hacer en mi casa.- respondió Siegfried pidiendo que llevaran una jarra de vino a la mesa del misterioso extranjero y despidiendo a sus camaradas, los cuales no se dieron cuenta de las indicaciones que el capitán del norte daba a la muchacha que servía esa noche de mesera.

Shaka se sorprendió al ver a la chica dejando la jarra en la mesa sin decir palabra, y cuando alzó su rostro dejando ver sus ojos azules sorprendidos, la chica solo se encogió de hombros y señaló a Siegfried, el cual caminaba de forma confiada hasta su mesa.

Shaka no podía decir nada ni rechazar esa jarra, más ahora que podía acercarse al capitán del norte y tal vez sacarle información valiosa, si es que éste no entablaba una lucha con él primero, aún así, estaba preparado para todo, un caballero dorado, jamás perdería ante un guerrero de Asgard.

Siegfried se sentó, sonriendo de una manera predadora, disponiéndose a terminar de una buena vez por todas el misterio del personaje que había llegado meses atrás y se había aliado con el sur.

-No te molesta que me siente aquí verdad? Caballero?- preguntó con voz confiada.

-Para nada- la suave y melódica voz de Shaka se dejó escuchar, haciendo que Siegfried se sentara tratando de ver el rostro del cual provenía tal hechizante voz, aunque… su sentido común le decía que ya lo sabía, que Alberich tenía razón y que no podía creerlo.

-Desea algo en especial?- interrogó Shaka, alzando su rostro para que la luz pudiese entrar a través de su capucha, dejándole ver a Siegfried la verdadera identidad del misterioso caballero

-Shaka…- susurró el guerrero de Asgard casi levantándose de la silla, como si hubiese visto a una serpiente a punto de morderlo.

-Claro, soy yo, ahora aprenderá a escuchar cuando sus compañeros le digan las cosas.- susurró Shaka sonriendo enigmáticamente.

-Pero cómo?- dijo Siegfried al comprender que Alberich y Syd estaban lo suficientemente lejos como para que el caballero dorado los hubiese escuchado.

Shaka simplemente sonrió de manera encantadora, tomando su vaso de vino y con un gesto, brindándole el trago a Siegfried, terminando su vaso y levantándose de manera tan delicada como cuando había llegado y tomado asiento.

-Bueno, quisiera quedarme y seguir charlando, pero… es imposible- susurró mientras se levantaba y se le iba el aire un segundo, al mirar el porte imponente del capitán del norte, su enemigo, bueno, para ser más exactos enemigo del territorio al cual había jurado lealtad.

-Porqué?- la voz fuerte de Siegfried le hizo voltear, pero shaka estaba firme en sus convicciones, y, tapando más su rostro con su capucha, respondió calmado:

-En otras circunstancias me habría encantado entablar una amistad con usted, pero en esta ocasión, estamos en bandos diferentes, usted es capitán del Norte y yo he jurado lealtad al sur.

-Eso no tiene nada que ver!- replicó Siegfried, quien no sabía exactamente el porqué de su insistencia, si tan fácil sería dejarle ir o llevarle a rastras afuera donde podría luchar con él en paz.

-claro que si... – susurró Shaka dándose la vuelta y antes de comenzar a caminar agregar- no puedo traicionar a los que me dieron su confianza así que... con permiso… no debería de estar hablando con usted...

Acto seguido el rítmico sonido de la pedrería llenó de nuevo la taberna, haciendo que los comensales voltearan nuevamente, solo para presenciar la salida del misterioso personaje que siempre iba vistiendo la capucha roja y escondiendo su cara a todos.

-Shaka de virgo… aquí… - susurró Siegfried, sirviendo vino en un vaso limpio y tomándolo de golpe, aún impresionado por la imponente pero delicada figura del sexto santo de Athena.

Mientras tanto, fuera de la taberna, Shaka se despojaba de la capucha suspirando, nunca había sentido esa sensación de atracción hacia alguien, y ahora no debía sentirla, menos que nunca, aunque los ojos azules del capitán del norte fueran de un color tan arrebatador y su voz aún resonara en sus adentros…

-Mejor olvidar- suspiró, caminando hacia su casa dejando al viento helado acariciar su cara y borrar los pensamientos que acababa de tener.

Ninguno de los dos, se atrevió a decir nada en cada uno de sus territorios, Siegfried nunca corroboró la versión de Alberich y Shaka jamás dijo que lo había encontrado en la taberna donde acostumbraba a tomar un poco de vino todos los viernes…

Tampoco supieron porqué regresaron… el próximo viernes, y el próximo… Shaka siempre con su capucha roja y sentado en la mesa del rincón, Siegfried siempre descubierto, sentado en su mesa, ambos observándose uno al otro, pero no acercándose jamás…

Tal vez ninguno de los dos sospechaba, que la verdadera guerra se iba a formar alrededor de ellos…

Gracias por leer y me gustaria que me dejaran reviews a ver que tal les parece.

Notas finales:

Correos y msn: raike_chan@hotmail.com


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