Mucho más que rivalidad
Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen
By Paz
Capítulo Único
Recuerdo de Hanamichi
-Te sientes muy valiente metiéndote con alguien más pequeño que tú? -preguntó al mismo tiempo que le agarraba por el cuello de la camisa y le apartaba de Kae-chan que permanecía con la espalda pegada al muro y sus manos apretando contra su pecho el balón que le quería ser arrebatado.
-Hana-kun, no pelees por mí -pidió Kae con expresión de susto.
-No te preocupes, Kae-chan... acabo en unos minutos -dijo con una sonrisa tranquilizadora.
Envalentonado al ver el aspecto que presentaba el muchacho, se lanzó contra él, sin importarle que también fuera de primero y el otro chico estaba en segundo.
-¿Es tú nenita?... te macharé y luego ese bonito balón será mío -afirmó petulante.
Nunca supo que había pasado, de pronto, se encontró en el suelo, con el muchacho encima de él sin dejar de golpearle. Fue precisa la presencia de dos maestros para poder sentirse libre de ese pelirrojo.
-¡¡Sakuragi!! Es indígnate esta acción, su primer día de clases y ya esta buscando camorra... -le regañó su maestra.
-No es cierto!! -Gritó Kaede interviniendo- ese chico quiso quitarme mi balón, él solo me estaba defendiendo, me llamo nenita y aseguró que le macharía y luego me lo quitaría.
-¡Mitsui! Vaya a la enfermería para que le curen y luego se presenta en el despacho del director.
-Me ha roto la nariz -gimió llevando la mano al rostro al sentirla dolorida.
-Así no volverás a meterte con niños más pequeños -dijo sacudiéndose de las manos que le sujetaban para ir junto a Kae-chan- ¿Estas bien? -le preguntó solicito- ¿Te hizo daño?
-Solo me dió un empujón y me di contra la pared. No ha sido nada. -le aseguró- Gracias.
-No tienes que dármelas, Kae-chan... los amigos estamos para eso.
Su sonrisa agradecida le deslumbró y fue en ese instante que supo que cuando fuera mayor se casaría con ella.
Tomo su mano y juntos fueron hacia su salón, al llegar a la puerta, se detuvo y mirándola fijamente preguntó.
-Cuando seamos mayores ¿quieres casarte conmigo? -vió su mirada con un velo de lágrimas y pensó que le había asustado. Su respuesta aligeró ese pensamiento.
-Si, me gustaría ser tu esposa.
-Es una promesa.
-Es una promesa -repitió.
Le dio un suave beso en la mejilla y vió que el rubor cubría su rostro.
Fin del recuerdo de Hanamichi
El mismo rubor que tiene ahora cuando le ha arrinconado contra la pared y su mirada húmeda de lagrimas que retiene le hace recordar aquella lejana mañana, cuando aquel gamberro intentó arrebatarle la pelota, porque ahora no tiene ninguna duda, Rukawa es Kae-chan, su supuesta amiguita de la infancia, la niña con la que prometió casarse cuando crecieran.
Le soltó y dando media vuelta se dirigió hacia la salida del gimnasio.
Kaede le miró marchar, creyó saber lo que había visto en su mirada, finalmente le había reconocido y ahora le odiaría aún más porque había descubierto que no era la chica que había creído que era.
Mientras perturbado por ese hecho regresaba a su casa volvía a recordar que su madre le contó que se conocieron cuando eran bebes, los padres de Kae-chan vivían en el mismo barrio, sus madres concurrían a las mismas tiendas y coincidían con sus hijos en el mismo parque donde con el paso del tiempo los dos niños juegan juntos.
La firme amistad que los unía se ve interrumpida cuando los padres de Kae-chan tienen que trasladarse de ciudad por motivos de trabajo. Kaede promete volver cuando sea mayor. Ahora descubre que siempre estuvo equivocado, no es Kae-chan, sino Kae-kun.
El azar ha estado jugando con ellos, cuando coinciden en el mismo instituto donde van a cursar sus estudios, sin embargo, ni uno ni otro se reconocen durante los primeros meses la rivalidad entre ambos es la tónica diaria durante los entrenamientos,
<9)]]]]}}><(
-¿Recuerdas cuando nos perdimos? -pregunta Hanamichi.
-Me diste mi primer beso y me prometiste que siempre me protegerías... -
-...y te repetí mi compromiso para cuando fuéramos mayores, me casaría contigo -concluyó por él.
-Si..., pero lo dijiste porque creíste que era una nenita desvalida. Te peleabas a menudo por mi culpa.
Hanamichi sonrió al oírle, no podía negarlo, con su pelo negro, largo, se veía adorable, su carita pálida y sus grandes ojos azules le hacían parecer más una niña, además su madre siempre le vestía con colores que acentuaban esa impresión y el nombre de Kaede también podía llevarle a engaño.
-Ahora ya no lo creo y sigo pensando igual que entonces..., te amo Kaede, ¿quieres ser mi esposo?
-Si... -sus ojos se iluminaron con una expresión feliz- Te amo, Hanamichi, desde que puedo recordar siempre te he amado, siempre tuve miedo de decirte que no era quien creías. -murmuró.
-Ahora ya no importa... estamos juntos -dijo Hanamichi abrazándole, feliz de reencontrar a su amigo, a su único amor.
-Si... -se estrechó contra su pecho, dejándose envolver en su cálido abrazo, sintiendo que allí, a su lado, era el único lugar donde quería estar.
El beso que los unió ratificó sus palabras.
Fin
6 de abril de 2011
Paz