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Kyo kara Maou por Ciel Phantom

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Notas del fanfic:

No queria rellenar este espacio, por eso estoy escribiendo lo primero que se le ocurre a mi cabeza. ah!! estoy muy mal, por favor ingnorenme.

Notas del capitulo:

creo que lo unico que tengo que decir en defensa a mi persona es.... vale, no tengo nada que decir, soy algo torpe, y tambien algo envidioso, he visto este tipo de narracion en otras categorias, y dije PORQUE NO... mi amado kyo kara maou tambien puede tenerlo. si gustan darme tomatazos pueden hacerlo, despues de todo es solo unintento de distraccion, de este lado las cosas andan un poco mal. y bueno aunque no justifico y se que es un error prefiero escribir y despejarme un rato.

 


***********


Siento que  me amas pero no podrá ser


nos encontramos tarde


otro tiempo sin querer.


Y estas mirando desde lejos


sintiendo lo que siento


aquí  en mi corazón.


Me miran hoy tus ojos con respeto


por ayer mi amor hoy tiene dueño


y  lo tienes entender


Y estas mirando desde lejos


sintiendo lo que siento


aquí en mi corazón…


Y estas mirando desde lejos


sintiendo lo que siento


aquí en mi corazón.


 


*****************


 


Y, aquella, fue la primera vez que sus ojos se cruzaron en medio de un halo casi místico auspiciado por el destello de ese par de orbes verdes. Ahí delante de él se encontraba toda una visión celestial: De haber sido un poco más inteligente, habría atinado a decir algo elocuente e incluso, un tanto inteligente, sin embargo, el guion marcaba esa frase en especifico, que por cierto no hacia justica a la criatura angelical que tenida delante y  que en días pasados pudo admirar de lejos: 


 


_Que chico más guapo. _ Dijo sin pensar realmente.


 


 


*****************


_Corte.


 


Las luces del set se encendieron, primero con un matiz naranja, luego con uno dorado, y cientos de voces cayeron en el plato. AP corrían de un lado a otro, atendiendo los menesteres de sus actores desginados como si sus vidas dependieran de ello, el productor dictaba unas cuantas órdenes a su equipo de trabajo. El primer capítulo de Kyo Kara Maou, la nueva serie top de Japón, terminaba de grabarse.


 


Wolfram relajó su semblante adusto con un hondo suspiro al tiempo que se derrumbaba en una silla plegable con su nombre pintado en dorado en la parte trasera del respaldo con aire terriblemente agotado; una chica le entregó una pequeña toalla, sonriéndole abiertamente, de la mesilla de al lado destapo una botella de agua mineral preparando un vaso con hielo. Wolfram, con coquetería natural, le regaló una sonrisa que la mandó al cielo al tiempo que tomaba el vaso que ella le ofrecía. Tras limpiarse las perladas gotas de sudor de la nuca dio un trago a la recién obtenida bebida.


 


_Parece ser que a nuestro histérico príncipe le queda más ser una deslumbrante estrella.


 


_Por supuesto. Sabes bien que si aceptamos participar en la filmación de esta serie es solo por la propaganda que tendrá la banda. Una vez que la disquera nos dé el contrato, adioooosssss foroooo…_Canturreó, con un ademan notable de diva que hizo reír a quienes le escucharon. Aquel Wolfram, simple, seguro de sí mismo, era una estrella digna de iluminar el foro entero sin la necesidad de focos de neón a su alrededor que le opacasen. Pero por sobre todo, muy distinto al personaje que interpretaba. 


 


_Wolfram.


 


_¡Ah! Disculpa Murata, mi hermano me está llamando_Soltó, con una sonrisa ladina y poniéndose en pie para andar hacia la puerta, en donde un ceñudo Waltorana le miraba, con los brazos cruzados sobre el pecho. 


 


Yuuri miro al chico marcharse, dio un suspiro profundo y luego se acomodó en la silla cercana a su amigo cruzando la pierna derecha sobre su muslo izquierdo y rascándose la nuca con aire miserable. Murata, conocido en la serie como el Gran Sabio, le sonrió con complicidad, acercando la boca un poco más al oído del moreno para que este pudiera escucharle con total claridad.


 


_Si te agrada deberías hacer el intento de llamar su atención_Y volvió a brindar a Yuuri una sonrisa que denotaba apoyo incondicional. 


 


El Maou, silente como la muda estatua de un decaído rey, solo contesto su gesto con una mirada triste, al mismo tiempo que asentía torpemente, como si fuese incapaz de controlar los movimientos de su cuello y espina dorsal.


 


_No vez que me evita_Dijo, tragando saliva, comenzando a negar ahora_ Ni siquiera sé porque me escogieron para el papel si no adicioné.


 


_¡Ay! Shibuya. ¿No conoces la palabra destino?_Murata, dándose aires de sabelotodo tal y como su personaje hacia de vez en cuando dentro de la trama, comenzó a reír por lo bajo, ocultando sus ojos detrás del destello de las gafas del vestuario que aun no le quitaban, demostrando que se había concentrado bastante bien en las actitudes de su personaje aquel mes que les habían dado antes de que iniciara el rodaje para que se aclimataran a la nueva caracterización. Yuuri, por otro lado, no había tenido que cambiar mucho sus formas de vida: solo convivía mas con su familia debido al arraigo que su personaje tenia con la suya y practicaba más que nunca el baseball… nada más. El moreno clavó sus ojos en Murata, inhalando con fuerza.    


 


 Muchas veces no entendía a su amigo, justo como le pasaba en ese momento. ¿A qué se refería con esa palabrería del destino? Y, de buenas a primeras, ¿que tenía que ver el destino con su dilema? Antes de comenzar la grabación había sido presentado con todo el elenco electo para la producción de “Kyo Kara Maou!”, exceptuando al joven rubio que, por uno u otro motivo, había llegado tarde… Aunque siendo su participación solo momentánea, y a finales del capítulo, era comprensible.


 


_Es un chico realmente guapo_Dijo sin pensar, sintiendo como el alma se le carcomía de nueva cuenta en medio de un suspiro desequilibrado ¿Qué tan empático podía llegar a ser con su personaje como para que le gustara aquel “chico Bishonen”? Ah, pero ¿Qué no se suponía que el acosador ahí, en la trama, era Wolfram? Muy bien, el estar muy concentrado en su papel lo estaba descolocando.


 


******


 


Kyo kara Maou!, que literalmente es: “A partir de hoy soy el Rey de los Demonios”, ó como muchos gustaban decirle. ¡Que Dios ayude al rey demonio! Fue una serie pensada para promocionar una banda musical que llevaría el mismo nombre. Claro que tendría que reducirse a  las siglas: la darían a conocer como KKM.


 


Los integrantes serian nada más y nada menos que los protagonistas de esta grandiosa comedia romántica pensada para chicas y que, sin embargo, se esperaba que tuviera también una buena aceptación por el público masculino. 


 


La trama trascurriría alrededor de un adolecente, cuyo mundo cambiaría drásticamente al darse cuenta que era el rey de una tierra regida por demonios y que, para acabarla, está en otra dimensión  alterna a la suya a la cual tendría que acostumbrarse poco a poco. Durante sus primeros días de estadía en esa nueva nación, por accidente, quedaría comprometido con un chico extremadamente guapo, de carácter frío, un poco pueril y sin embargo sofisticado, sus aventuras en ese lugar que parece haberse estancado en la edad media, serian singularmente épicas, siendo el principal atractivo de dicha trama la gran convicción que demuestra el monarca por la justicia entre razas, como se demuestra ávidamente con los seres demoniacos, denominados “mazokus” y los humanos.


 


Los miembros del grupo musical son; Gwendal Voltaire, bajista; Conrad Weller, guitarrista; Wolfram Bielefeld, baterista; y, por último, Yozak Gurrier, tecladista, siendo los tres primeros participes en el área vocal equiparablemente.


 


Al principio, como artistas individuales, tuvieron que enfrentar un sin número de calamidades: las canciones interpretadas casi nunca encajaban con su personalidad, el presupuesto tan reducido que cada uno tenía para su patrocinio. Además de que las relaciones con las disqueras eran difíciles de sobrellevar.


 


Un buen día, Temari Matsumoto,  estando como juez en una audición, tuvo la brillante idea de unirlos en una sola agrupación y así nación KKM!


 


Como es comprensible, como grupo, tardaron lo suyo en adaptarse. Siendo solistas, el hecho de  formar parte de algo tan inverosímilmente grande como KKM! de un día para otro, no fue fácil de asimilar, pero el carisma y el carácter bastante tratable de los chicos, ayudaba en demasía.


 


La suerte no les sonrió de inmediato, fue ahí que la gran idea nació de la linda Temari. Si no podían vender como grupo, entonces primero los daría a conocer como actores. Sin embargo su visión tenía un gran problema. ¿Qué clase de película o serie, resaltaría las cualidades de cada miembro lo suficiente para identificarlo estando tanto en la pantalla como en el escenario?


 


Tomo Takabayashi fue la respuesta a sus plegarias con su estupenda línea de novelas ligeras, que rápidamente fueron adaptadas a un guion, e incluso mucho del milagro tendría que agradecérselo a su publicista, Kadokawa Shoten, quien puso cuerpo y alma en encontrar patrocinadores. Ahora contaban con todo lo necesario para crecer, pero la pregunta era: ¿Cuánto tiempo ó cuantos capítulos tendría la serie?


 


KKM! deseaba salir del foro para poder actuar sobre un templete como lo que eran: Músicos.


 


Por ahora debían conformarse. Tamari ya les había advertido que el camino a su sueño sería largo, sin embargo, ella nunca dijo cuan largo.


 


De la sugerencia original de parte de Tomo, se consiguió que fueran los mismo KKM los que interpretaran los opening y endings de la serie. La felicidad de la banda no se pudo ocultar: si bien aquello no era un concierto, era dar una demostración de su talento por medio de lo que realmente deseaban hacer, cantar. Pronto, los opening y ending, además de los buenos bonus track para la banda sonora de la serie, se encontraban listos.


 


 


El reparto para los demás personajes fue elegido rápidamente por medio de simples y sencillos castings a las afueras de colegios de nivel medio superior y una que otra universidad además de escuelas de arte y teatro, sin embargo, el papel principal de la trama, el Maou, aun estaba lamentablemente vacante. 


 


Mientras esperaban a que la plantilla de actores estuviera completa, KKM! usaba el foro de grabaciones para sus ensayos. Fue casualidad o tal vez el destino.


 


 Una tarde, al salir agotados y sudorosos de sus ensayos, decidieron que sería buena idea ir a cenar a algún sitio de la ciudad antes de despedirse.


 


La cafetería elegida para dicha acción estaba casi desierta, solo uno que otro cliente aun permanecía dentro del establecimiento y eso, con un aire ligeramente efímero, como si hubiese terminado ahí por casualidad. 


 


Un joven con lentes circulares y sonrisa radiante se aproximó a entregarles el menú. Mientras los mayores decidían que deseaban engullir, Wolfram aprovecho para ir al WC.


 


Deseaba lavarse por lo menos la cara y las manos. El sudor se le había secado encima del cuerpo tal y como pasaba siempre que realizaba alguna pesada labor, y para él, lo peor, era andar por la calle con ese olor agrio que deja la traspiración.


 


Bufó un poco delante del espejo. Se sentía incómodo.


 


Resignándose a que sin duda su aroma era pésimo, decidió terminar rápidamente el guafle con helado que había dejado dicho que pidieran por él, y marcharse a casa. Seguramente sus hermanos mayores estarían que se treparían por las paredes. Su hermana, Cecilie, se había quedado con el papel de la madre de los tres extraños, y excéntricos hermanos que no se parecían en nada. Waltorana, el hijo peculiar de en medio, con el puesto de su tío.  Hasta en eso debían tenerlo vigilado.


 


Dio uno, tal vez dos pasos, se detuvo en seco. Una voz bastante bien afinada y armónica llamó su atención.  Con cuidado fue siguiendo el sonido hasta una puerta. La empujó levemente con la palma de la mano. Un joven de cabellera negra, muy seguramente de su edad por la complexión, meneaba el cuerpo al tiempo que cantaba y lavaba los platos.


 


Escucho en silencio toda la melodía, dijo algo al aire para hacer notar su presencia en aquella habitación  que seguramente era la cocina de la cafetería.


 


 ¡Oh! Desilusión, el chico llevaba  puestos los audífonos y ni enterado de su presencia.


 


 Wolfram dio media vuelta, molesto, aunque no entendiera muy bien el por qué. Sus compañeros comían alegremente en la mesa, bromeaban y soltaban carcajadas a diestra y siniestra. El apenas se coloco a su lado simplemente soltó la oración que cambiaria más de una vida.


 


_He encontrado a nuestro rey.


 


Y así fue: Shibuya Yuuri pasó de lava platos en una cafetería de esquina cualquiera a ser el rey de los demonios. Unos demonios extremadamente atractivos.


 


Por su parte Takabashi estaba más que feliz: Sus novelas, ahora guiones, estaban cobrando vida justo frente a sus ojos, y de una manera que jamás pensó: los personajes a los que tanta dedicación les brindara para crearles una personalidad tan única e irrepetible, respiraban, se movían, hablaban y sobre todo le mostraban que su hermoso mundo de ilusiones podía ser traído a la realidad.


 


Kyo kara Maou estaba terminado de grabar su primer capítulo, el cual se trasmitiría la siguiente semana en horario estelar, el viernes  por la noche. Ahora solo quedaba esperar por la reacción del público…


 


Continuara…


 


 


 


 


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