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VACIO DE UNA NOCHE BLANCA por sleeping god

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Notas del capitulo:

Gracias por la aportunidad a este fic.

Aprovecho para informar que tiene relación con otra historia que ya estoy subiendo... no es que me haga publicidad pero se entenderá mejor si la leen

Un agradecimiento.

Noche II

La impresión que me das llena el vacío de mi corazón. Me desespero si no te siento.

¿Cómo olvidarte si vives dentro de mí?

Cierro los ojos y en el silencio de mi soledad escucho tu voz.

La semilla de mi espíritu va creciendo con la ternura de tus palabras,
cuando me dices TE AMO mis venas sienten tu pasión y mi respiración se altera.

En mis mañanas te tengo presente, en mis tardes bulliciosas también estás y en mis noches tranquilas se siente la realidad.

¡Oh, caballero de mi noche!

Pasó la noche dormido en un sillón fuera de la habitación hasta que durante la mañana los rayos del sol entraron por la ventana directo a su cara, se incorporó para sentarse y sentir su cuerpo adolorido por la postura que había tomado para dormir.

Dirigió la mirada al reloj de pared con acabado francés en plata pura, eran las 12:32,  soltó un quejido y se levantó caminando a prisa a la habitación del pequeño para encontrar al medico poniendo vendas en las piernas del invitado, en ese momento se percató de lo desnudo que se encontraba y, además, de lo atractivo que se mostraba. (No debo pensar en estas ideas de pervertidos vulgares), pero aun así lo seguía creyendo.

-¿está mejor?

- no exactamente, la hemorragia sigue en aumento y parece ser que la regeneración a disminuido en su velocidad.

-pues haga algo- era temprano, la peor hora para darle malas noticias, solía despertar de mal humor, en especial después de una mala noche de sueño.

- está es una nueva área para mi, es complicado saber que hacer- excusas, como le molestaba que se cubrieran bajo la ignorancia, estaba a punto de soltar una reprimenda cuando una mujer a su servicio le informó.

- Kuchiki-sama, sólo quería recordarle la junta del seretei- evitó mostrar la sorpresa en su rostro, pues, a decir verdad ya la había olvidado. Se dispuso a ir a arreglarse para salir de inmediato a esa junta de la 1:00, pero se detuvo en la puerta para decir.

-saldré y volveré lo más pronto posible, espero que no suceda nada de lo cual podamos arrepentirnos mientras no estoy- así era, esa era su manera de amenazar, sin malas palabras, sin golpes, nada, sólo palabras que revelaran su posición.

No era la primera vez que iba tarde a un reunión pero si era la primera vez que usaba el shompu para llegar, entre más pronto estuvieran todos más pronto regresaría al lado del lindo y atractivo arrancar, (yo…yo no he pensado eso), se reprochó necesariamente.

Tomó su lugar de pie y esperó a que llegara el resto, que por suerte no fue mucha espera, pero para su sorpresa entre ellos esta Kurosaki Ichigo con un rostro de aburrimiento y lo que él percibía como ansias. Y su hermana Rukia parada muy firme pues sabía que su presencia la inspiraba.

Comenzaron con el motivo de reunirlos.

-lo que plantearemos será los poderes que llegamos a descubrir durante las batallas en los espada- se mostró seco e indiferente, pero por dentro se encontraba emocionado, sabría más del cuarto espada y quien era el desgraciado que lo había dejado en esas condiciones.

Comenzaron del nueve hacía abajo, admitía que no le era de la menor importancia, quizá sólo un poco debido a que Rukia le había hecho frente al primero, después el 8 le fue innecesario saber, del mismo modo el 7, hasta que con el 6 ocurrió algo diferente, y era de esperarse, pues ese vagabundo y vulgar espada había sobrevivido y además durante la batalla llegó a entrometerse para proteger, según su punto de vista, a Kurosaki Ichigo. Lo metieron acompañado del teniente Kira Izuru, y su teniente, Renji Abarai, traía unas esposas hechas de reiatsu, se le notaba el fastidio y camina mostrando una actitud rebelde.

-¿y bien? ¿Que chingados chingan?- espetó al capitán comandante en cuanto lo pusieron en el centro del lugar. Todos se prepararon a sacer su zampakutou a excepción de el y Kurosaki, hasta que Genryuusai hizo un ademan de guardarlas y mantener la calma.

-me parecía que te habías mantenido muy manso todo este tiempo- ante eso Grimmjow soltó una leve risa para encararlo aun más cerca.

-¿Quién dice que no estoy haciendo todo esto como un plan para meterme en sus filas?- debía admitirlo, sería un buen plan y podría tener un atisbo de verdad.

-¡Grimmjow!- gritó el de pelinaranja- cierra el hocico- El sexto espada frunció el ceño y movió la cabeza chiscando la lengua, pero para asombro se alejó del jefe.

-puede que eso que digas, arrancar, sea verdad- respondió Yamamoto- de hecho, ya lo había considerado y después de que ya nos has dicho lo que conocías me parece que no eres de utilidad- hace siglos se le haría una reacción abominable, más había llegado acostumbrarse a esa manera tan degenerada de tratar al enemigo y el traidor.

(Espero no tener que lidiar pronto con esto), se dijo y le causó una risa para sus adentros.

Nadie protestó, hasta que Kurosaki se puso justo enfrente de Grimmjow y espetar.

-esto no es justo, después de ayudarnos… ¿piensan matarlo? No se los voy a permitir- muchos comenzaron a dudar de su posición en esa guerra, entre ellos estaba Byakuya pero lo siguiente cambió su reacción.

-no seas entrometido- objetó el peliazul- no me harán nada, se ve en la mirada de ese viejo- enseguida se puso delante de él- además no he dicho mis habilidades, y de aquí tu eres el único que las sabe- después mostró una sonrisa socarrona- no creo que me maten hasta terminar su “informe”- en cierta forma era verdad, pese a eso le parecía que se defendían mutuamente.

-Kurosaki- llamó Genryuusai- ¿Qué propones en todo caso que haga con él?

-yo… - era obvio que no tenía una idea, lanzarse sin pensar en las consecuencias, ese era su estilo.

-¿creen que si me sueltan destruya todo?- preguntó Jaegerjaquez interrumpiendo al otro. El anciano pareció entender que esa pregunta no la hablaba para que alguien la respondiera- no, no voy a destruir, o no al menos toda una ciudad o un puto mundo. Pero claro, no me creen…-  el capitán del sexto escuadrón miró un momento por la ventana, se hacía tarde, el sol ya estaba descendiendo y llevaba prisa por volver, necesitaba arreglar ese problema el mismo. Lo haría con la suposición de que había algo entre esos 2, y si no era si lo más probable es que llegara a haberlo pues sus personalidades eran parecidas.

-alguien podría vigilarte- habló por primera vez- para confirmar que lo que dices es cierto. Además creo que el indicado es Kurosaki Ichigo- esa proposición sonó extraña entre todos, incluida su hermanita. Cuando el capitán comándate estuvo a punto de dar su punto de vista fue dejado atrás por las palabras del rey pantera.

-estoy de acuerdo. Parece que no todos son tan imbéciles.

La siguiente hora transcurrió en la planeación del traslado de Grimmjow al mundo real donde se le daría un departamento para vivir, él tendría que buscar trabajo y revisado por Ichigo todos los días; con cualquier falta lo ejecutarían.

 Durante todo ese rato no dejó de pensar en el espada de ojos verdes, esto se estaba tornando largo y ya todos parecían fastidiados. Incluso vio como el humano y el arrancar se miraban continuamente para hacer que Kurosaki se sonrojara en múltiples ocasiones. Era fácil suponer que en algún momento ellos habían tenido tiempo de “conocerse” mejor.

 Cuando por fin se terminó de discutir ese tema prosiguieron con los otros espadas restantes. El 5 y por fin el 4. Escuchó con atención. La persona que habló fue él shinigami sustituto.

(Con que fuiste tú el infeliz que lo dejó así). Tuvo que respirar hondo y poner su mente en blanco porque de lo contrario se lanzaría en batalla contra ese malnacido sin tener ninguna excusa de su comportamiento.

-pues… haber… - al parecer durante todo ese lapso de tiempo no había revisado su mente para dar el informe, (estaba muy ocupado coqueteando con la mirada a Grimmjow)-…se llamaba Ulquiorra Ciffer- repasó su nombre y lo dijo en voz baja, incluso separó cada katakana, pero no era la manera en que estaba escrito, era que conocía ya por fin su nombre, su lindo nombre- su resurrección era “obliga” o algo así, y era aun murciélago, además….tenía dos resurrecciones- esa afirmación no sólo asombro al capitán del sexto escuadrón, también al resto, incluido Grimmjow- fuera de eso no era la gran cosa. Parecía un emo. Lo maté cuando lo corte por dos – con esas palabras insultantes terminó su reporte.

Fue uno de los primeros en salir, justo después del espada y el shinigami sustituto que se fueron juntos después de que al primero le quitaran las esposas.

Llegó con prisa a la habitación, el medico seguía sentado a un lado vigilando su estado, no había cambiado pero por lo menos no empeoró.

-Kuchiki-sama, que bueno que vuelve. Quisiera salir a comprar medicamentos.

-¿Cómo está?-pidió antes de todo.

-igual que antes.

-bien. Puede ir- esperó a que saliera de la habitación para concentrar toda su atención en el cuarto espada- con que tu nombre es Ulquiorra…es muy lindo- jaló el asiento donde antes estaba el catedrático hasta la camilla para sentarse a su lado y hablar aunque no lo escuchara- disculpa que no pudiera hacer algo contra Kurosaki Ichigo después de todo lo que te hizo y dijo de ti…- se lo pensó un momento, creyendo que era tonto lo que hacía.

 Volvió a ver su blanco rostro. (¿Será que me estoy encariñando? Cuando ni siquiera lo conozco), sin embargo aun guardaba en su mente esas dos palabras que lo habían dejado sin aliento “te amo -¿viste algo en mi que te gustara tanto? Porque yo me muero por ver otra vez tus ojos. Voy a cumplir lo que te dije, voy a cuidarte, a cambio muéstrame ese verde vida otra vez y será suficiente- recargó su cabeza junto con la del otro y se acomodó como pudo- déjame conocerte. Permíteme saber por qué parecías triste cuando te encontré…- comenzó a sentirse cansado, desde la pelea con Aizen apenas si dormía y desde ese incidente comía poco-…Ulquiorra, permíteme protegerte- su cuerpo le ordenó dormir aunque fuera en esa posición tan incomoda. Su doctor llegó más tarde y al entrar a la habitación dejó el medicamento y salió viendo que su señor había acogido un enorme cariño por el enemigo.

 

Noche III

Todo se ilumina después de oír tus cándidas melodías, no conozco tu cuerpo, ni la luz de tu mirada, ni la magia que envuelve tu existencia, ni la sonrisa acariciadora de tu ser, ni tus labios deseosos de amor.

Pero conozco tu dulce poesía, tu secreta tristeza y la música de tu alma, todo llega por tus dulces cánticos celestiales.

¡Tú, mi caballero de la noche!

-Kuchiki-sama- escuchó detrás de él-Kuchiki-sama- esta vez más fuerte y claro, comenzaba a reconocer la voz-Kuchiki-sama- su doctor privado lo llamaba sin saberlo desde hacia 15 min. Se irguió perezosamente hasta escuchar sus articulaciones crujir, tenia las piernas adormecidas y el cuello adolorido- disculpe, pero debo limpiar las heridas del paciente.

-si, lo entiendo- se levantó de su lugar sin mostrar signos de incomodidad- me tardaré un poco, quizá debería desayunar algo, señor.

-si, tiene razón- pero antes de irse esperó a ver cuando levantaran la manta que cubría el torso del espada, no le gustaba ver esa marca de Kurosaki más deseaba saber si había algún avance, no esperaba que hubiera alguno, fue por eso que le sorprendió ver que la marca era mas pequeña- él está…

-no, perdone pero esto no es una mejoría-interrumpió como nunca lo había hecho. Debió saber que lo mejor era no darle esperanzas.

-¿a qué se refiere?- usó un tono molesto y algo agresivo. En las mañanas, siempre en estas llegaban las noticias desagradables.

-desde ayer esto a sucedido, sin embargo sólo regenera su piel y no órganos internos. Esto complica mi trabajo pues tengo que limpiar y cauterizar los órganos, así que tengo que abrir regularmente- que pésima mañana, no sólo no había mejorado sino que hasta le había dicho que tenía que herirlo aun más. Se fue sin decir palabra. Necesitaba un experto en cosas que nadie estudiaría. Detestaba a ese sujeto pero si no era él no sabía quien podría serlo.

 

Llegó a la sucia casucha en el distrito de Karakura, pasó directamente al fondo abriendo las puertas de par en par y ahí encontró a su “experto” dormido en le suelo con su sombrero de rayas verde y blanca cubriéndole el rostro. Lo observó un rato, en realidad esperaba encontrarlo de esa manera, aceptaba que se había despertado hasta las 2 de la tarde pero ese viejo era más perezoso de lo que podía creerse.

-Urahara Kisuke- llamó sin gracia pero con voz firme, el otro comenzó a hacer movimientos lentos hasta sentarse y colocar su sombrero en su lugar. Byakuya esperó con paciencia.

-ah, Byakuya, nunca esperé verte a ti en mi hogar- a decir verdad el tampoco esperó verse ahí algún día- ¿a que debo el honor?- dijo de manera burlona a su posición.

-necesito tu servicio- planeó la forma en que pudiera ir directo al grano pero que fuera imposible una negativa- tiene que ser hoy mismo.

-sabes que estoy ocupado- contestó como excusa para liberarse de trabajar en ese momento.

-usted también sabe que yo si pago por los servicios- vio como obtenía su atención, el momento perfecto para decir su deseo- necesito que cures al 4 espada.

-¿cuarto…- esa reacción era de esperarse por lo que volvió a esperar  que digiriera la información-…espada? ¿Está vivo?

-casi. Por eso he venido. También necesitaré de tu discreción en este asunto- adornó su aspiración de que ocultara información al seretei. Contrario a lo que sucedería con cualquier otro este respondió de manera infantil y sin importancia.

-¿será que el gran Byakuya Kuchiki a decidido revelarse?

-eso no es…

-bien- se puso de pie holgazanamente- vamos a ver a ese segundo sobreviviente.

 

Descobijó por completo a Ulquiorra en cuanto llegó a la habitación.

-con mas cuidado, Urahara Kisuke- regañó Byakuya por la manera violenta de tratar a su invitado. (¿Desde cuándo utilizo el “mi” para Ulquiorra?). También notó la forma en que comenzaba a mirar al semidesnudo chico, no era la forma que esperaría tener hacía un hombre,  sus piernas, sus pezones, su boca y, sin poder creerlo de su parte, miraba su entrepierna. Sacudió la cabeza negándose a creer que estaba deseando tener sexo con ese arrancar.

Dejó que revisara cada una de las heridas, desde la cara hasta la del vientre, sin embargo tuvo un problema cuando advirtió que el sombrerero se disponía a bajar el resto de pantalón. No supo en que momento cada movimiento se le hizo eterno e imperceptible pues las manos rosando la parte baja del estomago las vio en cámara lenta e imposibles de ignorar, a tal punto que colocó a zembonsakura en el cuello del extraño sujeto después de arrojarlo al suelo de un golpe.

-¡VUELVE A TOCARLO DE ESA MANERA Y TE JURO QUE NISIQUIERA SENTIRAS EL FRIO DE MI ESPADA EN TU CUELLO!- estaba rabioso que hubiera hecho eso sin esperar su ira, lo peor era ver que, a pesar de estar temeroso, rio de manera lenta y le respondió sin ofensas pero tampoco con disculpas.

-no era lo que pretendía, Byakuya, yo sólo necesitaba saber si tenía más laceraciones en le cuerpo- entendió lentamente que eso tenía sentido, más lo suyo era un enojo ciego ya que ni siquiera sabía por qué estaba tan molesto- creo que lo mejor- propuso mientras se quitaba el capitán de encima y se levantaba- será que esperes mientras reviso a tu invitado- eso ultimo lo remarcó aun más para que comprendiera a que se refería.

Durante la espera dio vueltas de aquí para allá, como un animal que asecha a su presa, sólo que su presa en este caso era un cuarto. Muchas de sus empleadas propusieron variadas cosas con sentido, como era que se sentara un momento, que comiera, entre otras molestias de su trabajo y que tomara un baño, eso sí le fue llamativo. (Que yo recuerde, en mi vida he estado un sólo día sin bañarme). Quería aceptarlo pero si lo hacía resentiría el cansancio y también dormiría y comería lo que conllevaría el dejar solo al murciélago (y con ese loco, nunca). Declinó esa y más ofertas hasta que pidió que lo dejaran en paz.

Finalmente no soportó y tuvo que sentarse y tomar un poco de agua así como un bocadillo. Le costaba mucho mantener lo ojos abiertos hasta que Urahara salió con su estúpida sonrisa en cara (al menos eso me indica que está bien. No pondría esa cara si algo le hubiera pasado a Ulquiorra, creo que ya entendió que sucedería). Entró a al cuarto para ver finalmente la verdadera cara del espada, sin ningún rasguño, liso y blanco como el más puro marfil.

-que buen trabajo ¿no crees?- evocó Sousuke ególatramente. No respondió, no estaba interesado en elevarle los sumos- pero tengo más- se mantuvo serio más se moría de ganas por saber que tan sano está ya su murciélago. Levantó la sabana y vio una cortadura nítida en el abdomen lo que logró dejarlo sin palabras- los órganos están funcionando adecuadamente aunque son frágiles, necesitará no estar muy activo ni presionado. Fuera de eso se curará completamente, por si mismo, en dos semanas.

Eso era lo que quería, justo esas palabras le alegraron lo suficiente como para felicitarlo- excelente trabajo. Será bien pagado.

-me parece bien. Ya puedes trasladarlo a un lugar más adecuado, o…-dijo con un tono pervertido-…a donde más te parezca- pasó por alto esa difamación de su persona y lo llevó a una de las mejores habitaciones. En cuanto lo acurrucó se acostó a unos centímetros de él, deseaba verlo más tiempo, esa piel perfecta que le hacia sentir eróticamente atraído. No pudo pensar más en ello, apenas se halló acomodo se quedó dormido, ya era mucho cansancio y preocupación para tan poco tiempo.

NOCHE IV

A ti voy como paloma encantada, deseo unir tu alma y la mía, también deseo fundir mi corazón en el tuyo, y así expresar la pasión de este amor loco y puro, y culminar con alegres cantos al oído.

 

Se despertó por su cuenta, teniendo la mejor vista que pudo desear, ese lindo muchacho con quien compartía cama parecía un ángel bajo los rayos de luz que entraban por la ventana. No quería levantarse, sólo mirarlo un poco más de tiempo, sin embargo terminó habiendo una interrupción.

-Byakuya, ya son mas de las 3 de la tarde ¿Cuándo piensas levantarte?- era ese sombrerero loco otra vez.

-lárgate.

-ohh- dijo en tono burlón- no sabía que interrumpía algo “importante”

-¿Qué quieres?- preguntó bajando su nivel de violencia y saliendo de la cama.

- quería darte los últimos detalles antes de irme por otro encargo.

-¿Qué encargo es más importante que el trabajo que te he impuesto?

-sabes que soy un hombre de palabra- en realidad no lo sabía ni lo pensaba- por lo que tengo es un trabajo que me pidió antes cierto arrancar con cierto shinigami.

-Ichigo Kurosaki.

-ese mero. Tengo un gigai que hacer para su arrancar.

-¿un arrancar puede tener un gigai?

-me mostraron el que llegaron a usar en una misión a este mundo, nada importante, pero en el que trajeron le fue imposible esconder el resto de la mascara- prosiguió enalteciendo su intelecto- lo que he logrado es desaparecer esa parte pero…queda el resto, que es el hueco y el numero.

-no es mucha la diferencia- dijo con desprecio.

- si pero es mas fácil de ocultar. Además logré que pueda usarse en el rukongai- lo admitió, eso si era impresionante y, a parte, le servía- ¿no te interesa?- no tenía sentido tratar de ocultarlo, parecía que ese personaje entendía más sus sentimientos que el mismo.

- ¿para cuándo lo tendrías?

-dame 2 días.

-2 días. Nos veremos hasta entonces.

-si, mientras deberías arreglarte- Reconocía que no se encontraba en las mejores presentaciones por lo que ni siquiera se molestó en cuestionar -estoy seguro que despertará pronto.

-¡¿estás seguro?!- no se dio cuenta de lo emocionado que se escuchó mientras eso a Urahara le causó gracia.

-si, 100%, mejor que aparezcas presentable.

 

Así lo hizo, se arregló completamente, tomó un baño de 1 hora, peinó su cabello y tiró la ropa que tanto había portado. Después de vestirse y perfumarse fue de nuevo a la habitación de Ulquiorra. Tenía la sabana tirada hacia debajo de forma que se viera su pecho y la nítida cortada. (Tu vestimenta no es digna de ti), se mencionó al ver lo arapos que aun portaba. Sacó de un armario, hasta el fondo, un hakama blanco de menor medida. (Y yo que pensé en deshacerme de esto hace mucho). Pensaba de forma tierna como se vería alguien más con la ropa que el usaba de niño, le evocaba buenos y algunos malos recuerdos, hasta que finalmente cayó en razón que iba a desnudar al espada. Se lo tomó con calma, quitó las cobijas que desde en la mañana pensó en cambiar. Ahí lo tenía, no haría nada que le molestara pues ni lo sabría, sin embargo no era honesto.

-tranquilízate, Byakuya- se dijo a manera de reprensión- sólo vas a cambiarlo porque no quieres que otra persona lo haga…y no quieres que otra persona lo haga porque…..¿por qué será?- al son que quitaba el desecho saco rompiéndolo para no tener que moverlo pensaba en esa pregunta retorica. Tragó saliva. Siguió con el cinturón negro, lentamente observó como al jalar esa cinta ese pantalón-short se alejaban de la piel de su dueño. Otra vez tragó saliva. (¿Qué me sucede?) Únicamente podía negar y ver como sus manos delinearon el 4 tatuado, los pezones, bajar haciendo una L invertida hasta la pubis, ahí logró detenerse-¿no será que lo deseas?- se preguntó un tanto asustado. (Desde que lo encontré no hago otra cosa que pensar o hacer cosas por él)- es imposible, Ulquiorra. No puedo estar enamorado de ti. No puedo enamorarme otra vez. La perdí a ella y juré que nunca volvería a sentir algo por alguien.

Te amo.

Escuchó en su cabeza esas palabras que le robaban las suyas.

-¿y si…..y si yo también te amo?- bajó el pantalón lentamente y antes de llegar a los genitales se detuvo al escuchar que llamaban a la puerta- ¿Qué quieres?- una empleada al otro lado de la puerta contestó.

- le he traído unos documentos que vino a dejar el teniente Abarai Renji, Kuchiki-sama.

-déjalos en la entrada y que nadie venga por ahora ha estas habitaciones.

-entendido, Kuchiki-sama- después de oír que se iba salió y tomó los documentos para ponerlos en la mesa al lado de la cama.

Regresó su atención al muchacho, no había perdido ni un poco el placer de mirarlo ni la lujuria de poseerlo. Se puso en cima de él,  puso sus piernas en su cintura y con las manos acarició la parte baja de la espalda para deslizar más el pantalón.

Ayuda. Te amo.

Nuevamente las escuchó y comprendió lo que en realidad quería el espada, lo que en realidad querían ambos.

-tu quieres amar…y yo también. El sexo lo conseguiría con quien quiera y tú…no estás como para rechazarte- se quitó y empezó a desvestirlo y vestirlo con los ojos cerrados, tanteando lo necesario y pasando por alto las partes nobles- ¿Cuándo despiertes…soportaras el que sea un poco romántico? Lo harás ¿verdad? Porque de verdad creo que eres tú- terminó su tarea y lo vio para acomodar bien la ropa y los dobleces. Y así se quedó. Viendo ese que se preguntaba si podría ser su segundo amor- ¿podrías curar mis heridas y llenarme de hermosas vivencias? Tu sonrisa me devolvió la vida y tus manos despertaron mis ganas de volver a amar. Me abrazas y sueño con quererte, te acaricio y sueño con que me quieres. ¿Y si fueras tú? Habré estado equivocado, tanto tiempo enamorado?....- sin querer miró los papeles que le había llevado, hasta el frente estaba Ulquiorra. Papeles de la última junta. Y ahí, en la parte de abajo, con letra garabateada y tosca una nota del otro espada.

“nota personal: ese cabrón a parte de enano y molesto era puto. El muy ofrecido quería conmigo y no lo culpo”

Era de lo peor, era vulgar la forma de nombrarlo y lo peor era mentir. (Porque debe ser una mentira,  más no se lo creyó ¿Qué ganaba ese “mexicano hollow” diciendo eso cuándo parecía gustarle el shinigami sustituto?

-no gana nada… no está mintiendo- miró a Ulquiorra- creí que eras tú…en serio lo creí.

Después de eso no entró a la habitación hasta el día siguiente. Estaba molesto, lo sentía como una traición aunque no lo fuera.

Notas finales:

Gracias por leer.


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