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Muñecas de Porcelana por hana midori

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Notas del capitulo:

okey, ya se, ya se pero que titulo tan estupido pero no se me ocurrio otro >.<
bueno, vengo con mi segundo fic que se me ocurrio con la cancion de Hopless de breaking benjamin (aunque no tiene nada que ver con esto xD) termino de hablar y espero les guste ^^

La tarde había sido relativamente tranquila, si los sirvientes habían destruido algo, él no se había enterado. Ese tipo de cosas prefería ignorarlas por completo. Tener que estudiar y mantener a flote una compañía completa era realmente agotador, sin mencionar su “otro trabajo”.

--Sebastian—llamo al aire, sabiendo de antemano que su sirviente lo escucharía. A los pocos segundos apareció el mayordomo.

--¿me llamo?

--quiero algo dulce—dijo sin levantar la vista del documento que estaba revisando. Nunca los leía por completo, después de todo, si alguien intentaba estafarlo… simplemente no le esperaba nada bueno al pobre que lo hiciera.

--la cena estará lista dentro de poco, si come algo ahora arruinara su apetito—le respondió con una sonrisa en los labios, el conde lo miro, bastante molesto.

--¿y? solo haz lo que te digo.

--no puede, como mayordomo debo asegurarme de que usted coma apropiadamente.

¿Lo hacía para molestarlo? Probablemente sí. Antes de que Ciel pudiera decir algo el sonido de alguien tocando la puerta lo distrajo.

--pase…--la pelirroja entro rápidamente, con algo entre las manos.

--bocchan, le han traído esto. — El pelinegro rápidamente tomo lo que parecía ser una carta, tocando las manos de may rin, haciendo que esta se sonrojara.

--¿Quién la manda?—pregunto el joven desde el escritorio.


--la-la Reina—tartamudeo la chica, Ciel suspiro.

--retírate—ella asintió y se fue corriendo.

--me saca de quicio—murmuro una vez que su sirviente cerró la puerta.

--¿may rin?

--no, la reacción que tienen todas frente a ti—Sebastian sonrió.

--los humanos son débiles, en especial aquellos quienes se dejan llevar por sus sentimientos—se acerco, quedando frente a su amo. Este cogió el sobre y lo abrió con un abre-cartas que siempre estaba en su estudio, era casi diario recibir algún mandato o invitación por parte de la nobleza.

--esto no puede ser más molesto—dijo mientras se recargaba en su sillón de piel.

--¿otro caso?

--peor aún, la reina desea que organice una fiesta de caridad…--si había algo que odiaba más que los estudios era bailar.

--parece ser que el joven amo tendrá que bailar—dijo sonriendo con burla.

--¿de qué te ríes demonio?—replico molesto el niño.

--de nada, ¿desea que me encargue de todo?

--si, no estoy de humor para organizar estúpidas fiestas de té

--muy bien—hizo una pequeña reverencia—me retiro—dicho eso abandono el lugar en cuestión de segundos.

Fue cuando el conde cayó en la cuenta de que había olvidado algo importante…ordenarle a Sebastian que le trajera un dulce.

********************************************************************************

La gente no cesaba de entrar dentro de la mansión y los invitados se acercaban a él para saludarlo cortésmente. Más de la mitad de esas personas Ciel no las reconocía, tal vez no había sido buena idea dejar a Sebastian a cargo…

--¡Ciel!—la voz de su prometida lo saco de sus pensamientos, en realidad él nunca considero la idea de invitarla…definitivamente había sido una mala idea.

--¿Qué sucede lizzi?

--vamos a bailar—le rogo con una mirada suplicante, la rubia aun no entendía el odio mortal que su primo sentía por el baile.

--mas tarde, estoy cansado…

--¡eso dijiste hace una hora!—le reclamo molesta— ¡por que nunca quieres bailar conmigo!—lagrimas amenazaban con salir de los ojos de la niña, haciendo que el joven Conde se pusiera algo nervioso.

--lizzi tranquila…

--es que nunca quieres bailar—si él no hacia algo ella se echaría a llorar y se metería en un problema mayor…suspiro cansando y la tomo de la mano.

--me permite esta pieza my lady—dijo al tiempo en que intentaba fingir una sonrisa, rápidamente el humor de la chica cambio.

--¡claro!—la pareja se dirigió al centro del salón, siguiendo el ritmo de la pieza.

No muy lejos de ahí, recargado en una de las columnas del lugar, se encontraba el mayordomo del que tanto presumía el Conde Phantomhive. Miraba divertido la escena, era de las pocas ocasiones en las que podía burlarse un poco del pequeño, pues este al tener un orgullo del tamaño del mundo  nunca mostraría su debilidad.

La música seguía sonando, y los bailarines iban y venían, todos llenos de alegría y sin ningún tipo de preocupación. No parecía una recolección de dinero para ayudar a los niños de los orfanatos.

“1,2,3…1,2,3…”

Se repetía internamente el peli azul, intentando recordar los pocos pasos que su mayordomo le había enseñado hacía mucho tiempo. Si bien deseaba que la pieza terminara pronto sabía que Elizabeth querría bailar otra, y otra.

--lizzi tengo que dejarte un momento.

--¿eh? ¿Por qué?

--soy el anfitrión, tengo que estar al pendiente de quien se presento y quién no.

--déjale eso a tu mayordomo—dijo a modo de puchero—diviértete.

--lo siento—la soltó—regresare contigo en unos minutos ¿de acuerdo?—la ojiverde no estaba nada convencida con la excusa de Ciel, pero si no lo dejaba irse un rato seguramente él se negaría a volver a bailar.

--bueno…pero hazlo rápido.

Rápidamente el chico se alejo de esa área del lugar, buscando a su sirviente con la mirada.

--no pensé que bocchan tuviera tan poca resistencia—escucho a sus espaldas, se giro para encontrarse con el demonio, quien le sonreía de manera sarcástica. — creo que deberíamos retomar sus clases de baile—siguió diciendo, con la intención de molestar al niño.

--cállate imbécil—le ordeno furioso, él más que nadie sabía que no tenía talento para eso. Sebastian solo ensancho un poco más su sonrisa, complacido de la reacción de su amo.

--¿necesita algo?

--¿Cuánto falta para que esto termine?—el mayor saco su reloj de bolsillo y lo observo un rato.

--mas o menos otras 2 horas.

--bien, di que me sentí mal y que por eso me retire.

--oh, no me diga que está huyendo bocchan

--tks, solo haz lo que te digo, es una orden.

--yes my lord—murmuro el demonio, haciendo una pequeña reverencia. Ciel, aprovechando que nadie le estaba prestando especial atención, camino con paso rápido hacia el jardín, podría quedarse un rato ahí antes de irse a su habitación.

La noche era cálida, una brisa bastante agradable soplaba con suavidad, haciendo que las plantas se movieran levemente. Se dirigió al pequeño kiosco que había ahí, y se recargo en uno de los barandales de este. Levanto la vista al cielo, mirando fijamente las estrellas, recordando cómo sus padres le decían las formas que estas hacían.

“ahí está el Pegaso…y por allá esta virgo…”

Comenzó a repetir todas las constelaciones que se sabía, buscándolas en el firmamento. Entonces una brisa helada lo envolvió bruscamente, haciéndolo temblar un poco.

“será mejor que me vaya”

Se dijo internamente mientras se daba la vuelta, fue cuando noto que en el otro barandal del kiosco había una muñeca. Se extraño, pues, cuando llego ahí, no estaba ese juguete. Se acerco y la tomo, era muy liviana y llevaba puesto un hermoso vestido azul, que hacia un agradable contraste con sus cabellos rubios. La observo un rato, era un trabajo verdaderamente bello, digno de alguien con talento. Fue cuando cayó en la cuenta de que la muñequita tenía una hoja de papel sujeta con un alfiler de plata. Se lo quito con cuidado, para descubrir que era una nota.

 

Querido Conde:

Espero que este regalo sea de su agrado, sabra que me esforce muchoen hacerla para usted. Pronto tendra noticias de mi.

Su amigo, Dollmarker

 

No sabía que pensar, tal vez era una broma, o tal vez solo era un loco que quería acercarse a él. No lo sabía pero tampoco estaba muy empeñado en descubrirlo. Sin importarle mucho de quien venía ese regalo, se lo llevo con él al interior de la mansión.

“Tal vez pueda dársela a Elizabeth”

Ese había sido el pensamiento que lo hizo quedarse con el fino juguete.

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El sonido de la puerta abrirse la sobresalto, rápidamente se paro.

--bi-bienvenido a casa—dijo con voz temblorosa, la persona que había entrado se quedo parada sin decir nada.

--¿ya está satisfecho?—él asintió.

--¿me puedo ir?—los ojos azules de la niña se iluminaron, había catado todas las ordenes de ese hombre, incluso había accedido a que le cortara su hermoso cabello rubio. Él negó con la cabeza, comenzado a acercarse.

--pe-pero usted dijo que podría irme a casa—empezó a retroceder, buscando una manera de huir.--¡no me haga daño!—rogo con lagrimas en los ojos, del interior del abrigo vio como su agresor sacaba un enorme cuchillo.

--¡no por favor no me mate!—la tomo bruscamente del pelo, y antes de que pudiera oír otra suplica por parte de la pequeña, le corto la garganta.

--duerme tranquila linda muñequita—murmuro antes de comenzar a descuartizar el cadáver de la niña.

Notas finales:

jejeje....bueno, se que la historia no se ve comprometedora pero les juro que adiferencia de mi otro fic este si tiene todo planeado ^^
dejen sus comentarios para saber si les gusto y espero tener el proximo cap esta semana byeeeeee

P.S se aceptan de todo, insultos, burlas, amenazas de muerte etc etc xD

P.S no me habia dado cuenta de que era tan corto O_O


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