Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Believe in Dreams por Zaki

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

the GazettE no me pertenece, sólo GACKT.(?)

Notas del capitulo:

El nombre del fic es porque... no sé. Escuché mucho esa canción estos días.

 

I believe in dreams

Un exagerado arrebol teñía mis mejillas, acaloradas por el tacto de sus manos recorriendo mi pecho delicadamente, mientras nuestras piernas rozaban de manera tenue en cada movimiento involuntario que realizaba mi cuerpo al verme sumido en el placer de sus toques.

Los espasmos se volvían más constantes a medida que nuestras ropas se esfumaban y nos encontrábamos en una situación donde ninguno tenía consciencia de nuestro alrededor, de las consecuencias que este acto inmoral provocaría, de las personas que lastimaríamos, de los pecados que cubrirían nuestra entera existencia en el futuro.

 

Pasó las yemas de sus dedos por mis labios entreabiertos debido a la falta de oxígeno, que con sólo respirar por la nariz no lograría ser aplacada. Notando su rostro tan cerca de mí, no pude evitar el tomar su cabello con rudeza y eliminar esa distancia que separa nuestros labios ansiosos… no dudó ningún momento y me siguió la corriente con ese beso. Nuestras lenguas jugueteaban, la suya introduciéndose más en mi cavidad, saliva caía por nuestros mentones sin importarnos en lo más mínimo, movíamos nuestros labios y abríamos grande la boca intentando no asfixiarnos e intentando no romper con el beso.

Cada lugar por el que sus manos pasaban sentía que me quemaba de manera adictiva, necesitaba envolverme en sus llamas por completo.

Alejé su rostro y le miré, intentando decirle con mi mirada que me hiciera suyo de una vez por todas, que me hiciera suyo una vez más.

 

«—Dame tiempo, por favor…

—¿Qué te garantiza que seguiré esperándote?

—Kai… por favor, entiéndeme.

—No puedo, simplemente no puedo. »

 

Toqué su, ahora, castaño cabello… mientras desataba el nudo de la cinta que llevaba sobre su nariz, la dejé a un costado y con mis dedos empecé a acariciar su nuca a sabiendas que era uno de sus puntos débiles, junto con sus orejas.

Seguía sobre mí, besando mi pecho y ahogando ligeros suspiros en él, sentía el aire que exhalaba proporcionándome cosquillas por donde besaba… lamió mi ombligo y pasó su lengua por mi vientre, bajando cada vez más, hasta llegar a mi pelvis.

Alzó su mirada sin mover su cabeza de entre mis piernas, ahora flexionadas y abiertas a la disposición de sus deliciosos actos, encontrándose con mi mirada desesperada… lográbamos entendernos mediante las miradas, simplemente las palabras en nuestros encuentros, era redundar.

 

«—¿Crees que no me duele hacer esto?

—No sé qué pensar.

—¡Por favor, Kai!

—¡Por favor, tú, Akira! ¡Maldición!»

 

 

Pasó su lengua por mi glande, logrando que diera un leve respingo, hace mucho que no recibía tales atenciones, posó sus labios sobre la punta y lo comenzó a succionar con suavidad mientras que estimulaba con sus manos el tronco, acariciándolo de arriba hacia abajo, presionándolo, pasando sus manos ensalivadas –en la propia salvia que se escurría desde la punta– por mis testículos, haciéndome rogar por más… lo hacía justo como antes.

Se lo metió entero a la boca, chocando con su campanilla, provocándole una arcada y que sus ojos se humedecieran; con mis manos alejé un poco su cabeza y le sonreí.

Volvió a metérselo, luego de regalarme una tímida sonrisa, menos profundo pero moviendo sus labios con rapidez y experiencia, a la misma velocidad que sus ágiles manos. Y sin tardar mucho, mis sentidos se nublaron y arqueando mi espalda emití un gemido gutural que resonó en el silencio casi fúnebre de la habitación.

 

Con mi pecho moviéndose al son de mi entrecortada respiración me senté en la cama y levanté su rostro manchado en mi esencia para admirarle. Me acomodé a rastras sobre sus piernas y rodeé su cuello con ambos brazos, sin dejar de mirarle, le abracé con fuerza… lo necesitaba, de una manera que jamás pensé necesitar a alguien.

Unas terribles ganas de insultarle, de golpearle y de reclamarle todo lo que había pasado esos años se me agolparon en mi mente. Irónicamente, en vez de hacer aquello, rompí a llorar.

Recordando todas las veces que antes lo hacía, el corazón se me estrujaba y el abdomen se me contraía, un agrio nudo en mi garganta no me dejaba respirar ni pronunciar ninguna palabra, los recientes gemidos de placer fueron sustituidos por sollozos cargados de melancolía.

Apoyé mi frente contra su hombro desnudo, musitando cosas  tan exageradamente cursis que espero no haya entendido.

Se movió bajo mi cuerpo y antes de que acercara su brazo a mi rostro escondido, me alejé y le observé…

—No hables, por favor, no hagas nada.

Ante su reacción de asombro, comencé a lamer con delicadeza su cuello, subiendo lentamente por su mandíbula, provocando que echara su cabeza hacia atrás y se apoyara en sus brazos que tenía varios centímetros atrás de su cuerpo, dejando expuesto la totalidad de su pecho. Deslicé mi mano por la parte posterior de su cuello, mientras contorneaba con mi lengua su manzana de Adán y acariciaba las hebras de sus cabellos con mi otra mano. Necesitaba sentirlo. Necesitaba saber que era él. Que no era una fantasía como tantas otras. Que no era un sueño. Que no me hablaría con la voz de Yuu y diría algo como “Despiértate” mientras mi cuerpo era sacudido. No, dejaría que este sueño llegara hasta el final.

 

Bajé mis labios por su clavícula y mis manos por sus omoplatos, a lo que sentí una de sus manos descender por mi espalda lentamente, hasta llegar a mi coxis, introduciendo su dedo medio entre mis piernas… me sobresalté un poco, pero mi corazón empezó a latir con fuerza de la emoción… esa no era la sensación que tenía en un sueño.

Lo recosté por completo en la cama, ya que viendo como su brazo temblaba ligeramente al tener apoyado todo el peso de su cuerpo en él y usando el otro para ‘atenderme’,  no podía dejarlo sufriendo así.

Con mis rodillas al lado de su cintura, mis manos apoyadas sobre la cama al lado de sus hombros y con mis caderas levantadas, proseguí repartiendo besos por su torso, sin dejar de reprimir el placer que me provocaba tener sus dedos en mi interior, moviéndose al compás de nuestros jadeos.

Mi erección era cada vez mayor, el dolor no se hacía esperar, así que deteniendo los besos, me senté de nuevo en sus piernas, sacando sus dedos de mi interior sin cuidado arrancándome un quejido.

Con ambas manos tomé nuestros miembros y empecé una excitante pero angustiante fricción.  Las manos de Reita se unieron. Comenzamos a masturbarnos mutuamente, mientras los gemidos se alzaban en el vacío de la habitación, su voz me incitaba a seguir tocándole, aunque estuve a punto de dejarme llevar por sus manos sobre mi miembro.

Casi llegando al clímax… se detuvo.

—Aún no.

Me dio un empujón, haciéndome quedar de espaldas contra el colchón, flexionó mis piernas hacia arriba y se colocó entre ellas, introduciendo sus dedos hasta el fondo, sin lubricar, más doloroso… pero podía sentirle, podía saber que el dolor no se sentía en los sueños, podía saber que él estaba allí… y aunque no fuese así, deseaba más.

Con su mano libre, la llevó hasta mi pecho, tocando mi pezón y estrujándolo con fuerza entre sus dedos pulgar e índice. Dirigiéndome una mirada tentadora, que no pude evitar relamerme los labios, imaginándome que era su lengua.

 

«El frío inverno había llegado, las finas telas de la camisa que llevaba el castaño no eran suficientes para que el clima no hiciera efecto en su cuerpo. Caminaba encogido de hombros, con las manos dentro de los bolsillos del pantalón de cuero. Sus labios estaban cuarteados y su garganta reseca, pero seguía caminando recordando las palabras que su rubio le había dicho al momento en que se le había confesado luego de que Akira, de tanto molestarle, le habría hecho sacar la razón de su extraño comportamiento de las últimas semanas.

“—Yo… a mí, me gustan las chicas. Lo lamento… no sé…

—Oh…

—Pero quiero decir, me gusta tu sonrisa. Quisiera tenerla… no, me refiero, quiero verla siempre, Kai. ¡Sabes lo malo que soy con las palabras! Yo no sé… quizás estás confundido por tus malas experiencias en el amor.

—No es así. Estoy seguro de lo que siento por ti.

—Kai…

—¿Sientes lo mismo o no?

—No lo sé. Estoy confundido… es que… —Se detuvo unos momentos para pensar, mirando al claro cielo, moviendo entre sus dedos la bolsa de plástico que en donde llevaba unas botellas y otros alimentos comprados en la tienda de convivencia— no puedo imaginarme una vida sin ti, no puedo imaginarte con alguien más, que no sea yo, ni siquiera con alguna chica. No puedo imaginarme el día en que me vaya a estudiar a Inglaterra y no estés conmigo…

—¡¿Qué?! ¿Por qué rayos no me lo habías dicho antes…?

— Dame el tiempo que esté allá para aclarar mis sentimientos por ti.

—¿Y lo dices así…? Akira, ¿no te molesta el hecho de creer que eres homosexual?

—No. No me importa si estoy contigo.

—¿No crees que el que está confundido acá, eres tú? Esto es más amistad que amor.

—Que no, Kai. Es más que amistad, lo sé. Cada vez que veo tu sonrisa es algo… indescriptible, en realidad. Puedo recordarla aún sin verla… la primera vez que sonreíste, se me quedó grabada como si la hubiesen marcado con metal ardiente en mi memoria. Ese día te habías disculpado conmigo por haberme tropezado, te pasaste la mano por la nuca, curveando tus labios y dejando expuestos tus hermosos dientes, aquellos hoyuelos que se formaron en tus mejillas, la manera en que se entrecerraban tus ojos acaramelados y en tu rostro se marcaban unas líneas de expresión, dándole un toque adorable. ¡Y no, no todas las personas cuando ríen se ven tan encantadoras como tú!

Terminadas aquellas palabras, el castaño se había quedado de piedra… sólo que su rostro completo estaba cubierto de un rosa.

—Dame tiempo, por favor…

Lo último dicho por el rubio, le había alterado todo en su cabeza.

—¿Qué te garantiza que seguiré esperándote? —Preguntó nervioso, no quería creer tales palabras melosas.

—Kai… por favor, entiéndeme.

—No puedo, simplemente no puedo.

—¿Crees que no me duele hacer esto?

—No sé qué pensar.

—¡Por favor, Kai!

—¡Por favor, tú, Akira! ¡Maldición!”

Una semana  más tarde, el rubio había dejado el país… volviendo 3 años después. Reencontrándose por casualidad en una tienda de discos, con temor, Kai esperaba la respuesta del ex rubio acerca de sus sentimientos. Y esta no se hizo esperar, luego de que sus labios se unieran en un beso abarrotado de pasión»

 

 

 

Abrió paso entre mis piernas, tomó su propio miembro entre sus manos y exponiendo mi entrada… se fue introduciendo lentamente, provocando unos suspiros y jadeos en ambos. Era doloroso, pero podía soportarlo.

Comenzó a moverse en mi interior, luego de que yo le indicara que estaba bien, embistiéndome con fuerza  pero con dificultad, llegando hasta el fondo, rozando su glande con mi próstata, haciéndome delirar, haciéndome pedirle más… haciendo que con una voz ronca y aguda, gritara su nombre desesperadamente. Y contrayendo mis músculos, apresando su miembro en mi interior, provocó que expulsara todas aquellas sensaciones seguido de un ensordecedor gemido de placer.

Tenía la mirada nublada y me sentía perdido, un escalofrío me recorrió el cuerpo entero. Estaba preparado para despertar.

Lo sentí salir de mi interior, y también sentí su semen escurriéndose de mi interior, ensuciando aún más las blancas sábanas de la habitación de su padre.

 

—Extrañaba tus besos. Extrañaba que me tocaras. Extrañaba que me hicieras tuyo, Reita —Le dije.

—¿Qué dices, Kai? Esta es nuestra primera vez.

—No para mí. Necesitaba que me lo hicieras como me lo hacías en mis sueños. Extrañaba que me besaras como nunca en realidad lo hiciste.

—¿Qué…?

—Te amo —Le sonreí.

—Yo también te amo, mi Yutaka.

Y caí rendido en sueño. Estaba agotado de tanta ‘acción’.

 

.-.-.-.-.-.-

 

—Kai… despierta, Kai…

¿La voz de Yuu?

 

 

No. No la era. Aún seguía soñando… y sólo esperaba no despertar.

 

 

Fin.

Notas finales:

2.000 palabras. Lo sé. No me quedó muy bien. :c


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).