Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bloody Hope por HydeTsuki

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Puees... Fanfic Yaoi de Detective Conan~ Estos dos son mis personajes faboritos y pensé: ¿Por qué no juntarlos?

 

Aún así, el yaoi es un elemento más bien secundario en la historia, aviso. Es el primer fanfic que no baso en la relación de dos personajes, sino en los hechos que ocurren a su alrededor, así que espero que este bien n___n

 

Cualquier queja, será bien recibida.

Notas del capitulo:

Dejadme comentarios, por favor ;) Quiero quejas y críticas >u<

“Kaito Kid, te invito a robarme mi nueva adquisición: el Diamond Hope. ¡Atrévete a venir cuando quieras!
Firmado: Suzuki Jirokichi.”

Nadie pensó que tal declaración de guerra podía traer semejante desgracia. Dos crímenes se enlazan dando paso a este drama. El telón baja y las dudas se oscurecen más... ¿Es el ladrón Kid, un asesino o simplemente estaba en el peor lugar en el peor momento? ¡Sólo hay una verdad, y voy a revelarla!

Todo comenzó con esa carta que, como siempre, Jirokichi-sama publicó en el periódico. Primera página, como no. A pesar de sus 72 años de edad, el presidente de la compañía Suzuki se encontraba  perfectamente, listo para atrapar al ladrón que durante estos años le había robado la fama. Aún no lo había conseguido atrapar, pero esta vez tenía la joya y el método ideal para hacerlo. Pero... si me permitís, contaré todo tal y como yo lo viví.

Recién llegaba de jugar con la Liga de Detectives, Ran tenía un examen al día siguiente y no quería interrumpirla mientras estudiaba, así que preferí  ir a hacer de niñera de Genta, Ayumi y Mitsuhiko. Cuando me cansé de aguantarlos, fui junto a Haibara hacia casa. Inconscientemente, mis pasos eran lentos y un tanto tristes. No podía dejar de pensar en que en que con este aspecto de niño no podía ayudar a Ran a estudiar como hacía antes, ocasionalmente. “Aún así, ella es lista, por lo que probablemente, estará bien” pensé. Al llegar, tras dejar a Ai en casa del Doctor Agasa, contrariamente al ambiente tranquilo que esperaba, todo el mundo estaba muy nervioso. Sobretodo Kogoro, que no dejaba de ir de un sitio a otro.

-¡No podemos hacerlo sin la ayuda de Nakamori o la policía! ¡Dile a tu tío que es un tarado, mocosa! -Gritó a Sonoko, tomando uno de sus cigarrillos, empezando a fumar. -No pienso participar en algo así... ¡Para que se disfrace de mi y termine siendo yo el ladrón! ¡Ja! Ni loco.

-¡Pero Mouri-san, mi tío cree que si la policía se involucra, habrá más posibilidades de que Kaito se infiltre con ellos! No es la primera vez que se disfraza de un inspector... ¡Ayúdenos!

Tras una enorme pelea entre Kogoro y Sonoko, al final el hombre accedió, con la condición que Sonoko le propuso de tener una cita con Okino Yoko, su ídolo. Esa misma noche actuaría Kaito, así que, rápidamente, un coche los llevó hasta el hotel donde la preciosa joya estaba siendo exhibida. Al llegar, no dejé de mirar por todos lados, todos los detalles, comprobando como Kid se las apañaría para entrar esta vez. Sabía que lograría entrar, aunque yo estuviera vigilando todas las entradas, pero cuanto más difícil lo tuviera, mejor. En cada puerta principal, había un guarda tirando de la cara de la gente que entraba. Nadie era sospechoso aún, hasta que yo entré por la puerta, estando ya dentro... o mejor dicho, Shinichi entró por la puerta, mientras yo, Conan, estaba cogido de la mano de Ran, junto a Sonoko y Kogoro. Lucía exactamente igual que yo, con una camisa deportiva y unos jeans, el cabello peinado de la misma manera, el mismo rostro prácticamente, pero sabía que no era yo. ¡Kid! ¿¡Como podía usar mi imagen de nuevo!? La última vez ya había podido comprobar que de nada serviría quejarme y decir que ese no era yo, así que suspiré largo. Lo atraparía solo entonces.

Por suerte, no era el único en shock. Ran lo miraba fijamente, probablemente esperando unas palabras de él... de mi.

-Shinichi... -Susurró suavemente, mirándole con los ojos brillantes...

“Ran, no soy yo... no pongas esa cara, por favor...” En momentos así, me entraban ganas de gritar que yo era el real, y no él... Kid nos saludó con la mano levemente, esbozando una sonrisa juguetona y tranquilizadora, que Ran le devolvió de manera dulce, mientras Sonoko se acercaba a él. Era extraño, pero aún no habíamos visto al tío de Sonoko... Siempre aparecía, jactándose de las maneras como atraparía a Kaito. Pero al fin y al cabo, aunque rico, era un hombre de negocios, así que tal vez estaba ocupado. No le di mucha importancia a ese detalle, aunque tal vez debería. Tras, seguramente, regañarle, Sonoko volvió junto a Ran, a la vez que Kid me miraba.

-¡Oi! Conan, ven un segundo~ -Musitó Kaito, mostrándome una sonrisa más amplia. Me cayó una gota por la sien suavemente. ¿Se quería acercar a mi?

Aún así, igual que un niño pequeño, fui hacia él con una sonrisa en la boca y los brazos un poco en alto, como esperando un abrazo después de tanto tiempo de no ver a alguien que la mayoría de gente consideraba cercano a mi, sin saber que soy yo mismo. Él se arrodilló un poco, para quedar cara a cara.

-Espero que no te importe que use tu identidad, Kudo, pero con estos controles, me sería difícil pasar~ -¿Realmente, se estaba revelando ante mi? ¡Era un idiota!

-Mientras no digas que eres yo cuando te atrape... -Respondí de manera sarcástica.- No le hagas nada a Ran. -Le lancé una mirada de advertencia. Jamás podía saber que quería ese tipo, y no me inspiraba confianza. Él hizo una leve mueca de disgusto ante ese aviso.

-No es Ran la que me interesa. Sólo Diamand Hope. -Musitó nuevamente con el rostro relajado, mirándome de una manera curiosa.- ¿Sabes de su historia, detective?

-El diamante maldito... Ha matado a todos sus propietarios. -Murmuré bajo, pensando en la oscura historia de la joya. No era poco conocida precisamente...

Robada de un templo en honor a la diosa Sītā, provocó la quiebra del joyero Tavernier, su primer propietario, tras haberla vendido al rey Luis XIV. Fue hallado muerto de frío y medio devorado por alimañas en Rusia. El rey se la regaló a su amante, quien murió olvidada a principios del siglo XVIII. El rey murió pocos años después, de manera inhóspita. Hasta 60 años después, nadie se atrevió a ponérselo, hasta que María Antonieta lo exhibió y se lo prestó a la prindesa de Lamballe. Maria Antonieta fue guillotinada junto a su esposo durante la Revolución Francesa, momento en que aprovecharon unos ladrones para robarlo, momento en que desapareció unos años tras haber sido partida en dos, hasta que en 1824, retornó a la historia, tomando el nombre de su propietario, Hope. Múltiples muertes y desgracias más rodearon esta joya hasta que en 1958 fue donada al Museo Nacional de Smithsonia y actualmente ha llegado al poder de la compañía Suzuki.

-Esperemos que no me mate a mi~ Sería curioso ver a la prensa hablar de la muerte de Shinichi Kudo: ¿Kaito Kid, el mago de la luna plateada o un detective de secundaria? -Musitó divertido.

-Si te mueres me aseguraré de que no crean que soy yo. -Susurré en tono frío, con una gota en la sien. No sería nada divertido que me tomaran por muerto por un error suyo.

-¡Conan! ¡No acapares a Shinichi! -Gritó des del otro lado del vestíbulo Sonoko. Insensata... Era mejor si lo acaparaba...

Kid rió un poco y se dirigió hacia las dos chicas, junto a Kogoro. Ran lo miraba perpleja. ¿Cuanto hacía que no veía ese rostro... mi rostro? Tras esa pesadilla que tuve, de que no podría volver a mi cuerpo si seguía probando las pruebas fallidas de Haibara, no me atreví a tomar una de nuevo hasta que la científica estuviera convencida, así que llevaba meses sin mi cuerpo de adulto. Entonces, contrario a lo pensado, Kid se acercó a Sonoko y le susurró algo en el oído. No alcancé a escucharlo, pero no veía nada bueno de esto. Tras un rato de charla en que Kaito actuó como yo perfectamente y nombró los motivos por los que debíamos ir a ver la joya aún sin el tío Jirokichi, decidimos hacerlo. Tomé la mano a “Shinichi”, para que no se alejara en ningún momento. No debía dejar que investigara más de lo necesario en el sitio, no podía permitir que se escapara esta vez. Tras inspeccionar cada rincón de la sala que no era demasiado inaccesible de hecho, con el permiso de los guardias, observamos la joya. El hermoso diamante azul de 45 quilates, con una bella cadena decorada con diamantes blancos. Sin duda, Jirokichi no se había equivocado al decir que era el mejor cebo para Kid. ¿Podría no querer semejante joya? Los ojos de Kaito brillaban suavemente ante la belleza de ese tesoro. Me lanzó una sonrisa culpable, demostrando que realmente, quería robarla.

Salimos de la sala al poco rato, antes de que el ladrón pudiera planear su robo bien. Sonoko nos indicó la hora en la que deberíamos quedar en el restaurante, y nos dejó para ir junto a su hermana, a comprar ropa especialmente linda para la aparición de Kid. No actuaría hasta la media noche, así que había tiempo. El ojiazul me tomó de la chaqueta cuando iba a ir junto a Ran.

-Me lo llevo a la habitación, espero que no os importe. Su madre me ha pedido que lo cuide mientras esté aquí~ -Musitó travieso, antes de arrastrarme hacia el ascensor para ir a... ¿Nuestra habitación?

-¿Pero que...? ¿De que va esto? -Usualmente, era yo quien intentaba atrapar al mago, no él a mi...

-Lo siento Kudo, pero si no te vigilo, me estropearas los planes.

Entramos en la habitación, donde extrañamente ya habían mis maletas junto a las de Kid. Alcé una ceja, extrañado por eso. ¿Era eso lo que le había dicho a Sonoko? Suspiré largo y me tumbé en un la cama que había... ¿¡Habitación de una sola cama doble!? Fruncí el ceño intentando no darle demasiada importancia a ese detalle... Kid al suelo y punto, si no es que lo atrapaba esta noche. El ladrón comenzó a poner su ropa en el armario, de manera ordenada. No se veía ni atisbo del típico traje que usaba en los robos, su disfraz de mago de la noche. ¿Porque se dedicaba a robar? Era un chico listo, podría ganarse bien la vida si no robara, y a juzgar por todos los utensilios que usaba, no es que lo necesitara. Puro ocio probablemente, pero aún así...

-¿Porque robas? -Murmuré un poco enojado. Kaito se sentó a mi lado, mirándome con una sonrisa suave.

-Ya te lo dije una vez, detective. El robar es un arte que los detectives sólo ven como un crimen. Por eso robo, para crear arte... -Murmuró, completamente encantado con esa respuesta, aunque a mi me dejaba más enojado. Cerré los ojos, girándome en la cama para que no viera mi expresión de disgusto.

-Así que por puro entretenimiento.... -Murmuré enojado. Él, simplemente rió un poco. Fruncí el ceño más. Noté como algo me rozaba la mano, pero no le di importancia hasta que escuché un suave crujido. Tenía una esposa en una mano, mientras que la otra estaba atada al cabezal de la cama.

-Bien, ahora si me permites... Tengo que enseñar mi magia al mundo. -Musitó, levantándose, comenzando a deslizarse a suaves pasos elegantes hacia la puerta.

Forcejeé un poco con las esposas, pero no podía deshacerme de ellas tan tranquilo... Lo vi desaparecer con esa sonrisa de superioridad por la puerta mientras yo no dejaba de forcejear con la maldita esposa que me tenía preso en la cama.

-¡Kaito! -Grité desesperado sin querer, pero ya había cerrado la puerta. Seguí intentando liberarme de la esposa, hasta que después de un tiempo, fui capaz de deslizar la mano bien a través del metal y liberarme, sintiendo la mano entumecida por eso, doliéndome un poco de tanto forzarla. Sabía dónde podría estar el ladrón, así que me dirigí directo hacia la sala de la joya.

Y allí estaba, en su traje blanco reluciente, con la capa moviéndose suavemente a pesar de no haber ni una brisa, su gorro de copa y el monóculo, mirando fijamente a Sonoko, Ran, el tío Kogoro y los numerosos guardias que estaban frente a él, esperando por una acción.

-Hmm... ¿Tan pocos espectadores? Es un poco decepcionante hoy... -Musitó al ver que definitivamente, no había ni la TV, ni Nakamori con sus agentes, ni... Jirokichi, lo cual era de lo más extraño. Se aclaró la garganta, subido al pequeño pedestal donde debería haber el diamante Hope.- Ladies and gentlemen... ¡Contemplad mi magia!

Debió darle a algún botón preparado anteriormente, de manera que en ese instante, el techo se abrió, dejando caer un montón de rosas azuladas, que brillaban a la luz de la luna. Lo cierto es que habría sido una escena hermosa, si no hubiera sido por el cadáver que cayó junto a las rosas. El cuerpo inerte de Suzuki Jirokichi cayó en mitad de la sala, rodeado de esas flores azules.

Notas finales:

Ojalá os haya gustado n__n


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).