Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

*Atrapado en la mansión Malfoy* por tsukimikoto

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes no son mios, son de J.K Rowling. la historia si es mia.

Notas del capitulo:

Espero les guste!

Capitulo uno


 


 


 


-Espero no olvides lo que te he pedido –Exclamó un rubio de ojos grises al par de ojos castaños que le miraban con miedo.


 


 


 


-No amo –respondió la criatura.


 


 


 


 


*o0o*


 


 


 


-¿Hey, qué pasa Potter, porqué esa mala cara? –Harry levantó la vista para encontrarse con el auror más hermoso y sexy de todo el departamento de aurores. Draco Malfoy. En su mano sostenía un par de tazas de café.


 


 


 


-Tengo un problema en mi departamento –Respondió dejando a un lado el pergamino que minutos antes había estado leyendo.


 


 


 


-¿Y que tiene tu departamento? –Draco extendió una de las tazas de café hacia el moreno el cual la aceptó gustoso.


 


 


 


-Tengo una plaga de duendecillos de Cornualles y no tengo ni idea de cómo llegaron allí.


 


 


 


Draco entornó los ojos –Merlín Potter, eres un mago, auror  y el maldito héroe que venció dos veces al maldito señor tenebroso... ¿y no puedes con una simple manadita de duendecillos de mierda? Eres Harry Potter!  Puedes con eso y más.


 


 


 


-Sé quien soy Malfoy muchas gracias por recordármelo, y claro que se como desterrar una “simple manadita de duendecillos de mierda” como tú has dicho… ¡Pero! –Habló más fuerte cuando vio las intenciones del rubio por abrir la boca – ¡¡Ya intenté los hechizos que conozco para desterrarlos y cada vez que los ataco estos parecen multiplicarse!! Ya destruyeron todo mi departamento –Dijo encogiéndose de hombros y hundiéndose más en su asiento. –Hasta tu sofá favorito Draco.


 


 


 


Draco  sintió una punzadita en el pecho al verlo así de afligido. Desde que la guerra había terminado ellos iniciaron una amistad que los hizo inseparables aun cuando estudiaron su último año en Hogwarts. Muy a pesar de las molestias que esta amistad causaba a Ron y Hermione, los cuales se casaron nada más terminar el colegio y se marcharon a Francia. Rara vez los visitaba.


 


 


 


-No te sientas mal, seguro fue alguna broma de mal gusto de tu ex –Dijo Draco como queriendo y no.


 


 


 


-¿De Bill? No yo dudo que Bill sea capaz de algo así, además parece como un hechizo de magia negra la cual no me permite desterrarlos –Negó con la cabeza convenciéndose de que su ex no sería capaz de algo así. –Además Bill no es tan habilidoso para las artes oscuras.


 


 


 


-En eso tienes razón –Sonrió Draco ampliamente pensando en el estúpido ex -novio de su Harry, un auror de cuarta que se creía mejor que todos solo por su cara bonita, hasta mejor que él, que Draco Malfoy! ¡Gilipollas! Nadie era mejor que Draco Malfoy. –Bueno  pues entonces es alguien que te quiere echar de tu departamento –Determinó el rubio encogiéndose de hombros. Caminó hasta su propio escritorio que se ubicaba justo frente al del moreno y se recargó cómodamente en el.


 


 


 


-Pero… es mi casa, ¿por qué alguien intentaría sacarme de mi propio hogar? –Harry se mordió la uña del pulgar izquierdo como siempre hacia cuando estaba algo inquieto. Draco se bebió la imagen del héroe. A sus 26 años estaba más atractivo que nunca, un metro noventa de estatura, delgado y solo con la musculatura necesaria para verse sexy, cabello imposiblemente desordenado y un poco más largo que cuando estudiaba en Hogwarts, ojos hermosos cubiertos por las horrendas gafas, labios rosados y muy, muy besables. La entrepierna de Draco dio un pequeño tirón y este tuvo que abandonar su cómoda posición para ocultarse tras el escritorio. –Quizás deberías quedarte en otro lugar hasta que puedas deshacerte de ellos –sugirió después de sorber un trago de su café.


 


 


 


-Pues mi intención era esa, pero parece que no hay lugar disponible para mí – Draco enarcó una ceja no entendiendo a lo que se refería el moreno. –Me contacté con Remus –Respondió al ver la muda pregunta del rubio. –Pero  este sale de viaje esta noche con Severus y obviamente no me quedaré solo en casa de ese hombre, puedo morir envenenado con sus miles de pociones que tiene en casa –Draco sonrió ante esa imagen.


 


 


 


>>En la Madriguera tampoco si es que no quiero terminar violado por Ginny. –un estremecimiento recorrió su cuerpo de solo imaginarse verse envuelto en una situación comprometedora con la chica que muchos años atrás fue su novia solo porque esta no le dejaba en paz. –Con Ron y Hermione imposible, no puedo ir y venir todos los días a Francia, odio aparecerme –Draco solo negó ante eso ultimo, no entendía como después de años de practicarlo Harry aun seguía teniendo Nauseas después de practicar la aparición.


 


 


 


-¿Entonces? ¿Qué pretendes hacer?


 


 


 


-Creo que tendré que quedarme un hotel muggle mientras contrato a un exterminador de plagas y maldiciones oscuras–Dijo desanimado por no encontrar ninguna otra opción.


 


 


 


Draco dio un sorbo más a su café, este le supo a gloria, paladeó su amargo sabor y se tomó su tiempo antes de sugerir su más brillante y planeada idea. –Puedes venir a mi casa y quedarte el tiempo que necesites –Dijo al fin mirando sus uñas como la cosa más interesante en el mundo.


 


 


 


Harry le miró con ojitos esperanzados y a la vez sin poder escuchar la proposición de su amigo. – ¿Hablas enserio?


 


 


 


-Claro Potter, para eso son los amigos y estoy seguro que si yo me encontrara en una situación similar tu harías lo mismo por mi –Una sonrisa adornó su bello rostro.


 


 


 


-Wow Gracias Malfoy, solo serán un par de días, en lo que termino con la plaga y descubro al causante de esto.


 


 


 


-Puedes quedarte el tiempo que quieras y necesites Potter – “igual  no pienso dejarte  salir nunca Harry”. Draco dejó su café por la paz y canturreando inició su largo día de trabajo.


 


 


 


*o0o*


 


 


 


 -Bienvenido a mi casa Potter -Draco abrió los brazos mostrándole el amplio salón. Harry a sus espaldas miró todo con más calma, años atrás había estado allí en calidad de "rehén" por llamarlo de alguna manera y en ese tiempo no tuvo oportunidad de admirar el lugar, años más tarde se presentó allí solo para dejar a un muy borracho Draco Malfoy el día de su cumpleaños y aunque llevaban muchísimo tiempo siendo amigos Harry no visitaba la mansión Malfoy, a diferencia de Draco que a la mínima oportunidad estaba en su departamento. Pensó en su hogar y se encogió de hombros. Lo echaba de menos


 


 


 


-Este lugar es impresionante y... Unos pasos apresurados (de alguien corriendo) hasta llegar al salón interrumpió al moreno.


 


 


 


-Papi, papi, ya llegó el señor Pot... –El rostro del pequeño se iluminó al ver a Harry de pié en medio del salón -Señor Potter!!! –El pequeño niño de 5 años corrió hasta llegar al moreno que le esperó con los brazos abiertos.


 


 


 


-Hola Scorpius, ¿cómo has estado chaparro?


 


 


 


-  Yo no estoy enano, solo soy bajito -Respondió el niño con el ceño fruncido -¿Verdad papi que solo soy bajito pero que pronto voy a crecer? –preguntó dirigiéndose hacia Draco el cual admiraba embobado la escena, un Harry Potter cargando en brazos a su pequeño y adorable niño.


 


 


 


-Así es Scorpius, no le hagas caso a Potter, es un envidioso porque él a tu edad era muy enano y flacucho –Draco  le guiñó un ojo al niño y Harry entornó los ojos.


 


 


 


-Sabía que era mala idea contarte “esos” detalles de mi vida, no has tardado nada en utilizar esa información en mi contra –Susurró  en tono cansado.


 


 


 


Ambos rubios sonrieron. Scorpius se removió de los brazos de Harry y de su bolsa del pantaloncillo sacó un envoltorio todo aplastado y se lo extendió a Harry. –Es un "Cocholate" lo guardé en mi bolsillo para que Winky no se lo coma.


 


 


 


Harry tomó el "Cocholate" y revolvió el cabello del niño que en realidad no era para nada enano, para su edad era bastante alto y muy bien parecido o como a él le gustaba decir un "mini Draco", cabello tan platinado como el mimo Draco y los ojos azules con toques platas, sin duda una combinación del padre y de la madre. –Muchas gracias chaparro, pero no se dice Cocholate si no chocolate – Harry sabía que Draco siempre le corregía cuando se equivocaba.


 


 


 


-Oh si eso - el niño se giró hacia Draco –También tenía uno para ti pero me dio hambre y me lo comí, lo siento papi.


 


 


 


Draco enarcó una ceja cien por ciento estilo Malfoy. –Menos  mal y soy tu papi favorito en todo el mundo que si no... Anda ve a lavarte las manos que a casi es la hora de la cena y el señor Potter tiene que a desempacar.


 


 


 


El pequeño niño obediente a las palabras de su papi desapareció del lugar tal y como llegó (corriendo xD), Draco acompañó a Harry hasta la habitación que sería de el por esa noche, un par de puertas alejada del propio dormitorio del rubio.


 


 


 


El lugar era enorme, la cama adoselada muy parecidas a las que había en Hogwarts pero más grandes y cómodas. El piso estaba completamente alfombrado, paredes en color hueso.  Un gran ventanal con vista a los extensos jardines, enorme closet, una puerta a la derecha en dirección de la cama la cual conducía al baño. Este era igual de elegante que el resto de la casa.


 


 


 


-Wow, creo que tendré que remodelar mi departamento y pediré tu ayuda para eso -Comentó Harry arrojándose a la cama y perdiéndose en la suavidad de las sabanas.


 


 


 


-Puedes quedarte cuanto quieras Potter –Draco se recostó al lado de Harry.


 


 


 


-No abusaré, solo serán un par de días, espero para el lunes ya estar de vuelta en casa- Draco no le dio importancia a ese último comentario. Se sentó y apoyó una mano en la pierna de Harry.


 


 


 


-Como quieras, te dejo solo para que te instales,  en 15 minutos estará la cena servida. –Acarició la pierna como si fuera lo más normal del mundo antes de levantarse. Harry  se puso nervioso por el toque del rubio pero no dijo nada, asintió con la cabeza. Draco salió del dormitorio con una sonrisa en los labios, si Potter creía que lo engañaba estaba muy equivocado, después de todo el pasar varias horas en el escritorio de enfrente le había servido para conocer las distintas reacciones del morenito y esa mordida en su labio inferior no era otro signo más que de nerviosismo. Si, adoraba su trabajo y más si este le permitía mirar todo lo que quisiera a su único deseo incumplido, pero eso estaba por cambiar como que se llamaba Draco Malfoy.


 


 


 


*o0o*


 


 


 


-Señor Potter  ¿Es verdad que usted peleo contra un dragón cuando estaba en “Hobratz”? –El pequeño Scorpius se rascó tiernamente su naricita, estaba sentado al lado de Harry.


 


 


 


-Sí, cuando estaba en “Hogwarts” –Recalcó bien la palabra para que entendiera el niño que había pronunciado mal – Peleé contra un Dragón, aunque más que pelear intenté escapar de él, creo que no le agradó mucho verme.


 


 


 


-Wow! ¿Y cómo lo hiciste? –Preguntó emocionado olvidándose de su cena.


 


 


 


-Volando en mi escoba, soy muy bueno en ella – Draco bufó por ese comentario.


 


 


 


-Tú –dirigiéndose a Harry –Deja de presumir tus habilidades con la escoba, y tu –esta vez dirigiéndose a Scorpius –Deja de preguntar nuevamente lo que ya sabes y termina con tu cena.


 


 


 


-Eres un amargado Malfoy –Draco enarcó una ceja pero a Harry no le importó. –si eres un amargado y mandón mira que reprender a tu niño solo por hacer preguntas, a mi no me molesta a menos que te de envidia reconocer que soy mejor que tú volando y por eso no toleras que yo se lo diga –esto último lo dijo con una amplia sonrisa en los labios al ver la molestia de Draco, le conocía, no que se la pasara viéndolo mucho, solo a veces.


 


 


 


-Ja, como digas Potter –Draco continuó con su cena un tanto irritado, le encantada que su hijo se llevara bien con Harry, pero prácticamente desde que iniciaron la cena no habían platicado nada, su hijo platicaba con Harry y este feliz de la vida mantenía su atención en Scorpius. Suspiró, no tenia que preocuparse tanto, después de todo apenas era viernes y Harry dijo que se quedaría por lo menos un par de días, aun tenía tiempo.


 


 


 


 


*o0o*


 


 


 


 


Harry se sentía extraño durmiendo en la mansión Malfoy, era escalofriantemente enorme, confortable pero enorme. Salió de la ducha enfundado en unos pantalones de franelilla y una camiseta de tirantes.  La luz de un relámpago iluminó la habitación anunciando la tormenta que se acercaba. No le gustaban las tormentas, siempre le causaban escalofríos, nadie lo sabia claro y jamás lo admitiría tampoco, ni bajo maldiciones.


 


 


 


En Hogwarts nadie lo había notado porque estaba en compañía, pero allí, en un lugar que no era su casa era completamente diferente.


 


 


 


Salió de su dormitorio en busca de la cocina, quizás un vaso de leche tibia le ayudaría a dormir, después de vagabundear por más de 20 minutos encontró por fin la cocina. Afuera ya llovía enfurecida mente.  Uno de los elfos le miró con resentimiento por haber irrumpido en su cocina y negarse a ser atendido apropiadamente. Con su vaso de leche calientita regresó a su dormitorio confiando en su sentido de orientación y no perderse nuevamente. Afortunadamente no fue así, llegó sano y salvo hasta la puerta de su habitación donde casi muere del susto cuando un relámpago iluminó el corredor y en la puerta de otra habitación estaba el pequeño Scorpius con su mantita en la mano y con carita de miedo, se acercó a él y se acuclilló para quedar a la altura del niño.


 


 


 


-Hey, Scorp, ¿ocurre algo?


 


 


 


-Yo, ee no me gustan las “tromentas”. –Declaró un poco avergonzado y abrazando mas su mantita. –Iba a buscar a mi papi Draco.


 


 


 


-A mí tampoco me gustan las tormentas –Ok  Scorpius era la excepción, pero es que el niño era increíblemente adorable. –Pero  no se lo digas a nadie ¿de acuerdo? Y menos a tu papi Draco. Scorpius sonrió asintiendo, emocionado de compartir un secreto con Harry Potter. –Anda vamos de regreso a tu cama, yo me quedaré contigo mientras duermes. –Se puso de pié y caminaron hasta la cama del niño.


 


 


 


Harry le ayudó a arroparse y lo dejó tomar de su leche para que se durmiera más rápido. –Señor Potter ¿te quedarás conmigo? –Preguntó un poco tímido.


 


 


 


-Claro que si –Buscó en la habitación completamente infantil algo en donde descansar, el dormitorio era iluminado solamente por una lucecita, mágica claro está,  se acomodó en una silla que estaba al lado de la cama, se imaginó que Draco velaba el sueño de su hijo cuando este tuviera miedo o estuviera enfermo, sonrió de solo imaginarse a Draco de esa manera. –Me quedaré aquí Scorpius.


 


 


 


-¿Toda la noche? –Preguntó  esperanzado.


 


 


 


-Toda la noche –Correspondió el moreno. –Buenas noches enano.


 


 


 


-Buenas noches Harry.


 


 


 


El moreno sintió en su pecho nuevamente removerse ese calorcito cada vez que estaba con el niño, sabía lo que era, el se moría por ser padre, envidiaba en secreto a Draco por tener un niño tan maravilloso como Scorpius, desde hacía tiempo se preguntaba que se sentiría que una personita le llamara “papá”, miró una vez más a Scorpius, su carita estaba completamente relajada. Suspiró abatido, si él también se moría por tener un hijo.


 


 


 


*o0o*


 


 


 


 Eran las tres de la mañana cuando Draco abandonó el dormitorio de Harry, furioso porque este no llegó  a dormir, de nada  había servido ponerse el pijama de seda más sexy ni las cremas más caras, al final iba a dormir en su cama y solo.


 


 


 


-¡Donde te habrás metido maldito Potter!


 


 


 


 


*o0o*


 


 


A LA MAÑANA SIGUIENTE…


 


 


 


-Se puede saber qué te pasa Potter? Parece que no dormiste  en toda la noche. –Draco ni siquiera lo miró, ambos estaba llenando papeleo sobre unos delincuentes que habían atrapado 2 horas antes.


 


 


 


-Pues si dormí, pero creo que me torcí el cuello –Respondió masajeando la zona afectada. Draco frunció el ceño ante la respuesta, se mordió la lengua para no gritarle que era un mentiroso porque él había estado esperándolo en su habitación y nunca llegó, aunque si lo pensaba mejor, Harry había estado medio lento cuando llegaron a la tienda de Madame Malkin en el callejón Diagón, uno de los ladrones estuvo a punto de escaparse de Potter que a último momento logró lanzarle un hechizo zancadillas y uno más de desarme. – ¿pero  porqué dormiste mal? –Preguntó al final.


 


 


 


 


-Dormí en una silla, en la habitación de Scorpius –Respondió continuando con su inútil masaje que lo único que hacía era lastimarle más. El sonido de una silla cayendo violentamente le obligó a dirigir su vista hacia Draco que le apuntaba con la varita.


 


 


 


-Que hacías en el dormitorio de mi hijo Potter?


 


 


 


Harry se puso de pié rápidamente y retrocedió hasta chocar con la pared. –Tranquilízate Malfoy, yo no hice nada malo, salí de mi dormitorio por un vaso de leche y cuando estaba de regreso Scorpius estaba fuera de su dormitorio, tenía miedo a la tormenta e iba a buscarte pero le dije que yo lo acompañaría a su cama de nuevo y él me pidió que me quedara a hacerle compañía, así que dormí en la silla porque le prometí quedarme toda la noche te lo juro.


 


 


 


Draco se sintió estúpido por haber reaccionado así, conocía a Harry  y sabía que este sería incapaz de hacerle algo a su hijo, pero ¿qué padre no reaccionario como el si se enteran que alguien más que no es el padre pasa la noche en la habitación de su hijo? Bajó la varita y levantó la silla. –Lo siento Potter, no debí reaccionar así.


 


 


 


-No, no te disculpes, estas en todo tu derecho –Harry se alejó de la pared y regresó a su asiento. –No volverá a ocurrir, la próxima vez te buscaré a ti, pero debes de saber que yo jamás le haría nada a tu hijo.


 


 


 


 


-Lo sé Potter, pero debes entender, es mi hijo, mi bebé y...


 


 


 


-Ya, solo olvídalo ¿quieres? –Harry sonrió bobamente al recordar al pequeño durmiendo confiadamente ante su presencia, si, envidiaba a Draco, tenía al niño mas  fabuloso del mundo y el anhelaba poder tener entre sus brazos uno propio, quizás y como había pensado durante la noche anterior ya era tiempo de buscarlo. –Tienes un niño muy adorable Malfoy, le teme a las  “tromentas” y a los “rempagalos”.


 


 


 


Draco sonrió –Creo que tendremos que volver a repasar las palabras largas, le cuestan trabajo pero es muy inteligente. –dijo con orgullo.


 


 


 


Harry negó –Creo que deberías dejarlo así, es un niño Malfoy,  no un viejo de 40 años, ya aprenderá solito como se pronuncian las palabras, además eso lo hace más mono, no pretendas que sea perfecto que nadie lo es –Draco no respondió nada. –Lo estás haciendo muy bien Malfoy.


 


 


 


-Gracias Potter.


 


 


 


-¿Por qué? –Preguntó desconcertado.


 


 


 


-Por todo, por permitirme ser tu amigo, por darme la oportunidad de conocerte mejor y por cuidar de mi hijo.


 


 


 


-No tienes porque agradecer Malfoy, tú me estás dando alojo en tu casa y… ¿qué haces? Preguntó cuando Draco se colocó tras él y posó sus manos en el cuello de Harry.


 


 


 


-Relájate, tu cuidaste de mi hijo y ahora yo voy a quitarte tu malestar –con algo de brutalidad empujó la cabeza de Harry hacia el frente y comenzó a masajear. Harry iba a protestar pero las manos de Draco estaban haciendo maravillas, cerró los ojos e inconscientemente soltó un gemido de placer. Draco sonrió satisfecho.


 


 


 


-Mmm Malfoy, esto se siente bien.


 


 


 


 


-Me alegro que te guste – la voz de Draco cerca de su oído le hizo estremecer. Dejó escapar un par de gemiditos más y de pronto las manos del rubio se convirtieron en labios besando su cuello, desde los hombros recorriendo por el cuello y anidarse en su nuca, labios y lengua acariciando, lamiendo y besando. Su entrepierna dio un tirón de pura excitación –Draco! –jadeó en voz alta. Abrió los ojos al escuchar su propia voz pastosa y los labios y lengua no eran más que los alargados y perfectos dedos de su amigo haciendo un excelente trabajo en su cuello. Se empujó en la silla hacia el escritorio para ocultar su erección de Draco. Carraspeó para aclararse la voz. –creo que ya me siento mejor, gracias.


 


 


 


-¿Seguro?, me pareció que lo estabas pasando muy bien –Draco se negaba a alejar sus manos de allí.


 


 


 


-Sí gracias.


 


 


 


El rubio se acercó al oído de Harry –Cuando quieras Potter –susurró antes de dejar un beso en el cuello de Harry, este gimió de gusto. La puerta se abrió y el jefe de Thompson entró con prisa.


 


 


 


-Ustedes dos, apresúrense, tenemos trabajo que hacer –sin más salió de allí dejándolos sobresaltados.


 


 


 


-Vamos Potter, el deber nos llama –Draco  no esperó a Harry salió de la oficina sonriendo por cómo había dejado a Potter.


 


 


 


Harry agradeció que Malfoy saliera y le diera espacio, no sabía cómo iba a explicarle el abultamiento entre sus piernas, Draco le había hecho un favor y este se había excitado, que mal amigo era, pero a quien engañaba, hacia mucho que deseaba a Draco mas que como un amigo y además ¿Qué había significado ese beso?. Pensó en Dumbledore y Snape teniendo sexo y su hinchada erección desapareció, pensó en también aplicarse un obliviate, la imagen era perturbadora. –Tendré que conseguirme otra manera de matar la excitación –susurró  para sí mismo saliendo de la oficina.


 


 


 


*o0o*


 


 


 


-Papi, ¿el señor Potter  tardará mucho más en regresar a casa? – El pequeño niño estaba paradito en la puerta del despacho de Draco, sus manitas agarradas nerviosamente por la espalda y su piecito izquierdo moviéndolo como si aplastara algo en el piso. Draco apartó su vista del diario “El profeta”, jamás había visto a su hijo tan ansioso por algo, vale, solo por sus regalos de cumpleaños y navidad, pero jamás por la espera de otra persona.


 


 


 


-No lo sé Scorpius, quizás el exterminador no ha –se quedó pensando un momento y sonrió casi imperceptiblemente  -quizás aun no ha encontrado el “hechizo correcto” y por eso se está demorando tanto.


 


 


 


El niño suspiró desanimado,  dejó caer al piso los dragones en miniatura que escondía en su espalda y se alejó del despacho sin decir nada más. Los dragones una vez que se repusieron del golpe comenzaron a pelearse entre ellos sin lastimarse realmente. Ese par de dragones fueron el regalo de Scorpius para navidad. El Bola de Fuego Chino, su favorito, conocido también como “Dragón León”, le encantaba porque le recordaba a Harry, no podía tener otro nombre más perfecto, Harry era un líder natural como un León y fuerte e imponente como un Dragón, justo como era conocido el Bola de Fuego Chino.


 


 


 


El Colacuerno Húngaro también le recordaba a Harry y aunque mientras estudiaba en Hogwarts llegó a odiarlo porque casi mata al moreno, con el tiempo se convirtió en su segundo favorito ya que ese dragón en especial forma parte de la vida de su Harry. –Señor  Potter!!! – el grito entusiasta de su hijo le sacó de sus cavilaciones. Dejó el periódico por la paz y salió a encontrarse con su invitado.


 


 


 


 


Les encontró tirados en el piso haciéndose cosquillas uno al otro riendo a carcajadas. Se detuvo un instante en la puerta no queriendo interrumpir el momento, disfrutaba ver a su bebé riendo tan feliz por cosas tan simples como cosquillas.


 


 


 


 


-“Espero que a mí me hagas más que cosquillas Potter”


 


 


 


 


-¿Perdón? –Harry detuvo el ataque al  estomago de Scorpius y miró a Draco completamente desconcertado ante el comentario. Draco enrojeció violentamente y Harry comprendió que Draco había expresado sus pensamientos en voz alta.


 


 


 


 


-yo… voy a ver si ya prepararon la cena –se escabulló con paso veloz sin mirar atrás.  


 


 


 


*o0o*


 


 


 


Nuevamente la cena fue amenizada por Harry y Scorpius, Draco no podía creer que su pequeño se estuviera comiendo las verduras sin tener una batalla antes. Harry sin duda era fantástico con los niños.


 


 


 


-Draco, ¿estás de acuerdo? –La voz de Harry le trajo de regreso  de sus pensamientos.


 


 


 


-Perdón, estaba distraído, ¿preguntabas algo?


 


 


 


-Sí, te preguntaba que si podíamos acampar en el jardín esta noche, Scorpius se muere por hacerlo y sería divertido hacer algo diferente, podríamos comer bombones.


 


 


 


-Pues si ustedes quieren hacerlo está bien –El apetito repentinamente se le fue, las cosas no estaban saliendo como él quería, el había pensado en acorralarlo esta noche en su cuarto, claro después de asegurarse que estaría allí, hacerle el amor hasta convencerlo de quedarse, enamorarlo para que se mudara con ellos para siempre, estaba preparado para pelear con quien fuera por el amor y la atención del moreno, hombres, mujeres, adultos o no tan adultos, magos oscuros pero no contra Scorpius, no contra su propio hijo. Ahora si tenía que admitirlo, estaba celoso y dolía.


 


 


 


-Pero papi ¿tú no nos “acomonpañadas”?


 


 


 


 


-Acom… -Se quedó a media palabra recordando las palabras de Harry. –No Scorpius, yo tengo trabajo que hacer esta noche –A toda costa evitó mirar a Harry a los ojos.


 


 


 


-El señor Potter se pondrá  “arrubrido”  cuando yo me duerma.


 


 


 


-El señor Potter también tendrá que dormir, anda ahora termina tu cena para que cojas las cosas que necesites para acampar esta noche –Asintiendo  el niño le sonrió a Harry y terminó su cena. Cuando Scorpius se marchó Harry abordó a Draco.


 


 


 


-Creo que sería divertido que nos acompañaras.


 


 


-Estarán bien, tengo que terminar de revisar algunos documentos y no sé cuánto tiempo me lleve. Se limpió la comisura de los labios con la servilleta de tela y se levantó. De pronto estar cerca de Harry le sofocaba. Harry se puso rápidamente de pié y le dio alcance antes de que abandonara el comedor, apretando la muñeca de Draco.


 


 


-Si terminas pronto de revisar los documentos únete a nosotros, Scorpius se pondrá feliz.


 


 


 


-Está bien, si termino antes iré con ustedes un rato. Draco sutilmente se soltó del agarre del moreno. En un movimiento improvisado sus labios estaban unidos a los de Harry en el más casto beso que Harry hubiera recibido en toda su vida. El moreno se sorprendió y cuando quiso corresponder el beso para hacerlo más apasionado fue abandonado por el calor de los labios de Draco. Sin más el rubio salió del comedor dejando a Harry con cara de bobo tocándose soñadoramente los labios.

Notas finales:

Mañana el segundo y ultimo cap.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).