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Muy adentro... por Enea

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Notas del fanfic:

Esta historia ya hace años(bastantes, la verdad) que me rondaba por la cabeza. No quería hacerla con Naruto y Sasuke, sino con personajes míos, propios, pero bueno, ahora me apetece escribir de ellos y ver como entre los dos desarrollan la historia ^^

 

Por cierto... todavía no tengo muy claro si es un NaruSasu o SasuNaru...ya veré como se desarrolla todo... xD

 

Cap 1: Encuentro

 

Me estiré completamente hasta que sentí que mis pies sobresalían de la cama, desordenando aún más las sábanas, pero no me importó.

 

Gruñí, me retorcí, crují cada uno de mis huesos, para luego levantarme perezosamente a la vez que me frotaba un ojo. Sin darme cuenta, enrollé mis pies en la camiseta que ayer por la noche me quité despreocupadamente y dejé en el suelo, haciéndome caer, comiéndome, literalmente, el suelo.

 

Sobándome la nariz, me levanté como pude. Me quité los boxes negros y me deslicé hacia el baño, dispuesto a tomar una ducha, pero allí estaba yo, como cada mañana, quedándome con las ganas. ¡Maldito gas!

 

Me puse de nuevo los boxes sucios, la verdad es que no me apetecía nada buscar unos limpios, y me dirigí a la puerta del apartamento. Salí sin pudor alguno.

 

Me planté en frente de la puerta que estaba más alejada de la mía. Suspiré y toqué con fuerza. A estas horas ya tendrían que estar en casa, ¿no?

 

Al ver que no había contestación, miré el reloj. Las 14:30. ¡Venga, va! Estos estaban, sí o sí.

 

-¡Oye, no me ignoréis!-maldije en voz alta a la vez que volvía a golpear con fuerza la puerta.

 

-¡Uff! ¿Qué demonios quieres ahora, Naruto?-preguntó la voz de Sofía.

 

-¿Qué voy a querer? ¡Déjame ducharme!

 

Pasados unos segundos, se abrió la puerta dejando ver a un chica de unos profundos ojos verdes.

 

Sonreí a la vez que me adentraba en su departamento.

 

-Oye, no entres como si estuvieras en tu casa, maldita rata-escupió Sofía mirándome de arriba a abajo-. Podrías tener un poco de decencia y venir con camiseta, al menos.

 

-Sí, sí-me metí en el baño-. A lo mejor la próxima vez.

 

Uff, agua caliente...

 

Dejé que el líquido tocase cada rincón de mi cuerpo, relajándolo.

 

-Oye, Naru, ¿te han despedido de nuevo?

 

La voz de Sofía me hizo volver a la realidad, provocando que me acordase en donde estaba.

 

-¿Tenías que decir de nuevo? Ha sido un golpe bajo.

 

-Bueno, ¿me contestas o no?

 

-Si ya sabes la respuesta para qué lo voy a hacer.

 

Escuché su risa, aquella que aunque pasasen los años, nunca cambiaba. Aquella que siempre había estado a mi lado, en los buenos y malos momentos.

 

Retiré un poco la cortina que tapaba mi desnudez para sacar la cabeza, mirar hacia donde se hallaba mi amiga sentada y le saqué la lengua, lo que le causó más risa.

 

No tenía ningún recuerdo sin que aquella chica amable y simpática no estuviera a mi lado. Bueno, eso era exagerar un poco, pero había recuerdos que eran mejor dejarlos donde estaban y no indagar en ellos y eso es lo que yo hacía. Sólo me permitía ver aquellos donde una sonrisa llena de felicidad y unos ojitos verdes brillantes aparecían.

 

-¿Qué vas a hacer, entonces?

 

Otra vez.

 

Siempre me quedaba empanado. Tendría que ser Dios por estar tanto tiempo en las nubes...

 

-Pues ni idea-me eché de su shampoo con olor a miel-. Supongo que encontrar otro curro y seguir con la universidad, como hasta ahora.

 

-Al final acabarás sin ninguno de los dos-suspiró la chica-. Tus jefes se hartarán de tu inestable horario... A no ser que te hagas puto.

 

Me aclaré, cogí una toalla que estaba en mi campo de visión, me la enrollé con pereza para tapar la parte baja de mi cuerpo y salí de la ducha. Sofía seguía allí, como siempre.

 

Le sonreí y ella hizo lo mismo.

 

-Créeme cuando te digo que ya había barajado esa opción-musité, viendo como sus ojos iban en aumento-. Pero luego vi que había más contras que pros, así que...

 

-Tienes un buen cuerpo-soltó de pronto, a la vez que me ponía de nuevo los boxes sucios... Sí, lo sé, soy un poco guarro, pero al llegar a mi apartamento me cambiaría-. No me mires así, es verdad. Lo que pasa que, bueno, tu carácter gritón e hiperactivo lo estropean un poco.

 

-Pues nunca te he escuchado quejarte.

 

-Lo acabo de hacer.

 

-Eso, querida, no cuenta-le cogí de la barbilla y le alcé el rostro acercándome peligrosamente a ella. Se puso roja como un tomate...

 

Le lamí el moflete, me alejé y observé como poco a poco su cara se transformaba en una de asco total.

Ay, como me encantaba fastidiarla.

 

-¡Eres un cabrón!

 

-Eso por lo de hiperactivo y no sé que has dicho más...

 

-Encima con memoria limitada a los dos segundos.

 

-Bueno, me tengo que ir, llego tarde a la universidad.

 

Cerré la puerta tras de mi y me dirigí de nuevo a mi casa.

 

Me cambié de boxes por otros completamente blancos con motas de diferentes colores. Había sido un regalo de la madre de Sofía al cumplir los 19 años.

 

Cogí lo primero que pillé del armario, así como de la nevera y me largué de allí, casi volando. Sólo tenía cinco minutos para que empezara la clase, aunque no me importaba llegar tarde, dado que éramos como unos 300 alumnos y el profesor ni siquiera conocía a ninguno, pero, en esa ocasión, sí que me conocía.

 

Y bastante.

 

Al girar a la derecha en el cruce, noté como una descarga eléctrica me atravesaba por completo.

 

¿Qué coj...?

 

Miré a ambos lados de la calle. La gente pasaba con normalidad, y yo hubiera sido uno más si algo no me hubiese detenido en el lugar. Era como estar enchufado. Me sentí como un ordenador, como una lámpara... No era muy agradable, la verdad...

 

Me percaté, aún confuso, que no era el único que estaba plantado en la calle. A unos cuantos pasos, un chico no más mayor que yo, de unos veinti pocos años, con el pelo azabache, unas pupilas negras como el infinito mismo, las cuales me hicieron estremecer hasta la última célula de mi rígido cuerpo. Su tez era pálida. Si no estuviese respirando, más de uno estaría gritando: "¡Es un muerto andante!"

 

Ambos nos quedamos mirándonos, atontados, por algún motivo desconocido o por lo menos lo era para mi.

 

Cuando el chico desvió su mirada de la mía el hechizo desapareció. Las corrientes eléctricas desaparecieron. ¡Ya no era un electrodoméstico!

 

Pero aún así, me quedé quieto, observando al extraño, el cuál me observaba de arriba a abajo, abriendo los ojos con ¿sorpresa?

 

"Tienes un buen cuerpo" la voz de Sofía retumbó en mi cabeza. Vale, si el tío ese no me quitaba la vista de encima, entonces algo de cierto era... ¿Sería una buena salida ser un puto? Me planteé con seriedad, para luego esbozar una sonrisa por aquél pensamiento.

 

Volví en mi cuando me percaté de que el muerto en vida andaba hacia a mi. Mi instinto era retroceder e irme pitando de allí. Además, había algo que...sabía que había algo que...

 

-¡Las clases!-grité sin poder reprimirme.

 

El azabache brincó del sobresalto y me di cuenta que no había sido el único.

 

Ignorando eso, salí corriendo hacia la universidad dejando al muerto atrás, pero antes de girar la esquina, algo me hizo girarme unos instantes.

 

Él seguía allí, mirándome, con una sonrisa deslumbrante, la cual me entraron ganas de corresponder. Empezó a mover los labios, pero estaba demasiado lejos para oírlo, así que utilice mis dotes de "copista profesional" y leí sus labios.

 

Enarqué una ceja a la vez que seguía mi camino.

 

...¿Había dicho "te encontré"?

 

Notas finales:

Lo siento si Naruto no parece muy Naruto, válgame la redundancia, pero tengo que decir que en esta historia, Naruto va a ser más... ¿cómo decirlo? Más yo xD y Sasuke, no Sasuke como siempre, aunque claro, con cambios, no soy el que los creó, así que puedo mantener la esencia por encima y manejarlos de abajo xD Soy como Kankuro, una gran marionetista xD(Sí, se me va un poco ^^)

 

Estoy abierta a criticas, mejoras y todo tipo de cosas ^^


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