Por siempre... Te amaré~
Todo estaba oscuro, ni siquiera mis manos lograba divisar, el frío aumentaba y yo solo me encogí de hombros y caminaba sin rumbo fijo a través de esa oscuridad dolorosa y penetrante, que congelaba hasta el ultimo hueso de mi cuerpo.
En mi corazón se encontraba un dolor agudo y punzante, que me hacia pensar aun mas en la razón de ese sufrimiento, el no tenerte a mi lado, el haber perdido a mis amigos mas preciados por mi orgullo sin fronteras y egocentrismo agudo que conocí en ti, ¿Por qué me atrajo eso de ti, sabiendo las consecuencias si algún día me dejabas?, porque en tus ojos, a pesar de todo, pude ver tristeza, la misma tristeza que alguna vez tuve y que ahora la recupere por mi propia culpa. Esa tristeza que lleva a su lado la soledad, un sentimiento frío y cruel que hunde al mas fuerte y mutila al mas débil, justo el sentimiento que llevo conmigo en este mismo momento.
Quiero detenerme, pero mis sentidos no me responden, cada vez grito mas fuerte en mi interior pero todo a mi alrededor no me ve, no me escucha, no siente siquiera el ahogado gemido de mi llanto, que desgarra mi garganta e inunda mis ojos quitándoles el brillo que alguna vez tuvo, la vivacidad de la que mi madre me contaba cuando era pequeño.
Una vez mas, pasan a mi lado y al verme con un aura sombría a mi alrededor me evaden, “ayuda, por favor ¡ayúdenme!”; “mátame, ya no quiero seguir sin su amor”; “todo era verdad, ¿Por qué no les creí mis verdaderos amigos?”; “aún después de todo… ódienme amigos míos porque… aún lo amo…”.
Esas frases invadían mi cabeza daban vueltas y vueltas sin rumbo fijo, sin poder salir y explotar en ese mundo, el cual me torturaba lentamente para que me arrepintiera de todo, de amarlo, de sentirlo, de entregarme a él habiendo sido advertido de que me engañaba asquerosamente con la persona a la que consideraba mi mejor amigo, mi hermano, mi familia…
Me detuve sentándome en la banca de una plaza desierta sin risas de niños y adultos, sin las parejas tomadas de las manos besándose tímidamente, sin familias haciendo su típico picnic. Solo estaba yo, sentado allí solo y con solo un pensamiento rondando mi mente… “quiero morir”.
El anillo que me diste, diciéndome que me amabas, que querías ser solo mío, recuerdo vagamente haberla tirado a sus pies cuando los vi a los dos revolcándose en mi cama, en la cual muchas veces me entregué a él demostrándole mi amor, oponiéndome a mis amigos y mis ideales.
Entregué mis sueños por estar a su lado, deje la banda, y perdí el contacto absoluto con los demás miembros excepto él y mi "hermano". Y mi madre, mi pobre madre, no la escuche, no logre entender el mensaje de las lagrimas que recorrían su anciana mejilla pidiéndome que no la dejara sola, pero… todo terminó para mi, mi madre me dejó ese mismo día... yo la maté, la maté de tristeza, de pena.
Al verte allí con mi “hermano” pensé que era una broma, que te levantarías vestido diciéndome “Kai jaja era una broma amor yo solo te amo a ti” pero solo seguían allí mirándome con los ojos sin vergüenza.
Pude divisar que en tus labios se formaba una sonrisa engreída y desconocida, al fin la mascara de la que todos me hablaban se quebró dejándome verte tal y como eras… Un monstruo sin sentimientos…
Seguía parado en la misma posición mirándote a los ojos confundido, golpeado, sin saber que hacer hasta que la voz de mi él me despertó, devolviéndome a la realidad de la manera mas fría y temeraria “Hermanito, yo.. no es lo que parece, déjame que te explique por favor”.
En ese momento dirigí mi mirada hacia Reita que se acercaba a mí intentando explicar lo inexplicable. Tomó mi mano y me pedía perdón e intentaba hablarme pero yo no oía ni sentía solo te miraba a ti, te levantabas cubriéndote y me miraste por ultima vez esbozando una sonrisa aun mas amplia la cual me bastó para huir de ese lugar.
“¿Por qué? ¿Por qué Aoi? ¿Qué tiene mi hermano que no tenga yo?”, corrí hasta el lugar en el cual me encuentro ahora mismo, llorando, sufriendo… Si tan solo me hubieras dicho un misero perdón, yo te hubiese perdonado, pero no, solo me miraste de esa manera tan fría y ajena a la mirada de la que me enamore alguna vez.
Pero ya todo finalizaba, iba a ponerle fin a todo ese dolor en mi corazón. Antes de salir de la casa tomé tu navaja militar, la que te regale en tu cumpleaños “gracias amor” me sonreíste calidamente y me besaste, pero todo se volvió una mentira… una mentira que todos conocían y que yo no la quería ver. La saqué de mi bolsillo acercándolo temblorosamente a mi muñeca, cerré mis ojos derramando más lagrimas y comencé a ejercer presión, poco a poco comencé a sentir algo tibio recorriendo mis muñecas y con temor abrí mis ojos mirando la herida que causaba la navaja en mi piel, hice aun más presión terminando de hacer el corte horizontal mirando mi sangre correr suavemente.
Todo comenzaba a perder el poco sentido que tenía, oía a lo lejos unas voces muy conocidas… “Ruki, Uruha, Reita y… ¿Aoi?” miré hacia un costado ya sin fuerzas y vi el temor en tu mirada, te sonreí y deletree con mis ultimas energías un sincero y triste “Aún… Te amo…”.
Caí hacia delante derramando el tibio liquido carmesí y sentí unos brazos que me rodeaban y pedían lo imposible “Kai, por favor ¡¡¡nooo!!! ¡¡ Ambulancia llamen a una ambulancia!!” pedía Ruki entre llanto mirándote con desprecio echándote la culpa de todo… Abrí mi boca y susurré “Gazettos… esfuércense… Los cuidaré desde donde este… Gra…cias”. Dejé de sentir ese dolor insoportable, todo se había aliviado y dibuje una débil sonrisa en mi rostro, tu aún me mirabas… podía sentir tu mirada de culpa y tristeza, Reita te abrazó, pero tu solo me mirabas y las lagrimas comenzaban a inundar tus bellos ojos negros.
Ruki lloraba a viva voz y me abrazaba con fuerza queriendo evitar que me vaya de ese cuerpo inerte y helado, Uruha sostenía mi mano llorando en silencio abrazando débilmente al chibi.
Mi querido amigo Ruki… como pude dudar de ti, como pude imaginar que eras tu quien querías quitarme a Aoi, que me envidiabas, fui tan estúpido… perdóname por favor… Te Cuidaré…
Uruha, también dude de ti, lo siento… también me advertiste, pero pensé lo que no era… me dejé llevar por los fantasmas de la desconfianza y por miedo. Te protegeré.
Reita, ya te he perdonado mi querido hermano, tal vez también fuiste manejado por él, tal vez jugó con tus sentimientos haciéndote ver paisajes hermosos donde en realidad había un desierto triste y desolado. Te perdonaré.
Aoi, tú la persona que estuvo cuando lo necesité… me enamoraste lentamente haciéndome caer en tus brazos, entregándome a ti sin sentir miedo, ni culpa alguna… Pero aún así, no puedo lograr odiarte… no puedo culparte, tal vez no fui lo suficiente para ti, no me entregué como tu querías que lo hiciera, no demostré como se debía el amor que sentía por ti… Ahora haz tu vida sin mi, olvídame si es que alguna vez me tuviste presente en tu corazón, ya no interferiré, se feliz, ten una familia, se un nuevo Aoi. Yo… por siempre… Te amaré.