Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

SOUNDTRACK por Keny-chan

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Esta historia es completamente Yuuram, incluirá canciones originales de los personajes del Character Song de cada uno.

Estaré colocando los links de los videos de las canciones para que puedan disfrutar mientras leen. Sin embargo, me apena informar que no colocaré la traducción de las letras, ya que no la he encontrado en español.

Sin mucho más que decir por el momento les dejo leer el capítulo piloto, dependiendo de la suerte que corra este fic, decidiré si actualizarlo o dejarlo con este simple capítulo.

Espero les guste. 

Besos.

 

Kenn Bielefeld

SOUNDTRACK

Kenn Bielefeld

 

 

 

Capítulo Piloto.

 

Era una mañana tranquila en el país de los demonios, hasta que un sonoro grito se escuchó por todo Pacto de Sangre, cortando el coro de los pájaros.

 

-¡¿Una misión en la Tierra?! –preguntó cierto muchachito de piel morena y ojos negros. Y es que acababan de darle a firmar la autorización, donde dictaba que permitía a Wolfram von Bielefeld viajar a la tierra para realizar aquella importante misión. ¿El único detalle? El rubio debía estar ausente durante 3 años (terrestres, en Shin Makoku serían aproximadamente 10, quien sabe).

 

¿Y por qué debía autorizarlo? Bueno, porque al ser Wolfram su prometido, tenía cierta autoridad sobre el muchacho.

 

-¿Qué es lo que le incomoda de dejarlo ir, Majestad? –le preguntó Günter bastante sorprendido por la reacción del pequeño rey.

 

-¿Eh? ¿Incomodarme? –en realidad ni él mismo sabía, no se había percatado de cómo había reaccionado ante la noticia.

 

-Él ya aceptó. Así que no veo ningún inconveniente en que usted firme la autorización –mencionó Conrad  para facilitar un poco las cosas.

 

Lo que no sabía el castaño era que en la mente se su atolondrado ahijado se venía una ola de confusión y sentimientos mezclados. ¿Confusión? Sí, Yuuri últimamente tenía conflictos con sus sentimientos por el rubio, ya cada vez se le hacía más complicado manejarlos. Estaba pensando demasiado si firmar o simplemente negarse. Se suponía debía ser sencillo, pero sus cabeza estaba contrariada.

 

 Por un lado no soportaba que Wolfram estuviera detrás de él todo el tiempo y menos que le hiciera una escenita de celos. Sin embargo, cada que el rubio se ausentaba varios días a causa de su labor como soldado, se sentía sumamente solo. O cuando los pretendientes del chico se le acercaban para darle un obsequio o simplemente presentar sus respetos, Yuuri se irritaba y hacia una especie de berrinche interno, pero el moreno nunca se atrevía a reclamar.

 

Excepto aquella vez…

**********

Le habían avisado a Wolfram que tenía una visita en el salón principal. El rubio salió de la oficina de Yuuri, donde siempre le hacía compañía mientras éste trabajaba, y se dirigió al lugar señalado. Yuuri, muerto de la curiosidad, lo siguió.

El joven Mazoku había entrado al enorme salón, y Yuuri entreabrió un poco una de las puertas para poder ver bien. No podía escucharlos porque estaban muy alejados. Pegó el ojo a la ranura y logró apreciar cuando la visita del rubio, un joven un poco más alto que Wolfram, de cabello no muy largo y de un peculiar color guinda y ojos azules, le hacía la entrega de un bello ramo de flores, aunque no era cualquier flor, era la preferida del ojiverde. En seguida le extendió una cajita y por ultimo depositar un beso en su mejilla izquierda.

 

El joven rey, que estaba ya muy molesto, esperó que Wolfram le soltara un buen puñetazo al joven por su atrevimiento, pero ese momento nunca llegó; todo lo contrario, el rubio le sonrió y se sentó junto a él.

 

Cabreado por la reacción se su prometido, abrió las puertas del salón de un solo golpe, se dirigió hacia Wolfram, lo tomó de una mano y lo arrastró fuera de la habitación.

 

Entre gritos y maldiciones, Wolfram logró soltarse de Yuuri y lo encaró como el orgulloso Mazoku que era.

 

-¡¿QUÉ DEMONIOS HACES MALDITO ENCLENQUE IDIOTA?! –gritó el rubio a todo pulmón.

 

-¡¿QUÉ QUÉ HAGO YO?! ¿QUÉ HACE TÚ, RUBIO INFIEL? –respondió el otro chico en el mismo tono molesto.

 

-¿In… infiel? –la confusión adornaba claramente la cara del rubio.

 

-No te hagas el desentendido. ¡Te vi con ese sujeto, aceptas sus flores, aceptas su regalo y aceptas su beso! – Yuuri se estaba poniendo rojo del coraje.

 

-¡¿ME ESTABAS ESPIANDO?! –volvió a gritar histérico el ojiverde.

 

Curiosamente nadie pasaba por ese pasillo. O mejor dicho nadie se atrevía a pasar por ahí. Bien sabían cómo manejar las discusiones premaritales de esos dos.

 

-¡No!... bueno…si… un poquito –confesó remarcando la ultima parte con los dedos.

 

-¡¿Cómo te atreves?! –Wolfram se estaba saliendo ya de sus casillas.

 

-Es que… tenía curiosidad –comenzó mientras jugaba con los dedos –de saber quien quería verte… ¡PERO ME ALEGRA HABERLO HECHO, ASÍ PUDE DARME CUENTA DE QUE ERES UN MALDITO INFIEL! –no hacía falta mencionar que ya había perdido el juicio.

 

-Eres un enclenque idiota –bufó Wolf –Yo jamás te sería infiel, además no debes juzgar a las personas sin siquiera estar bien informado.

Yuuri no dijo nada, seguía lo suficientemente molesto.

 

-¡Serás idiota! – soltó el rubio con tono molesto.

 

-¡No me llames idiota que no lo soy! –replicó el otro –Entonces explícame, ¿quién es él?, ¿por qué te trajo flores?, y lo más  importante, ¿por qué te besó?

 

-¿Por qué habría de contestarte eso? –Wolfram se interrumpió unos segundos y sus ojos se abrieron enormemente por el descubrimiento –Un momento, Yuuri… ¿estás celoso? –la voz del rubio escondía cierta felicidad ante la posibilidad de que su suposición fuera acertada.

 

-¿Ce-celoso? –el rojo invadió sus mejillas de forma inesperada y el corazón le empezó a latir con locura –Por supuesto que no, ¿por qué debería estarlo?

 

-Bien, no contestaré. Con permiso, debo regresar con mi visita –se dio media vuelta para regresar por donde había llegado.

 

-¡CONTÉSTAME! –gritó emberrinchado el rey, tomó a su prometido por el brazo tirando de él bruscamente para que lo mirara de frente.

 

-¡No quiero! –rezongó seguido de un zapatazo al piso.

 

-Es una orden Wolfram –la expresión de Yuuri era tan severa que el rubio no tuvo de otra más que contestar.

 

-Está bien. Es mi primo Edmond, vino a visitarme ya que estaba de paso. Él siempre ha tenido cierta fijación hacia mí, es por eso que le gusta consentirme con regalos. Lo del beso en la mejilla… eso es nuevo, pero no lo vi como algo malo ya que sólo fue en la mejilla.

 

-¿Es… tu primo? –preguntó Yuuri muy apenado.

 

-Sí

 

El pelinegro comenzó a reír nerviosa e idiotamente como era su costumbre, después de haber montado tremenda escena.

***********

Sí, esa vez se había dejado llevar por los celos, pero no lo había aceptado, como siempre.

 

-¿Majestad? –llamó Günter, zarandeándolo con cuidado para hacerlo reaccionar –¿se encuentra bien?

 

-Sí, sí. Descuida Günter. ¿En qué estábamos?

 

-En que iba a firmar la autorización –contestó el secretario.

 

-¡Ah! Es verdad –Yuuri puso la pluma sobre la línea, le temblaba la mano, seguía dudando – ¿dónde está Wolfram?

 

-Empacando, ¿lo necesitas Yuuri? –preguntó Conrad.

 

-Quiero que venga… ¿y por qué está empacando si todavía no firmo? –se quejó.

 

-Supongo que quiso adelantarse, ¿quieres que lo traiga?

 

-Por favor.

 

*___*___*

Conrad tocó la puerta de la habitación de su hermano menor.

 

-¡Adelante! –dijo una voz desde el otro lado de la puerta. Con la palabra mágica dicha, entró y vio a su pequeño hermano terminando de empacar.

 

-¿Necesitas ayuda para cerrarla? –le preguntó con su habitual sonrisa.

 

-¿Ya firmó? –fue lo que contestó el otro.

 

-Aún no, quiere que vayas a su oficina –guardó silencio un momento y luego prosiguió -¿De verdad quieres ir Wolf? –preguntó al mismo tiempo que se acercaba al rubio.

 

-Eso creo, si no lo hago yo, ¿quién más? Y antes de que lo digas, tú no puedes, debes cuidar bien de él –dijo con el rostro más relajado. La relación entre Conrad y su hermano menor se había ablandado bastante.

 

-Pero es mucho tiempo y… –no pudo terminar.

 

-Está bien Conrad. Además creo que me hará bien alejarme de Yuuri por un tiempo. Puedo pensar las cosas y tal vez logre olvidarlo y cuando regrese concederle su libertad… después de todo eso es lo que él quiere –suspiró tristemente –y yo quiero hacerlo feliz, sin importar nada.

 

Sus ojos se habían humedecido.

 

-Wolfram, sabes que eso no es verdad, él te ama, sólo necesita tiempo –a pesar de sus palabras, abrazó a su hermanito y acarició su cabello. Conrad se sintió feliz de no ser alejado.

 

El rubio hundió más el rostro en el pecho de su hermano y dejo caer unas cuantas lagrimas. Es realidad no quería irse, pero sentía que era lo mejor. Y aún si las palabras de Conrad eran ciertas, él debía cumplir su misión por el bien de su nación.

 

Se alejó de su hermano y éste limpio su rostro amorosamente.

 

-Vamos –dijo Wolfram saliendo primero de la habitación, Conrad no dijo nada, simplemente lo siguió.

 

*___*___*

 

Wolfram entró sin tocar, seguido de Conrad. Se plantó frente al escritorio del pelinegro, guardando la compostura.

 

-¿Para qué me necesitas Yuuri? –le preguntó con un tono arrogante, característico de él.

 

En un rincón de la oficina Gwendal se acercó a Conrad y le preguntó en voz baja:

 

-¿Él está bien? –le preocupaba la calidad emocional* de su hermanito adorado.

 

-Lo está. Sabe cómo llevar esto, no te preocupes Gwen –respondió el segundo hermano.

 

-Wolf, sólo quería preguntarte algo –respondió el pelinegro ante la pregunta de Wolfram.

 

-Bien, te escucho.

 

-¿Estás… -se interrumpió –uhmm, ¿puedo hablar con él a solas? –pidió a todos los hombres que los acompañaban.

 

-Con permiso –sin nada que objetar los tres salieron.

 

Una vez que se quedaron solos Yuuri prosiguió.

 

-¿Estás seguro de querer ir, Wolf?

 

-Sí

 

-Pero es mucho tiempo. ¿Acaso no vas a extrañar a tus hermanos y a Shin Makoku?

 

-Claro que los voy a extrañar, pero está bien. No es tanto tiempo como crees –respondió tranquilamente el rubio.

 

Yuuri no estaba seguro de las cosas en ese momento, sólo una era una certeza: no quería a Wolfram lejos de sí por tanto tiempo, y había tenido una buena idea para hacerlo cambiar de opinión.

 

-Pero… ¿acaso no vas a extrañarme? No quieres estar lejos de mí ¿o sí? –sugirió el rey con una sonrisa.

 

Wolfram no terminaba de hallar sentido a las palabras de su prometido. Era una forma tan cruel de hacerlo desistir de su decisión, pero el ya había escogido y no daría marcha atrás.

 

-No tengo problema en alejarme de ti Yuuri, está bien, quiero hacerlo. Además no creo tener tiempo para extrañarte, voy a estar muy ocupado con la misión, así que no te preocupes –dicho eso le regaló una sonrisa, falsa por supuesto.

 

Yuuri no podía creer lo que había salido de los labios del rubio. ¿Wolfram había dicho que no lo extrañaría? Esas palabras habían removido algo en su interior. Se sentía terriblemente triste. Pero no tenia de otra que aceptar la decisión de Wolfram.

 

-Ya veo, entonces firmaré –plasmó su firma en el papel, derrotado.

 

-Gracias, ahora con permiso, debo terminar mis maletas –salió de la oficina a su habitación. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).