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"My own little cupid" por Angel del Diablo

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Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Kishimoto-sensei.

Gracias a Silver Wolf por la idea y a mi musa por la ayuda... ¡y a todos los que entren a leer!

Esta es la portada!!! la hizo Kame-chan... y es preciosa!!!! ¿os gusta?

Portada

Notas del capitulo:

Bueno, espero que les guste. Tardaré un poco en actualizar (ando de mudanza y acabando de exámenes) pero no lo abandonaré!!

Gracias por leer ^__^

Un chico rubio, de unos 20 años, corría por los pasillos de la enorme universidad, tratando en vano de encontrar el aula. Llevaba poco tiempo allí y no se sabía todavía dónde estaban sus clases.


Para colmo, le tocaba Literatura, y su profesor era el que menos tenía en cuenta que al ser nuevo no sabía nada del lugar ni de que se tenía uno que cambiar de aula para cada clase. Miró de nuevo su reloj, ya pasaban casi 10 minutos de la hora. Seguro que habían empezado la clase y no había nada que le asustara más que interrumpir la clase de Literatura con la misma tonta excusa de que se había perdido.


 


Cuando llegó por fin al aula, por un momento estuvo a punto de no pasar. Pero más vale tarde que nunca ¿verdad? pensó mientras tocaba a la puerta y la abría con lentitud. Sus compañeros lo miraron y algunos suspiraron, sabiendo lo que tocaba en ese momento. Naruto, sin embargo, no les hacía caso. Se apartó con nerviosismo el pelo rubio que tenía pegado a la frente por el sudor mientras se fijaba en su profesor. Éste se giró y lo atravesó con sus ojos negros, mientras soltaba la tiza.


 


-Llega tarde. –Naruto tragó saliva mientras pensaba una excusa, pero bajo aquella mirada solo se le ocurrió decir:


 


-Lo siento mucho, Sasuke-san. –Sasuke se fijó en lo sofocado que venía, pero no por eso iba a ser más comprensivo con él. Girando la cabeza, le señaló con la mano su asiento. El rubio pareció aliviado hasta que, después de que se sentara, el otro le dijo:


 


-Nos vemos después de las clases. Ya sabe dónde. –el rubio asintió apenado. Siempre que le decía eso era porque tenían que verse en su despacho, para que le regañara por su impuntualidad, por interrumpir o por cualquier cosa.


 


El resto de la clase pasó sin apenas moverse de su asiento. No quería que el profesor le tomara más manía. Se sentía tan tonto, lo unico que tenía que hacer era recordar dónde estaba el aula… pero le resultaba imposible. Nunca se le había dado bien y el hecho de que tuviera de golpe un aula por asignatura le hacía hacerse un lío.


 


Cuando acabó la clase, caminó en dirección a la cafetería. Necesitaba tomarse algo con cafeína para despertarse o si no el resto de la mañana no haría más que meter la pata.


 


 


Tocó la puerta con suavidad y se decidió a entrar a pesar de que no le había dado permiso. Se acercó con lentitud y se quedó frente a su mesa, mientras Sasuke dejaba lo que estaba leyendo para prestarle atención:


 


-Lo siento mucho –empezó el rubio. -Sé que llego tarde muchas veces, pero tiene que entender que me resulta difícil. Es la primera semana y todavía no me he aprendido bien el horario. Por favor, no quiero que me tome manía o algo así…


 


-¿Manía? –preguntó el mayor, mirandolo. -¿Crees que estás aquí porque te tengo manía? –el rubio no sabía si la pregunta iba o no con trampa, así que decidió quedarse callado antes que meter la pata.


 


-No es por manía. Simplemente, como tutor de tu clase, tengo que estar pendiente de todos vosotros. Y, si haces en las demás clases lo mismo que en la mía creo que las cosas no te van a ir demasiado bien. –Naruto bajó la cabeza avergonzado, mientras intentaba no decir algo indebido.


 


-No quiero que me malinterpretes. No es que tú me importes más o menos que el resto, pero eres el que más problemas tiene ahora y es mi deber intentar ayudarte. Así que te aconsejo que te aprendas cuanto antes el horario, te hagas un mapa o algo así… pero por favor… ¡no llegues tarde otra vez! –le había gritado más de la cuenta. El rubio solo atinó a asentir antes de salir de allí casi corriendo. Sasuke se recostó en su silla, suspirando.


Naruto, por su parte, había echado a correr, alejándose todo lo que podía del despacho. Se sentía fatal porque él lo único que quería era caerle bien. Se paró en una esquina, ya un poco lejos de la universidad, ha respirar después de la carrera. Su mudanza allí había sido repentina y no le agradaba del todo el lugar, pero al conocer a su profesor le había gustado casi al instante pero… no hacía más que meter la pata con él. “¡Idiota!” pensó mientras golpeaba la pared. Frustrado, se alejó en dirección a su pequeño apartamento, mientras el sol se iba poniendo.


 


Sasuke, por su parte, andaba con paso rápido en dirección a la escuela, mientras se iba haciendo poco a poco de noche. Aunque todavía estaban en Octubre, a veces por la noche hacía frío. Y como ese día no había podido ir en coche, no quería que se le hiciera tarde.


Cuando entró en la escuela, enseguida salió a recibirlo la profesora. De cabello rosa, siempre lo recibía con una sonrisa y alguna excusa para que tomara algo con ella.


 


-Buenas noches Sasuke. ¿Qué tal le ha ido el día? ¿No le apetece pasar y tomarse algo conmigo?


 


-Lamento mucho no haber podido llegar antes. Sé que esto no es una guardería, pero me ha sido imposible acabar antes.


 


-No se preocupe, no pasa nada por un día. Además, hemos estado haciendo los deberes juntas y lo hemos pasado muy bien. También hemos merendado muy rico por lo que con una cena ligera estará lista.


 


-Gracias –Sasuke pasó de largo y se fue directo aula. Cuando entró, no había nadie, salvo una niña sentada en uno de los pupitres. Leía un libro de cuentos con expresión de saberse de memoria lo que decía. Tenía el pelo negro como la noche, recogido en dos trenzas que le caían por la espalda. Su piel era muy pálida y sus ojos de un tono azul claro. Cuando oyó los pasos del moreno, alzó la vista y dejó el libro:


 


-¡papá! –Sasuke se agachó para que la pequeña quedara a su altura y así poder abrazarla.


 


-Sayuri, mi niña… ¿qué tal has pasado el día? –la pequeña rodó los ojos y susurró:


 


-Sakura-sensei sigue creyendo que me gustan estos libros –le señaló el que estaba leyendo.


 


-¿La bella durmiente? Es una historia muy bonita.


 


-Lo se papá, pero la he leído un millón de veces. Ya no me entretiene tanto como antes. Me gustaría oír historias nuevas.


 


-Bueno, ve recogiendo tus cosas. Y mientras volvemos a casa podemos pensar en una historia nueva ¿vale?


 


Sayuri guardó en su pequeña mochila verde sus cosas y, antes de que se la pudiera poner a la espalda, Sasuke ya la había cogido.


 


-Yo la llevaré. Dile adiós a tu sensei. –cogidos de la mano, salieron del aula.


 


-Hasta mañana, Sakura-sensei –se despidió la morena de su profesora mientras salían de la escuela.


 


-Hasta mañana Sayuri. Y buenas noches, Sasuke –a Sayuri no se le escapó que le había puesto ojitos a su padre. A la pequeña eso no le gustó nada. Ella era la única que podía decidir con quién salía su papá, ya que él no tenía buen ojo eligiendo pareja.


 


 


Cuando llegaron a casa, ya era un poco tarde. La cena fue muy ligera por esa razón y Sayuri se fue a la cama demasiado tarde para alguien de su edad.


 


-Buenas noches, pequeña. Siento que hoy sea tan tarde. No logro apañarme bien con este nuevo trabajo. Por eso no tengo tanto tiempo –susurró apenado el moreno, mientras acariciaba la cabecita de su hija.


 


-No pasa nada, papá. Verás como pronto te acostumbras y todo es más fácil.


 


-También había pensado en… volver a intentar salir con alguien.


 


-¿Por qué?


 


-Creo que necesitas alguien que te cuide ¿no? –la pequeña lo pensó un momento. Después, agarrando la mano de su papá le dijo:


 


-Pero déjame que yo elija ¿vale?


 


-¿Y qué sabes tú de eso? –le preguntó Sasuke mientras le hacía cosquillas.


 


-Me doy cuenta de cuando la gente es mala y quiere hacerte daño, papá –lo dijo con la expresión de alguien mayor, de una persona que había vivido ya más de lo que la pequeña había podido vivir. Sasuke la miró extrañado. A veces tenía la impresión de que su hija era una especie de genio o algo así pero otras veces, cuando la veía jugando o leyendo un libro, parecía que en realidad no se enteraba y que todo era casualidad.


 


-Bueno, ya hablaremos mañana de eso ¿vale? Por ahora a dormir, que mañana tienes que ir al cole otra vez. Buenas noches.


 


-Hasta mañana, papá. –la besó en la frente y después salió del cuarto y apagó la luz.


 


Se metió entonces en el pequeño estudio y se puso a revisar papeles. Llevaba mucho retraso y esa noche tendría que estar hasta tarde.


Poniendo al día el temario con respecto a lo que había avanzado ese día recordó de pronto la cara que había puesto Naruto Uzumaki en su despacho. Dejó lo que estaba haciendo y se recostó en el asiento, tratando de no sentirse mal.


No era verdad lo que le había dicho, no es que se preocupara de todos los alumnos por ser el tutor (en la universidad ya no se hacen esas cosas) pero si que se preocupaba por él. No es que fuera su “favorito” pero, por alguna razón, pensaba más en él que en el resto de los alumnos.


Sabía que se había portado muy frío con él, y también entendía su situación (él estaba en una muy similar) pero no quería que se notara el especial interés y la atención que le dedicaba, por lo que trataba de hacer ver a los demás que lo hacía por obligación y que en realidad no le gustaba nada.


Se frotó los ojos, cansado, y trató de volver a lo que estaba haciendo. No quería que aquél sentimiento de echarle una mano el otro llegara a ser algo más, por lo que no se permitió volver a pensar en él en toda la noche.


 


 


Lejos de allí, Naruto tampoco podía concentrarse. Tenía mucho retraso con los apuntes y no lograba concentrarse. Se decía a sí mismo que era porque era tarde y estaba cansado pero la realidad era que se sentía como un idiota por la metedura de pata tan grande que había tenido. Suspiró frustrado mientras se revolvía el pelo. No sabía qué hacer. No quería quedar de nuevo como un idiota pero siempre tenía la mala suerte de que, por unas cosas o por otras, nunca lo hacía bien. Un ruido, en ese momento, lo distrajo de sus pensamientos. La puerta del apartamento se abrió y apareció su compañero. Entró tambaleándose un poco y con algo de torpeza. El rubio suspiró, sabiendo que eso significaba que había bebido. A pesar de ser dos años menos que él (acababa de cumplir los 18) Sai era poco responsable y no se cuidaba nada. Frecuentaba malas compañías y todo eso solo porque no hacía caso de nada.


 


-Hola Sai –lo saludó al ver que no venía demasiado bebido.


 


-¿Qué… tal? –el moreno se sentó en el suelo a su lado y se apoyó en la mesa. Miró al rubio con ojos vidriosos y le susurró:


 


-Me… gustas mucho. Quiero que… nos acostemos.


 


Continuará…

Notas finales:

Perdón porque se quedó cortito este primer capi >.<

¿Merezco un rr? Si me dejan alguno me harían muy feliz ^^ y me ayudarían a sacar antes el próximo capitulo!!


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