Llamé a Daisuke a su móvil y le pedí que nos juntáramos en el parque cerca de nuestras casas. Necesito conversar con él, siempre ha estado en todos y cada uno de mis momentos, y ahora más que nunca lo necesito cerca. Creo que voy a estallar.
- ¿Me esperaste mucho, Take? - Noté que Daisuke venía agitado. Su desordenado cabello sin los googles le daban otro aspecto, pero no dejaba de verse bien.
Llevaba una chaqueta no muy gruesa. Era muy tarde y, por suerte, el verano daba noches muy calurosas. Pero, aunque vestíamos ligeros, yo sentía un frío en el alma que no me dejaba descansar ni parar de temblar por las noches.
- No mucho. Gracias por venir – Esbocé una sonrisa. Siempre he sido amable con él, por lo que le invito a sentarse a mi lado.
- ¿Qué sucede? - Me pregunta, buscando mi mirada – Has estado muy extraño últimamente, Take. Estoy preocupado, por eso vine apenas me llamaste -
Se que he actuado diferente estos últimos días. He pensado en todo lo que busco, lo que quiero.
- ¿Sabes, Dai? - Miré el cielo estrellado. Auguraba un caluroso día por venir – Nunca he buscado nada raro. Pero estoy cansado de esperar – Se que me escucha con atención, así que sigo con mis palabras – No me importan los regalos, peluches, chocolates o algo, simplemente que le guste estar conmigo. Que conozca mis sonrisas, que prefiera conversar horas conmigo que salir de fiesta con desconocidos – Mi monólogo salía sin parar. Sentí como mi voz cada vez de quebraba más y más – Podría escribirme una carta. Me importa poco si su letra es irreconocible o cortas, pero serían para mí. O que me acompañe a casa, o que pase por mí cuando desee salir – Lágrimas caen por mis ojos, pero sigo mirando al cielo para no ver la cara de preocupación de Daisuke – Reconozco que cuando me enfado soy insoportable, que puedo decir muchas cosas hirientes o incluso golpear a las personas, pero... ¡Cómo me gustaría que me abrazaran para calmarme! - Cierro con fuerza mis puños, la rabia empieza a consumirme - ¿Existirá una persona así? ¿Tan feo y repulsivo soy que nadie se me acerca? - Rabia, tristeza, dolor, enojo. Sentimientos contradictrios pasan por mi cabeza y duelen en mi corazón.
Su abrazo me hace volver a la realidad. Es cálido y no puedo evitar abrazarlo de vuelta. Daisuke siempre sabe cuándo necesito de su apoyo, cuánto estimo su hombro y, lo peor, es que soporta mis golpes cuando no debería recibirlos.
- Keru – Me llama por ese diminutivo que nadie usa, sólo él, cuando estamos a solas – De verdad, no creo que seas feo ni repulsivo – Me alejo de su hombro para mirarle a la cara. Seco mis lágrimas, ya estoy un poco más calmado – Yo siempre paso por tí, para ir a la escuela o para salir. Incluso vamos juntos a los entrenamientos de nuestros clubes – Me sonríes, nervioso. ¿Estás sonrojado, Dai? - La última vez que me golpeaste, estabas tan enfadado que no se me ocurrió nada más que abrazarte muy fuerte. Seguiste pegándome que me dejaste la cara hinchada porr varios días, ¿Recuerdas? - Se llevó una mano a su nuca, con una risilla nervioso.
- ¿Recordarlo? Me sentí culpable durante 2 semanas, incluso cuando ya te habías recuperado – Una media sonrisa apareció en mi rostro - ¿A que vas con todo esto, Dai? -
- Esa media sonrisa tuya... Al menos ya no estás triste – Comentó, ignorando mi pregunta – Es muy agradable salir contigo. Prefiero eso que ir a un boliche o al karaoke con los chicos del club de soccer – No logro entender qué quiere decirme – Creo que se aburrieron de invitarme. Siempre les digo que saldré contigo y no insisten en pedirme que los acompañe – Se quedó en silencio unos segundos, pensando – Y si nadie se te acerca a tí, Keru, es porque yo no quiero que nadie más se te acerque – ¿Por su culpa? ¿Él es el culpable de que no pueda ser feliz?
Pero toda mi rabia naciente murió con la sorpresa de sus labios sobre los míos. Estaba impactado, tanto que pude ver sus ojos cerrados cuando me besaba y yo, impávido, no supe cómo reaccionar.
Sus ojos castaños me miraban, profundos y cálidos. Su sonrisa me calmaba, producía sensanciones en mi cuerpo que me llamaban a corresponderlo. Y así lo hice, tomando sus labios y cerrando mis párpados cuando sentí que él profundizaba nuestro beso. Sus manos en mi cabeza, las mías en su cintura y nuestras respiraciones acompasadas.
Hasta llegar a nuestro límite, donde nuestros cuerpos necesitan de oxígeno para seguir funcionando. No nos separamos mucho, pero no quiero abrir mis ojos y encontrar su mirada. Siento mi rostro acalorado, mis manos tiemblan y no quieren separarse de su cuerpo tibio. Mi alma vibra, regocija y pide más de Daisuke.
- Tú quieres a alguien, yo quiero ser esa persona, Keru – Siento su frente chocar suavemente contra la mía, su cálido aliento rozar mis labios y su nariz pegada a la mía – Quiero que sepas que te quiero, te adoro y te amo, Keru – Eso me obliga a abrir mis ojos para ver si realmente lo dice en serio – Hace mucho que quería ser más que tu amigo. ¿Quieres ser mi novio, Keru? -
- Dai... - No puedo evitar sentirme la persona más feliz del mundo – Y hace menos de cinco minutos me sentía la persona más desdichada del mundo – Le acaricié la mejilla izquierda, sonriéndole – No me dejes, nunca. Por favor – Le pido, viendo una sonrisa en sus labios – Te entrego mi corazón, mi vida y mis sentimientos, Dai – Vuelvo a besarle, muy corto y lento, sobre sus tiernos labios.
- Jamás, Keru – Su voz irradia confianza – Jamás te dejaré. Lo que me das ahora serán mis tesoros. Y yo quiero darte algo, que nunca salgo sin él – Veo que saca del bosillo de su chaqueta un pequeño cuadernillo de notas, edición de bolsillo, con un lápiz sobre el anillado de las hojas – Yo sí te escribo cartas. Algunas son cortas, otras muy largas, pero siempre pensando en tí, Takeru – Me entregó su libreta con las manos temblorosas. Se que reflejan sus sentimientos. Y que tiene una caligrafía horrible, pero será lo más hermoso que leeré.
- ¿Quieres venir a mi casa? Mamá no llegará esta noche – Me sonrojé demasiado al pensar en lo que acababa de ofrecer, pero no me importa: Daisuke es mi novio ahora.
- ¿Tienes frío? - Me pregunta. Se saca su chaqueta y la pone en mi espalda. Y no puedo evitar ver que está con su pijama encima – Sí, salí sin vestirme – Rió. Lo tomo de la mano y lo llevo a mi casa.
Definitivamente, Daisuke es y será, siempre, el descuidado, celoso y protector novio que tendré por mucho, mucho tiempo.