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El aroma del deseo por cutebeast64

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Notas del fanfic:

Rumiko takashi creó a los personajes, yo solo los pongo en situaciones yaoi sacadas de mi retorcida imaginación fujoshi.

Notas del capitulo:

Bueno, segundo fic SesshumaruXInuyasha *Sonido de aplausos y ovaciones* Esta vez tomé un rumbo totalmente distinto al del otro One-shot e hice algo más ligero y lemon, con una línea creativa similar a la de los doujinshi. Espero les guste y dejen reviews, porque aunque no se me da muy bien esta pareja ¡Voy a dedicarme a ella hasta lograr sacar algo bueno! Ahora sí, pueden leer.

EL AROMA DEL DESEO


-       ¡Maldito Sesshumaru!- Una vez el grito llegó a sus oídos, supo a lo que debía atenerse. Tomó aire y se giró hacia Inuyasha, quien venía corriendo hacia él con una de las mangas de su traje caída, mostrando la mitad de su blanco pecho, mientras las garras y los colmillos brillaban como las de una bestia que quiere sangre- Sankote-


-       ¿Quieres más?- Inuyasha estaba a punto de usar su técnica en Sesshumaru, pero aquellas palabras lo hicieron detenerse justo antes y retroceder un par de pasos con un tic lleno de ira en uno de sus ojos almendrados.


-       No quiero- farfulló entre dientes totalmente avergonzado, retrocediendo unos pasos más para que Sesshumaru no pudiese atacarlo-


-       Entonces ¿Porqué vienes medio vestido?- odiaba la calma con la que su hermano siempre respondía a sus gritos, dejándolo en desventaja con la misma facilidad con la que se pisaría a un insecto del camino. Bufó molesto, se tranquilizó y llenó sus pulmones de oxígeno para volver a gritar


-       ¡¡Para mostrarte eso!!- gritó al recordar la razón inicial de su ira hacia Sesshumaru, y al ver que el mayor parecía estar dudando de sus palabras, buscando con la mirada aquello que se supone que le mostraría, señaló su pezón lleno de pequeñas marcas de mordidas- ¡¡Me dejaste marcas en toda la piel, tú maldito desgraciado!!


-       Ah…-respondió el mayor vagamente y luego le dio la espalda para terminar de ponerse la armadura, mientras Inuyasha ardía en ira tras él-


-       ¡Ponme atención cuando te hablo! ¿Qué voy a hacer si alguien lo nota? ¿Ah, ah? ¡Trata de responder eso o te cortaré con la Tetsusaiga por toda la mitad!- Gritó enojado mientras empuñaba la temeraria espada hacia su hermano que terminó de ponerse la armadura y se giró hacia él en aras de responder a aquella pregunta que había formulado de manera tan desinteresada


-       Diles la verdad- otra de esas respuestas que aunque lógicas, le molestaban más que nada… ¡Él jamás diría algo como eso en frente de sus amigos! Algo tan vergonzoso qué…qué…- Diles que te vencí sin esfuerzo alguno cuando me buscaste para pedir una revancha, que trataste de pelar otra vez y yo te tiré al suelo con una sola mano. Que te veías como una linda perrita en celo mientras te retorcías en el suelo respirando agitado, y que por esa razón te violé en ese preciso lugar sin que tú hicieras absolutamente N-A-D-A para detenerme porque estabas demasiado ocupado G-I-M-I-E-N-D-O todas las vocales a mi oído. Diles eso…


Las mejillas de Inuyasha se incendiaron en un instante, alcanzando el tono carmín de su traje y sus ojos quedaron fijos al suelo, temblando tanto como él ante aquellos recuerdos que le producían tantos sentimientos contradictorios hacia su hermano y al mismo tiempo el odio suficiente como para querer partirlo por la mitad con sus Tetsusaiga. Algún día lo haría; algún día le quitaría algo más que un brazo con la Tetsusaiga, ese era su juramento oculto mientras miraba al suelo totalmente avergonzado.


-       Espera…-llamó elevando la voz como si fuese a gritar pero sin hacerlo, al ver que Sesshumaru se alejaba sin decir una sola palabra. Solo podía ver aquella espalda que se mostraba tan imponente y sentir esa furia que ardía en su pecho…El mayor se detuvo, giró sobre sus talones, y avanzó un par de pasos para quedar frente a Inuyasha, mirándolo con aquellos ojos dorados llenos de un sentimiento difícil de descifrar-


-       ¿Ibas a decir algo?- Sesshumaru adelantó una de sus manos hasta encontrar el cabello blanco sedoso del menor, que sujetó entre sus dedos en una caricia un tanto particular


-       Te odio- murmuró Inuyasha levantando un poco el rostro para poder ver a su hermano que lo miraba desde sus varios centímetros de superioridad- te odio y te juro que te voy a matar…


Sesshumaru no dijo nada, simplemente se inclinó un poco y capturó los suaves labios de Inuyasha, que temblaron como si tuviesen vida propia al ser acariciados de una manera tan cariñosa y a la vez tan sensual. Las manos de Inuyasha se movieron sorprendidas, resbalando la Tetsusaiga de su mano para transformarse de nuevo al caer al suelo, quedando solamente un sonido de metal golpeando las rocas y hojas secas del camino. Luego el trinar de un ave en la distancia… El latir acelerado del corazón del menor al sentir la lengua ajena introduciéndose en su boca, degustándolo, deleitándose con el sabor, consumiendo aquella sensación de placer recién descubierto. Jamás había besado a nadie con esa intensidad; sus besos con Kikyou habían sido los roces simples y románticos de los niños indefensos que juegan a amarse…Nunca tan profundos, nunca tan lujuriosos…


Sus manos se levantaban en el aire para sujetarse con fuerza de la espalda del mayor, clavándole las garras con toda la intención, como si esperara que Sesshumaru le soltara al sentir aquel dolor; pensamiento ingenuo. Sesshumaru no sentía aquellas garras en su espalda como un «Aléjate en este momento» sino como un «Quiero más…», y quizás tenía razones suficientes para pensarlo, ya que Inuyasha realmente no parecía estarlo odiando.


Al parecer Inuyasha se había logrado adaptar después de tan solo una noche a aquella sensación de placer, lo cual solamente hacía que Sesshumaru se sintiera más curioso, más deseoso de volver a tenerlo entre sus brazos y hacerle el amor. Inuyasha tenía un cierto aroma en su cabello, en su cuello e incluso en su vientre que excitaba a Sesshumaru al tenerlo tan cerca, lo cual solo le generaba más curiosidad, pues no recordaba haber sentido ese aroma antes…  ¿Sería acaso alguna muestra de la madurez de Inuyasha?


La primera vez que había sentido aquel olor que le embriagaba y absorbía, obligándole a ceder a los impulsos más básicos de su naturaleza de demonio, fue en alguna mujer gato que estaba en celo. Quizás por eso había hecho la comparación de la expresión de Inuyasha con la de una «Perrita en celo». Porque ese era el olor que exudaba  aquel cuello por el que resbalaba su lengua al mismo tiempo que quitaba la ropa del menor con un par de movimientos de su mano, sin que Inuyasha pudiese hacer nada aparte de gemir y abrazarlo con más fuerza, como esperando arrastrar a Sesshumaru a las profundidades.


-       Ahhh…Sesshumaru…-


-       Ya estás gimiendo de nuevo- Inuyasha se molestó bastante ante aquel comentario que Sesshumaru había hecho de manera no tan inocente y frunciendo el ceño ocultó su rostro entre sus manos.


Las manos de Sesshumaru se encontraron cada una con uno de los pezones del menor, sonrosados y llamativos, así que empezaron a jugar con ellos…rodearlos con sus dedos, rasguñándolos levemente con la punta de las garras para después aprisionarlos entre los labios y succionarlos con fuerza, mimándolos con la lengua hasta que los gemidos volvieran a brotar de aquellos labios color caramelo e Inuyasha se abandonara a la lujuria.


-       ¿Por qué Sesshumaru?- Inquirió Inuyasha algo incómodo al sentir como el mayor le quitaba lo poco que le quedaba de ropa, dejándole vulnerable por segunda vez- ¿Por qué me haces esto? ¿Estás tratando de humillarme?


A decir verdad, se había resistido mucho más la primera vez. Había pataleado, había tratado de recuperar la Tetsusaiga e incluso había tratado de usar el Sankotetsu y las cuchillas de sangre, siendo detenido una y otra vez por Sesshumaru que seguía abriéndose paso hasta finalmente lograr penetrarlo en medio de los sollozos ahogados por su parte al sentir ese creciente dolor.


-       No- respondía nuevamente en el mayor de una manera concisa y vaga a la vez, haciéndolo enojar antes de hacerlo gemir al sentir como uno de los dedos se internaba en su recto- Lo hago por tu olor.


-       ¿Mi…olor?- Inuyasha no estaba comprendiendo, pero Sesshumaru tampoco podía hacer nada. Él mismo no lograba entender porqué Inuyasha olía tan bien, solo sabía que se sentía ligeramente borracho, apoyándose en el hombro de Inuyasha para sumirse en aquellas feromonas que brotaban de Inuyasha al tener sexo.- Es exquisito


-       Creí que habías dicho que odiabas el dolor de los hanyou- Inuyasha estaba siendo bastante caprichoso, reprochándole las cosas que había dicho en el pasado. La verdad ya no le importaba nada el pasado; ni siquiera quería pensar en la madre humana de Inuyasha por la que el padre de ambos había dado la vida. No; solo quería quedarse en ese momento y en ese olor


-       Cualquier demonio que sienta este olor…va a querer hacer lo mismo que yo- dejó escapar sus pensamientos como palabras y por un momento Inuyasha se sintió amenazado. Por un momento solo pudo pensar en si mismo siendo atacado por cada demonio que se encontrara en el camino; por Koga –estuvo a dos pasos de vomitar al pensar en esa posibilidad- o quizás por –aquí viene la peor parte- Naraku.


-       ¿Cualquier demo…?- preguntó aún un poco sorprendido, interrumpiéndose al sentir como dos dedos más se introducían en su ano sin ningún aviso, y cerrando los ojos con fuerza, se apoyó en su hermano mientras se acostumbraba para seguir con aquella pregunta que se le hacía tan importante- ¿Cualquier demonio?


-       Cualquiera… -susurró Sesshumaru de manera erótica a su oído antes de sacar los dedos y abrirle las piernas un poco más, ubicándose entre ellas- Solo hay una manera de evitarlo…


-       ¿Cuál? ¡Dímelo!- Exigió dominante mientras obligaba al mayor a inclinarse


-       Que seas de otro demonio…es decir…de mi propiedad- Ambos se sorprendieron por igual ante aquellas palabras, pero no dijeron nada.


Se estaba volviendo posesivo de la nada. No se atrevía a decir que era porque amara a Inuyasha, sino más bien porque no quería que nadie más pudiese sentir el placer que él sentía al penetrar lentamente a Inuyasha; al sentirlo retorcerse suavemente bajo su cuerpo. Quería acaparar aquel rostro de placer solamente para sí mismo; que nadie viera jamás aquella dulce expresión de Inuyasha al encontrarse totalmente lleno por otro ser.


Lleno su pecho de latidos discordantes por el placer, llena su cabeza de pensamientos acerca de él, llenos sus oídos de gemidos, lleno su cuerpo por él…Sin un solo lugar en el que no estuviera él, quería tenerlo solamente para sí mismo, a aquel mitad demonio que cada vez le abría las piernas con más facilidad y le dejaba ahogarse en el aroma del placer sin ningún reparo…


-       Inuyasha…dime lo que sientes…- estaba completamente adentro, sintiendo aquellas paredes cálidas rodearlo. Inuyasha respiraba agitado, con los ojos fuertemente cerrados y las mejillas ardiendo-


-       Sesshumaru…está…adentro mío…- Trataba de decir Inuyasha haciendo un esfuerzo. Sesshumaru le había abierto bastante las piernas para poder entrar en él, así que le dolían un poco las caderas- se siente…caliente y duro…Yo…yo…


-       ¿Quieres seguir o no?- preguntó de manera bastante descarada. Sin importar las palabras de Inuyasha, el seguiría hasta el final…todavía sentía algunos restos de su semen de la noche anterior en el interior del cuerpo de Inuyasha


-       No me vas a...- “Tal y como creí que sería” pensó Sesshumaru pero entonces un par de palabras más le golpearon de improviso- No me vas a dejar a la mitad… ¡Joder, al menos termina lo que empiezas!


Tan terco incluso en esa situación en la que suplicaba ser acariciado por dentro y por fuera, le parecía tan simplemente excitante que tenía que empujarse más hacia adentro en aquel cuerpo tan estrecho y suave, tenía que clavar sus garras en la roca sobre la que había acostado a Inuyasha para resistir la tentación de correrse y así, empezar a moverse frenéticamente, escuchando aquellos gemidos que no se detenían.


-       Ah, ah…Sesshumaru, Sesshumaru…- Aquellos gemidos le tenían tan excitado como podía estar, mientras mordisqueaba la piel ajena, decorándola con más marcas rojas que sabía, se mantendrían allí por un largo tiempo…


-       Dime ni-san –replicó al escuchar la manera en que aquel nombre tan largo se atoraba en el garganta del menor, que solo buscaba algo que gemir…


-       Ni…san…- El sonido de algún riachuelo cercano opacó aquellas palabras dichas en baja voz, y Sesshumaru, desesperado en medio de aquel placer abrasador por escucharlas claramente, le abrió las piernas  y le beso de manera apasionada, penetrándole una vez más hasta el fondo, sintiendo aquel mutuo respirar del aire ajeno en un gemido antes de que Inuyasha se soltara algo contrariado y gritara al sentir una nueva penetración tan o más intensa que la anterior- ¡Ni-san!


-       Eso sonó lindo…- se atrevió a decir, mientras lamía los delicados labios del menor que con los ojos cerrados y la espalda estirada hacia atrás, se había resignado a los gemidos, quedándose quieto y con las piernas abiertas, recibiendo a Sesshumaru sin resistirse ni un poco


-       Ni-san, ni-san…- Repetía Inuyasha en los oídos de su hermano, pero parecía tan deshecho y abandonado como él- Me voy a…venir…


Sesshumaru no dijo nada, simplemente se salió por completo, giró a Inuyasha para dejarlo de espaldas a él y mordiéndole con fuerza uno de los hombros, lo penetró nuevamente hasta el fondo… Un doble gemido sincronizado anunció la llegada al clímax de los dos hermanos. Sesshumaru se levantó con toda la calma del mundo, limpiándose un poco antes de volver a arreglarse la ropa para irse…


-       ¡¿Te vas?!- Inuyasha gritó como un reproche al no poder moverse para detener a Sesshumaru o al menos para golpearlo, pero de alguna manera sonó como una pregunta. Se sentía agotado y su interior estaba lleno de semen espeso y húmedo, que le hacía sentirse ligeramente desagradable- ¡Te corriste adentro! ¡Mierda!


-       Es lo normal entre dos demonios- Replicó Sesshumaru acercándose a Inuyasha para morderle una de sus blancas orejas de perro- igual que dejar marcas…


-       ¡¡CÁLLATE LA BOCA!!- gritó frustrado- ¿A mí que me importa que sea una jodida tradición de los demonios o no? ¡Todos se van a dar cuenta!


-       Es la idea, bakka otôto- Murmuró Sesshumaru, que ya estaba bastante lejos y no parecía pensar en volver junto a Inuyasha- Para que todos sepan que eres de mi propiedad…


-       ¿Qué mierdas?- Inuyasha se levantó un poco antes de volver a caer, molesto al tener que simplemente ver la espalda de Sesshumaru alejarse, de la misma manera en que lo hacía desde que eran pequeños. Ni siquiera así había logrado alcanzarlo…


-       Volveremos a vernos…- “Una pareja” pensaron ambos en silencio, yendo cada uno por su lado, pero manteniendo aquel sentimiento formado por el aroma del deseo

Notas finales:

No me gustó ese final…uhm…creo que voy a cambiarlo eventualmente. Bueno, espero les haya gustado, y si es así me den algunas ideas para más fics de Inuyasha. Realmente no importa la pareja, estoy con muchos ánimos de hacer muchas cosas –tal vez incluso intente hacer un KogaXInuyasha xDDD- bueno, espero sus comentarios con mucha emoción, por favor, no olviden dejar alguno.


Cutebeast64 se despide


 


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