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Aunque no lo acepte...En mi mente estás tú por Kurume Quejicus Black

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Notas del capitulo:

Kurume = Holaaa...Disculpen qe no haya subido capitulos en estos dias...sucede q me pelee con mi mama y me han prohibido usar la laptop...pero ya aqi estoy..Celebrando un capitulo mas.

Kurume Black y Kurume Quejicus = Felicidades a ti...Felicidades a tii.

Kurume: TT_TT Gracias...Hoy es mi cumplee...hago 19 años...y saben qe..me encantaria qe como regalo me dejaran sus hermosos reviews y que sigan leyendo este fic :D

Gracias por leer y espero lo disfruten :D

CAPITULO 4.- AHORA ES CUANDO EL JUEGO COMIENZA.

 

 

 

-    Adelante.

 

-    Buenas tardes profesor Dumbledore, quisiera hablar… - Harry compuso una sonrisa un poco torpe, el chico sabía actuarlas bien. – Oh, buenas tardes profesor Snape. – El pocionista había girado la cabeza al oír su nombre, para así encontrarse con esos enormes ojos verde esmeralda que le sostuvieron una intensa mirada. – Que bueno que se encuentra aquí. Quería discutir algunas cosas con el profesor y entre ellas, lo incluyen a usted.

 

El viejo Slytherin desvió el contacto ocular que mantenía con su alumno, pues lo comenzaba a poner nervioso.

 

 

 

-    "¡Por Merlín! Esto es más que bueno. Definitivamente que lo voy a joder con esto." – Pensó el joven mientras entraba de lleno en el despacho del director para tomar asiento frente al escritorio de este. En cambio, el pelinegro gruñía y se removía inquieto en la silla continua a la que el moreno se disponía a ocupar.

 

 

 

-    Oh, Harry, qué bueno que viniste. Justamente hablábamos de ti. – Como siempre, Dumbledore ocupó un tono despreocupado y le dedicó una cálida sonrisa al joven mientras Severus gruñía. - ¿Un dulce de limón? – Ofreció el viejo, alcanzando un tazón con decorado de flores lleno de dulces que acercó al chico.

 

-    No gracias, profesor. – Respondió el Gryffindor devolviéndole una enorme sonrisa al director.

 

-    Bueno Albus, te dejo con el señor Potter. Yo tengo cosas que hacer. – Snape hizo ademán de levantarse, pero se detuvo al instante pues el director le hizo una seña con la mano para indicarle que tenía que quedarse ahí con ellos.

 

-    No, no, no, Severus. Aún no hemos terminado de hablar y, a decir verdad, prefiero acabar pronto con ambos asuntos pues tengo un juego de golf pendiente con el príncipe de Inglaterra. – Guiñó un ojo al chico y siguió diciendo. – Harry quiere hablar conmigo de un tema que te compete, y lo que tú me decías hace unos momentos lo  tiene que saber él. – Un extraño brillo en las gafas de media luna del anciano, hizo que Snape diera un extraño gruido. – Harry. – El chico dio un respingo al oír su nombre. - ¿Serías tan amable de decirnos de qué deseas hablar con nosotros?

 

El joven trató de componer una sonrisa a la atenta mirada de sus mayores, y dirigiendo su mirada únicamente al director, sintió como el pocionista le taladraba con odio el perfil. Entonces, con un tono demasiado nervioso, se dispuso a hablar (N/A. ¡OYE! Podrás tener el plan más maligno y bien elaborado pero si estás frente a la fría mirada de Snape, dime tú si no te pondrías con los nervios de punta.  ^_^ ).

 

-    Yo… - El chico titubeo un momento y comenzó a jugar con el borde de su túnica mientras que seguía diciendo con voz MUY nerviosa. – Quería saber si podríamos aumentar las horas de la clase de Oclumancia, pues siento que aún no lo domino completamente y…

 

-    ¡¿Completamente?! Potter, usted está tan cerca de dominar la Oclumancia como Longbottom de convertirse en Ministro de Magia. – Harry veía ahora a Snape y sin titubear dijo con una voz fría:

 

-    Pues por eso mismo me gustaría aumentar el número de horas de nuestras clases, señor. Necesito bloquear mi mente, cerrarla. Usted mismo lo ha dicho profesor. – Dijo dirigiéndose al director, mientras este abría un caramelo de limón. – Me han dicho que sería muy peligroso que Voldemort entrara en mi mente de nuevo ¿Acaso no es eso cierto?

 

-    Tienes mucha razón Harry. – El director se había llevado a la boca el caramelo y ahora lo saboreaba volteando a ver al pocionista. - ¿Tú qué opinas Severus? Para mí, Harry tiene tanta razón como la tienes tú. – Ambos hombres estaban perplejos al oír al director dándole la razón al otro. – Harry, antes de que vinieras, el profesor Snape me comentaba que al reunirse tres veces a la semana hace que se le dificulte preparar sus clases y revisar trabajos. Ahora que se acercan los TIMOS y EXTASIS, debe preparar clases más concisas para los grupos de quinto a séptimo; por lo que me pidió que redujera las clases a una o dos a la semana.

 

Harry estaba perplejo ¿Cómo era posible que Dumbledore le diera la razón a Snape?

 

 

 

Claro que nadie contaba con la astucia del joven Gryffindor. Tenía que enganchar y asegurar al profesor, y si era necesario tener dos clases a la semana, lo iba a aceptar, pero poniendo sus propias condiciones.

 

 

 

-    Profesor, – Estaba ansioso y emocionado. Mejor idea no pudo haber tenido, así que en cuanto los dos mayores dirigieron su vista hacia él, soltó su idea cual submarino un torpedo, sin previo aviso. – Puedo aceptar tener una clase entre semana. – Snape arqueó una ceja. Que el mocoso aceptara esa única clase sin rechistar no le hubiese sorprendido y hecho sospechar, si no fuera porque minutos antes había pedido un aumento de horas.– Pero con una condición.

 

-    A ver, Harry. – Animó el viejo. – Dínosla.

 

-    Tomare una clase entre semana, pero quiero otra clase durante el fin de semana. Así que quiero una clase durante el sábado entero.

 

-    ¡¿ESTÁS LOCO?! ¡¿Qué te hace pensar que estoy dispuesto a desperdiciar mis sábados en ti?! – Snape se había incorporado. No le gustaba para nada la idea del chico, ni la cara “inocente” que componía, y mucho menos la sonrisa triunfante del viejo director.

 

-    Harry, hijo. – Comenzó Dumbledore sin borrar esa obvia sonrisa de su rostro. – Me temó que eso sería casi imposible ya que los sábados tienen visitas a Hogsmeade, y los entrenamientos o partidos de Quidditch.

 

-    No se preocupe, profesor. Umbridge…

 

-    La profesora Umbridge, Harry. – Corrigió el más grande de los tres hombres.

 

-    Disculpe. La profesora Umbridge me ha expulsado del equipo de Quidditch junto con los gemelos Weasley, así que solo puedo ir a los partidos como un espectador más; en cuanto a Hogsmeade, también tengo prohibido ir, después de que “El Quisquilloso” publicara una entrevista mía donde contaba la verdad acerca del regreso Voldemort; y en cuanto a mis estudios para los TIMOS y las tareas, no habrá ningún problema ya que tendré cuatro tardes libres entre semana, sin mencionar las horas libres con las que cuento y el domingo entero. Es un plan perfecto profesor Dumbledore, aparte… No creo que el profesor Snape tenga o encuentre algo mejor que hacer si le estoy dejando tantos días libres para que prepare sus clases.

 

No podía creerlo, era imposible “Maldito mocoso” Pensó “Con esto, y a juzgar por la estúpida sonrisa que puso Dumbledore, lo ha convencido y no tendré escapatoria hasta que acepte…Es detestable y arrogante, igual que su padre.”

 

Por más que quiso y trató de negarse, el director logró que aceptara la oferta del chico (aunque a regañadientes). Pero haber aceptado no era lo peor, o no, sino tener que pasar un día entero con su estúpido alumno. ¿Cómo diablos iba a sobrevivir?

 

 

 

Molesto y hecho una furia, se retiró del despacho del director, azotando la puerta a su salida y sobresaltando a los dos hombres que se quedaban ahí platicando.

 

 

 

Después de conversar un rato más sobre asuntos como las clases, los TIMOS, Umbridge y Voldemort, el chico salió del despacho del director para dirigirse a la Sala de los Menesteres, donde ya debería de estar esperándole los miembros del ED, y efectivamente, al llegar comprobó que todos los integrantes del grupo estaban esperándole mientras conversaban, leían algún libro o repasaban algunos hechizos vistos en clases anteriores.

 

-    Buenas tardes chicos, disculpen por el retraso pero tuve que resolver un pequeño asunto. – Harry acababa de entrar y se posiciono al centro de la sala.

 

La reunión del ED transcurrió como cualquier otra, con hechizos y contra maldiciones volando de un lado a otro por encima de las cabezas de todos. Esos chicos eran el orgullo de Harry, pues en poco tiempo habían avanzado con creces.

 

El moreno se paseaba de un lado a otro de la sala, corrigiendo a todos y dándoles consejos para lanzar un hechizo más poderoso. Cuando llegó con Luna, lo único que pudo hacer fue sonrojarse, sonreírle y darse la vuelta para dirigirse al otro lado de la habitación.

 

 

 

Al fin de la clase, Ron y Harry despidieron a todos los chicos y le pidieron a Hermione que se adelantara mientras ellos limpiaban la sala, pero lo chica se negó hasta que Ginny y Luna le preguntaron acerca de una poción que Snape les había hecho realizar, y se fue con ellas explicándoles.

 

Al estar, al fin, completamente solos, ambos comenzaron a acomodar los libros y algunos cojines que habían quedado en el suelo.

 

-    ¿Y en qué quedaron? ¿Convencerá Dumbledore a la víbora grasosa de que te aumente las horas de clase?

 

-    No.

 

-    ¡¿QUÉ?! – Ron estaba perplejo. O podía creer lo que su amigo le decía. - ¡¿Cómo es eso posible?!

 

-    Es que Snape ya ha aceptado. – Un brillo en los ojos y una sonrisa demasiado malévola asomaron en la cara del chico. – Cuando llegué a la oficina de Dumbledore, él ya estaba ahí. Él quería reducir las clases, y yo aumentarlas, así que llegué a un acuerdo con el director y disminuiré las clases.

 

-    ¡Harry! ¿Eso cómo ayudara al plan? – El pelirrojo se sentó en el suelo, y el moreno lo imitó.

 

-    Porque solo iré a clase con él los martes por la tarde y el día completo del sábado.

 

-    Hombre ¡Pero si eres un genio!

 

-    Sí, así no descuidare al ED. – Entonces se dispuso a contarle todo, desde que oyó lo que hablaban el director y el pocionista detrás de la puerta, hasta como Dumbledore consiguió persuadir al Slytherin para que aceptar el trato del Gryffindor.

 

-    Harry, ¿Te das cuenta de lo que has logrado?

 

-    Sí camarada. Como bien dicen los muggles, “Maté dos pájaros de un tiro”. Conseguí joder a Snape y arruinarle sus sábados y conseguí un día entero de clases. – Y ante la asombrada mirada de su amigo, el ojiverde declaro con la voz más maliciosa posible. – Y ahora es cuando el juego comienza.

Notas finales:

Y que m dicen? Qe les parecio? Dioss...ya se acerca lo buenoo !! Qiero agradecer por sus reviews...y ya saben..si qieren contactarme busqenme en Facebook Como Kurume Quejicus Black..aparecen 2 cuantas..cualqiera d esas soy yo jaja xD

De vdd me encantaria q como regalo d cumpleaños me dejaran sus reviews por que cuando los leo les juro q soy la tipa enferma mental mas feliz del mundo jaja xD

Un saludo y q pasen buen dia.

Atte. Kurume Quejicus Black !!


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