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Aunque no lo acepte...En mi mente estás tú por Kurume Quejicus Black

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Notas del capitulo:

Kurume: Hola..aqi estamos de regreso con un nuevo capitulo

Kurume Black: Sii ha qedado muy bueno, ya lo ven q la Kurume es mala y deja en suspensooo!!

Kurume Quejicus: Si no las dejara en suspenso no seguirian leyendo...Sabias?

KB: ¬¬ Callate sabelotodo

Kurume: Bueno yaa...Solo qiero decirles qe a partir de este capitulo las dudas comienzan a rondar a ambos chicos y ya no estan seguros de qe todo vaya segun sus planes.

ESPERO QUE LO DISFRUTEN Y DEJEN SUS REVIEWS.

KURUME QUEJICUS BLACK

CAPITULO 6.- SALVADOS POR LOS POLVOS FLU.

 

 

 

 

-    Secreto hormonas ciertos días, como los martes, miércoles, jueves y, ahora, también los sábados; a cierta hora, durante los desayunos, comidas y cenas, cuando tengo clase con un profesor, me lo topo, hablo con él o de él; durante ciertas clases como lo son Pociones y Oclumancia; – Snape quiso moverse pero no pudo, el chico le había echado un hechizo de inmovilidad total para que no pudiese huir, así que acercó su cara lo más posible a la del profesor, que la mantenía gacha y escondida detrás de la cortina de cabello negro. – Pero más importante – Podía sentir el aliento del mayor, tan cálido y delicioso; olía bien, a menta, así que aspiró profundo y tranquilamente siguió. – Secretó hormonas con cierto profesor – El joven sintió un calor que le recorrió toda la espina dorsal y llegó a posarse en sus mejillas, provocando que se enrojecieran. – Usted.

 

 

 

En un extraño instante, ambas varitas cayeron al suelo, provocando un ruido seco y la movilidad del profesor. Los corazones de ambos hombres latían con fuerza, tanta que hacían eco en la sombría habitación; y lo mejor fue que cuando el pocionista levanto la vista, no pudo evitar sonreír al notar cuán sonrojado se encontraba el chico, el cual le devolvió la sonrisa pensando lo mismo que él.

 

Snape sonrió de nervios, de pena al ver quien le causaba el sonrojo y al notar que el joven Gryffindor se encontraba en la misma situación. Harry, en cambio, sonreía al ver sonrojado a su profesor y confirmar que su plan funcionaba, pero también lo hacía porque se sentía feliz.

 

 

El moreno retrocedió unos pocos pasos, acción que al profesor no le paso inadvertida, así que avanzó hacia él, clavando sus negros ojos como abismos en las dulces esmeraldas del más joven.

 

El mayor lo tomó del brazo, mientras que el otro componía una mueca de dolor y se acercaba un poco al mayor.

 

Estaban nerviosos, tenían un mal presentimiento y sabían que eso estaba mal, pero desconocían que el otro pensaba lo mismo.

 

Pensaban que el otro lo deseaba y quería algo más, que a la vez eso les ayudaría a joder al otro, aunque en ese momento lo que menos querían era eso, joderse; cosa que los ponía aún más nerviosos.

 

Harry dio el primer paso y se acerco a su profesor, acto que repitió este último. Podían distinguir su olor y el palpitar enfurecido del corazón del otro, sus alientos los abofeteaban, sus narices rozaban con la del otro, cerraron los ojos.

 

¡PUM!

 

-    ¡SEVERUS!

 

Abrieron los ojos espantados, buscando el lugar de donde provenía esa voz.

 

-    ¡Severus! – Una voz muy familiar para ambos retumbaba en la estancia. – Hombre, ¿Estás ahí?

 

Instintivamente, Snape empujo al chico, apartándolo de él y haciendo que cayera  de espaldas, golpeándose la cabeza, mientras que el pocionista se dirigía a la chimenea.

 

-    Lucius, ¿Qué quieres?

 

La cara de Lucius Malfoy asomaba por entre las llamas verdes en la chimenea del despacho del profesor, que a estas horas, ya estaba un tanto oscuro.

 

-    Severus, viejo amigo, necesito hablar contigo urgentemente, ¿te parece si pasó por tu despacho dentro de un rato más?

 

-    Lucius, no tengo tiempo para estar jugando.

 

-    Severus, esto no es un juego, necesitamos hablar. – La voz del hombre sonaba grave.

 

-    Está bien. Te espero aquí después de la cena.

 

-    Está bien. Hasta luego.

 

Y dicho esto, la voz de Lucius Malfoy se dejó de escuchar, y las llamas del fuego volvieron a su color natural.

 

En cambio, Harry se encontraba sentado en el frío suelo, donde había caído momentos antes. Se sobaba la cabeza, tenía un chichón del tamaño de una snitch. Haciendo un ruido sordo, el pocionista se dejo caer en el mullido sillón que se encontraba frente a la chimenea.

 

-    Potter, puedes retirarte.

 

-    Señor, yo…

 

-    Solo retírate, Potter, y ve a ver a la enfermera. Por lo que oí, te diste un buen golpe, no me sorprendería que quedaras más idiota de lo que ya eres de por si.

 

Sin decir nada más, Harry se levantó del suelo trabajosamente, recogió ambas varitas, dejando la de Snape a su lado sobre el sillón, y se acerco a la puerta para abrirla.

 

-    Con permiso, señor.

 

-    Propio, Potter.

 

Y sin decir más, la puerta se cerró detrás del moreno.

 

 

¿Qué fue todo eso?

 

Ambos hombres se encontraban aturdidos. Uno, desde un mullido sillón negro frente al fuego; el otro, recargado de espaldas en la puerta recién cerrada del despacho de su profesor. ¿Qué habría pasado si la cabeza de Lucius Malfoy no hubiese aparecido por entre las llamas de la chimenea? ¿Hubieran dado el siguiente paso?

 

 

Harry posó su mano izquierda sobre su magullado brazo para sobárselo. El pocionista lo había tomado con una fuerza sorprendente, le había estrujado el brazo pero no le había importado porque en un confuso instante se sintió extremadamente bien al contacto de ese hombre. Sonrió al recordar la escena, pero ese gesto desapareció rápidamente, dándole lugar a uno sombrío y lleno de incertidumbre.

 

Extrañamente, sintió su corazón estrujándose dentro de su pecho, como si redujera su tamaño al momento de recordar sus recientes actos. Lentamente, se llevó la mano libre (la otra aun sobaba su mallugado brazo) a un sitio bajo de su pecho, que comenzaba a escocerle un poco, sentía como un ardor; si su plan iba viento en popa, ¿Por qué se sentía así? ¿Sería la culpa? ¿Así se sentía el jugar con la gente para lastimarla?

 

Negando con la cabeza, soltó una fría risotada y se dirigió a su dormitorio, pues ya era hora de la cena y no tenía ganas de ir al Gran Comedor, más que nada para no toparse con sus amigos. Ese estúpido escozor ardiente lo estaba irritando.

 

-    Seguro que solo es un poco de agruras. Que tonto eres, Potter. – Después llamaría a Dobby para pedirle que le llevara un poco de yogurt y que se le calmara el malestar.

 

 

 

-    Severus, Severus, estás llegando demasiado lejos con esto de seguirle la corriente a Potter. – El hombre seguía sentado en su sillón y se frotaba la sien con ambas manos.

 

   “¿Y si esto no lo haces solo para seguirle la corriente?”

 

-    ¿A qué te refieres?

 

   “Al sueño que tuvimos el otro día con el chico.”

 

-    Eso no significo nada, estaba ebrio.

 

-    “Pero dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.”

 

-    Para empezar no soy un niño, y no tengo la mentalidad de uno; y para seguir, no soy un borracho.

 

-    “Pero estabas ebrio.”

 

-    Insisto, eso no quiere decir nada. Lo más seguro es que mi ebriedad me jugara una mala pasada y soñé una estupidez, una incoherencia muy desagradable en mi estado.

 

-    “Creo que cuanto más lo dices, menos te lo crees y cada vez te vas sintiendo menos convencido de esas palabras.”

 

-    ¿Cómo lo sabes?

 

-    “Es que me lo dijo el vecino... ¬¬ .”

 

-    ¬¬ …

 

-    “Soy tu conciencia, es obvio que lo sé. ¿Sabías que los sueños son representaciones visibles que mantienes inconscientemente al dormir, ya sea de profundos deseos o temores?”

 

-    ¿Intentas decirme que o quiero besar a Potter, o tengo miedo de que me bese?

 

-    “Ah Severus, que detallista y bien fijado eres.”

 

-    ¿Entonces la respuesta es una de esas dos?

 

-    “Deberías aprender a observar mejor, medita en tu sueño. Ya sea que te guste o lo detestes, para serte sincero no estoy seguro de lo que sentimos por él. Lo que sí sé es que aún sigue siendo un mocoso egocéntrico.”

 

-    Tienes razón con lo último, pero si tú eres yo, deberías saber lo que siento por él y el significado de ese sueño tan absurdo.

 

-    “Tengo mis sospechas, unas muy grandes que probablemente sean ciertas, pero no quiero asegurar nada aún hasta estar completamente seguro. Aparte, no quiero darte todas las respuestas y dejártelo todo fácil, el chiste es que tú lo descubras.”

 

-    ¿Qué diferencia hay entre que me digas tus sospechas y que yo lo descubra?

 

-    “Que siento que ya lo sospechas, y no quiero privarte de nuevas emociones y experiencias.”

 

El hombre quedó en silencio, sorprendido ante tales declaraciones de su parte.

 

Se  levantó de su asiento y se dirigió al gran comedor pensando que a partir de ahora se tomaría su tiempo con el Gryffindor para saber qué se traía entre manos y lo que pensaba de él (aparte de que era un inepto en sus clases, un chico grosero e insolente sin modales y una gran molestia para cualquiera). Estaba decidido, llegaría al fondo de todo eso pero sin bajar tanto la guardia como en los minutos anteriores, cuando tuvo al chico cerca pues se comportó como un adolescente, dejo de pensar y actuó por instinto llegando al punto de casi besar a su alumno.

 

Al llegar al Gran Comedor, ocupó su asiento y comenzó a platicar con McGonagall de pequeñeces escolares. En un instante en el que llevo la mirada a su plato, pasó rápidamente los ojos por la mesa de Gryffindor buscando esos enormes ojos verdes y esa cabellera revuelta, pero después de unos segundos se rindió pues vio a los amigos pero no al chico, y sin darle más importancia al asunto, no volvió a posar su vista por esos rumbos.

 

 

En su cama adoselada, se encontraba un joven en pijamas que se había saltado la cena para no dar explicaciones a sus amigos. Se sentía raro, no enfermo como pensó cuando salió de aquel despacho, pero se dio cuenta de que quería repetir la escena que había vivido con su profesor y es lo confundía horriblemente. ¿Era eso normal durante las venganzas? ¿Querer repetir las escenas donde ponía en marcha su plan y disfrutaba cada minuto? ¿Estaba traicionando a su amada Luna?

 

Una cosa si era muy cierta y segura, no le diría nada a sus amigos. Lo que sucedió en el despacho de Snape no debía saberlo nadie más que el profesor y él mismo ya que era demasiado vergonzoso ¿O era demasiado íntimo?

Notas finales:

¿Qe les ha parecido? A mi me ha gustado bastante...Reconocen ese sentimiento que tiene Harry al salir del despacho?

A mi asi me sucede cuando le hago algo feo a alguien qe qiero mucho, o qe le veo sufrir...Se me estuja el corazon (No me dan agruras)

Harry dice q es un escosor qe arde, per en realidad es un calor d esos que te ponen nerviosa...qe te inundan el pecho al saber q lo qe haces esta mal pero quieres seguir haciendolo.

La pregunta es...Harry qiere seguir haciendolo por que?

O.o Proxima actualizacion...el dia Viernes sin falta !! :D

Las qierooo y gracias por sus reviews..d vdd entre mas me manden mas pronto publico :D asi q si qieren antes del viernes el capitulo...avisen en sus reviws :D vivo de uds y sus comentarios y criticas

Las qieroo ! Un saludoo y muchos cariños para todas :D

Atte. Kurume Quejicus Black


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